Por Carlos Infante, abogado y coordinador local de EsLibertad Venezuela.
La tecnología, omnipresente en nuestras vidas diarias, está destinada a convertirse en el pilar sobre el cual se erigirá la democracia del futuro. En los próximos 20 años, asistiremos a una transición marcada por el abrazo generalizado del voto online y la digitalización de la identidad. Este cambio no solo refleja una adaptación a la era digital, sino que también impulsa la participación ciudadana y la transparencia.
Un ejemplo de cómo la tecnología ha calado en la democracia es la implementación del voto online, que representa un hito crucial en la modernización democrática; la comodidad y accesibilidad inherentes a esta modalidad no solo eliminan barreras físicas, permitiendo a los ciudadanos ejercer su derecho desde la comodidad de sus hogares, sino que también reducen las posibilidades de fraude electoral.
Para asegurar la viabilidad y seguridad del voto, es importante la implementación de tecnología blockchain, que se erige como un pilar fundamental para garantizar la seguridad y la integridad en el proceso electoral de la democracia tecnológica. Esta innovación, que ha demostrado su robustez en diversas aplicaciones, presenta un potencial revolucionario al abordar los desafíos inherentes a la confiabilidad de las votaciones y la protección contra ataques cibernéticos.
Gracias a su naturaleza de descentralización inherente, la tecnología blockchain disminuye significativamente la vulnerabilidad a ataques cibernéticos. Dado que la información no reside en un solo servidor central, se vuelve exponencialmente más difícil para los actores maliciosos comprometer la integridad del proceso electoral.
Es importante también mencionar que la implementación de contratos inteligentes (smart contracts) en el proceso electoral agrega una dimensión de transparencia y automatización. Estos, ejecutados automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones predefinidas, garantizan el cumplimiento de las reglas electorales de manera eficiente y sin intervención humana, reduciendo no solo la posibilidad de errores, sino también la susceptibilidad a fraudes o manipulaciones.
Gracias a los grandes avances, ahora es posible hablar sobre cómo la digitalización de la identidad emerge como un componente esencial en esta nueva era. La creación de identidades digitales seguras y verificables no solo simplifica los procesos electorales, sino que también establece un estándar para la autenticación en otras esferas de la vida cotidiana. La descentralización de la identidad, utilizando tecnologías como la cadena de bloques, promete salvaguardar la integridad de la información personal y garantizar la confianza en los sistemas digitales.
No obstante, esta transición hacia la democracia tecnológica no está exenta de desafíos. La brecha digital, la ciberseguridad y la resistencia al cambio son obstáculos que deben abordarse con seriedad. Además, es crucial garantizar que estos avances tecnológicos no excluyan a sectores de la sociedad, preservando así la equidad y representación democráticas.
En este contexto, la educación y la conciencia cívica desempeñan un papel fundamental. La alfabetización digital y la comprensión de los sistemas tecnológicos son imperativos para empoderar a los ciudadanos y asegurar una participación informada en esta nueva era.
Para finalizar, es importante aclarar que la modernización de la democracia no es simplemente un ajuste técnico; es un cambio paradigmático que redefine la relación entre ciudadanos y gobiernos. La convergencia entre ciencias políticas y tecnología promete no solo transformar la forma en que participamos en los procesos electorales, sino también establecer las bases para una sociedad más conectada, transparente y participativa.
A medida que nos adentramos en la segunda década del siglo XXI, la democracia tecnológica se presenta como una realidad inminente. Los desafíos son palpables, pero las oportunidades para construir una sociedad más justa y equitativa son igualmente significativas. En este viaje hacia la modernización democrática, la tecnología se convierte en la herramienta que permite transformar las promesas de la democracia en realidades tangibles para todos.
(Nota: todo el texto, junto a sus ideas expresadas, son y/o corren por responsabilidad netamente del autor y no necesariamente representa la posición de ContraPoder News)