Meritocracia como estructura de ascenso para sociedades exitosas

Por Diego Márquez, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela.

Para comenzar a hablar del tema es necesario definir el concepto que conocemos por «meritocracia», ¿A qué nos referimos cuando hablamos de meritocracia? En palabras simples, se puede decir que es un sistema que se basa en la recompensa del talento y el esfuerzo humano, por tanto, negar la meritocracia es negar todos los avances del mundo libre.

¿Por qué hago tal afirmación? Basándonos en el conocimiento actual de la vida, la superación del ser humano en contra la naturaleza, no se demuestra otra cosa que la capacidad de la mente y el esfuerzo del trabajo son necesarios para poder sobrevivir en el mundo. De esa manera, por ensayo y error, el éxito de muchos derivó en el levantamiento la civilización, tal y como la conocemos hoy en día.

El apalancamiento y/o la suerte que pudieron tener algunos libremente, se debe al mérito que pudieron tener sus antepasados. En ese sentido, el ingenio y esfuerzo tratan de prevalecer y sostenerse. No obstante, la meritocracia suele ser criticada precisamente por quienes tratan de borrar los logros anteriores de una persona; apelando a la clase social, lo tachan de suerte y no de un trabajo y esfuerzo.

En otras palabras, un padre planta un árbol para que un hijo goce de su sombra, pero el mérito anterior traspasa a la siguiente generación, en una sociedad libre el sistema es justo por excelencia, porque solo con el talento y la perseverancia humana (y a veces un poco o mucho de suerte) es de esperar una recompensa.

Por ello, personalmente creo en la meritocracia, el trabajo, el esfuerzo, es una virtud que no todos saben emplear. Y para ilustrarlo apelaré a la experiencia personal: soy de Venezuela, un país en donde el trabajo y el esfuerzo, donde por el simple hecho de trabajar y ganar más que otros por una labor noble como lo es contribuir para el mercado, se hace prácticamente imposible por la presencia garrafal que tiene el estado venezolano, que se entromete en la vida del individuo e impiden su progreso como personas, abarcando todos los aspectos importantes de su vida. En resumen, no hay libertad, hasta llegar al punto en donde la gran mayoría trata de sobrevivir con esfuerzo y trabajo, pero las recompensas otorgadas en un sistema represivo y entrometido en la vida individual no genera mayores recompensas y vemos como el mérito se vuelve en una distorsión del término el trabajo y talento, que se hacen nada, pues estar de la mano con el estado lo es todo para conseguir el éxito.

Este sistema, un proyecto que se vende como algo noble, es el atraso total de la humanidad, salimos de las monarquías con un cambio radical y libre del ser humano, en donde fue un avance para la humanidad, dando como ejemplo la era de las revoluciones industriales e innovaciones del mundo libre, un fenómeno que aparece en los países libres de Europa y posteriormente extendiéndose por el resto de los continentes, pasando por llegar a tal nivel de innovación como hoy en día es un logro de aquellos sistemas libres que abogan por la recompensa del talento humano y su esfuerzo es un sistema de libertad, y es moralmente justo porque se recompensa el esfuerzo, inteligencia o cualquier cualidad humana que se trate de llevar a su máximo punto para dar una mejor opción o soluciones a problemas, para llegar a un sistema donde la involución impera.

El éxito de muchos deriva en su comportamiento sus relaciones con otros, el arte de las relaciones humanas, poner el mérito solo como trabajo físico enfocado a determinada acción sería bastante reduccionista, lo ideal es aplicar todas las cualidades del ser y que este pueda manifestarlas sin ningún tipo de impedimento, porque el estado no se pondrá en medio para arruinarle la vida, y así que el talento que algunos tienen se ve perjudicado por cuestiones de interés dentro de su contexto social, político o económico.

Si bien es cierto que hay quienes no nacen con las mismas oportunidades y tienen menos posibilidades de avanzar, esto varía dependiendo el contexto de libertad que exista en su zona de procedencia, no es lo mismo nacer en condiciones de pobreza en un país como Venezuela, a nacer en condiciones similares en un país como los Estados Unidos. La respuesta es que, a comparación de un sistema libre a otro en donde el estado está altamente presente en la vida del ciudadano, la cuestión es que indudablemente el  talento y el esfuerzo humano se valora más en un país como los Estados Unidos que en Venezuela; los venezolanos debemos entender que solo optando por el camino de la libertad es que podremos realmente ser valorados por nuestro ingenio y nuestras cualidades porque tendremos más oportunidad, de salir de la pobreza.

En vista de los hechos descritos anteriormente, no cabe duda que la respuesta a nuestros problemas como país es la libertad, el querer crecer, el querer avanzar e innovar solo se podrá cuando “en Venezuela, después del socialismo, seamos libres”. 

Una opinión sobre la educación

Por Diego Mendoza, coordinador local de EsLibertad Venezuela y editor del medio La Ventana Rota.

He decidido escribir este artículo luego de percatarme que en diferentes redes sociales y círculos de amigos ha surgido una interesante y esperanzadora discusión en torno a la situación de la educación en nuestro país, Venezuela.

Actualmente las instituciones educativas estatales, que son las predominantes en número y tamaño, se encuentran cerradas en todos sus niveles: inicial, básica, media, técnica y diversificada, y superior. Debido a la destrucción del poder adquisitivo de la moneda (Bs.) a partir de su grotesca emisión, y de la quiebra del monopolio estatal PDVSA, los presupuestos para el sostenimiento de la educación pasaron a un infra-plano. Ahora mismo, las casas de estudio yacen en su mayoría cerradas y abandonadas a su suerte, por lo que suelen ser objetivo recurrente de destrozos más que de robos, pues desde hace unos cuantos años atrás hay muy poco mobiliario llamativo para extraer. De hecho, en el estado donde habito, a uno de los edificios de la Universidad de Los Andes (ULA) le fue hace años arrancado gran parte de su cableado eléctrico interno, sin poder ser repuesto.

Para añadir complicaciones a este triste panorama, el establecimiento de la cuarentena en marzo de 2020, terminó de apresurar la muerte de la educación estatal, pues al permanecer cerradas las instituciones su deterioro ha sido mayor. El ya escaso personal que hacía vida en estas casas de estudio, se dedicó a otras actividades dentro o fuera del país.

La queja en mayor grado por lo que he podido evidenciar, proviene de los estudiantes universitarios que ya estaban a mitad de sus carreras o habían superado ese punto, los cuales piden un retorno a las actividades, e incluso algunos dicen estar dispuestos a pagar directamente con otra moneda el sueldo de sus profesores, pero llegar a una resolución del problema se ha hecho difícil, pues no depende únicamente de los profesores el regreso a clases, como ya se mencionó, la infraestructura de las instituciones está considerablemente deteriorada, y sumado a ello, no se puede pasar desapercibido que las mismas son propiedad del Estado venezolano, por lo que sus dirigentes pueden decidir entre aceptar un sistema de pago directo, o sencillamente optar por mantener el cierre total.

Una vez expuesta la situación, puedo proceder a desarrollar mi punto, pues considero que nos encontramos en el momento más propicio para cambiar de ideas respecto a la educación estatal, es decir, cuando hemos chocado con la cruda realidad.

Si algo debería a toda costa mantenerse fuera de la tutela del Estado es precisamente la educación; pues si la naturaleza del primero es la rigidez y la coerción, el segundo es su antónimo, necesitando del cambio permanente y la tolerancia.

La educación estatal logra eufóricos apoyos por el sembrado pretexto de que dejándole en libertad, solamente una minoría de la población podría acceder a las instituciones educativas, mientras que la inmensa mayoría nunca podría asistir a una. Este argumento de que en el libre mercado unos pocos se quedarán con todo, mientras que la mayoría se queda sin nada, es  por cierto una especie de plantilla que repiten muchos políticos cada vez que desean que los electores les den luz verde para intervenir algún sector del mercado.

Pero se desmonta rápidamente esta afirmación cuando evidenciamos que han existido y siguen existiendo en el país múltiples instituciones privadas en todos los niveles, cuyos precios de matrícula son bastante accesibles, situación que además tenderá a ser mucho más ventajosa para el consumidor si se generase una apertura real de mercado, pues la acción competitiva inducirá entre otras cosas a la baja de los precios.

Aun así, partiendo de dicha excusa, varios políticos han creado otra idea absurda como lo es darle a la educación el grado de “derecho positivo”, lo que conlleva a que otros tengan el deber de brindar este servicio, en este caso, el Estado a través del dinero que obtiene de los contribuyentes, o del monopolio que sostiene sobre cierta actividad. Por cualquiera de las dos vías se está cometiendo una arbitrariedad, si se acude al cobro de impuestos, se le está extrayendo dinero al individuo que bien éste hubiese preferido tener para gastar en alguna otra apetencia. Y si se acude al monopolio sobre una actividad económica, en nuestro caso venezolano la explotación del subsuelo, se está reduciendo el campo de acción del individuo.

Y nuevamente los hechos comprueban que las personas están dispuestas a pagar voluntariamente por educación en cualquier nivel, incluso por formación específica, de aquí que haya academias de futbol, beisbol, tenis, gastronomía, modelaje, idiomas, primeros auxilios, entre otras. Como lo plasma Murray Rothbard en su ensayo, Educación Libre y Obligatoria:

La ventaja de un desarrollo ilimitado de las escuelas privadas es que en el mercado libre tenderá a desarrollarse un tipo distinto de escuela para cada tipo de demanda.”

Pero siempre hay cabida para otra tesis, y ella es que para poder vivir organizados en un Estado moderno esencial es formar ciudadanos, es decir, individuos que conozcan y respeten las leyes e instituciones. Lo curioso de sugerir esto es que el sistema de Estado moderno fue concebido antes de la instauración de la educación estatal, y en ciertos países como en Inglaterra esta condición se mantuvo durante largos años. No obstante a ello, surgiría la duda de ¿quién decide qué es un buen ciudadano? Si se deja en manos de las autoridades del Estado tal elección, no sería extraño esperar que algún día llegue un mandatario que disponga que un buen ciudadano es aquél que no contradice al Estado, sino que lo defiende en todo momento, y en este sentido exige dirigir la educación estatal, y ya que se le concedió tal poder, no se podría decir que está cometiendo una falta.

