A partir de este fallo, se descarta la teoría de los lobos solitarios yihadistas, y puede considerarse que la República Islámica de Irán realizó en la década del 90′ dos ataques contra la Nación Argentina.
La Cámara Federal de Casación Penal sentenció este jueves tras años de investigaciones que el ataque contra la Embajada de Israel en marzo de 1992 y la bomba que hizo explotar la sede de la AMIA el 18 de julio de 1994 fueron planificados por Irán y ejecutados por el grupo terrorista Hezbolá.
“Los ataques respondieron a un designio político y estratégico de la República Islámica de Irán y ambos atentados fueron ejecutados por la organización terrorista Hezbollah», lee el fallo, que a su vez, sostiene que la voladura de la AMIA fue un crimen de “lesa humanidad” y abrió la puerta para que la Argentina demande formalmente a Irán.
Se trata de una resolución clave en el marco de la causa AMIA, cuyo atentado cumplirá 30 años. La sentencia, dictada por los jueces Carlos Mahiques, Diego Barroetaveña y Angela Ledesma, incluye una trascendente definición sobre el derecho a la verdad de las víctimas y sus familiares, y la posibilidad de que demanden a los responsables, entre ellos, al Estado Islámico de Irán.
Casación se pronunció sobre los alcances del delito terrorista internacional yihadista, y estableció que Irán es, ante los ojos de la justicia argentina, un Estado terrorista, debido a que ambos ataques fueron organizados, planificados, financiados y ejecutados por integrantes de organizaciones que reportan orgánica, funcional e ideológicamente al Estado iraní.
El actual dictador iraní, Ali Jamenei, asumió al frente del régimen teocrático en 1989, y estuvo en última instancia detrás de los ataques. El Ayatolá sigue vivo y al frente de Irán, por lo que la Argentina podría buscar una demanda formal ante los órganos judiciales de las Naciones Unidas.
Los atentados fueron ataques de Irán a la Argentina
De esta manera, queda asentado que los atentados que sufrió la Argentina no fueron golpes de grupos independientes si no que fueron ataques de una nación a otra, por lo que puede considerarse que Argentina fue atacada por Irán en la década del ’90.
El primer ataque ocurrió el 17 de marzo de 1992. A las 14:47 voló el edificio de la calle Arroyo 916 donde funcionaba la sede de la Embajada de Israel. La Policía informó inicialmente de 29 muertos, pero en la causa pudieron confirmarse solo 22 fallecidos: nueve empleados y funcionarios de la Embajada, tres albañiles y dos plomeros, un taxista y tres peatones, un sacerdote de una iglesia vecina y tres ancianos que se alojaban en una residencia a pocos metros. Sus nombres quedaron retratados en una placa en la plaza seca que se levantó en el lugar del ataque.
Dos años después, el 18 de julio de 1994, a las 9:53, ocurrió el segundo ataque. Un coche bomba subió a la vereda e impactó contra el frente del edificio de la AMIA, en Pasteur 633. La camioneta Trafic llevaba en el furgón, entre los asientos y el buche de las ruedas traseras, una combinación de nitrato de amonio, un hidrocarburo pesado, trinitrotolueno (T.N.T.) y nitroglicerina. La carga explosiva fue similar a unos 300 o 400 kilos de TNT y el atentado mató a 85 personas, el más sanguinario de la historia en suelo argentino.