El pecado del odio en la política venezolana

Por Gervis Medina, abogado, criminólogo y escritor venezolano.

El pecado del odio en la política venezolana es comparado, y así lo creo, que hemos actuado como los ángeles caídos, que en lugar de propiciar la unidad (unicidad, en mi concepto), en nuestro país muchos de los responsables de ello han preferido la segregación, la división.

El odio en la política venezolana lleva a la deshumanización del adversario político. Cuando se odia al otro, no se le ve como un ser humano con dignidad y derechos, sino como un enemigo que debe ser eliminado o silenciado. Esta deshumanización es un pecado porque viola el principio fundamental del respeto a la dignidad humana. Desde la doctrina cristiana, todos los seres humanos son hijos de Dios y deben ser tratados con amor y compasión, independientemente de su postura.

El término «Diablo» proviene del latín “diabolus”, que a su vez proviene del griego διάβολος diábolos; propiamente calumniador, que se traduce como “adversario”. En la tradición judeocristiana, príncipe de los ángeles rebelados contra Dios, que representa el espíritu del mal. La palabra hebrea Satán, traducida como “opositor” se refiere a una de las características del diablo en su relación con Dios, aunque con el paso del tiempo se ha usado también como uno de sus nombres. Entonces, sí el que divide y los Ángeles rechazaron radicalmente la voluntad de Dios por eso entonces se habla en la escritura del pecado de los Ángeles en esta caída en esa elección libre rechazaron radicalmente e irrevocablemente a Dios.

El mal del odio en la política venezolana es una problemática compleja que ha sido una característica central del conflicto político del país en las últimas seis décadas. Este fenómeno está marcado por una polarización extrema entre los diferentes sectores ideológicos, principalmente entre el oficialismo, liderado por el chavismo, y la oposición representativa, en los últimos 25 años, que representa una diversidad de movimientos, partidos y enfoques políticos. Este odio tiene varias dimensiones.

Polarización extrema. La política en Venezuela en los últimos 25 años, ha estado dividida entre dos bandos opuestos: quienes apoyan el régimen chavista (primero bajo Hugo Chávez y luego bajo Nicolás Maduro) y quienes se oponen a él, la oposición representativa. Esta polarización ha creado un ambiente de «nosotros contra ellos», donde ambos lados consideran al otro como una amenaza existencial, deshumanizándose mutuamente y, en consecuencia, creando una sociedad criminógena y un Estado deletéreo.

Ahora bien, el discurso político, tanto desde el gobierno como de ciertos sectores de la oposición representativa, ha estado cargado de lenguaje violento y descalificaciones personales. Esto ha servido para avivar las llamas del odio, creando una dinámica en la que los líderes políticos se movilizan a sus bases a través del resentimiento y el rencor, en lugar de promover el diálogo y la reconciliación. El gobierno deletéreo y criminógeno de Venezuela ha utilizado el odio como una herramienta política. El chavismo ha regresado frecuentemente a la retórica de lucha de clases, pintando a sus opositores como «enemigos del pueblo», «oligarcas» o «traidores a la patria». Esto ha reforzado las divisiones sociales y económicas, exacerbando la tensión entre los ciudadanos. Las protestas contra el gobierno han sido respondidas con violencia y represión, lo que ha profundizado aún más el odio. Las violaciones de derechos humanos, encarcelamientos arbitrarios de líderes opositores y el uso desproporcionado de la fuerza han creado un ciclo de resentimiento y revanchismo entre los sectores opositores y gobernadores, como también el robo de las recientes elecciones presidenciales.

Este ambiente de odio ha dejado cicatrices profundas en el tejido social venezolano. Las familias, comunidades y amistades han sido fracturadas por la política, llevando a una ruptura de la cohesión social. Además, ha incrementado el éxodo masivo de más de 8 millones venezolanos, muchos de los cuales huyen no solo de la crisis económica y política, sino también del ambiente tóxico de polarización y persecución.

La incapacidad de los actores políticos de entablar un diálogo genuino y de encontrar soluciones conjuntas ha perpetuado este odio. Los intentos de mediación han fracasado repetidamente debido a la desconfianza mutua, la falta de concesiones y el constante juego de poder entre los actores. Este clima de odio tiene un impacto devastador no solo en la política, sino también en la vida cotidiana de los venezolanos. Para superar este mal, es necesario un cambio en el tono del discurso político, la batalla de las ideas o cultural, erradicación de esa enfermedad del alma llamada socialismo (chavismo); un esfuerzo consciente por despolarizar la sociedad, y el fomento de una cultura de diálogo, respeto y tolerancia.

En la tradición cristiana, que es influyente en la cultura venezolana, el mandamiento de «amar al prójimo como a ti mismo» es central. El odio en la política contradice directamente este mandato. Cuando se fomenta el odio entre los ciudadanos por razones ideológicas, se está quebrando este precepto fundamental, lo que convierte al odio en un pecado grave que aleja a las personas de sus principios espirituales y morales.

Los líderes que utilizan el odio para manipular a sus seguidores cometen un pecado de engaño y abuso de poder. El uso de la retórica del odio es un acto de manipulación emocional que explota los temores y frustraciones de la población. En lugar de promover la verdad, la justicia y la paz, el odio distorsiona la realidad y siembra división. Esta manipulación viola los principios morales fundamentales de honestidad y amor.

El odio, cuando es internalizado y promovido por la sociedad, tiene consecuencias profundas en el alma de las personas (soberbia). Se convierte en un veneno que destruye la paz interior, lleva al rencor y corrompe el sentido de justicia. Para la sociedad venezolana, este pecado del odio ha generado un ambiente en el que la reconciliación parece lejana, y las heridas emocionales y espirituales se profusa. Desde una perspectiva teológica, el odio solo puede ser superado a través del perdón y la reconciliación. En la política venezolana, el pecado del odio ha bloqueado el camino hacia una solución pacífica y justa para todos. El perdón no implica olvidar las injusticias, sino buscar un camino donde el diálogo y la compasión sean posibles. Esta reconciliación es necesaria no solo para sanar las heridas políticas, sino también para restaurar la moralidad y la humanidad en los venezolanos.

El pecado del odio en la política venezolana es una manifestación de la corrupción moral que ha invadido el discurso y las acciones de muchos líderes y ciudadanos durante los últimos 60 años. Para superar este pecado, es necesario recuperar valores fundamentales como el respeto, la libertad, derecho a la vida, derecho a la propiedad, la compasión y el amor al prójimo. También requiere que los actores políticos y la sociedad civil abran el perdón como un acto de fortaleza y no de debilidad. Solo entonces Venezuela podrá iniciar un proceso de sanación profunda, tanto en el ámbito político como en el social con una libertad en marcha.