También hay quienes dicen que la educación estatal es una forma de brindar las mismas herramientas a todos los individuos para que logren progresar. Pero esta premisa carece de validez ya que en tal caso, el Estado también debería proveer alimentación, vestido, vivienda, transporte, útiles escolares, tecnología, y cuantas cosas el individuo considere necesarias para progresar. En definitiva, una inmensa cantidad de productos y servicios, por lo que los individuos trabajarían día y noche para mantener a otros, todo administrado y dirigido por un Estado omnímodo, donde quien ocupe los altos cargos tendría poder para hacer cuanto desee.

Así mismo, el negocio del servicio educativo en manos del Estado, como cualquier otro, se torna inviable a mediano y largo plazo, por la sencilla razón que el Estado no ejecuta la función empresarial, es decir, su negocio no se basa en saber cubrir las necesidades del consumidor, sino que el dinero es concebido como ya se mencionó, a través de impuestos o la monopolización de algún sector del mercado. De allí que, los costes y la calidad sean dos características pasadas por alto. Lo que comúnmente hace una empresa de educación privada que percibe una reducción de beneficios es replantear el negocio o cerrarlo, pero el Estado no puede actuar de dicha manera porque si decide cerrar una casa de estudio, miembros de la comunidad –por muy pocos que sean- podrían alegar que se le está quitando el “derecho a la educación”, que los mismos políticos constituyeron, por lo que su reclamo tendría procedencia legal. Lo que quiere decir además, que es una medida sumamente impopular, por lo que las autoridades de turno corren el riesgo de no volver a ser elegidos para ocupar un cargo; por esto es que su respuesta es seguir destinando dinero a un saco sin fondo, dinero que en manos de los individuos podría ser de mayor provecho.

Posteriormente, también se ha replicado que una educación estatal sería el camino para consolidar la tan anhelada entelequia de la “igualdad social”. Temo que aquí se comete un grave error, ya que si algo se ha podido demostrar es que las personas mientras más se ilustran, menos parecidas son sus ideas; con total razón, pues al no existir por naturaleza la homogeneidad del pensamiento, el conocer sobre un tema hace que cada quien le analice desde su particular punto de vista. En cambio, dos personas que no saben de algo no tienen más opción que decir: “no sé.” Por tanto, buscar igualar a los individuos a través de la educación sólo podría derivar en un daño, ya que dicha igualación únicamente sería probable hacia la ignorancia.

En este mismo sentido Murray Rothbard en su ensayo Educación Libre y Obligatoria, escribe:

Como habilidades e intereses son naturalmente diversos, una deriva hacia hacer igual a la gente en todos o la mayoría de los aspectos es necesariamente una nivelación a la baja. Es una deriva contra el desarrollo del talento, el genio, la variedad y el poder de razonar.

Aún a sabiendas de esto, se aplica la idea, y algo todavía más asombroso es darle el carácter de obligatoriedad, es decir que no llanamente se está forzando al individuo a poner dinero para el sostenimiento de la empresa, sino que a su vez se le está obligando a recibir el servicio. Esto representa una soez violación a la libertad individual. Muchos consideran que al no hacerla obligatoria, la mayoría de las personas optarán por no educarse; gran desliz, pues nuevamente la evidencia histórica da al traste con esta opinión, demostrando que por naturaleza evolutiva el ser humano ha descubierto las inigualables ventajas del saber. Como bien lo argumenta Carl Sagan en su obra Cosmos:

La evolución nos ha hecho de modo tal que el hecho de comprender nos da placer porque quien comprende tiene posibilidades mayores de sobrevivir.”

También hay quienes dicen que los padres ya no enviarán a sus hijos a las escuelas, otra bárbara mentira, pues darles educación universitaria no es una obligación de los padres, y aun así, la mayor cantidad de ellos corren con todos o parte de los gastos de este nivel educativo, con la intención de que sus hijos se especialicen en alguna ciencia, especulando que los beneficios futuros que se podrán cosechar sobrepasará los costes asumidos en el presente.

La repercusión de hacer de la educación escolar una obligatoriedad para los niños de cierta edad, es que los padres que no puedan o deseen enviar a sus hijos a las escuelas, deberán enfrentar problemas legales como multas o incluso ir a la cárcel. Por lo que en cierta forma se le estaría dando al Estado derecho de propiedad sobre los menores y la conducta de los padres.

Unos padres podrían no estar mandando a su hijo a la escuela por circunstancias económicas o geográficas. Y si al conocer la historia le representa a alguien un disgusto, la solución es sencilla, con su propio dinero puede ofrecer pagar la matrícula del niño, o correr con los gastos de establecer una escuela en la lejana zona donde este reside. Pero lo que esa persona no tiene el derecho de hacer es obligar a otros a pagar su obra de caridad, que es exactamente lo que hace el Estado.

Otros, tomarían la decisión de no enviar a sus hijos a la escuela porque consideran que pueden ellos mismos cumplir con la función pedagógica. ¿Hay acaso algo malo con ello?

Pero aquí en Venezuela, al igual que en muchos otros países, la intervención en materia educativa va más allá, imponiendo un control sobre las materias y los contenidos temáticos que se deben impartir tanto en las instituciones estatales como en las privadas. Hay quienes pueden argumentar que de esta manera se cuidan los contenidos impartidos, y se pasa por una especie de verificación de los mismos. Pero considero que se comete nuevamente un error al quitarle a los padres la autoridad de decidir lo que se le enseña en la escuela a sus hijos, para conferírsela al Estado. Esto significa inexorablemente que las materias y su contenido a impartir dependerán de la subjetividad de los burócratas de turno.

En un sistema de libre empresa habría diferentes pensum, métodos de enseñanza, sistemas de evaluación, horarios, e incluso quedaría a libertad la exigencia o no de un uniforme. Todo ello se les presentaría a los padres, quienes tras analizar la oferta decidirán dónde inscribir a sus hijos. Y si en un momento determinado en la carrera escolar el padre decide que no le convencen los temas, los métodos de enseñanza, o cualquier otra cosa, entonces tiene la posibilidad de optar por una opción distinta.

Actualmente esto resulta imposible, no hay más opción que recibir la educación que determina el Estado, gustenos o no. Se podría cambiar al niño o joven de institución, pero seguiría viendo las mismas materias que hoy son obligatorias, y dentro de ellas se tratarán los mismos temas. Lo único que podría variar sería el método de enseñanza del docente, y esto hasta cierto punto, pues sigue maniatado por los plazos y el sistema de evaluación.

Cabe considerar que al dar al Estado el poder de dictar las materias y los contenidos, no nos podríamos luego quejar si estos no van acorde a nuestras ideas. Si quienes hoy dirigen el Ministerio de Educación piensan que se debe enseñar una cátedra llamada Socialismo de Siglo del Siglo XXI, para glorificar por medio de la misma las opiniones de Hugo Chávez Frías, está legalmente en toda la potestad de hacerlo. E inversamente, si en algún momento llegasen a ser autoridades quienes consideran que debe existir una cátedra llamada Nuevo Ideal Nacional para así promover las ideas de Marcos Pérez Jiménez, también tendrían el derecho. Por consiguiente, la educación estatal siempre tiende al adoctrinamiento en función de los intereses de las autoridades de turno, sin poderse contar con una alternativa.

Abordando desde otro flanco a las universidades estatales, se suscita la problemática del gasto despreocupado de los siempre escasos recursos en el sostenimiento de carreras con baja demanda puesto que, el mercado laboral para los formados profesionales es muy reducido o inexistente. Pero un político podría perfectamente utilizar la apertura de estas carreras para ganarse adeptos, a fin de cuentas, los costes en los que se incurren no los cancela él.

Es por ello que no era extraño para nosotros encontrar a un licenciado en Artes Visuales egresado de la Universidad de Los Andes, manejando un taxi, pues su profesión no contaba con una demanda real en el mercado. Aun así, él habría estado 5 años – puede que incluso más tiempo – recibiendo todas las ventajas que otorga esa universidad estatal: educación, comedor, transporte, beca, residencia. Sin por ello tener ninguna preocupación, pues en definitiva él no era quien pagaba la factura. Si en caso contrario, la universidad fuese privada, la apertura de las carreras obedecerá a una demanda capaz  de generar beneficios.

Esta es en parte la razón por la cual las universidades estatales manejan costes superiores a las privadas.

Una vez expuesto todo este análisis, dejo claro mi compromiso en defensa de una educación privada y no obligatoria, es decir, una educación realmente libre, donde los individuos puedan optar entre palmares de sistemas educativos y contenidos, siendo este panorama campo propicio para que surjan verdaderos debates donde diferentes ideas se comunican y llevan a reflexionar. Tengamos claro que el respeto a la libertad del individuo empieza por su educación.

¡Piénsenlo![*]


[*] Este articulo fue publicado por primera vez en «La Ventana Rota», y puede acceder al mismo presionando aquí.

La corta distancia entre amar y prostituirse

Por Anthony Parra, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

La mayor cacería de la historia no ha sido de brujas, sino de prostitutas. Las “morales” arbitrarias y despóticas han prolongado el castigo civil a aquello considerado ajeno al comportamiento correcto, del que son vecinos. Este artículo es una defensa del trabajo más antiguo de la historia de la humanidad, el servicio sexual (de mayoría mujeres). Su libertad frente a las supersticiones, divagaciones populares no merece más que un poco de compasión.

¿Por qué se defiende? Porque cada persona toma las decisiones sobre su cuerpo, pues si su vida es un fin, su cuerpo es su propiedad, la libertad es conciencia de sí y de su identidad. ¿Dónde quedan los otros bajo esta definición? En las consecuencias, pues, al reconocer la identidad propia no podría evitar reconocerse los accidentes que nos hacen similares. En este punto versa este artículo, en el que aquellos libres obstruyen el reconocimiento de los accidentes o atributos de otro, el fin de los prostitutos.

Amar se vuelve bajo esos términos una conexión entre los amantes y sus valores —métodos para alcanzar una mejor vida— casi que homogéneos. Sin embargo, lo que se defiende al amar no se defiende frente aquellos que se prostituyen. No solo tienen paralelismos, sino que en muchos sentidos lo único que cambia es la “cultura”, el idioma en el que hablan, o lo que buscan decir.

