Miles de manifestantes marcharon contra la construcción de infraestructuras de almacenamiento de agua en el municipio de Sainte-Soline, en el centro-oeste de Francia este sabado.
Los opositores denuncian que estos estanques dejan un recurso tan esencial como el agua en manos de la agroindustria, mientras que sus promotores aseguran que son esenciales para luchar contra la sequía en verano.
6.000 personas, según las autoridades, y 25.000, de acuerdo a los organizadores, estuvieron presentes este sábado en Sainte-Soline, para reivindicar su rechazo a la construcción de mega-cuencas de agua que el Gobierno francés está ayudando a construir en la zona.
Las autoridades desplegaron en un gran operativo cerca de 3.000 policías, luego de que en marchas anteriores contra los depósitos se produjeran enfrentamientos entre policías y manifestantes. No obstante, el resultado fue el mismo: más enfrentamientos.
De acuerdo a las autoridades, un millar de los presentes eran activistas “radicales” que incluso han llegado de países vecinos como Italia, Suiza y Alemania.
De acuerdo a la gendarmería, antes de iniciar la manifestación, los agentes incautaron cuchillos, tirachinas, productos incendiarios, hachas, entre otros, y se detuvo a 11 personas, de las cuales siete permanecen en custodia policial.
Los organizadores de la manifestación son grupos ambientalistas: Bassines non merci (No a las reservas de agua ), el movimiento ecológico de revueltas por la tierra (Mouvement écologiste des Soulèvements de la Terre) y la confederación de agricultores (Confédération paysanne).