Anti-Aborto: defendiendo la vida desde la razón

Por Nathan González, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

Es innegable que los avances científicos en las áreas de genética y embriología nos han dejado sumamente claro un hecho, ¡La vida humana comienza desde la concepción! Por lo tanto, considero innecesario abordar la defensa de la vida humana desde la ciencia moderna, al menos en este artículo. Partiremos entonces desde la filosofía e intentaremos abordar algunos argumentos en contra del aborto.

Es de conocimiento público que el debate sobre el aborto es uno de los más polarizados y persistentes en la sociedad contemporánea. Hay aquellos que defienden el aborto centrandose en la autonomía de la mujer, sin embargo, tambien existimos quienes nos oponemos al aborto presentando una gran variedad de razones científicas y filosóficas. Como ya mencioné, en este caso enfatizaremos desde la filosofía, la moralidad y la dignidad inherente de la vida humana desde la concepción, explorando algunos de los argumentos más sólidos y bien fundamentados contra el aborto, analizando sus premisas y su estructura lógica.

La sociedad occidental ha llegado a grados tan aceptados de escepticismo religioso que, para el hombre moderno, suele ser un tanto anticuado y de poco valor afirmar que la vida humana, a diferencia de la vida del resto de los seres vivos, es especial de una forma que trasciende lo común, por lo cual posee alguna especie de conexión divina. Como consecuencia de esto se ha reemplazado ampliamente la influencia de Dios y los conceptos que de él se desprenden por nociones que pretendiendo gozar de cientificismo y lógica son trasladadas a la política para su puesta en práctica, dotando así de características religiosas a ideas e instituciones que influencian o rigen la vida del hombre moderno; por ejemplo: el hombre ha dejado de buscar a Dios en los cielos y ha comenzado a adorarlo en la forma del estado, dando así más valor al poder político y sus instituciones que a la fe y los principios morales.  

Esto conecta directamente con nuestro primer argumento: la santidad de la vida humana, cuya premisa postula que el aborto es inmoral porque viola el principio de la santidad de la vida humana. Este argumento sostiene que, desde la concepción, el embrión o feto es un ser humano con potencialidad completa de vida. Muchos filósofos y teólogos, como Tomás de Aquino, sostienen que la vida humana es sagrada desde su inicio debido a su naturaleza intrínseca y su capacidad para desarrollarse en una persona racional y moral. Aquino afirmaba lo siguiente: «La vida humana, siendo un don divino, debe ser protegida desde su inicio. Interrumpir deliberadamente ese proceso es una violación del orden natural y divino». La santidad de la vida humana ha sido, y continúa siendo, un principio moral fundamental en muchas tradiciones filosóficas y religiosas. Como podemos ver, este principio sostiene que toda vida humana tiene un valor intrínseco y no debe ser terminada arbitrariamente.

El concepto de la santidad de la vida está profundamente arraigado en la ética judeocristiana, que ha influido en gran parte de la filosofía moral occidental. Incluso desde una perspectiva secular, vale la pena citar a Immanuel Kant, quien afirmaba que: «Siendo un fin en sí mismo, cada ser humano es único y no puede ser sustituido por nada ni por nadie porque carece de equivalente. No posee un valor relativo, un precio, sino un valor intrínseco llamado ‘dignidad’». De esta forma, Kant argumenta que cada persona es única y valiosa por sí misma, y no puede ser comparada ni reemplazada por otra cosa o por otra persona. Esto se debe a que cada ser humano tiene un valor especial, por ello la vida humana debe ser respetada.

Peter Kreeft, filósofo católico y apologista, apela al imperativo categórico de Kant al presentar su argumento contra el aborto, utiliza un enfoque dialógico y filosófico empleando el conocido método socrático en su obra The Unaborted Socrates. Allí presenta la siguiente premisa: “la vida humana tiene valor intrínseco desde el momento de la concepción, y por lo tanto, el aborto es moralmente incorrecto”. Kreeft resalta que el embrión humano, desde la concepción, es un ser vivo con una naturaleza humana específica, y añade que, biológicamente, no hay un punto claro después de la concepción que marque un cambio en la esencia del ser humano y que las características fundamentales que definen lo que es un ser humano están presentes desde la concepción, aunque no completamente desarrolladas.

En contraposición, algunos autores, como el afamado escritor de Liberación animal, Peter Singer, argumentan que el feto no posee conciencia ni una vida independiente y, por lo tanto, no puede ser considerado un ser humano con pleno derecho. Sin embargo, desde el argumento de la santidad de la vida, debemos contraatacar diciendo que la potencialidad de desarrollar estas características es suficiente para conferir valor moral y que, por lo tanto, dicho argumento no es válido para definir si el no nacido tiene o no derecho a vivir.

En sintonía, corresponde presentar el segundo argumento. El principio de no maleficencia. Este principio, ampliamente aceptado en la ética médica, sostiene que los seres humanos tienen la obligación moral de evitar causar daño a otros. El aborto, al terminar con una vida potencial, es un acto que causa daño directo al feto.Siguiendo esta lógica, si  el aborto es un acto que causa un daño irreversible no podemos justificar tomar una acción que destruya una vida humana, independientemente del estado de desarrollo de esa vida.

El principio de no maleficencia es clave en la bioética y en la filosofía moral en general. Autores como Tom Beauchamp y James Childress (importantes filósofos y bioeticistas reconocidos por su contribución clave en el campo de la bioética, particularmente por su trabajo en el modelo de los principios) argumentan que la protección contra el daño es una obligación moral que debe prevalecer en la toma de decisiones éticas, particularmente en la medicina.

Hay quienes sostienen que, en situaciones donde la vida de la madre está en riesgo o donde la calidad de vida futura del niño sería extremadamente baja, el aborto podría ser moralmente justificable. Sin embargo, una sociedad justa debe buscar soluciones que respeten los derechos de todos los individuos implicados, especialmente los más vulnerables. Hadley Arkes destacaba que: «Si negamos el derecho a la vida del no nacido, socavamos la base misma de la justicia y la igualdad ante la ley». Cayendo así en una incoherencia moral y legal que excluye a los no nacidos de la protección de los derechos humanos, acción que debilita los fundamentos de una sociedad justa. Somos conscientes de que existen situaciones delicadas, pero incluso en este tipo de casos existen alternativas que no requieren la terminación de la vida, como la adopción o el uso de tecnologías médicas avanzadas para salvar ambas vidas.

Llegamos así al argumento final: el derecho a la vida, derecho fundamental que tiene toda persona a no ser privada de su vida arbitrariamente. Esto significa que a la vida del no nacido no puede ser subordinada a otros derechos, ya que el derecho a la vida es el derecho primario del cual dependen todos los demás, por lo que debe ser protegido incluso si esto implica restricciones a otros derechos, entre ellos, los derechos reproductivos de la madre. Además, el derecho a la vida es uno de los derechos más fundamentales y universalmente reconocidos en las teorías de derechos humanos y en la filosofía moral, por ende, se debe aceptar que el feto es un ser humano con derecho a la vida, y que este derecho debe ser protegido contra cualquier amenaza, incluida la terminación intencional del embarazo.