He de reconocer previo que no admito que la prostitución y el amor sean lo mismo, en todo caso lo que subyace a esta explicación es intentar convencer al lector que prohibir la prostitución no es otra cosa que poner a prueba lo permitido en un intercambio y rechazado en otro como muestra de una imposición de la identidad de unos sobre otros, una limitación de la libertad reconocida.

Bien, dignidad y derecho por arbitrariedad y preferencias personales

Esta imposición de la identidad personal como una muestra del no-reconocimiento de la libertad son, por ejemplo:

  1. Basar el ataque a las personas que se prostituyen en la dignidad de la mujer: esto es obligar a una mujer a tomar decisiones bajo las otras mujeres. La imagen idolatrada de la mujer no tiene por qué dirigir las preferencias y decisiones del resto de mujeres. Cualquier prostituta es independiente, no un medio para otras mujeres.
  • Hablar de la “inmoralidad de prostituirse frente a sus condiciones laborales” no hacen otra cosa que definir qué es el bien para otras personas, es por lo tanto interesado y parcial a sus preferencias; una contradicción, porque, de ser así, es amoral. Si se impone es buscar imponer preferencias. Estar en desacuerdo con la decisión de otro no se sigue de prohibición.

¿Por qué las preferencias de otra persona deberían de someterse a las de otros que ni participan y ni les afecta? Si se observa grotesco decir a una pareja que se imponga a casarse con alguien y se utilice medios como el estado para conseguirlo, ¿Por qué debería ser distinto en la prostitución? Se dice que se abandonaron los matrimonios forzosos del siglo XVI, pues parece que solo se logró eso.

Es necesario tener en cuenta que la prostituta decidió, analizando ventajas y desventajas, ofrecer sus servicios sexuales; si toma una acción frente a otra es por su preferencia se inclina a esa decisión. Es libre de abandonar ese trabajo, como lo hacen los seres humanos al elegir una pareja. Solo ellos, los individuos, son los que actúan. El prostituto no da su cuerpo como un bien, lo ofrece como un servicio, la observación del cuerpo como un bien es acercar la identidad personal con la identidad de otros, es otra muestra del olvido de la libertad de los demás que es en otros casos, reconocida en sí mismos.

El amor cuando es voluntario es legítimo; la prostitución es legítima cuando no se obliga a ejercer, si no se quiere intercambiar no se realiza. En el amor hay acuerdos y límites que, si una parte las viola, puede terminar con la relación o, si es agresión, en casos legales. En la prostitución se hacen acuerdos al intercambiar y límites en las acciones mutuas en base a esos acuerdos, toda agresión puede responderse por la ley.

Se hacen las mismas acciones, pero en otros idiomas.

Entonces, ¿por qué se visualiza dantesca la elección de hacer intercambios sexuales y se admiran los intercambios de vínculos afectivos?

Sin sobrepasar la gran diferencia que va más allá con el amor, y solo analizando el intercambio en cuestión, antes de tener sexo siempre hay que ofrecerle algo al otro. Un altísimo porcentaje de personas, si no todas, que se posicionan en contra del servicio sexual no daría sexo a cualquiera por nada, sin placer, en contra de su voluntad.

El sexo tiene un valor; ergo, lo que molesta es la expresividad del acto o su cuantificación en dinero. Si este es el argumento emocional que subyace, entonces es aquí donde surge la contradicción.

Siempre se paga por sexo

Sí, lo del subtítulo no es una exageración. Aunque las convenciones sociales denigran el servicio sexual por intercambiar dinero por sexo, lo han aprobado de otras formas en la historia, y en el presente también: las familias en que el hombre dirige la economía y la mujer se queda en casa cumpliendo con el sexo; los matrimonios acordados para engendrar un hijo heredero del trono; el chico que paga las cenas, que invierte emocionalmente para tener sexo; y la chica que ofrece su sexo a cambio de su esfuerzo y carisma; el Don Juan zalamero que perfumaba con palabras por intenciones sexuales con doncellas que conocían su pasado libertino; las formas ocultas de mujeres que pagan por sexo a nivel global en el libro editado por John Scott y Victor Minichiello. Distintos tiempos, mismas intenciones. Todos son comerciantes y quieren serlo.

Amar y prostituirse son intercambios voluntarios; en uno se intercambia afecto, consideración y respeto; en otro se intercambia dinero, satisfacción y goce. Al igual que se puede arrepentir una persona de amar a otra, se pueden tener intercambios aceptados entre las partes que intercambian sexo. Emocional o económico, siempre se paga por sexo, sea intencional o no intencional. Siempre que se obtiene sexo como consecuencia de un acto, tuvo que haberse ofrecido algo para que esa acción humana se llevara, ya sea en atractivo, económico y/o emocional. Existe una relación causal.

But all relationships where trade takes place—termina este punto con Walter Block— sex as well as those which do not, are a form of prostitution”.

Abandonar la insensibilidad

Los censuradores de la prostitución y sus actitudes medievalistas de cacería de brujas no muestran más que su intransigencia ante algo que desconocen y que tratan como verdaderos inquisidores. Queda claro que la prostitución es un servicio que en secreto se ha aceptado, solo que en forma de otros actos; que no está en su responsabilidad limitar y que beneficia a toda la sociedad en términos económicos y ofrece oportunidades a un grupo de personas marginadas a nivel laboral como una forma de responder a su situación (aunque en esto no se profundizará en este artículo).

Entonces, ¿Se limitan las oportunidades de un grupo de personas que quieran hacer uso de ellas en su libertad en nombre de… ¿su propia libertad?? Entre la ira y la imposición de la tajante división de terceros que no participan en este mercado, no han hecho otra cosa que denigrar a las mujeres que han ofrecido un servicio a consumidores que, contra todo pronóstico, no dejan de ofrecerlo.

Ante el dañino deseo de esconder la realidad, el miedo a la vergüenza la prostitución no merece más agresión, repudio ni distancia. Merece compasión. Permitir que si las personas no necesitan a las prostitutas puedan dejar de hacerlo, si es que algo así puede llegar a suceder.


Block, W. (2018). Defending the undefendable. Ludwig Von Mises Institute. https://bit.ly/45A12bG (Trabajo original publicado en 1976).

Capella, F. (2006). Ética, economía y prostitución. REVISTA PROCESOS DE MERCADO, 3(2), 245–256. https://doi.org/10.52195/pm.v3i2.343.

(Nota: las ideas expresadas son netamente del autor y no necesariamente representa la posición de ContraPoder 3.0)

¿Hasta cuándo socialismo?

Por Gervis Medina.

Dentro de las frases de “El Libertador Simón Bolívar”, quiero referirme a aquella que dice: ¡los tres más grandes majaderos de la historia hemos sido “Jesucristo” “Don Quijote” y “yo”!

Mi persona a la distancia debida y en el puesto que dentro de la sociedad venezolana me corresponde, he pretendido ser un “majadero” más, parecido en los incluidos en la frase, luchando por un ideal de principios y valores que no es otro que la “libertad”. Una Venezuela libre y prospera, fuerte, libre de sofismas e ideologías (socialismo).

Ahora bien, criticar a los gobiernos anteriores al de Chávez no te hace chavista.

¿Quién les nubló tanto el juicio?

Venezuela fue gobernada entre 1958 y 1999 por un modelo de democracia representativa en el que los partidos Acción Democrática y COPEI, se alternaron el Poder durante 40 años. Este periodo es considerado por gran parte de la clase intelectual y política del país, como la mejor etapa de la historia de Venezuela. Como un ejemplo a seguir para el futuro, sin embargo, los datos concretos demuestran una realidad que no es tan esplendida, si bien en este periodo hubo signos de progreso económico y social, la información real revela un modelo que al principio generó una ilusión de bienestar, hasta que a partir de mediados de la década de los 70 empezó a decaer empeorando la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos, hasta llegar a condiciones realmente alarmantes en los años 90.

Si bien, el régimen genocida actual (chavismo) profundizo todo este mal es fundamental conocer los indicadores socioeconómicos que reflejan muy bien el grave deterioro que obtuvo Venezuela antes de la llegada de Chávez al Poder. El deterioro causado dentro de este añorado sistema de la democracia bipartidista y que tiene que ser estudiado a fondo, porque le abrió las puertas a algo todavía peor.

Un primer aspecto que debemos tener atención es el bienestar económico de la mayoría de la población entre 1981 y 1999 la cantidad de personas en pobreza extrema se triplicó en términos absolutos y en términos proporcionales se duplicó. De acuerdo con el Banco Mundial el país, paso de tener 918,000 venezolanos en pobreza extrema para 1981 a registrar casi 2 millones 900 mil personas en pobreza extrema para 1999.

Cuando este indicador habla de pobreza extrema se refiere a habitantes que ganaban menos de 1,9 dólares al día. Si el chavismo dilapidó la clase media, esto no empezó con Chávez, para 1981 la clase media en el país representaba el 43% de la población, mientras que para 1999 la clase media se había reducido a solo el 25% de la población. En menos de 20 años, 1/4 de la población entró en estado de pobreza. Todo esto ocurre con el modelo que se empieza a instaurar a partir de 1958, una suerte de social democracia, con un estatismo keynesiano en lo económico, pero más allá de eso el mismo sistema que persiste antes y durante de este deterioro de bienestar económico de los venezolanos.
¿Acaso eso es lo que tenían esos gobiernos democracia? Es decir, el cambio de gobierno cada 5 años, para ese sistema la democracia se ejercía a través del voto, y no del ejercicio de las libertades.

Lo cierto es que, Venezuela mostró índices de inflación muy estables y muy bajas entre las décadas de los 20 y los 50. Sin embargo, a partir de los años 60 especialmente a mediados de los 70, el país experimenta índice de inflación inestables y en constante crecimiento. Durante el primer gobierno del adeco Carlos Andrés Pérez (1974-1979), se intensificó una política monetaria muy expansiva que mas nunca pudo ser controlada y que se sostuvo hasta el día de hoy. Por primera vez en el siglo XX Venezuela vivía entre 1974 y 1978, unos niveles de inflación que oscilaban entre el 11% y el 7% anual.
Luego esta situación empeora y se empiezan a registrar tasas de inflación anual de una magnitud enorme en contraste de cualquier economía estable de los países de la región. Tales como 20% de inflación anual en 1979; 19% en 1980; 15% en 1984; 40% en 1989; 81% en 1993; 103% en 1996; y 29% en 1998. Recordemos que el concepto de inflación es la perdida de capacidad del ingreso o dinero. En definitiva, se traduce en la pérdida del poder adquisitivo.

