De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, los confinamientos en el año 2020 sólo redujeron las muertes por COVID-19 en un 0,2%.
El estudio además arroja que, a pesar de los pocos beneficios sanitarios que se consiguieron, sí se perjudicó en gran medida otras áreas en donde fueron adoptados.
Los investigadores de este estudio – Steve Hanke, profesor de economía en la Universidad de Johns Hopkins; Lars Jonung, profesor de economía de la Universidad Lund; y Jonas Herby, Consejero Especial en el Centro de Estudios Políticos de Copenhague, analizaron los efectos causados por los cierres de negocios, la obligatoriedad del uso de mascarillas y el cierre de las escuelas en las muertes ocasionadas por el coronavirus.
“Encontramos poca o cero evidencias que los cierres obligatorios en Europa y los Estados Unidos tuvieran un efecto notable en la tasa de mortalidad del COVID-19,” notal los investigadores, quienes también señalaron que refugiarse en sus hogares logra reducir esa misma tasa en un 2,9%.
La investigación muestra que las medidas de refugiarse en hogares por sí solas, pueden reducir la mortalidad por coronavirus en un 5,1%; sin embargo, al ser combinada con otras medidas de encierre, incrementan la mortalidad en un 2,8%, por lo que concluyeron que la limitación de reuniones pudo haber sido contraproducente y haber ayudado a incrementar la mortalidad por este virus.
“Tomar refugio puede aislar a una persona infectada en su casa con su familia en donde se toma el riesgo de infectar a sus familiares con una carga viral más alta, causando una enfermedad más severa,” se lee en la investigación, “Frecuentemente, los confinamientos limitaron el acceso de las personas a lugares abiertos y seguros como playas, parques y zoológicos, o incluían uso de mascarilla obligatorio o restricciones a las reuniones, obligando a las personas a reunirse en lugares menos seguros (cerrados).”
Otra cifra que arrojó este estudio, enfocándose en áreas específicas, fue que la única medida que sí redujo de manera significativa la mortalidad del virus fue el cierre de negocios no esenciales, que logró disminuir en un 10,6% este índice; sin embargo, consideran que este efecto pudo haber sido exclusivo por el cierre de bares.
La investigación también señala consecuencias no intencionadas de estos cierres, y se encontró que el desempleo, la reducción en la tasa de escolaridad, el incremento en casos de sobredosis y el incremento de abusos domésticos son algunos efectos secundarios que se derivaron de estas medidas, por lo que, se concluyó que la relación costo-beneficio para seguir implementando confinamientos no es positiva y se recomienda no seguir apuntando al uso de estas políticas.