Todos conocemos la famosa “Declaración Universal de Derechos Humanos”, cabe preguntarse, ¿De qué forma podemos afirmar que dicha declaración y otros documentos internacionales que afirman que todos los seres humanos tienen derechos inalienables, entre ellos, el derecho a la vida, no aplican para los no nacidos? ¿Es esto coherente con el principio de igualdad y dignidad humana?

Cualquiera que dé un breve paseo por la filosofía del derecho encontrará que el derecho a la vida es un derecho fundamental, y como tal, no puede ser anulado sin una razón extremadamente poderosa y justificable. Dado que la vida es un bien primario sin el cual no pueden ejercerse otros derechos, el derecho a la vida del feto debe ser siempre prioritario.

John Locke, quien defendió la primacía del derecho a la vida como un pilar esencial para la construcción de una sociedad justa y equitativa, argumentó que la vida es un derecho inalienable otorgado por la naturaleza o por Dios, y que cualquier violación de este derecho es un acto de injusticia.

Los defensores del aborto podrían argumentar que el derecho a la vida del feto debe ser equilibrado con los derechos de la madre, incluida su autonomía y su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Sin embargo, hemos de señalar que la autonomía de uno no debería extenderse hasta el punto de negar el derecho a la vida de otro, especialmente cuando existen alternativas al aborto que respetan ambos.

Con todo lo expuesto aquí, puede llegar a ser alarmante la idea de que aquellos que defendemos la vida tengamos toda la razón, porque, aunque estos argumentos no están exentos de refutaciones y estamos muy lejos de encontrar algo parecido a una verdad absoluta, de ser cierto todo lo aquí expuesto, estaríamos hablando de un magnicidio silencioso que hemos permitido descaradamente tanto creyentes, como agnósticos y ateos por igual. Todo para satisfacer “supuestas necesidades” y beneficiar a muchas personas y corporaciones, tanto políticas como económicas, que lucran con el negocio del aborto y obtienen beneficios de todo tipo por promoverlo. En palabras de G.K. Chesterton: «Cuando se empieza a dejar de defender lo obvio, el desastre está a la vuelta de la esquina».

Kulturkampf: la guerra por el alma de Venezuela

Por Leroy Garrett (@lerogarrett).

Un término de nuevo en boga, sobre todo a raíz del surgimiento del movimiento en pro de los derechos a las personas homosexuales o bisexuales, nuestro título está en alemán, significa “Guerra Cultural”, en inglés “Cultural Wars” y su uso está en el tope de la narrativa social mundial.

El origen del Kulturkampf viene del intenso conflicto entre la Prusia de Bismarck y el Papá Pio IX, a mediados de 1870 sobre la extensión del control por la iglesia católica sobre la educación en Prusia, a lo que Bismarck estaba opuesto, entonces el estadista alemán conjugó el concepto consecuencial que acompaña a la guerra cultural, la disputa por la consagración de una educación secular como opción a la laica, Prusia debatía el futuro por el alma de la nación.

Hay una multiplicidad de tipos de guerras culturales y escenarios de confrontación y escenario de batallas, en nuestros tiempos.

Un mundo globalizado imprime esta gama de múltiples escenarios de confrontación que se mezclan entre sí, pero que tienen denominadores comunes.

La guerra cultural, como todas las guerras, tienen un supremo interés económico, por las relaciones de valor creadas por virtud de la nueva manera de control social impuesta o derivada de ella.

El movimiento gay logra hegemonía en las modas y reta convencionalismos que retan a la creación humana misma e inclusive conocimientos comprobados de como él.

Placer íntimo contra natura, acarrea problemas serios de sanidad y controles de salud que por ahora la elección de disfrute o placer sexual encubre.

Pero el movimiento tiene aspiración de poder y su éxito en conquistar poder político asoma cambiar las bases mismas de la civilización tal y como la conocemos.

Por su componente económico y rector de cambios a la vida y tradiciones, el bando de la ofensiva dentro de las guerras culturales enfrentan enconadas reacciones, el detonante de la violencia.

La ideología comunista, antes evangelio redentor, ahora fracaso clandestino en búsqueda insistente del poder como factor criminalizador, y así seguir controlando pueblos destruyendo las actividades económicas licitas y haciéndose con las ilícitas, y en su acometida en pro de la desigualdad y crimen, tiene hoy seguidores que representan un gran caballo de Troya de nuestros tiempos, capaz de camuflarse y beneficiarse, aliándose a los movimientos más condenables de la tierra tanto radicales o no ortodoxos, inclusive de derecha para tiranizar sus pueblos.

¿Les parece familiar lo arriba dicho? Estas fuerzas en ferviente guerra cultural anuncian intermitentemente síntomas preocupantes, por ejemplo: el renacimiento de perversiones basadas en odio y racismo como la ideología nazi, aquí en los Estados Unidos, caldo de cultivo basado en temores a la inmigración incontrolada y el desplazamiento de la mayoría blanca como

Poseedora suprema de los modos y medios de producción, la raza del “destino manifiesto“, hoy con grandes sectores en pánico de ser superados.

En buena medida, el nazismo Americano, que se develó así mismo de nuevo durante los eventos de Charlottesville en 2017, posee los mismos disparadores que le permitieron acceder al poder en la Alemania de la gran depresión de los años 30.

De ellos se desprenden grupos adoradores de teorías conspirativas como Qnon y otros grupos que usan las redes sociales como herramienta de influencia y dirección, un fenómeno notable y de consecuencias preocupantes.

Nosotros en Venezuela hemos sido tomados por el neocomunismo, una élite aliada a las causas más abominables de nuestro tiempo, criminales sin disimulo, todo empezó hasta folcloricamente, con el difunto contrapunteando con Cristóbal Jiménez los domingos, luego el odio a Páez, la decapitación de Colon, la destrucción de la clase media y los trabajadores petroleros, la condena a la música de las orquestas tradicionales como Billo’s y Melódicos calumniadas como música “Adeca”, la castración de expresiones culturales como la telenovela, el humor, y la división de la vida republicana a tasajazos de melón, que el difunto gustaba hacer con la espada de Bolívar.

Por supuesto ellos buscaban apoderarse del alma de nuestra nación, no han podido, la han secuestrado, pero no han podido, es una élite contra legem, egoísta totalmente aferrada al poder, apátrida y entreguista —aunque en la oposición el entreguismo ha sido descarado también—, pero hablamos de una nación en resistencia. Somos ocho millones afuera, miles presos y otros a duras penas vivos, dentro de nuestro territorio, la mayoría nuestros ancianos.