Una cifra realmente sorprendente es que 100 bolívares en 1999, tenían el mismo valor de compra que 0,0014 bolívares en 1957. Es decir, la moneda se devaluó un 99% durante los 40 años de democracia social y keynesiana.

Otro dato catastrófico de la democracia bipartidista y keynesiana, es como endeudaron al país. Entre 1935 y 1957 Venezuela tuvo en promedio una deuda que representaba en promedio el 0.25% del PBI. Luego entre 1958 y 1978 el promedio de la deuda aumentó a un 8% del PBI. Para finalizar entre 1979 y 1999 el promedio de la deuda alcanzó una alarmante 46% del PBI. Demostrando un desastre fiscal traduciendo en mal manejo de la economía y delitos de corrupción.

Estos gobiernos, crearon un sistema político de corrupción, estatismo, partidocracia y antivalores que trajo a Chávez al poder e intensificar el socialismo carnívoro. El comunismo en su versión “socialista ligth” tiene más de 60 años, siendo inoculado en Venezuela y los medios de comunicación contribuyeron a sustituir a los comunistas de “buenos modales” por los de “malos modales”.

De hecho… ¡Fueron el caldo de cultivo del chavismo!

¿Por qué será? ¿Y por qué no hablan del rancherío que dejaron? Y de un país sumido en la corrupción, motivo por el cual precisamente fue que ese pueblo elige a una bestia como Chávez. Y muchas de esas obras, cuando vamos atrás en la historia, vemos que no fueron más que la consecución de obras que ya venían ejecutándose desde muchos años antes de los gobiernos de la cuarta y, por lo general eran compañías privadas extranjeras que luego se nacionaliza la actividad en 1975 y se les dio otro nombre, mismas que después comenzaron a mostrar su declive, fue tan nefasta esa administración que los gobiernos de Acción Democrática  y COPEI estancaron la economía venezolana por 40 años.

¿Sabías que crearon 9,083,757 de pobres entre 1975 y 1999? ¿Sabías que perdieron 70,548 millones de dólares en déficits fiscales? ¿Sabías que multiplicaron la deuda pública 1113 veces? ¿Sabías que, en la salida de Marcos Pérez Jiménez la deuda total era de 50 millones de dólares? ¿Sabías que, en los dos primeros años de la llamada democracia, Venezuela se endeudó en más de 1,179 millones de $?

¡Pues! me dirán majadero, pero hay que difundir los datos y la historia, para así despertar y darse cuenta que lo que nos tiene jodidos, es el sistema político y partidista con sus nexos de Socialismo.

¡Socialismo esa enfermedad del alma, basada en la envidia y el odio!

Debemos cambiar el pensamiento, asumir valores y no sofismas o idealismos estúpidos que no han dado resultados en ninguna parte del mundo. Debemos transformar nuestro ser primero, y desechar a los parásitos partidistas que son los agentes difusores de esta enfermedad del alma. Entonces no puede ser que, en nuestro país les vaya mejor a los parásitos de la política que a la persona que produce.

El gran problema de los venezolanos, es un problema cultural, es una sociedad enferma de socialismo. ¡Lo que hay que lograr es sacar el socialismo de la mente de la gente! Los principales promotores de estas ideologías son los políticos.

Hay que demostrarles y decirle a esto parásitos de la política, que ellos no son la solución, que ellos son el problema. Los políticos hoy día son una suerte de sociópatas que quieren hacernos creer que nosotros somos inválidos en todo sentido, porque no podemos vivir si no fuera por ellos. ¡En realidad los que no pueden vivir sin nosotros son ellos!

Si el país se separara entre los que producimos de un lado y, del otro lado los parásitos de los políticos, los sindicalistas se hunden, se mueren porque no saben otra cosa que hacer sino daño. Separemos a Venezuela en Este y Oeste y veras que los que estamos dispuestos a trabajar nos vamos a la parte mas pobre del país, le dejamos todo, y así aun cuando se quedaran con todo se van a hundir, porque no sirven para nada. En cambio, los que emprendemos y sabemos ganarnos la vida. Nos va a ir bien. Nosotros somos gente de bien, gente que ama la libertad, gente que echa pa` lante y no vivimos abogando por la envidia, el odio, el resentimiento, el robo, el trato desigual ante la ley.
Esta gente que dice ser líderes de la clase parasitaria de la política desde la entrada de la llamada democracia años 60 en adelante, hasta ahora el Estado lo hicieron crecer exponencialmente, multiplicaron por 100 el número de pobres.

Si no cambiamos nada cambiará. ¡Reflexiona, son tiempos de llorar, orar y pensar! Sé parte de la transformación de nuestra sociedad, con valores y principios, libertad, vida, libertad económica. No me cansaré de ser un majadero por eso sigo preguntando ¿hasta cuándo socialismo? ¡La libertad nace carajo!

¡Viva la libertad, carajo!

Por Leroy Garrett[*].

Lo preocupante de nuestros tiempos es que vivimos la hora de los radicales. El Foro de São Paulo y su meca, la Cuba Castrista, han llenado de calamidades nuestro subcontinente, siendo los venezolanos quienes encabezamos la lista de los más afectados.

Han sido décadas de subversión, de toma del poder por elección para perseguir e instaurar la aspiración totalitarista. Tenemos bajas de lado y lado. Allende y su trágico final para adentrar a Chile en una larga dictadura derechista, esa que extermino una generación izquierdista a sangre y tripas. Un artefacto de Nixon y Kissinger, obedeciendo a la política norteamericana de contención comunista durante la guerra fría.

Por otro lado, la guerrilla colombiana y su brutal disputa del control de la coca con su alter ego las derechistas autodefensas; disputa que, aunque menos escandalosamente sangrienta que antes, continúa.

Cuando cae el muro de Berlín, muchísimos creímos que era el final de los gobiernos totalitarios de izquierda o comunista, ¡Que equivocados estábamos!

Sabemos la historia y aún la vivimos, Chávez llega por la vía del voto, acaba con la Venezuela que organiza Gómez, y buscaba hacerla perfectible la democracia. Cae Argentina, Uruguay fue una excepción con el sabio Mujica, Chile ha ido y venido con una mezcla más socialdemócrata que izquierdosa que perdió —por los asesinatos en masa de la era Pinochet— por obvias razones su letalidad.

Lula va y viene en Brasil, Evo Morales estuvo largo tiempo y no ha regresado —y es posible no lo haga—, Correa en Ecuador ya es considerado un criminal.

Petro llega en Colombia, pero su agenda no compromete en problemas a la nación, todos envidian a Chávez, porque, a diferencia de este, las instituciones de sus países no han permitido que hagan con ellas lo que les da la gana.

Básicamente dos décadas de hegemonía izquierdista nos han privado la entrada al siglo veintiuno.

La implícita agenda de destrucción para luego crearlo todo nuevo ha provocado reacciones en nuestras sociedades que buscan proteger tradiciones y valores no negociables.

El radicalismo de derecha ya crea reacciones y de allí la glamorosa e insurgente derecha que ya reina en Italia con Giorgia Meloni.

Trump es el abanderado global de esta derecha populista y lo demostró en el evento conservador CPAC reunida este pasado fin de semana celebrada en el National Harbor Maryland.

Junto a Meloni, Trump acoge pinceladas fascistas en su discurso, es el gran ganador de las primarias que buscan presentar el cándidato republicano a las elecciones generales de este año, sabemos que hizo en su primer gobierno, su regreso está signado de múltiples problemas legales. El proceso es interesante.

Y también la reacción de las políticas de elementos radicales de izquierda que controlan el partido demócrata desde Obama.

Una de las vedettes del evento, fue el conservador presidente Javier Milei, la legítima reacción argentina a décadas de corrupción peronista y control económico retardante, genera una gran expectativa que está por verse que tan efectiva será.

Santiago Abascal, el derechista de la nueva y fresca falange española, es igualmente reacción a décadas de gobiernos socialistas primero luminosos (Felipe González) y luego aberrantes (Zapatero, Sánchez y Podemos) tiene un discurso nacionalista que rechaza las divisiones catalanas y vascas afirmándose en lo positivo de una España Unida, en sus símbolos e historia, pareciera estar cercano al poder, de ser así veremos si lo conquista y que hace.

Otro asistente al conciliábulo conservador del norte, ha sido el salvadoreño Bukele, quien ha exitosamente convertido al diminuto país centroamericano en un destino seguro a los turistas en inversores y que ha asegurado su legado firme en los libros de historia; el haber acabado con una de las organizaciones criminales más temidas del mundo: La Mara Salvatrucha. Aunque cabe destacar que su apetito de mantenerse en el poder indefinidamente es un punto de observación.

Quien esto escribe favorece el centrismo que usa de su ventaja pragmática una herramienta efectiva de satisfacción de las necesidades colectivas, pero esta reacción pro derechista global se hace eco en nuestros países y ya se adentra en ser poder. Veremos que ocurre.


[*] Cuenta de X del autor: @lerogarrett

Coordinadores de EsLibertad analizan la situación económica de Venezuela y sus propuestas de solución en Universidad Pública

Caracas. – Coordinadores locales de EsLibertad Venezuela hicieron acto de presencia en los espacios de la Universidad Nacional Abierta, sede Maracay, para hablar sobre la situación económica de Venezuela y sus propuestas de solución.

Esto ocurre en el marco de una serie de ponencias formativas que se están programando y llevando a cabo en diversas universidades públicas del país, con el fin de despertar el pensamiento crítico en las personas y destacar la importancia de la libertad para el progreso de la humanidad.

Roymer Rivas e Ilxon Rojas, coordinadores locales de EsLibertad Venezuela, junto a algunos representantes de la Universidad Nacional Abierta (UNA) de Maracay y otros asistentes a una ponencia sobre economía

Es necesario destacar que la primera vez que EsLibertad organizó un evento en espacios de las Universidades Públicas del país, destruidas por el Socialismo del siglo XXI y cuyo marco ideológico dirigido desde el Ministerio de Educación podría considerarse liberticida, fue en abril de 2023, con la LibertyCon.

