De Derecha Diario
Las medidas que permitían a trabajos y universidades tomar afroamericanos por sobre blancos o asiáticos a pesar de tener menos aptitudes para el cargo pasan a ser inconstitucionales y se deroga su despenalización de 1978.
La Corte Suprema de los Estados Unidos, con seis miembros conservador que dejó Trump, hizo valer su mayoría y por 6 votos contra 3 declaró inconstitucional a las “acciones afirmativas” y las medidas de “discriminación positiva”, que hace décadas permiten darle una ventaja a grupos “oprimidos” en empleos o admisiones universitarias.
Desde 1978 con la decisión Bakke v California, las escuelas, universidades y empresas en Estados Unidos podían implementar cupos raciales o incluso justificar una contratación o admisión por cuestiones raciales por encima de las aptitudes.
Esto llevó a un masivo programa en todo el país donde se le dio prioridad a afroamericanos por sobre blancos para este tipo de aplicaciones laborales o estudiantiles, llevando a situaciones insólitas donde se contrataba o admitía a personas afroamericanas con menos aptitudes para el trabajo o la carrera.
Los republicanos se venían oponiendo a este tipo de medidas hace medio siglo, y argumentaban que había destruido la meritocracia en Estados Unidos y violaba la Constitución, y así lo vio esta vez la Corte Suprema que derogó su decisión de hace 45 años.
La Cláusula de Igual Protección de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución Nacional ordena que ningún estado “negará a ninguna persona dentro de su jurisdicción la igual protección de las leyes”. La Corte Suprema siempre ha reconocido que la promesa central de la Cláusula de Igual Protección es prohibir leyes y políticas públicas que discriminen por motivos de raza, como la mencionada “acción afirmativa”.
Si bien la Decimocuarta Enmienda se aplica solo a los gobiernos estatales, que incluye universidades públicas estatales y locales, el Título VI de la Ley de Derechos Civiles de 1964 también extiende la discriminación racial a las instituciones y empresas que aceptan dinero de impuestos federales, como subvenciones y ayuda para la matrícula. Eso se aplica a casi todas las universidades privadas y grandes multinacionales.
Si bien por décadas nadie se animó a poner en tela de juicio la acción afirmativa, un “derecho adquirido” por parte de los demócratas, recientemente la organización Students For Fair Admissions, que trabaja para evitar que los estadounidenses sean discriminados en las admisiones universitarias, presentó una serie de demandas contra escuelas públicas y privadas por este tema.
La Corte Suprema eventualmente tomó dos de estas más de diez demandas presentadas: una contra la Universidad de Carolina del Norte (UNC) y otra contra la prestigiosa Universidad de Harvard.
La Corte Suprema sostuvo por 6-3 que la acción afirmativa de la UNC es inconstitucional y luego sostuvo el histórico fallo en una votación 6-2 con respecto a la misma política aplicada en Harvard, donde la jueza demócrata Ketanji Brown Jackson se recusó de la votación por ser graduada de dicha institución.
El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, quien a pesar de ser republicano es ocnsiderado un moderado y ha votado en múltiples ocasiones con la izquierda, esta vez tomó el liderazgo en esta decisión y escribió la opinión de la mayoría.
“La Constitución se ocupa de la sustancia, no de las sombras, y la prohibición de la discriminación racial se dirige a la cosa, no al nombre. Un beneficio para un estudiante que superó la discriminación racial, por ejemplo, debe estar vinculado al coraje y la determinación de ese estudiante. O un beneficio para un estudiante cuya herencia o cultura lo motivó a asumir un papel de liderazgo o alcanzar una meta particular debe estar vinculado a la capacidad única de ese estudiante para contribuir a la universidad. En otras palabras, el estudiante debe ser tratado en base a sus experiencias como individuo, no en base a su raza“, escribió el juez supremo Roberts.
Y concluyó: “Muchas universidades han hecho durante demasiado tiempo justo lo contrario. Y al hacerlo, han concluido, erróneamente, que lo que define la identidad de un individuo no son los desafíos superados, las habilidades desarrolladas o las lecciones aprendidas, sino el color de su piel. Nuestra historia constitucional no tolera esa elección“.
La acción afirmativa había generado enormes disparidades respecto al nivel académico de los alumnos según su raza en las universidades. Esto llevó a que, por ejemplo, los estudiantes blancos, indios y asiáticos tengan menos posibilidades de acceder a una universidad a pesar de tener mejor resultados en los exámenes de ingreso que los estudiantes afroamericanos.
Harvard, una de las instituciones que más ha aplicado la acción afirmativa a lo largo de las últimas décadas, había llegado a tal punto que un reciente estudio reveló que un estudiante afroamericano en el percentil 50 de su índice académico tiene más probabilidades de obtener la admisión que un estudiante blanco en el percentil 90.
La situación es incluso más insólita con los estudiantes asiáticos, quienes tenían menos posibilidades de ingresar a una universidad que un estudiante afroamericano en el percentil 40 estando en el percentil 100, o sea el mejor resultado posible.
En otras palabras, a lo largo del estudio se registraron casos donde incluso cuando un estudiante asiático obtuvo el resultado perfecto en sus exámenes de ingreso, no fue admitido y un afroamericano con menos de la mitad de sus resultados positivos, sí.