El error, imperdonable de quienes han podido normalizar esta tangente histórica pavorosa, al no importarle, no querer o no combatir esta pavorosa guerra cultural, con la coincidencia de saber quienes son, sin importar asociarse y cohabitar con ellos, es un delito a la par de esta invasión descarada y aniquilante del chavismo.

Para ellos —opositores colaboracionistas y chavistas— una vez rescatada la nación —que debe probarse como capaz de enjuiciar y encarcelar a los culpables de donde venga— se juega su destino de derrotar esta guerra cultural y sanar nuestra alma.

Pero esta guerra por el alma de nuestra nación ya no la ganaron, estuvieron condenados a perderla desde el principio, al final son otros gorilas dictadores pertenecientes al club Baby Doc Duvalier.

¿Ya casi Venezuela es una mala idea?

Por Gervis Medina.

“Ya casi Venezuela” empezó como una campaña mediática que hoy se ha convertido en una plataforma de recaudación de dinero, que a la actualidad lleva más de un millón de dólares americanos.

Ahora bien, existen confusiones y debilidades en las estrategias e inconsistencias narrativas ponen en duda a muchos espectadores con respecto a la viabilidad y confiabilidad de este denominado movimiento.

Esto inicia el 9 de setiembre con el Sr. Erik Dean Prince, un empresario norteamericano y ex militar conocido mundialmente por ser el fundador de una empresa militar privada llamada Blackwater, subiendo un video donde decía “un movimiento imparable ha comenzado”. A esta declaración se sumaron “Ivan Simonovis” y el comandante retirado “Guillermo Beltran Vielma”.

El 16 de setiembre, en un video subido a la red social X, Prince narra: “!Venezuela¡, votaste el 28 de julio por la libertad, ahora llegó el momento de ‘votar’ con dólares. La democracia prevalecerá. Estamos a punto de llegar, ya casi, Venezuela”.

El 17 de setiembre inició una campaña de recolección de fondos abierta, a través de una cuenta regresiva es las redes sociales llegó al día cero y con ella se habilitó un botón de donaciones cuyo propósito no ha sido ni detallado o específico, convirtiéndose así en un campo fértil para las especulaciones en las redes sociales. La cuenta regresiva de “Ya casi Venezuela” culminó el 17 de septiembre de 2024, con la promoción de un botón de donación con el fin de recaudar fondos para la “liberación de Venezuela”, más no hay detalles sobre cómo se invertirán esos fondos.

El 19 de setiembre Ivan Simonovis públicamente se desmarcó de este movimiento, alegando “que no formaba parte, sino que era otro espectador”. Esto causó muchas confusiones en las redes sociales.

Hasta hace unas cuantas semanas, el nombre de Erik Prince era quizá algo desconocido entre los venezolanos, pero no así para los altos funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro, como por ejemplo la vicepresidente Delcy Rodríguez, quien lo recibió en 2019. Prince y Rodríguez se reunieron en secreto en la casa de la alta funcionaria, según reveló un artículo de la agencia AP, y se cree que en esa oportunidad Prince pidió la liberación de seis empleados de Citgo, una filial de Petróleos de Venezuela con sede en Houston. Ahora, Tras la campaña “Ya casi Venezuela”, Rodríguez calificó a Prince, en una conferencia televisada, como “perro de guerra”.

Las motivaciones y metas de Erik Price, director ejecutivo (CEO) y fundador del otrora grupo militar privado Blackwater, para actuar sobre la situación en Venezuela no están del todo claras.

En la web describen a “Ya Casi Venezuela” como “un movimiento comprometido con la recuperación del país y en el restablecimiento de la democracia”. Y aunque se desconoce específicamente para qué se utilizará el dinero, señalan que los aportes serán dirigidos a “acciones estratégicas orientadas a restaurar las instituciones y representantes electos de forma legítima, devolver la justicia y garantizar un cambio trascendental”.

Pero la realidad podría ser otra. Lo recaudado podría tener otros destinos oscuros: ¿Remake del sonoro caso de corrupción de la «ayuda humanitaria» en 2019 en el marco del ficticio interinato de Juan Guaidó, del que Simonovis fue «funcionario»?

Las expectativas son variadas en las redes sociales, entre opositores entusiastas y escépticos de la iniciativa. La propia campaña anuncia que se tratará de «argumentar el porqué es el momento de confiar y de actuar», además de remarcar que «esto NO es otro pote de humo». Demasiadas explicaciones que generan todo tipo de sospechas.

En el portal también se indica que la cruzada no pertenece a «ningún movimiento, partido político o personalidad en específico». De hecho, aunque no determina quiénes están detrás, se autocalifica como «movimiento»: «Nuestro movimiento es la cristalización del deseo colectivo de libertad, un grito que nace desde lo más profundo del corazón de cada ciudadano que sueña con un futuro mejor».

«No dice cuánto se necesita, no aclara para qué lo van a usar, no señala qué piensan hacer si no consiguen la suma necesaria, ni tampoco hacen referencia alguna sobre la posibilidad de un eventual fracaso. Como si fuera poco, algunos de los videos que acompañaron la plataforma son bastante amateurs, por así decirlo».

En entrevista realizada por una emisora colombiana en fecha 19 de setiembre, Erik Prince aclaró: «No soy la cabeza del movimiento Ya Casi Venezuela, doy apoyo moral.»

Hizo hincapié en: «no me queda claro para donde se va la plata que están recogiendo» y pregunte a Prince: ¿La plata se va a unos foros internacionales con la oposición? ¿Se va a entrenamiento de personas que eventualmente estarían pensando en una invasión a Venezuela? ¿Se van a comprar armas? ¿A dónde se va la plata de Ya Casi Venezuela?»

Prince respondió: «El dinero se usará para:»

1. «Colectar inteligencia para sobresaltar la corrupción del régimen, cómo se robaron las

elecciones y sobre todo para saber dónde tienen escondido el dinero que se han robado.»

2. «Relaciones Públicas en Europa y Latinoamérica para promover el apoyo a una

Venezuela libre.»

3. «Ayudar a ciertos venezolanos que están siendo perseguidos por el régimen.» «Si todo eso sale bien, todas las opciones están sobre la mesa». (frase bastante trillada, ¿no?)

Prince enfatizó que: «Ya Casi Venezuela no está prometiendo la victoria completa y absoluta en este momento.» No está diciendo que va a tirar a Maduro y su clan en el inodoro. Dijo además que «es una fase que busca recaudar fondos para probar que la oposición está viva, y que el Cartel de Maduro no es eterno.»

Y para rematar “Gustavo Lainette” el 24 de setiembre líder del movimiento Resistencia Venezolana en Miami, se pronunció públicamente para aclarar su separación de la iniciativa ¡Ya Casi Venezuela!, a la vez que reafirma su compromiso con la lucha por la libertad de Venezuela a través de su organización. En sus palabras, «Quienes me conocen saben que tanto en lo personal como desde la organización que dirijo, Resistencia Venezolana, hemos defendido la única ruta posible para salir de la tiranía: la fuerza.»