LibertyCon de EsLibertad Venezuela en Barquisimeto, Lara, en abril de 2023

También, el segundo acercamiento que se tuvo con estas universidades fue en Maracaibo, donde aun se prevén llevar programas formativos para los estudiantes y profesores.

Ahora se suman programas de eventos para la UNA, Maracay, y otros para las zonas de San Juan de los Morros, Guárico, y San Felipe, Yaracuy, que se llevarán a cabo en las próximas semanas, llevando así las ideas de la libertad a varios rincones del país.

En medio de las adversidades que se viven en Venezuela, incluyendo incluso la siempre latente y posible persecución del régimen de quienes promueven ideas de libertad, siempre hay faros que dan la batalla cultural y buscan despertar consciencias, sin autocensurarse.

Mi finanza personal vs el Estado: ¿Quién podrá defenderme?

«¿Desea llevar unas buenas finanzas personales? Estudie cómo lleva las finanzas el Estado y haga precisamente todo lo contrario.»

Autor

Por Roymer Rivas, analista financiero, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y teórico del Creativismo Filosófico.

Desde hace algunos 100 años, el Estado, junto al sistema económico que se sustenta gracias a él —entiéndase: conjunto de instituciones que empujan a ver mejor el aumento del consumo presente a costa de la prosperidad futura, aunque no acepten esto último—, han llevado una guerra contante contra el ahorro, promoviendo la deuda y la inflación como cosas necesarias y/o características del sistema “capitalista” en un marco donde se busca el progreso de la sociedad, y hasta el momento ha ganado la batalla: suficiente con ver las actitudes que tienen las personas hacia el ahorro y el consumo para darse cuenta de ello. Empero, nada más alejado de la realidad y más dañino para la sociedad que esto. A diferencia de lo que piensan algunos, esta no es la panacea de la prosperidad; parecen no entender que la deuda y el consumo irresponsable que auspician no es la causa de que la mayor parte de la población saliera de la pobreza, sino que es todo lo contrario: el ahorro y la empresarialidad es lo más importante.

El sistema financiero mundial, sostenido en Dinero Fiat, es el único que ha inventado el ser humano que permite tener un saldo negativo en las cuentas y, aun así, poder seguir gastando como si no hubiese un mañana —algo de lo que salen más beneficiados los políticos y los banqueros que cualquier otro agente en la economía, vale destacar—. Esto es una aberración en todo sentido, dado que atenta contra principios básicos de finanzas y economía —las buenas finanzas y la buena economía—, a saber, que la inversión —y el gasto— es igual al ahorro[1].

¿Los perjudicados? Usted y yo, personas comunes que no tenemos —y si eres de los míos, ni queremos tener— ningún tipo de vínculo con el Estado y su sistema prebendario, pues vemos carcomerse nuestros ingresos reales[2]. En este marco, donde la deuda mundial es exorbitante, al punto en el que toda la población del planeta tendría que trabajar casi 4 años sin recibir siquiera 1$ para saldar con toda ella, cabe preguntarse: ¿Realmente necesito de la deuda para mejorar mi estilo de vida? Y ¿Cómo puedo protegerme de las decisiones del Estado y, más importante, la tendencia al consumo irresponsable? ¿Quién puede defendernos?

Lo primero es comprender que nadie va a venir en su ayuda, que la responsabilidad corre toda por su cuenta. Usted decide si seguir la ola en la que sumergió el Estado a la Sociedad en el último siglo o hace todo lo contrario. En este sentido, lleva la contraria a la dirección de la sociedad y el común de la gente, que tiene problemas financieros, simplemente evitando las deudas.

Las deudas esclavizan, son los grilletes de esclavitud del siglo XXI. En las finanzas personales. Esto no constituye una mera opinión ni depende de las circunstancias, es una verdad invariable, independientemente del contexto. Usted puede vivir pensando en qué pagará mañana o en cómo administrar mejor mis ingresos y el ahorro para aumentar la satisfacción en el futuro.

De hecho, esto dice mucho de su psicología en relación con el dinero; los niños tienden a apelar a la inmediatez, a querer todo hoy; los adolescentes, en buena medida marcado por el adjetivo anterior, tienden a apelar a la superficialidad; los adultos tienden a ser más responsables; pero el punto fuerte lo encontramos en los adultos mayores, esos si ahorran y pueden trasladar la satisfacción presente a un futuro más o menos lejano. El problema es que las actitudes de los miembros de la sociedad actual parecen ser más adolescentrica que adulta mayor; quiero todo hoy, sin importarme qué pase mañana; como va viniendo vamos viendo; mañana voy a morir, disfruto todo hoy; se me acabó el dinero, pero puedo pedir prestado y después veo como lo pago; se me acabó el dinero, pero lo disfruté al máximo, puedo aguantar unos días de hambre; o pensamientos similares; en suma, además de adolescentrico, son pensamientos y actitudes “estadocentricas”, así es como piensa el Estado, así actúan hoy los individuos.

¿Desea llevar unas buenas finanzas personales? Estudie cómo lleva las finanzas el Estado y haga precisamente todo lo contrario. El Estado gasta más de lo que ingresa; gastar menos de lo que ingresa. El Estado no ahorra y se endeuda; yo debo ahorrar y evitar las deudas. El Estado incentiva el consumo porque “es lo que sostiene la economía”; yo debo consumir responsablemente, dadas mis circunstancias, y dejar “que la economía se venga abajo”[3]. El Estado inyecta dinero para “estimular o engrasar los engranajes de la economía”; yo tomo ese dinero y, después de salir de gastos varios, lo rechazo invirtiendo, porque prefiero otra cosa al dinero y porque sé que mañana eso no valdrá nada.

Además, como no siempre puedo escapar de las acciones del Estado, porque extiende sus tentáculos ahorcadores por todo el corpus social, yo estudio las leyes tributarias de mi zona para tratar en lo posible de pagar menos impuestos; comprendo más o menos cómo afectan las decisiones del Banco Central en el campo monetario y financiero para protegerme de sus ineludibles consecuencias; pero sobre todo, cultivo buenos hábitos de ahorro e inversión para oponerme por completo al sistema y al Estado y conseguir frutos en el largo plazo.


[1] Puede que usted piense: “pero puedo gastar más hoy con deuda, así que no siempre la inversión más el gasto es igual al ahorro”, pero esta premisa no considera que usted está trasladando el ahorro presente hacia el futuro, pues, aunque consume más hoy, en el futuro tendrá que consumir menos —ahorro— para cancelar su deuda. Ergo, la premisa se mantiene: inversión es igual al ahorro. De hecho, el sistema financiero actual no sigue esta premisa, y por ello es que llegan los ciclos de auge y recesión, donde cosas que durante un tiempo parecían rentables resultaron no serlo.

[2] Para quien no lo sabe, en economía y finanzas se manejan los términos: ingreso nominal e ingreso real. En resumen, cuando se habla de “ingreso nominal” se hace referencia a la cuantía en monedas, mientras que el “ingreso real” hace referencia a la cantidad de cosas que se puede comprar con esa cuantía. Puede que durante 12 años usted haya ganado 1000$ —ingreso nominal—, pero en el mes 12 se encuentra con que compra menos cosas que en el mes 1 —ingreso real— gracias a los efectos de la inflación, que corroe el poder adquisitivo de su dinero. En este escenario, si su modo de vida se mantiene igual, se dificulta mantenerlo en el tiempo.

[3] Aclaro, es sarcasmo. En realidad, es precisamente el ahorro y las bajas deudas lo que permite que la economía progrese. Ergo, todo aquel que ahorre no solo toma una decisión que le beneficia a nivel personal, sino que es un benefactor social fundamental. Usted puede producir y consumir 28 huevos a la semana sin recibir nada más, o menos, o puede consumir 21 durante un tiempo, vender el restante —ahorro— y, con el dinero recaudado —ahorro—, aumentar la producción de huevos, de forma que en el futuro pueda consumir 35. ¿No beneficia a toda la economía con eso? Por supuesto que sí.

Circunstancia perfecta: el mercado no tiene fallas

«El lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla. Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo«

Mario Alonso Puig

Por Roymer A. Rivas B., coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y Teórico del Creativismo Filosófico.

Son muchos los liberales a los que he escuchado hacerse con el concepto de “fallas de mercado”, dejando de lado mi circulo cercano y dirigiendo el foco a personalidades más o menos conocidas en los medios, en la actualidad he escuchado a Axel Kaiser y Juan Ramón Rallo aceptar que sí hay fallas de mercado, pero estimo que esto es un error garrafal que debe ser corregido, en aras de utilizar un mejor lenguaje para defender las ideas de la libertad como marco para sostener una sociedad más feraz sostenida en el tiempo. Entiendo perfectamente a lo que se refieren algunos liberales cuando hablan de las supuestas “fallas del mercado” y que en este marco no se aventuran a defender la intervención estatal, pero aceptar que “el mercado tiene fallas” lleva a problemas filosóficos más profundos que en el fondo terminan por dar estocada de muerte a las ideas que dicen defender. Esto va de lenguaje atinado, no de conceptos abstractos que se pueden prestar a interpretaciones varias, sin importar las contradicciones. En este sentido, tengo que decir que aquellos que afirman que “el mercado tiene fallas”, por muy razonables que parezca la posición, simplemente se equivocan —o por lo menos así se me presentan las cosas—, y aquí pretendo corregir tales posturas —aquel que no esté de acuerdo invito a aventurarse en refutar lo aquí expresado—. Empero, es necesario empezar optimizando conceptos.

¿Qué es el Human, en tanto Human?

