De ABC
«Estoy profundamente preocupado de que España haya tomado puntos de vista que están fuera de la democracia y las provisiones de derechos humanos que esperamos de un aliado de la OTAN». Estas son las palabras con las que el presidente de la Comisión de Exteriores del Senado de Estados Unidos se ha referido al Gobierno español para referirse a su política latinoamericana. Lo hizo durante la vista de confirmación de la elegida por Joe Biden para ser embajadora en España.
El senador demócrata Bob Menéndez ha pedido directamente a la nominada para embajadora, Julissa Reynoso, que se centre en revertir esas tendencias que ha descrito como antidemocráticas del ejecutivo español para con América Latina.
Reynoso, en su turno de respuesta, ha asentido. «Dada mi trayectoria en América Latina y el Caribe, estoy bastante familiarizada con la mediocre presencia y política de España frente a algunos de estos países, principalmente Cuba y Venezuela, y Nicaragua, debería añadir también. De ser confirmada, mi objetivo será trabajar de forma bilateral con España. Obviamente dada su presencia y su importante papel en la UE con respecto a América Latina y el Caribe, les exhortaré a ser mucho más claros y transparentes y a mantener el mismo estándar en términos de rendición de cuentas con respecto a las violaciones de derechos humanos y la falta de libertad y transparencia en Cuba y Venezuela como en otros países».
Finalmente, Reynoso ha dicho: «Creo que España puede hacer mucho más». La nominada es en la actualidad jefa de gabinete de la primera dama de EE.UU., uno de los puestos con más influencia en la Casa Blanca, por su cercanía a los Biden. Antes fue embajadora en Uruguay y durante la administración Obama fue subsecretaria de Estado Adjunta para Iberoamérica en el departamento de Estado, donde se centró en políticas de seguridad para Centroamérica y el Caribe.
Críticas insólitas de demócratas y republicanos
Lo relevante de la vista de confirmación fue el consenso de demócratas y republicanos sobre el alejamiento del Gobierno español de los principios de democracia y derechos humanos en América Latina, tal y como dijo Menéndez.
Es muy poco común, insólito, que haya senadores que se expresen de este modo sobre un aliado histórico y miembro de la OTAN. Menéndez y otros compañeros legisladores se han manifestado extremadamente preocupados por que el gobierno de Pedro Sánchez se negara en julio a firmar un comunicado de condena a la dictadura cubana por la represión de manifestantes a favor de la democracia en la isla. Este diario reveló que el propio presidente Biden trató esas negativas de España durante una reunión con líderes cubanos mantenida en la Casa Blanca a primeros de agosto, en la que también estuvo el senador Menéndez.
Este senador dijo en la comisión de Exteriores, reunida este martes: «Estoy profundamente preocupado al ver las acciones [de España] en lo que respecta a Cuba y su falta de voluntad para unirse a nosotros en aquella declaración global. Me parece que los españoles se preocupan más por sus hoteles e inversiones que por la democracia y los derechos humanos [en Cuba]. Me preocupa ver qué papel están jugando los españoles también en Venezuela, que es un cáncer en el continente americano. Y podría seguir hablando de otros lugares también, porque los españoles no han sido próximos a nosotros, y no solo es que no sean próximos, sino que parecen ser nuestros contrarios en nuestro propio continente».
Queda claro así que la frialdad del gobierno estadounidense hacia Sánchez, aun después de que Biden y los demócratas ascendieran al poder, tiene raíces en la política de Sánchez y sus socios de Podemos hacia las dictaduras americanas. Y no es que Menéndez sea alguien en los márgenes de la política estadounidense. El demócrata es hoy en día uno de los legisladores con mayor poder en Washington, sobre todo en política exterior. Sus ancestros emigraron de España a Cuba y de ahí, a EE.UU., y tiene línea directa con la Casa Blanca y con Biden, con quien sirvió en el Senado dos años. Biden, de hecho, presidió esta misma comisión de Exteriores, como Menéndez, antes de ascender a la vicepresidencia en 2009.
El también demócrata Tim Kaine, que presidió como Menéndez el Consejo España-EE.UU., repitió esas críticas al gobierno español, como hizo Chris Murphy, del mismo partido. Este último le dijo a Reynoso: «España se negó a firmar una declaración impulsada por EE.UU. sobre la represión de las protestas en Cuba, y en su lugar decidió encabezar una declaración de la UE que expresaba su preocupación por la represión de esas protestas. Pero, como era de esperar, pedía una flexibilización de las restricciones externas para promover reformas en Cuba».
Reynoso respondió: «Con respecto a cómo [España] maneja sus asuntos con Cuba, hemos tenido diferencias importantes. Ha sido mucho más tolerante, por así decirlo, con determinadas acciones del gobierno [cubano] y fomenta un diálogo más sólido del que hemos estado dispuestos a entablar. En julio, cuando hubo importantes protestas en Cuba, nosotros y el secretario [de Estado Antony] Blinken lideramos un esfuerzo para que países aliados de todo el mundo firmaran esa declaración. Y España lo rechazó».