Según Lainette, su papel en ¡Ya Casi Venezuela! Era poner a disposición la plataforma de Resistencia Venezolana como ente recolector de fondos. Sin embargo, las preocupaciones surgieron cuando exigió garantías claras para proteger a los donantes y asegurar la transparencia de los fondos. «Me volví incómodo, y, palabras más, palabras menos, terminé fuera del proyecto por el hecho de exigir garantías tanto en lo personal como para los donantes,» señaló Lainette.

En su declaración, el líder de Resistencia Venezolana expresó su preocupación por el manejo de la iniciativa y el historial de algunas personas involucradas en ¡Ya Casi Venezuela!, quienes, según él, ya han estado vinculadas a casos de estafa agravada. “Sería irresponsable de mi parte no tomar las precauciones del caso. No iba a permitir que la trayectoria que he construido con mi lucha se vea empañada por un tema de dinero”, explicó Lainette.

Ahora bien, si usted, venezolano, donó dinero pensando que contribuía a una acción determinante e inmediata, pecó de inocente, me recuerda una serie pasada llamada “cese de usurpación”.

Si usted, venezolano, piensa que los países del continente europeo y americano no tienen suficientes evidencias sobre la corrupción del régimen, sobre el fraude electoral y las violaciones de derechos humanos (incluyendo delitos de lesa humanidad).

Si usted, venezolano, considera que se deben invertir millones de dólares en relaciones públicas y campañas publicitarias; si a usted, venezolano, no le importa conocer quién es «la gente involucrada» que registró la organización benéfica en EE. UU.

Si usted, ciudadano venezolano, apoya que se «ayude a ciertos venezolanos perseguidos por el régimen» sin usted decidir a quiénes y con cuánto dinero, entonces. «¡ÉCHELE BOLAS!» y sea uno de los financistas de quienes se lucran de la desgracia de los venezolanos.

Solo les dejo esta cita de Carlo Cipolla: “Los inteligentes” benefician a los demás y a sí mismos. “Los incautos” benefician a los demás y se perjudican a sí mismos. “Los delincuentes” perjudican a los demás y se benefician a sí mismos.  “Los estúpidos” perjudican a los demás y a sí mismos.

La hipocresía progresista con el caso afgano

Por Nathan A. Gonzalez C., coordinador local de EsLibertad Venezuela.

El 23 de agosto de 2024, el gobierno talibán de Afganistán promulgó una ley que, al igual que las demás leyes y dictámenes establecidos desde su llegada al poder, viola una vez más no solo la libertad de los seres humanos que ahí habitan, sino que se ensaña especialmente contra las mujeres afganas. Esta vez, las obliga a no hablar en público, cantar, leer en voz alta e incluso poder usar cosméticos o perfume. Tampoco se les permite salir a la calle sin llevar una “correcta” vestimenta que cubra completamente todo su cuerpo para evitar así la tentación y el vicio. La medida también pretende evitar que las mujeres afganas imiten modas occidentales.

La ley será aplicada por el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio —y no, no es un chiste—, los talibanes pretenden combatir el vicio en pro de una supuesta “virtud”. La moral de los radicales musulmanes —llamándolos educadamente— es un tanto extraña: no consideran como vicio tener conductas morales tan depravadas e inhumanas como el asesinato, la promoción del homicidio de todo aquel que piense diferente, la represión, el totalitarismo y la pedofilia. Esta última costumbre lamentable se ha visto incrementada desde la llegada del terrorismo talibán al poder.

Cualquier ser humano que tenga empatía, valores y fuertes convicciones morales se pronunciaría profundamente airado ante tales hechos. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿Dónde están los moralistas de Occidente? ¿Dónde están los colectivos feministas que con tanto ahínco hablan de la necesidad de eliminar el supuesto sistema patriarcal? ¿Dónde está la izquierda progresista que se jacta de ser sumamente compasiva con el dolor ajeno? No lo sabemos. Pareciera que se hubieran esfumado de la faz de la tierra, que convenientemente tuvieran la capacidad de ir a otro plano de la existencia y luego reaparecer en este a voluntad.

Y digo esto porque cualquiera pensaría que ellos serían los primeros en manifestar su desagrado, su impotencia y su rechazo rotundo ante tal calamidad. Sin embargo, lo único que presenciamos de la izquierda supuestamente humanista es el silencio, un cobarde, sádico y perverso silencio. Esto es una prueba más de que el discurso de izquierda, fiel a su maligna tradición, es un descarado engaño en el que solo pueden caer aquellos idiotas que, además de idiotas, son vanidosos, ignorantes y superficiales. Pero no me malinterpreten, esto no es una mera apreciación personal, ya que para nadie es un misterio que la mayoría de los autodenominados progresistas de izquierda se creen moralmente superiores al resto. Y si alguien duda de esto, basta simplemente con prestar atención a todo lo que hacen y dicen, desde sus más afamados intelectuales hasta su vasta militancia.

Pero tratemos de ser justos con ellos, demos un repaso por la breve y convulsiva historia reciente de Afganistán desde la llegada de los talibanes. Suponemos que este repaso, que va desde el año 2021 hasta el presente año 2024, deberíamos encontrar ingentes manifestaciones de todo tipo de parte de la izquierda progresista sobre el caso afgano. Sin más preámbulo, veamos.

Los terroristas talibanes llegaron al poder en agosto de 2021, tras la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN. Desde entonces, el país ha experimentado una serie de acontecimientos que han afectado profundamente su situación política, social, económica y de derechos humanos. Entre las medidas adoptadas, se restableció el “Emirato Islámico de Afganistán”, implementando su interpretación estricta de la ley islámica (sharía). Esto incluyó cambios radicales en las leyes y estructuras gubernamentales, eliminando en gran medida las instituciones democráticas anteriores. Se prohibió la educación para las niñas, se vetó a las mujeres de muchos sectores laborales y se las obligó a llevar el burka. Además de todo esto, hemos presenciado casos de pedofilia; padres musulmanes vendiendo a sus hijas a hombres adultos, sin la aparente disconformidad del régimen, y un aumento alarmante en las violaciones y el maltrato contra la mujer por parte de sus esposos.

Ante esto, ¿Qué pronunciamiento tuvimos por parte de la izquierda mundial, los supuestos luchadores contra la islamofobia, y demás colectivos progresistas? No recuerdo haber visto marchas convocadas por ningún político o defensor del Kirchnerismo en Argentina. No hubo manifestaciones contra las violaciones de derechos humanos en Afganistán por parte de los mismos colectivos feministas que tanto alboroto causaron cuando se estaba discutiendo la ley del aborto. La izquierda progresista argentina guardó silencio.