A lo largo de la historia de la humanidad, la pregunta “¿Qué es el hombre?” ha sido fuente de infinidad de textos filosóficos: “el hombre es un animal o ser…: [inserte el que más le guste de los siguientes: sintiente; político; social; pensante; gregario; que sonríe; transcendente; que trabaja; que razona; que puede querer; o cualquiera otra tontería que quiera agregar”. Lo cierto es que desde el filósofo o pensador más grande hasta el más pequeño —en cuanto a incidencia en la historia de las ideas— han errado en sus definiciones en la medida en que definen al human en cuanto a su actuar, a lo que hace o puede hacer, o en cuanto a lo que constituye su biología o cualquier idea abstracta de la mente, y no por definirlo en tanto human, por lo que es y no por lo que hace o tiene. Ergo, es una pregunta que ha producido muchos textos y no tiene respuesta alguna.

Dado el contexto, desde el Creativismo Filosófico hemos intentado corregir estos errores y sostenemos que el human es un sistema que, como todo sistema, se sostiene en un conjunto de subsistemas que, como un todo, en última instancia le llevan a decidir, dadas las circunstancias. El cuerpo, la mente, el medio externo, y todos los elementos y subsistemas —que también son sistemas en sí mismos— que allí convergen existe y desemboca en que el Human pueda elegir por sí mismo. En todo este proceso, el Human actúa, pues se encuentra en constante relación con el entorno —interno y externo—, una relación que cobra valor gracias a que el Human es capaz de aprehender el mismo y asignar valores y significados en su acción.

En este feedback de “Human-Mundo” —nuevamente, cada uno es un sistema en sí mismo—, resulta que la relación más rica es la “human-human”, ya que esa interacción entre iguales permite —de alguna manera no articulable del todo— crear información infinita para aprehender mejor el entorno y, en el camino, dar solución a los “problemas” que se presenten. Por ello, las relaciones entre Humans encuentran un sustrato en su naturaleza, pero no definen su naturaleza per sé; es decir, la relación Human-Human, que constituye parte de una relación más grande a la que definimos “Human-Mundo”, es resultado o producto de la naturaleza humana —un “por naturaleza”, para usar una expresión aristotélica—, pero no “es” la naturaleza humana. En este marco, decir: “la naturaleza del human es que es un ser político, social, etc.” es incorrecto, porque tales cosas surgen o se manifiestan cuando el Human se relaciona con su entorno. La política, la sociedad, el lenguaje, entre otros, solo cobran razón, valor y sentido porque el human existe y se relaciona con su entorno, y en esa relación asigna valores y significados, en un proceso donde aprehende el mismo entorno.

Ahora bien, ¿A qué viene esta breve introducción de la concepción del Human? Pues, que comprender mejor al Human nos permite comprender mejor todo lo que se sustenta en él y/o aquello de lo que forma parte, —y, ¡Vaya! Casualidad— entre ellos se encuentra: El Mercado.

¿Qué es el Mercado?

Algunos, en mayor o menor grado, tienden a concordar con esta definición: “el mercado es una institución económica en la que se encuentran dos partes —o más— y se produce un intercambio de bien o servicio”. Pero esta concepción del mercado es burda, limita al mismo a un mero intercambio de “bienes y/o servicios”, cuando en realidad “en el” mercado se intercambian todo tipo de cosas: bienes, servicios, principios, valores, ideas, información, conocimiento, y pare usted de contar. El mercado no es una institución, es una circunstancia, un sistema que sostiene sistemas; y como todo sistema, se encuentra marcado por procesos, pero en el caso del mercado —como en el de la sociedad y sus elementos— es un proceso que sostiene procesos.

Ahora bien, cuando comúnmente se habla de “mercado”, las personas tienden a vincularlo a los procesos que ocurren “en el” mercado, de allí el énfasis anterior en esta expresión, porque una cosa es el mercado, que es circunstancia, sistema y proceso, y otra cosa son los procesos que se sostienen en el mercado. A eso que las personas llaman “procesos de mercado” no son más que “procesos en el mercado”, que no es lo mismo. Esto puede sonar a tautología, pero el impacto filosófico es más profundo de lo que parece. Y para muestra un botón: cuando se habla de “las fallas de mercado” en realidad se refieren a errores que cometen los Humans en su día a día, interrelacionándose, que son acciones que ocurren “en el mercado”, no “acciones del mercado”.

Con esto en mente, se puede decir que el mercado, como sistema —que es lo que es, no puede ser otra cosa—, es una circunstancia que sostiene los procesos de interacción entre Humans y por tanto, es perfecto. Esto no quiere decir que no tenga limites, toda cosa —lo que existe— tiene límites —incluyendo Dios—. Que algo sea perfecto va en función de su naturaleza, no en lo que puede o no hacer. El mercado no actúa, no piensa, es mera circunstancia, realidad que enmarca la existencia del human. Aquellos que sostienen que los seres humans son imperfectos y, como tal, todo sistema que se sustente allí es imperfecto, para luego decir que “el mercado tiene fallas” —enmarcado en el lenguaje del mainstream teórico de los economistas—, no se dan cuenta que están mezclando dos conceptos que simplemente no se mezclan, sino que se relacionan. Suman peras y bananas y lo hacen pasar por manzana a precio de duraznos. Que el Human cometa errores no significa que el mercado tenga fallas, porque el mercado es el marco que surge y cobra valor y sentido en tanto y en cuanto los seres Humans se relacionen y, además, en tanto circunstancia regulatoria, enmarca con sus leyes esas interacciones. En palabras más simples, el mercado es la realidad en la que se encuentra sumergido el individuo cuando se relaciona con otros individuos, que le permite a este, por ensayo y error, coordinarse y aumentar la probabilidad de éxito en la consecución de fines.

Por ello, Rallo se equivoca cuando dice que hay “fallas del mercado” entendidas como “descoordinación”, porque esa descoordinación no es del mercado, es de los actores que se encuentran sumergidos en una realidad llamada mercado, que a su vez es lo que les permitió descubrir dicha descoordinación y el que les brinda el marco en el que posiblemente encuentren solución al problema.

Los problemas de decir que sí hay “fallas de mercado”

Si aceptamos que el mercado —que es un circunstancia-sistema que se sostiene en instituciones evolutivas como la propiedad, la moral, el derecho, el dinero, entre otros[1]— tiene fallas, tendría que terminar por aceptar que todos los eslabones, instituciones, principios, etc., donde se sostiene el mismo son espurios, por lo que el mercado no solo es un sistema con fallas, sino que es un sistema fallido, porque sería aquella circunstancia espuria que enmarca las acciones del Human que tiende a cometer errores. No estaríamos ante meros errores del Human, sino del sistema con fallas donde comete errores el Human. En este escenario habría que preguntarse: ¿Comete errores el Human porque esta condenado a ello o porque la realidad en la que se encuentra sumergido —mercado—, al tener fallas, le hace incurrir en fallas? Muchos problemas podríamos encontrar allí, que pueden servir para que liberticidas argumenten contra el mercado. Esto se evita si aceptamos que el mercado no tiene fallas, sino que es la circunstancia donde se descubren las descoordinaciones —fallas, desde la concepción de Rallo— y sus soluciones.

Problemas exógenos al mercado, que afectan al mercado

Ahora bien, he dicho anteriormente que el hecho de que el mercado sea perfecto no quiere decir que no tenga limites ni que los procesos que se sustenten en él no yerren. También, aclaré que el mercado en tanto circunstancia se encuentra en proceso de retroalimentación con los procesos que se sustentan en él —ver nota al pie—, por lo que puede darse el caso de que lleguen sistemas, estructuras o instituciones que la perviertan. Un ejemplo de esto es el Estado. Cuando se coacciona al human, el proceso de información se tergiversa, haciendo que los procesos de cálculos, ensayos y errores que se sostienen en el mercado no tiendan a buscar la mejor solución a los problemas que se presentan, sino que se opta por rangos menores de satisfacción —o en casos extremos, la supervivencia—. Pero esto no quiere decir que el mercado pase de ser perfecto a imperfecto, sigue siendo perfecto, solo que esa perfección no se manifiesta o no se aprovecha del todo por culpa de aquello que la suprime.

Alguno podría pensar: “pero el mercado tiene fallas entonces, en tanto y en cuento no puede corregir por si solo aquello que la amenaza”, pero tal afirmación tiene el mismo grado de error que afirmar que “el árbol de manzanas tiene fallas porque no puede corregir que alguien le corte su suministro de agua para obtener nutrientes y ser fructífero”. El mercado en tanto sistema también depende de otros sistemas, todo está relacionado, en este situación, la solución no debe ser que “el mercado solucione” sino que las personas comiencen a demandar a aquellos que cortan el flujo de agua al manzano, demandar que se respeten los principios que permiten aprovechar mejor el mercado.

Excurso breve para los creyentes: Dios, Human y el Mercado

Si Dios creó al Human en tanto Human a su imagen y semejanza (Génesis 1:26, 27), siendo todo lo demás perfecto, entonces todo lo que se sustente allí es perfecto: la relación Human-Mundo —donde se encuentra el mercado, sociedad, y todo lo que allí converge—. Si Dios dotó al Human de las facultades que nos caracterizan, entonces debió prever todo el sistema que se sustentaría y surgiría gracias a estas facultades. Además, como debió prever tales sistemas, estos debieron haber sido perfectos, porque (i) de algo perfecto no pueden surgir cosas imperfectas (Mateo 7:17-19) y, por consiguiente, (ii) en caso de haber previsto fallas en su creación y no corregirlo, en este escenario decir “todo es bueno” (1 Timoteo 4:4) no hablaría muy bien de Dios, o por lo menos no de su concepción de lo que es “bueno”. Aquellos cristianos que sostengan que el human es malo por naturaleza y que el mercado tiene fallas, estarían por extensión diciendo que Dios es perverso y que incurre en fallas, lo cual es una contradicción flagrante con la creencia de que “Dios es perfecto” y “todo lo que creó es perfecto” pues “es inmutable, incorruptible, todopoderoso, etc.” Entonces, o Dios no es lo que los cristianos sostienen, o el Human y sus circunstancias existenciales no es lo que creen, o tanto la concepción de Dios como la del Human son erradas.


[1] Algunos, apegándose a lo aquí expresado, podrían pensar que tales instituciones no sostienen al mercado, sino que “son el mercado”, y en cierto sentido lo es, si vemos que cada una es un eslabón que forma parte del “proceso de mercado en tanto circunstancia”. Pero el punto es comprender que la realidad que converge en el Human se encuentra en constante feedback, en un vaivén, por lo que aquello que con el tiempo comienza a surgir “gracias al mercado”, también termina enmarcando el mismo, es un proceso de retroalimentación constante de inputs y outputs de información. La realidad es un sistema, pero uno aprehensible por el Human, en consecuencia, en última instancia es información.

