El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, creará un nuevo sistema de medios para manejar los contenidos y el gasto en propaganda, recordando así la “hegemonía comunicacional” chavista.
Gabriel Boric asumirá el Poder Ejecutivo chileno el próximo 11 de marzo, amparado por la coalición Frente Amplio, el Partido Comunista y la Federación Regionlista Verde.
Tal vez una de las mayores coincidencias entre estas tres agrupaciones es la postura negativa frente a la libertad de prensa. El líder del Partido Comunista y uno de los nombres que más suenan para el Ministerio del Interior, Daniel Jadue, tiene como punta de lanza en su agenda una Ley de Medios, que buscaría regular lo que los medios pueden publicar sobre el Gobierno.
Por su parte, Gabriel Boric aplaudió en múltiples ocasiones la Ley de Comunicación ecuatoriana que implementó Rafael Correa en 2013, y que fue por suerte derogada por Guillermo Lasso este año. Esa ley era una mordaza a la prensa local, ya que le daba la potestad al Estado a imponer multas por el contenido publicado, y regulaba la entrada de información de la prensa extranjera.
El presidente electo prometió en campaña una importante reforma de los medios de comunicación. No tan extrema como la que propuso Jadue en las primarias (y habrá que ver si Jadue no termina dictando la política del gobierno en este y otros temas), pero preocupante al fin.
El propio plan de gobierno actualmente en la página web del candidato ganador plantea el desarrollo de un nuevo sistema de medios públicos (NSMP); fuertes subsidios a medios regionales afines al Gobierno; y la creación de un regulador convergente.
El NSMP estará conformado por cuatro medios multiplataforma: uno informativo, uno cultural, uno dedicado a niños, y uno que sea representativo de los pueblos originarios y tribal afrodescendientes en sus propias lenguas. En este sentido, se inspira en la postura frente a los medios que tomó kirchnerismo en Argentina después de que fallara la Ley de Medios de Cristina en el Congreso: crear un fuerte conglomerado estatal de medios que le compita a los grandes medios nacionales.
La otra línea de acción de su plan consiste en crear un nuevo regulador convergente: el Consejo Regulador de las Comunicaciones (CRC), que absorbería al Consejo Nacional de Televisión (CNTV) e incorporaría atribuciones sobre la industria radial y de telecomunicaciones.
De esta manera, sin la necesidad de aprobar una Ley de Medios como quiere Jadue, Boric podrá dar y quitar licencias a discresión, controlar lo que se dice en los programas radiales y televisivos y aplicar su impronta ideológica a su contenido.
“Crearemos una nueva institucionalidad reguladora de las comunicaciones con perspectiva de género, con una gobernanza pluralista y competente, basada en un único ente convergente que pueda hacer frente a la creciente complejidad del sistema medial, con medios que abarcan diversas plataformas… Velará por el pluralismo interno y externo en las distintas plataformas, sancionando vulneraciones tanto de los valores democráticos como del derecho a la competencia”, sostiene el documento oficial.
A fines de octubre, en plena campaña, Diego Pardow, coordinador programático de Apruebo Dignidad, adelantó que un eventual gobierno de Boric tendría un organismo que “controlaría y eliminaría la información falsa“.
En entrevista con El Mercurio, Pardow sostuvo que “más allá del nombre hay un problema con la manera en que circula la información falsa”. Y aseguró: “Creemos que la libertad de prensa es fundamental para la democracia y los medios independientes son muy importantes, pero si es necesario hacer un diseño institucional con frenos y contrapesos, estamos dispuestos”.