¿Qué declaraciones podemos encontrar de la mano de Irene Montero, Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Podemos y del Ministerio de la Mujer en España? Hemos visto cómo los talibanes asesinaban a las mujeres que iban por las calles solo por llevar una supuesta vestimenta inapropiada, que consistía en llevar sandalias o no tener el rostro cubierto. No hemos tenido ninguna declaración del autodeclarado gobierno feminista de España ni de su Ministerio de la Mujer que condene abierta y rotundamente los maltratos contra la mujer afgana, ministerio que, por cierto, se ha jactado hasta por los codos de tener férreos compromisos con el feminismo y con los derechos de la mujer. Pura política barata que no hace más que dejar al descubierto la hipocresía de la izquierda española.

¿Dónde están los colectivos LGBT? ¿Acaso ignoran cómo, a la llegada del gobierno talibán, pudimos ver a homosexuales siendo colgados en grúas por las calles? Hemos visto cómo los homosexuales son asesinados, mutilados y humillados de todas las formas posibles por los talibanes, sin embargo, no hemos visto marchas multitudinarias de estos colectivos sobre el caso afgano. Tal parece que los colectivos LGBT viven en un mundo en el que la prioridad no es manifestarse intensamente en contra de los delitos que los talibanes perpetran contra los homosexuales en Afganistán. Por el contrario, en la realidad que ellos viven, la prioridad parece ser la lucha contra la supuesta islamofobia que llevamos a cabo los occidentales.

Es realmente despreciable ver cómo las pocas declaraciones que podemos encontrar por parte de esta izquierda infrahumana dejan mucho que desear, son ambiguas y en algunos casos usan una moral relativista bastante cuestionable, cuyos discursos se enfocan en criticar a Estados Unidos, su política exterior y a gobiernos de Occidente. La izquierda, como de costumbre, solo alza las banderas de la igualdad, de la libertad y de la defensa de los derechos humanos cuando esto les puede generar algún beneficio político.

La izquierda, señores, es la encarnación de la crueldad, la malignidad y la perversión, de tal manera que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que “el socialismo no es más que la máscara con la que el diablo oculta su verdadera intención: subyugar al hombre bajo la tiranía del Estado.”

El mudo González

Por Leroy Garret.

Es parte de la herencia política de la civilización occidental bautizar con patronímicos a gobernantes y líderes, por ejemplo: el legendario rey inglés de las cruzadas Ricardo corazón de leon, quien realmente fue francés y nunca hablo una palabra en inglés.

Pedro El Grande, el Zar ruso modernizador que a juro afeitó las barbas de sus súbditos, o la reina Isabel “La Católica”, quien no solo es responsable de financiar a Colon, sino que su título popular viene de su responsabilidad directa en expulsar la vasta presencia musulmana fuera de la península ibérica, si, en uno de los años sino el más importante en la historia de occidente: 1492.

La hija de Isabel, Juana “La Loca” es aún recordada por sus celos inexplicables hacia su esposo Felipe de Habsburgo apodado “El Hermoso”, a quien Juana por su prematura muerte cargo con el descompuesto cuerpo de su cónyuge de por vida. La sabiduría popular es la madre de las virtudes.

Nosotros en tránsito de la más devastadora tragedia nacional jamás habida, tenemos recientes patronímicos adjudicados, como Pedro “El Breve” y hoy “El Mudo González”

Madrid hoy es el destino del presidente electo que jamás quiso serlo. Jamás se asumió como tal para desgracia de todos los venezolanos.

Nos emocionamos con la campaña, los venezolanos adoramos el festín, la movilización, la palabra en alta voces que nos hace soñar despiertos con un mejor porvenir. Maria Corina traspaso cualquier canon preestablecido, se convirtió en el arcangel de la libertad. Las elecciones se ganaron de calle.

Pero el chavismo demostró que le vale madre si logramos en esta oportunidad tener inclusive ahora las actas de todos los centros en Venezuela dándole el triunfo a la democracia. Ellos no van a entregar. La calle esta llena de esbirros, las cárceles de niños y el hogar de los venezolanos de luto y un pensamiento triste en salir a pie por los caminos selváticos de América.

¿Qué hacemos? ¿Conspirar en la clandestinidad? ¿Cuantas vidas más costará ponerlas en el asador?

Hace cuatro meses, el 99% de los venezolanos no sabía quien era Edmundo González, el abuelito bueno, pero frágil, con síntomas de impedimento motriz inclusive. Yo me preguntaba si este compatriota tendría las condiciones de poder acometer la reconstrucción de un país tasajeada como una res?

El caso es que Edmundo González jamás hablo como un presidente, jamás arengo a las Fuerzas Armadas como electo comandante en jefe, jamás categorizó la tiranía como gobierno saliente, como transitorio, ni llamo a una transición ordenada y pacífica del poder.

El verbo tiene poder, y Edmundo González no hablo como mandatario, y ¿Qué bien hubiera sido el desenlace a la crisis  de haber escuchado desde el pasado Julio 28 la voz de mando del poder constituido a votos?

Mientras tanto, Chevron, asi como también Repsol, y la francesa Maurel & Prom, continúan operando y produciendo petróleo con absoluta normalidad.

Los refugiados de Vente Venezuela en la embajada argentina se van a la nación austral por salvo conducto.

Edmundo González, “El Mudo” sale a Madrid a ingresar en la banda de corazones solitarios donde participan Ledezma, sus yernos, Leopoldo —arquitecto del interinato— y su mujercita. Ese club de políticos temibles cuyo lema es “el talento sin probidad es un azote”.

¡Mientras tanto, el chavismo anuncia que prendan la luz que llegó diciembre!

Posibles escenarios de la crisis política y criminógena en Venezuela

Por Gervis Medina, abogado, criminólogo y escritor venezolano.

El siguiente análisis es el resultado de un estudio praxeológico, filosófico, económico, sociológico, neurocientífico, y criminógeno, basado en los autores como: Ludwing von Mises, Antonio Gramsci, Milton Friedman, Dietrich Bonhoeffer, Carlo Cipolla.

Mises en la época de 1940 en su libro la acción humana, él explica que gracias a la revolución marginal las ciencias sociales entran lo que él llamó “praxeología”, el cual es el estudio de la acción humana, es decir, que primero vemos el comportamiento de los individuos y a partir de esas observaciones podemos sacar conclusiones. Metodología que he usado para llegar a las siguientes conclusiones:

La crisis política en Venezuela continúa sin resolverse. La sastrería jurídica de Nicolás Maduro (TSJ) convalidó la victoria de Maduro en las elecciones del 28 de julio, usurpando las funciones, del Consejo Nacional Electoral.

Sin embargo, la oposición representativa y participativa aseguran que según el 80% de las actas que pudo recoger, el claro ganador es Edmundo González y reclama al Consejo Nacional la publicación de los resultados. Mientras tanto, la comunidad internacional intenta mediar, pero sus propuestas han sido rechazadas por el momento. Y la vasta mayoría de los venezolanos ven que, como pasó en años anteriores, la crisis humanitaria se puede profundizar si no hay soluciones políticas.