Carlos Ball, un faro para la libertad en Venezuela

«Cambiamos generales indeseables por líderes civiles aún más corrompidos y menos patriotas, quienes lejos de ampliar la libertad individual que promueve el esfuerzo y el ahorro, han aplastado a sus pueblos con infinidad de leyes, reglamentos, permisos y regulaciones, disparando el compadrazgo, los privilegios para ciertos y determinados grupos, el proteccionismo y la miseria”

Carlos Ball

Por Roymer Rivas, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y teórico del Creativismo Filosófico.

Hace poco tuve la oportunidad de conocer a Carlos Ball, un ilustre venezolano defensor y difusor de las ideas de la libertad, no solo en Venezuela, sino en América entera. Si bien, fue a través de sus textos, porque Ball murió en el año 2014 en EE. UU., donde residió desde 1987, luego de que el gobierno de Venezuela de entonces se enfrascara en censurarlo y callarlo a como diera lugar, llegando algunos incluso a tildarlo de “traidor a la patria”. Con respecto a esto último, a mi me gustaría preguntarle a los distintos estatistas —no gobernantes— que ha tenido Venezuela en su historia —estén vivos o muertos— qué significa “traidor a la patria” cuando no existe “patria” como resultado de políticas emanadas del poder concentrado que no ha hecho más que destruir a la sociedad venezolana y, de hecho, dañarlo en todo sentido, al punto en el que, paradójicamente, el venezolano es tratado “menos mal” fuera del país que en lo que considera “su tierra”, más por nostalgia y futuralgia que por otra cosa —y esto no lo digo como mero espectador, sino por experiencia vital aun en desarrollo—.

Carlos Ball es un ejemplo para todo aquel que se llama a si mismo “defensor de la libertad”, quien, a pesar de las dificultades y oposiciones, no se autocensuró y hasta su muerte denunció el mal que representa el crecimiento del Estado a la libertad de cada individuo, llegando a atinar en sus textos al decir que, incluso, la corrupción era resultado de la gran hipertrofia regulatoria de la sociedad, que en nombre del bien social lleva a la miseria absoluta al limitar la libre acción humana. Al respecto, Ball escribió: “Las leyes deben ser muy pocas, también claras y de aplicación general, en lugar de miles de páginas de regulaciones que resultan del forcejeo político en busca de privilegios para grupos de presión, en perjuicio de la mayoría”[1], en alusión a la idea de que son las leyes del mercado, en orden espontaneo, las que deben servir como marco de referencia de acción para el envidio y no la maraña de leyes crecientes en numero que tienden a centralizar el poder y dañan a la gente —que, en principio, sirvieron de excusa para la creación de dichas leyes—[2].

En referencia a Venezuela, explica como esto ha sido su mal y se extiende por toda Latinoamerica: «Cambiamos generales indeseables por líderes civiles aún más corrompidos y menos patriotas, quienes lejos de ampliar la libertad individual que promueve el esfuerzo y el ahorro, han aplastado a sus pueblos con infinidad de leyes, reglamentos, permisos y regulaciones, disparando el compadrazgo, los privilegios para ciertos y determinados grupos, el proteccionismo y la miseria”[3]. A su juicio, y citando a Juan Bautista Alberdi, nos encontramos en un continente lleno de personas con complejo de Dios que creen saber qué es lo mejor para nosotros que nosotros mismos, y en su condición, a través de “leyes”, pretenden reformar la sociedad, sin antes reformar su educación[4].

De allí su denuncia a la “inflación de derechos”[5], que, citándo otros de sus textos, podría definirse como el “afán por regular, prohibir, ajustar, pechar, subsidiar, afinar, sancionar, orientar, estabilizar, proteger y dirigir al mercado” a través de mandatos emanados desde el poder político, que tiene como consecuencia el entorpecimiento de “las acciones voluntarias de la gente, obligándolas a realizar intercambios de manera prescrita por terceros” y que en última instancia puede denominarse como “el control de los hombres” [6] —que engloba toda regulación económica, y yo agregaría que, en suma, de conducta humana—.

En este sentido, cabe resaltar las siguientes palabras: “El verdadero problema latinoamericano es bastante más profundo y mucho más difícil de combatir porque los enemigos del bienestar y la prosperidad son las instituciones mismas: nuestros gobiernos, nuestras leyes, nuestros sistemas judiciales politizados, nuestras constituciones y una educación pública que a lo largo de varias generaciones ha deformado la manera de pensar y actuar de la ciudadanía. Lejos de promover la responsabilidad individual, la propaganda política en la educación pública enseña a los niños que el gobierno es el pariente rico y bondadoso que siempre estará allí para ayudarles, cuidarlos y hacer posible su felicidad. El problema, claro está, es que el gobierno solo puede darnos lo que le quita a otro”[7].

La solución a todo este problema no es más que la desregulación económica y una Democracia pura y dura, que no es más que esa donde cada individuo elige todos los días a quien “votar” en el mercado, cuando adquiere bienes y servicios. En este sentido, es la “Democracia económica” lo único que hace ricos a los países y no la regulación estatal; Ball vela por un autocontrol en orden espontaneo, que hace recordar a Friedrich von Hayek, y no un control estatal, que es ineludiblemente un camino de servidumbre rumbo hacia la miseria absoluta[8].

En todo este marco de creencias liberales, Ball denunció que los políticos usan sus puestos de poder para conceder privilegios a cambio de ciertos beneficios económicos y cómo estos mismos políticos vendían más crecimiento del Estado en nombre del bienestar social, teniendo como contrapartida la compra de dichas ideas aberrantes y como resultado la miseria que sufrimos hoy. Tal concepción lo llevó a expresar en el año 1986 en un discurso que “durante 28 años de democracia política, Venezuela ha avanzado por el camino que conduce inexorablemente hacia el totalitarismo económico”[9]. Estas son unas palabras que fácilmente tienen vigencia hasta el día de hoy, pues luego de 40 años de democracia política viciada, se llevó al estrangulamiento económico y se creó un mal que alcanza el poder en 1998 y aún sufrimos en el presente, a saber: el chavismo y su Socialismo del siglo XXI.

Todo venezolano debería leer a Carlos Ball, que curiosamente comparte el mismo nombre con Carlos Rangel, uno de los grandes intelectuales venezolano del siglo XX, y con el cual compartió espacio e ideas. Por ello, invito a leer el recopilatorio de algunos artículos y discursos de éste personaje, que sirvió como fundamento para escribir este pequeño texto —que difícilmente den gloria a alguien que, sin duda, lo merece—. La obra se titula: “Carlos Ball, gran liberal venezolano”, publicada por Editorial La Ventana Rota, y puede encontrarla presionando aquí.


[1] Carlos Ball. El empobrecimiento de América Latina. Puede encontrarlo en: “Carlos Ball: gran liberal venezolano”. Recopilación de artículos y discursos por Diego Mendoza, publicado por Editorial La Ventana Rota. Pág. 29, 30. Puede acceder a través de: https://publuu.com/flip-book/360175/822653/ (Consultado el 12 de enero de 2024).

[2] Ver: Ibidem., sección: “Más estado, más pobreza”. Pág. 31.

[3] Ibidem.

[4] Ibidem.

[5] Ver: Ibidem., sección: “Derechos y más derechos”. Pág. 21.

[6] Ibidem., sección “El control de los hombres”. Pág. 54.

[7] Ibidem. (Cursivas y negritas mías)

[8] Al respecto, ver en Ibidem: “La democracia económica”, págs 11, 12; “Donde el gobierno mete la mano hay ineficiencia y escasez”, págs. 13-15; “Libre comercio versus proteccionismo”, págs. 16, 17; y “Regulación versus libertad”, págs. 23, 24.

[9] Ibidem., sección: “Regulación versus libertad”. Pág. 44.

Historia real del Socialismo: más de 4000 años de fracaso

«Me maravillo a menudo de que la historia resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe ser pura invención»

Jane Austen

Por Roymer Rivas, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y teórico del Creativismo Filosófico.

La historia tradicional del Socialismo quizá responda a todo un conjunto de marañas de personas que no quieren que veamos la raíz del gran problema de la humanidad; o quizá responda a la simple falta de enfoque o ignorancia, que nos ha llevado a ver este perverso sistema como algo que surgió relativamente hace poco o que la institución del Estado es buena para la sociedad. Sin embargo, reflexionando un poco, viene a mi mente un dicho popular que dice que “la historia siempre la cuentan los vencedores”, y, haciendo retrospectiva, da la casualidad que quien ha vencido y prevalecido a lo largo de gran parte de la historia de la humanidad ha sido el Estado, el Socialismo, por lo que uno puede pensar que su historia ha sido minimizada convenientemente a unos 300 años —o no, pero el caso es que ha sido funcional para quienes defienden este sistema—. Esto no lo sé, tampoco quiero decir que la historia criminal tradicional del Socialismo este tergiversada, lo que sí sé y afirmo —y es lo intento aclarar— es que esa historia está incompleta, se queda corta, le falta un gran pedazo.

Para hacer esta afirmación no me valgo de datos estadísticos o “científicos”, estos los considero cuasi-irrelevantes —no en sentido completo— porque la historia no se puede interpretar científicamente —no todos los hechos históricos pueden sustentarse en datos objetivos—, sino en la observación, la razón y la capacidad de emitir juicios éticos. Con esto en mente, y sumado a las ideas expresada en textos anteriores[1], con el fin de completar genéricamente esa historia, podemos decir que la concepción que mostramos de lo que es realmente el Estado y/o el Socialismo, hace necesario ver su historia de una forma distinta; porque ya no tenemos un sistema que se origina en el siglo XVIII o XIX, en donde el Estado extiende sus tentáculos y regula muchos campos de la acción humana, sino que surge desde el momento en que el primer ser humano se levanta en contra de otros para conseguir fines propios a través de medios violentos, sometiendo la voluntad de otros en el camino. Si bien, esto puede tener un enfoque seglar y uno religioso, hoy daré un breve resumen del campo religioso o, para ser más exacto, en historia bíblica, y el seglar.

