De Alt Media
Carolina, historiadora del arte y activista por los derechos humanos en Cuba, fue curadora en la bienal de arte de La Habana, llevó muestras internacionales a su país de orígen, pero nunca logró un cargo docente en la universidad por sus críticas al régimen.
Se sumó al grupo 27N de artistas e intelectuales que comenzaron a demandar por la libertad de expresión y de creación artística luego de la última escalada represiva en 2020 y que se extendió al año siguiente a manifestaciones masivas en reclamo de democracia como nunca se habían visto en la era de los Castro, informó Infobae.
Carolina soportó el acoso y amedrentamiento personal durante meses, pero el 31 de enero último, cuando se juntó frente a un tribunal con un grupo de activistas y madres de presos políticos para dar apoyo a jóvenes y menores de edad arrestados durante las protestas masivas del 11 de julio que estaban siendo juzgados, fue detenida con violencia por última vez.
En la estación de policía le intimaron a dejar el país en 48 horas o iban a procesar a doce de las madres que habían estado en la manifestación. Ante esa extorsión, decidió marcharse de la isla e instalarse en España.
Desde su exilio asegura: “Esta ha sido la cumbre de la sociedad civil. Las dictaduras no fueron invitadas en una decisión acorde a los principios de la carta democrática de las Américas que pudo eludir el chantaje. No ceder y mantenerse firme con los principios de la democracia por encima de intereses económicos y políticos es lo mas coherente en un momento de ascenso del autoritarismo global”, afirma. “Nadie excluyó a Cuba, Nicaragua y Venezuela”, insiste, “se han excluido a sí mismas de la cumbre de líderes por su comportamiento”.
Y afirmó, «los presidentes que apoyan a los tiranos se retratan a sí mismos».