Luego de un acuerdo de cese al fuego entre Ucrania y Rusia negociado por Donald Trump, su salida de la Casa Blanca allanó el camino para que Putin vuelva a poner en la mesa sus ambiciones expansionistas en Europa.
Esta semana Rusia bombardeó la región de Donbass, en Ucrania, resultando en la muerte de 4 soldados ucranianos y poniendo a los dos países al borde de una guerra.
Según el presidente de Ucrania, Volodomir Zelensky, Putin ha estado reforzando la frontera entre Luhank y Donetsk y le advirtió a Estados Unidos que la inteligencia local asegura que una invasión rusa es inminente.
Fuerzas separatistas dentro del territorio ucraniano, financiadas por el Kremlin, han estado llevando a cabo una guerrilla contra el Ejército nacional buscando generar un conflicto que lleve a la intervención directa de las Fuerzas Armadas rusas, bajo la excusa de que son los mismos ucranianos que quieren anexarse a Rusia.
«La escalada actual de Rusia es sistémica, la más grande de los últimos años«, dijo el Ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, en un comunicado. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) registró cientos de violaciones del alto el fuego en los últimos días, incluidas 493 solamente el día 26 de marzo.
Desde la llegada de Joe Biden al poder, el presidente ruso Vladimir Putin ha entendido que volvió la debilidad política al gigante norteamericano y está probando nuevamente su suerte en sus intenciones expansionistas sobre el territorio ucraniano.
Biden llamó a Zelensky ayer por la noche y se comprometió a defender a Ucrania, aunque en el pasado ha fallado en hacer cumplir estas promesas. El Secretario de Prensa del Pentágono, John Kirby, dijo que Estados Unidos estaba al tanto de las escaladas rusas en la frontera y que están analizando con la Secretaría del Tesoro aplicar nuevas sanciones económicas contra el gabinete de Putin.
En 2014, durante el gobierno de Obama y Biden, Putin invadió la Península de Crimea y le quitó este crucial territorio lleno de petróleo a Ucrania. El ex gobierno demócrata había prometido defender a los ucranianos de las aspiraciones imperialistas de Rusia, pero llegado el momento, no se animaron a hacer nada. Probablemente Putin sospechaba que la Casa Blanca de Obama no haría nada al respecto y por eso se animó a realizar ese avance territorial.
Desde entonces, han habido pequeñas guerrillas y escaramuzas entre las Fuerzas Armadas de Ucrania y grupos separatistas que responden a Putin, concentrándose a lo largo de la frontera este de Ucrania, donde el Ejército ruso se ha desplegado totalmente y aspira a quitarle todo otro pedazo de territorio al Estado ucraniano.
Durante el gobierno de Donald Trump, esta situación había quedado en pausa, y se dice que el ex presidente estadounidense había negociado con Putin quitar sus tropas de Siria a cambio de la desmilitarización de la frontera ucraniana.
Pero la pronta vuelta de Biden al poder revirtió estos planes, y Putin en pocos meses volvió a reforzar sus posiciones y los medios locales en Ucrania aseguran que Rusia se está preparando para una invasión a gran escala a la región de Donbass.
La región de Donbass está en una cuasi-guerra civil desde 2014 entre el Ejército ucraniano y fuerzas separatistas financiadas por Rusia.
Rusia argumentó que tiene derecho a mover sus tropas dentro de su territorio, aunque sea pegado a la frontera con Ucrania. «No debería preocupar a nadie y no representa una amenaza para nadie«, dijo el jueves el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. .
Sin embargo, el canciller ruso Sergey Lavrov advirtió ayer que cualquier intento de iniciar un nuevo conflicto militar en la región de Donbass podría resultar en la «destrucción» Ucrania en manos de Rusia.
«La mayoría de los militares en Ucrania comprenden que cualquier acción que pueda generar un nuevo conflicto puede resultarles fatal. Tengo muchas esperanzas de que los militares no se dejarán impulsar por los políticos, quienes, a su vez, quieren de Occidente una respuesta, empezando por Estados Unidos«, dijo Lavrov.