Por eso nos preguntamos, ¿Qué viene ahora? Aunque cada escenario está lleno de matices y puede que incluso se mezcle uno con otro, en este editorial comento tres posibles escenarios hacia los que puede derivar esta situación.

Existen dos formas de llegar a conclusiones de este caso, de la forma keynesiana, en la cual los keynesianos de forma consciente o subconsciente siempre tiende a tener diagnósticos erróneos, por lo tanto, plantean soluciones erróneas que llevan a más crisis sociales, políticas y económicas. Básicamente, las personas de pensamiento keynesiano analizan la situación de forma pragmática. Por ejemplo: mensajes o soluciones esperando que la comunidad internacional venga y resuelva la situación en la cual nos metimos, o, peor aún, llamar a una intervención militar extranjera, o con la marcha de las actas, mientras no se dan cuenta de que hay una marcha de venezolanos hacia el exilio en otros países. Hay que decir que con marchas el gobierno no se marcha.

En cambio, la praxeología analiza la situación de forma deductiva y entendimiento de la acción humana de forma previa a cualquier dato o estadística. El interés de la praxeología no son los objetivos de la acción, sino la acción en sí misma, independientemente de las circunstancias. Esto quiere decir que apunta a los medios y no a los fines. El foco de atención de la praxeología se centra en el individuo que actúa. A partir de dicha observación, genera principios y axiomas que le permiten desarrollar un análisis del proceso de acción.

El primer camino que pongo sobre la mesa es que “todo queda igual como está”; esto quiere decir que la situación se mantenga más tiempo tal y como está. El gobierno de Maduro parece interesado en prolongar el estado actual, vendrán fiestas, vacaciones, elecciones y esto distraerá a la coalición dominada. Nicolás Maduro apuesta a la utilidad marginal decreciente, que no es más que la idea de que cada unidad de un bien pierde valor a medida que incrementa su oferta, es algo deductivo, al igual que la trigonometría y la acción humana. En las ciencias políticas la conocemos como la perdida de efervescencia de la espuma.

Ahora mismo, el poder de Nicolás sigue fuerte, ya que la coalición dominante de fuerzas institucionales que ahí lo mantienen, entre ellas las Fuerzas Armadas, sigue cohesionada. Con esto pretende varias cosas: que la oposición representativa y participativa se refugie ante la presión política, judicial y policial, que la comunidad internacional pierda el interés y que la gente tenga que resignarse a resolver su día a día. Pero para esto el oficialismo necesita ganar tiempo.

En crisis anteriores, el chavismo logró hacerlo, aunque los hay que creen que esta ocasión es diferente. Para muchos, en este momento el gobierno no tiene ya tanta fuerza y está a la defensiva, mientras que la oposición es la que está a la ofensiva. Estos analistas y opinadores dicen que la oposición parece contar con más fuerza que en anteriores ocasiones: está unida, tiene respaldo internacional y publicó unas actas que respaldan su denuncia de fraude.

El gobierno genocida y el Estado deletéreo y criminógeno, prefiere mantener las cosas tal y como están para evitar las reacciones y decisiones que esto podría traer y que aumentarían el descontento entre la población. Mientras tanto, los venezolanos ven como siguen empeorando los servicios, la pobreza, la salud, la educación y la violencia.

El segundo escenario planteado es “la profundización de la crisis económica, la represión y la política” que el gobierno opte por una crisis más aguda. Aunque esto significa aceptar que les apliquen más sanciones económicas, que les impidan la venta de petróleo o los obligue a venderlo más barato, afectando esto a su flujo de caja. También es posible que sus familias en el extranjero sean perseguidas por autoridades internacionales y que, no solo los líderes, sino también militares medios y funcionarios públicos, vean sus propiedades y visas congeladas.

A su vez, si ocurriera este escenario, se podría traducir que el gobierno radicalizara su respuesta. Serían capaces de incendiar el país y gobernar sobre sus cenizas. Pero no solo en contra de la oposición y sus activistas, como ya se denunció estos días, sino hacia la población en general. Caso que vemos hoy día con la detención de menores de edad, hijo del dueño de un equipo de beisbol profesional, personas que fungieron como testigos de mesas, personas que dieron alojamiento a los candidatos de oposición entre otros.

En mi concepto, el gobierno de Maduro está dispuesto a profundizar el autoritarismo, si tiene que hacerlo para tratar de mantenerse en el poder. El análisis praxeológico, sociológico y criminógeno apuntan a que podría llegarse a la situación en que los ciudadanos fueran incapaces de manifestar sus opiniones en público, acceder a redes sociales u organizarse en comunidad para resolver problemas cotidianos, a esto se le define la bóveda del miedo. Y si llegara a producirse esto, creen que significaría un aislamiento casi total de Venezuela y se agravaría profundamente la crisis migratoria, afectando, por tanto, a los países vecinos. Los hay que ven incluso en los casos de Cuba o Nicaragua ejemplos de lo que podría ser una profundización del autoritarismo en Venezuela,  con una oposición anulada y elecciones sin competencia.

El tercer escenario es “una posible transición”, es la opción menos probable hasta el momento, pero no podemos descartar que se acabe produciendo una transición política. Ahora bien, la oposición está apostando a que se produzca un quiebre dentro del gobierno y Maduro se vea obligado a negociar su salida. Hasta el momento parece difícil, salvo que la crisis se deteriore o se produzca un estallido social de la magnitud del Caracazo en 1989. En ese caso, es posible que el apoyo a Maduro entre militares y funcionarios se fracturaran.

Además, en medio de una crisis económica, evitar las deserciones es más complicado. Es entonces donde entra en juego la posibilidad de una transición política y de las negociaciones. Varios personajes de la política nacional e internacional, han propuesto soluciones como unas nuevas elecciones o un gobierno de cohabitación transitorio, pero por el momento tanto el gobierno de Maduro como la oposición han rechazado estas iniciativas. Sin un acuerdo o negociaciones a la vista, parece que la solución política para Venezuela está lejos de descifrarse.

Agonía venezolana: entre la esperanza y la traición

Por Leroy Garrett (@LeroGarrett).

No es el momento de las críticas, personalmente es asumir la irresponsabilidad del fanático en las gradas diciéndole al torero como faenar al toro. Es un ejercicio inútil y hasta estúpido.

Pero no preveer la reacción de la dictadura y —en apariencias— no tener una meridianamente definida estrategia en lo internacional y con actores críticos en lo interno, como el árbitro (CNE) y el sector militar, el no denunciar a tiempo y no asegurar la protección hacen de esta abrumadora victoria electoral otro posible fiasco a lamentar.