Gobierno de human sobre human en la Biblia

Si nos apegamos a la cronología Bíblica, entonces los sucesos que describe el Génesis en su capítulo 10 y 11, con respecto a Nemrod, suceden en algún tiempo entre el lapso de 2269 y 2030 antes de la era de Cristo[2]; por lo que fácilmente se puede decir que la historia del Socialismo, entendida esencialmente como: ilegitimo gobierno coactivo de humanos sobre humanos donde la voluntad individual queda a expensas de una amorfa colectividad[3] que se traduce en un ataque sistemático e institucionalizado a la acción humana, abarca más de 4000 años de historia; una historia decadente y llena de fracasos. Y no cabe mencionar que “la humanidad obtuvo grandes avances en muchos campos gracias a estas acciones cometidas por humanos sobre humanos y que la misma sirvió como resguardo o protección para la supervivencia humana”, sino que, en cambio, la humanidad avanzó a pesar de haber Estados en el mundo que rigieran su destino. Todos los Estados de la tierra, en mayor o menor medida, causaron malestares a la sociedad que sometían o fungieron —al igual que hoy— como limitantes para la resolución de dichos malestares o la consecución de un grado de satisfacción mayor para el ser humano. A lo sumo, de lo único que protegía el Estado a la Sociedad era de que viniera otro saqueador —otro Estado— a atacar o hacerse de los recursos del territorio y la sociedad que él mismo manejaba; pero, nuevamente, encontramos el mismo problema: El Estado. Esta seudo-protección no cambia el hecho de que la humanidad fue y sigue siendo esclava de las directrices de la clase gobernante, sin importar quien ejerza el poder.

Gobierno de human sobre human en la historia seglar

Ahora, viéndolo desde la historia seglar, el Estado primitivo —ese que no cuenta con instituciones tan estructuradas como en el presente ni estaban delimitados territorialmente— tiene su primera aparición en organizaciones como tribus o clanes que muchas veces tenían vasta extensión conseguida de las conquistas y explotación o extinción de las tribus conquistadas, pero su organización no era tan profunda como los modernos. Las primeras organizaciones de este tipo la podemos encontrar en la antigua Mesopotamia después del 3000 antes de la era de Cristo con la llegada de las ciudades sumerias, sin embargo, ya habían tribus esparcidas por todo el mundo que compartían las mismas características: conquistar y sobrevivir —como las formas de organización social de vikingos, quienes vivían de saquear a los demás, y de los demás pueblos nómadas que instituyeron la esclavitud[4]—; por lo que, con esta concepción del Estado y/o el Socialismo, se puede decir que su historia tiene entre 4000 y 6000 años de historia.

Gobierno de human sobre human en la actualidad

Dando un salto temporal hasta la época contemporánea, el Estado Nación o Moderno debe su origen a la delimitación del territorio en cual ejercerá su dominio; hecho que, a su vez, surge gracias al Tratado de Westfalia de 1648 firmado entre países europeos para evitar que las potencias —Estados fuertes— u otros países se impusieran a otros Estados[5]. Es en este contexto que, después de años de revoluciones en el que imperaba la monarquía autoritaria y/o la monarquía absoluta, maduran las instituciones políticas y el Estado comienza a mutar para amoldarse a un sistema que conseguiría darle la mayor legitimidad o aceptación intelectual, ese sistema que conocemos hoy día como Democracia Representativa.

Sea como sea, visto desde el foco histórico que guste más, la historia del Estado o Socialismo fue, es y siempre será la misma: un grupo de seres humanos aprovechándose de su poder para someter a otros; un grupo de humanos que se valen de medios políticos para conseguir sus fines por medio y a costa de otros; un grupo de humanos conquistadores que saquean y esclavizan a los conquistados. Nada ha cambiado ni cambiará en esencia dentro de un sistema social donde exista el Estado; en el pasado originaban guerras, saqueaban, explotaban o esclavizaban; hoy la cosa no ha cambiado, las guerras son de Estados —un grupo de humanos movidos por un ideal o por las ansias de más poder para dirigir coactivamente la vida de un pueblo; y esto aplica aún si no tienen un territorio delimitado aceptado por la comunidad internacional que, a su vez, la constituyen más Estados[6]—, saquean, explotan y esclavizan a través de medios sutiles como los impuestos legislados y no legislados o por otros no tanto como la creación de leyes que atentan contra la libertad. Si a través de instituciones fuertes que velen por la propiedad, libertad y vida de cada individuo por igual se eliminara la capacidad que tiene un humano o un grupo de humanos con poder de coaccionar a otros sistemáticamente, entonces el Estado y/o el Socialismo no existirían.

Algunas cosas más

Por lo pronto, como existió y sigue existiendo el Socialismo, queda de mi parte resaltar que el mismo siempre busca la forma de crecer; quienes gobiernan a la sociedad coactivamente siempre buscan y encuentran formas de ampliar su poder e influencia en la sociedad gobernada. El que hoy día tengamos Estados o Socialismos más sofisticados es una ilustración clara del hecho de que una pequeña dosis de Socialismo siempre llevará a que cada vez más dosis se inyecte en la sociedad o, dicho de otro modo, un Socialismo de menor grado siempre llevará a un Socialismo de mayor nivel o radical. En el pasado encontrábamos Estados sin límite territorial, con instituciones débiles; hoy encontramos Estados con instituciones sólidas, límites territoriales, dominio de armas más sofisticadas, una constitución que los legitima forzosamente por ley y con símbolos patrios o nacionales que le dan cierto grado de latría[7]. Ahora bien, el Socialismo en el planeta es más radical en uno que en otros lados, pero en aquellos lugares en donde es radical, es resultado de descoordinaciones o desajustes que han causado las intervenciones que le precedieron y se tratan de solucionar con más control; tal es el caso de, por ejemplo, Cuba, Corea del Norte y Venezuela.


[1] Revisar: (i) “Estado, gobierno, Dios y orden social”; (iii) “Socialismo, máxima expresión del colectivismo”; (iv) “El horror intelectual del Socialismo”; (v) “Economía y Socialismo, dos expresiones mutuamente excluyentes”; (vi) “El fracaso histórico del Socialismo: la URSS, Cuba y otras historias tradicionales del Socialismo”; (vii) “Socialismo definido: contra el concepto popular de “Socialismo””; todas publicadas en el portal de ContraPoder News y a las cuales puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/?s=Roymer (Consultado el 19 de diciembre de 2023).

[2] Atalaya del 1 de diciembre de 1975, publicada por los Testigos de Jehová, bajo el tema: Captando los sucesos bíblicos en orden. Pág. 734-735. También puede consultar el apartado “Desde la creación del hombre hasta el presente” de la sección “cronología” situada en “Perspicacia para Comprender las Escrituras”, volumen 1., págs. 584-604 (Brooklyn, New York. Editado por la Watch Tower Bible and Tract Society of New York, Inc. International Bible Students Association). Es relevante mencionar que absolutamente todos los gobiernos que le procedieron entran dentro de esta definición de Socialismo, así que no es necesario mencionarlas y/o describirlas, hacerlo sería redundar en una idea o creencia que ya es clara.

[3] Para efectos prácticos, Socialismo y Estado serán tratados en este texto como sinónimos. Entiendo que hay matices a tratar, pero en el fondo se discute el mismo asunto.

[4] Ver: Franz Oppenheumer. 2014. El Estado: su historia y evolución desde un punto de vista sociológico. Traducido por Juan Manuel Baquero Vázquez y publicado por Unión Editorial. Sección: “Pueblos anteriores al Estado: Pastores y Vikingos”.

[5] Este tratado, firmado después de 30 años de guerra, da luz o aceptación al término “soberanía territorial” y al nuevo orden internacional. Para conocer mejor los antecedentes y el impacto que tuvo la firma de este tratado, puede consultar el ensayo de Alejandro Galán Martin titulado: “La Paz de Westfalia (1648) y el Nuevo Orden Internacional”, al cual puede acceder a través de: https://dehesa.unex.es/bitstream/10662/3319/1/TFGUEX_2015_Galan_Martin.pdf (Consultado el 24 de diciembre de 2023).

[6] Qué curioso que quien tiene que determinar si un Estado es o no un Estado, sean los mismos Estados del mundo, basándose en leyes que, muchas veces, fabricaron ellos mismos.

[7] El grado de idolatría que se le guarda al Estado es supino e indignante, todo funciona cual religión que sirve a un dios con rituales varios; es la religión del Estado. A dios Estado debe rendírsele obediencia sin presentar objeción alguna, así no se entiendan sus acciones y sin importar si lo que pide es malvado, porque hacerlo es un acto de rebeldía y merece castigo; debe rendírsele adoración mediante la bandera de la nación y el canto del himno nacional, no hacerlo es una falta de respeto, un acto vil que merece castigo —dígale a un niño que no cante el himno en el colegio para que vea lo que pasa—; si hay algún problema en la sociedad, se le debe “orar” al Estado para que solucione dichos problemas, no hacerlo es considerado prescindir de este dios y, por tanto, una oposición que merece castigo —intente hacer algo que el Estado no regula, sin pedirle ayuda, para que vea cómo comienzan a surgir leyes e interpretaciones de leyes que terminaran por controlar su acción—. La sociedad actual es al Estado lo que los Israelitas eran a dioses falsos en su tiempo como pueblo escogido de Dios, y ellos, a igual que la sociedad del presente, pagaron las consecuencias de su mal proceder (revisar: Éxodo 20:4, 5; Deuteronomio 5:8, 9; 7:2-5; Josué 2:11-19; 3:7, 8). Y el adoctrinamiento inicia desde muy joven: desde primaria hasta la universidad se comienza a impartir el culto al Estado mediante el canto del himno y el homenaje a la bandera y en Ciencias Sociales te definen la institución y su supuesta importancia para la organización social, se tiene contacto con las delimitaciones territoriales del Estado y se refuerza el adoctrinamiento con historia, geografía, geografía económica (en Venezuela, hoy “geografía, historia y ciudadanía”), premilitar, economía, entre otros que, en mayor o menor grado, inyectan la creencia en dios Estado. Toda la rama de las ciencias sociales está impregnada de esta religión.