Por Diego Márquez, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela.
Para comenzar a hablar del tema es necesario definir el concepto que conocemos por «meritocracia», ¿A qué nos referimos cuando hablamos de meritocracia? En palabras simples, se puede decir que es un sistema que se basa en la recompensa del talento y el esfuerzo humano, por tanto, negar la meritocracia es negar todos los avances del mundo libre.
¿Por qué hago tal afirmación? Basándonos en el conocimiento actual de la vida, la superación del ser humano en contra la naturaleza, no se demuestra otra cosa que la capacidad de la mente y el esfuerzo del trabajo son necesarios para poder sobrevivir en el mundo. De esa manera, por ensayo y error, el éxito de muchos derivó en el levantamiento la civilización, tal y como la conocemos hoy en día.
El apalancamiento y/o la suerte que pudieron tener algunos libremente, se debe al mérito que pudieron tener sus antepasados. En ese sentido, el ingenio y esfuerzo tratan de prevalecer y sostenerse. No obstante, la meritocracia suele ser criticada precisamente por quienes tratan de borrar los logros anteriores de una persona; apelando a la clase social, lo tachan de suerte y no de un trabajo y esfuerzo.
En otras palabras, un padre planta un árbol para que un hijo goce de su sombra, pero el mérito anterior traspasa a la siguiente generación, en una sociedad libre el sistema es justo por excelencia, porque solo con el talento y la perseverancia humana (y a veces un poco o mucho de suerte) es de esperar una recompensa.
Por ello, personalmente creo en la meritocracia, el trabajo, el esfuerzo, es una virtud que no todos saben emplear. Y para ilustrarlo apelaré a la experiencia personal: soy de Venezuela, un país en donde el trabajo y el esfuerzo, donde por el simple hecho de trabajar y ganar más que otros por una labor noble como lo es contribuir para el mercado, se hace prácticamente imposible por la presencia garrafal que tiene el estado venezolano, que se entromete en la vida del individuo e impiden su progreso como personas, abarcando todos los aspectos importantes de su vida. En resumen, no hay libertad, hasta llegar al punto en donde la gran mayoría trata de sobrevivir con esfuerzo y trabajo, pero las recompensas otorgadas en un sistema represivo y entrometido en la vida individual no genera mayores recompensas y vemos como el mérito se vuelve en una distorsión del término el trabajo y talento, que se hacen nada, pues estar de la mano con el estado lo es todo para conseguir el éxito.
Este sistema, un proyecto que se vende como algo noble, es el atraso total de la humanidad, salimos de las monarquías con un cambio radical y libre del ser humano, en donde fue un avance para la humanidad, dando como ejemplo la era de las revoluciones industriales e innovaciones del mundo libre, un fenómeno que aparece en los países libres de Europa y posteriormente extendiéndose por el resto de los continentes, pasando por llegar a tal nivel de innovación como hoy en día es un logro de aquellos sistemas libres que abogan por la recompensa del talento humano y su esfuerzo es un sistema de libertad, y es moralmente justo porque se recompensa el esfuerzo, inteligencia o cualquier cualidad humana que se trate de llevar a su máximo punto para dar una mejor opción o soluciones a problemas, para llegar a un sistema donde la involución impera.
El éxito de muchos deriva en su comportamiento sus relaciones con otros, el arte de las relaciones humanas, poner el mérito solo como trabajo físico enfocado a determinada acción sería bastante reduccionista, lo ideal es aplicar todas las cualidades del ser y que este pueda manifestarlas sin ningún tipo de impedimento, porque el estado no se pondrá en medio para arruinarle la vida, y así que el talento que algunos tienen se ve perjudicado por cuestiones de interés dentro de su contexto social, político o económico.
Si bien es cierto que hay quienes no nacen con las mismas oportunidades y tienen menos posibilidades de avanzar, esto varía dependiendo el contexto de libertad que exista en su zona de procedencia, no es lo mismo nacer en condiciones de pobreza en un país como Venezuela, a nacer en condiciones similares en un país como los Estados Unidos. La respuesta es que, a comparación de un sistema libre a otro en donde el estado está altamente presente en la vida del ciudadano, la cuestión es que indudablemente el talento y el esfuerzo humano se valora más en un país como los Estados Unidos que en Venezuela; los venezolanos debemos entender que solo optando por el camino de la libertad es que podremos realmente ser valorados por nuestro ingenio y nuestras cualidades porque tendremos más oportunidad, de salir de la pobreza.
En vista de los hechos descritos anteriormente, no cabe duda que la respuesta a nuestros problemas como país es la libertad, el querer crecer, el querer avanzar e innovar solo se podrá cuando “en Venezuela, después del socialismo, seamos libres”.