Todo confiamos en Maria Corina y luego en el señor González, todos sabíamos que una transición pacífica del poder era en sí misma difícil, que el grado de intervención internacional de ‘manga remangada’ indispensable, asociando condiciones inéditas de una controlada y supranacional transferencia del poder términos absolutos de arbitraje e intervención internacional impretermitibles. Nada de eso se negoció, otra vez fuimos a trocha y mocha a elecciones.

¿Qué ocurrió en Barbados, qué dispositivos se crearon a ser activados ante este anunciado horror? ¿No puedo creer que Maria Corina no sabía que le esperaba? ¡Cómo seguimos siendo guiados a unas elecciones bajo la fatua premisa de sí todos votamos ellos entregan! ¡Hemos pasado un cuarto de siglo repitiendo esa oda a la estupidez!

No me digan Maria Corina y el Señor González —que es impredecible que algún día hable y reclame, en términos de autoridad, que él es Presidente— no sabían lo que la dictadura planeaba hacer con miles de Venezolanos que, en ejercicio de sus garantías civiles, se incorporaron a salvaguardar los votos en las mesas y hoy miles están desaparecidos o en alguna de las variadas ergástulas de la dictadura.

¿Dónde se invocaron la protección antes del evento electoral a esos venezolanos? Señora Machado y Señor González ya la campaña paso y cualquier evento de esa naturaleza es grotesco y un riesgo para la gente.

Hoy los medios y redes recogen la posibilidad de una nueva negociación con la dictadura. Pero, ¿Negociar qué? ¿La ruta agónica a simplemente ahorcar la voluntad popular por seis años más de esta infamia? 

En este marco, no me queda más que terminar usando las palabras de Churchill: “No puedes razonar con un tigre cuando tienes la cabeza en su boca”.

La tarea inaplazable

Por Leroy Garrett.

Yo, como muchos, la subestime, creía que era la que le tocaba el ciclo político paranoide impuesto por el chavismo: nacer, candidatearse y perecer para legitimar a la banda criminal a fórceps de sus precarios sustento legal.

Ella cambio el juego, y lo sigue cambiando, pues logró demostrar que elegir es posible, a pesar de todas las condiciones adversas, todo vimos su determinación, su desprendimiento, su templanza hasta declarado el fraude.

¿Cómo puede sobrevivir la elección y llegar a la toma del poder para beneplácito de la mayoría que se inmola en la calle indignados por el descaro? Maria Corina debe propiciar la creación de un árbitro Electoral Supranacional ipso facto.

Pero, ¿Cómo se fabrica? La ayuda internacional debe ir más allá del cierre de embajadas, al contrario, se deben establecer puentes con la dictadura, constituir un Árbitro Internacional que autentique los resultados y presione hacia una transición del poder, lo más ordenado y menos violento posible.

Por ejemplo, esos expresidentes deben entrar por prodigio de la diplomacia, igual otros técnicos y veedores y dejarlos intervenir, cuantificar y certificar lo evidente, que Edmundo González Urrutia ha sido electo presidente de los venezolanos.

¡No retiren las embajadas por el bien público y por el regreso de la armonía entre los venezolanos, ante un proceso electoral sin árbitro nacional imparcial, la mayor colaboración de las naciones soberanas es proveer uno! 

Y ES URGENTE QUE ASÍ SEA.

Jaque mate: el nefasto legado del chavismo

Por Víctor Márquez Cassinese, especialista en redes sociales y comunicación digital y analista político.

Independientemente del resultado electoral del domingo 28 de julio, el chavismo ya ha ganado esta batalla. Pocas organizaciones criminales y terroristas han logrado enfrentar a millones de ciudadanos, ponerlos en contra y asegurar la perdurabilidad de su legado, incluso cuando su proyecto político parece estar en declive.

Hace unos días, entré a scrollear un poco en X —antes Twitter—, y en mi timeline noté que se estaba librando una pequeña batalla entre aquellas personas que están 100% convencidas de que votar el domingo va a resolver algo y aquellos que, como yo, creemos que la trampa y la continuidad serán los únicos resultados.

Si algo me llamó la atención, e incluso me descolocó, fue el hecho de que varios de aquellos que repiten los eslóganes de la unidad y el perdón manejan el argumento de que quienes llaman a la abstención deben ser silenciados. Así, sin más: “Si no piensas como yo, cierra la boca”. Y es que no importa si el posteo viene de una cuenta con pocos seguidores, que recién empieza en X, o si es la cuenta reconocida de algún analista o “influencer”, los mensajes que se leen son similares: Vota o cállate la boca.

Este fenómeno no es aislado. Al final, el chavismo consiguió algo que le servirá de combustible sin importar si se mantienen o no en el poder: replicar su pensamiento y su accionar en cada venezolano que no ha entendido que disentir es parte importante de la dinámica social.

Quiero aclarar una cosa: yo considero que votar no va a traer ningún resultado distinto a los venezolanos, pero hace tiempo entendí que no gano nada hostigando a la gente para que no vote, o señalando de forma cínica y burlona a los que piensan que el voto los va a ayudar a salir del chavismo. Si usted quiere votar, adelante. Mi mensaje va más por el lado de que hay que prepararse para afrontar lo que sea que suceda luego del 29 de julio.

Sin embargo, algo que noto en el debate sobre la viabilidad del voto como herramienta contra el chavismo es que quienes consideran que el sufragio puede ser útil, aun cuando se ha evidenciado lo manipulable que es el sistema, sienten que su palabra está escrita en piedra y que ningún detractor debería poder opinar o debatir.

Por ejemplo, hace poco me extendieron una invitación a participar en un podcast en el que se hablaría de las elecciones venezolanas. La idea era contrastar ambas posturas: por un lado, a favor del voto y con una firme convicción de que se acerca el cambio, un politólogo venezolano; en contraparte, con una postura escéptica y hasta pesimista, yo. ¡Por supuesto que acepté!

Minutos después, mientras preparaba una pequeña biografía que me solicitó el productor, recibí un mensaje por WhatsApp en el que se me informaba que no se haría la grabación porque el politólogo prefería no contrastar su análisis, pero que seguramente me contactarán para otra edición en la que hablemos sobre los resultados del domingo.

A mí nunca me ha intimidado contrastar mis argumentos. De hecho, creo que es una buena forma de aprender e incluso de corregir posturas en las que podría estar equivocado. Y lo digo en serio, espero estar absolutamente equivocado con respecto a las elecciones del domingo. Anhelo que Maduro sea derrotado y que la transición sea rápida para que Venezuela deje de ser saqueada y los venezolanos dejemos de ser perseguidos.

Si esta es la dinámica que puede llegar a instaurarse en una hipotética transición hacia la democracia, en la que se desestima y silencia a los disidentes, Venezuela no habrá cambiado y se habrá normalizado el nefasto legado del chavismo.