En la mira: Maduro asesina la libertad de expresión en Venezuela

Por Ricardo Guanipa d’Erizans.

El narcotraficante colombiano fugitivo de la DEA, Nicolás Maduro, por quien las autoridades norteamericanas ofrecen 15 millones de dólares por su captura por crímenes de narcotráfico, terrorismo y lavado de dinero entre otros, ahora es un peligroso criminal que también pretende criminalizar las redes sociales a través de una ley para destruir el reporterismo ciudadano que ha suplantado a los medios tradicionales de radio, prensa escrita y televisión, controlados por periodistas y editores corruptos que se vendieron al régimen a cambio de difusión de noticias falsas y autocensura para no afectar al narco Estado chavista.

Para la agencia de noticias socialista del partido Demócrata de EE. UU. CNN esta ley es un “proyecto de Ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares impulsado por el Gobierno de Nicolás Maduro. El documento quedó aprobado en primera discusión el mismo martes y se espera que en las próximas semanas pase a segunda discusión, informó el Poder Legislativo en un comunicado. La propuesta de ley —conformada por 30 artículos— contempla diversas sanciones para quienes realicen actos que las autoridades consideren fascistas, neofascistas o parecidos. Estas sanciones podrían ser penales (años de prisión), administrativas (multas) o implicar la disolución de organizaciones” fin de la cita.

Pero que dice el diccionario de la Real Academia de la lengua española sobre el significado de la palabra fascismo: «Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con el fascismo». Sinónimos de fascismo: «Autoritarismo, Totalitarismo y Dictadura». Como podemos ver, es totalmente inverosímil que Maduro aplique esta ley cuando esta ley va en contra de su régimen, es decir, es igual que el Cartel de los Soles de Venezuela promulgue una ley antinarcóticos, lo que pasa es que este proyecto de ley fue redactado el por pervertido psiquiatra Jorge Rodríguez, experto en guerra psicológico entre ellos la totalitaria técnica de confusionismo que tiene como objetivo culpar a otros de los que ellos hacen.

En cualquier país del planeta con unas fuerzas armadas, medianamente eficientes, utilizarían esta ley para liquidar una dictadura que los somete como nación y sociedad, pero desafortunadamente los militares en pantaletas de Venezuela no tienen el coraje ni la vocación democrática para detener y extraditar a Maduro y sus lacayos narcotraficantes a los Estado Unidos para que sean sometidos a la justicia por todos sus crímenes y horrores en contra del pueblo venezolano.

Pero para quienes dudan o piensa que exagero al calificar el régimen de Maduro como fascista les ofrezco las estadísticas de asesinatos del 2023 difundida por el Observatorio Venezolano de Violencia “El año 2023 cierra con 6.973 muertes violentas, correspondientes a 1.956 víctimas de homicidios cometidos por delincuentes, 953 fallecidos en acciones de intervención policial y 4.064 muertos violentamente y cuya causa e intencionalidad está en averiguación” fin de la cita.

En el año 2017 el “Observatorio cifró en 23.047 las muertes violentas y ubicó la tasa de homicidios en 81,4 por cada 100.000 habitantes. Esos datos reflejan una disminución con respecto al año 2016, cuando se registraron 26.616 muertes violentas y la tasa se ubicó en 89 por cada 100.000 habitantes. Pese a la disminución en la cifra total de homicidios, la ONG no solo no es optimista, sino que prevé que este año, 2018, Venezuela se ubique como el país más violento de América Latina” fin de la cita.

El régimen cruel y fascista venezolano decidieron ocultar la tasa de homicidios a partir del 2018, como responsable de este crimen es el Comisario General Douglas Rico Director del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas ente responsable de registrar los homicidios en el país e investigar y encarcelar a los responsables, dolorosamente el 80% de los asesinatos en Venezuela se encuentras en estado de impunidad, digamos que son crímenes sin castigos debido a la inmensa corrupción policial y aunque no existen cifras oficiales de los asesinatos en el país en los 25 años de revolución fascista chavista se estima que este por el orden de 800 mil asesinados. Si esto no es un régimen Fascista, dígame usted como lo podemos llamar.


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Vacíos teóricos de la socialdemocracia: por un espacio de crítica

«(…) la socialdemocracia se ve empujada a abusar del poder político de una forma contraria a sus criterios axiológicos

Autor

Por Anthony Parra, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

La afirmación de este escrito no busca imponer un criterio de refutación de la socialdemocracia; de hecho, al decir vacíos teóricos, se entiende que son espacios no llenos y que están en potencia de serlo. Puede ahora comprenderse mejor el objeto de este trabajo: convencer al lector del compromiso teórico de esta teoría política, asunto que la socialdemocracia —que este autor ha experimentado— ha escabullido una y otra vez y, ante disputas teóricas, se postula como una vía que, como se verá, puede tener las mismas consecuencias de pisar un precipicio.

El problema teórico principal no afrontado por la socialdemocracia es la idea de que es un punto medio que conserva lo bueno de cada sistema, tanto liberal como socialista. Los socialdemócratas son no revolucionarios por el fracaso de las revoluciones y se consideran no marxistas, aunque tienen bases ideológicas iguales y persiguen, como señala Hoppe, “la abolición del capitalismo como sistema social basado en la propiedad privada y el establecimiento de una sociedad nueva”[1].

Autores como Marx señalan el perverso nacimiento de la socialdemocracia. Describe que estos “pequeños burgueses” se vieron mal recompensados en lo material y que la democracia —su garante para conseguir esos intereses materiales— se veía comprometida, así, en 1849  se festejaron reconciliaciones con la Montaña —grupo político de la segunda república francesa— y entre pactos comunes se “les limó la punta revolucionaria y se les dió un giro democrático”. Así nació, para Marx, la socialdemocracia.

A este punto, el autor alemán profundiza refiriendo que: “Por mucho que difieran las medidas para alcanzar este fin, por mucho que se adorne con concepciones más o menos revolucionarias, el contenido es siempre el mismo. Este contenido es la transformación de la sociedad por vía democrática, pero una transformación dentro del marco de la pequeña burguesía”[2].

Por añadidura, muchos consideran que el padre teórico es Eduard Bernstein, pero lo cierto es que el término circulaba antes de la obra de Bernstein y las bases teóricas estaban sentadas antes de ella. La socialdemocracia, que llegó a establecerse como forma de Estado, fue fundada en Alemania por Schmoller, Wagner y otros seguidores como Karl Rennes. En Francia, vale la pena destacar la influencia de Saint-Simon, que —para mi— es la influencia más importante.

La socialdemocracia, como acertadamente aborda Dalmacio Negro, “reconoce y protege las libertades acordes con la legislación y respeta las del Estado de Derecho, siempre que no impliquen desigualdad[3]. Los socialdemócratas justifican su Estado bajo el cuidado existencial al que se refieren autores como Forsthoff, pero respetan el sector privado con cierta inseguridad para distinguir entre el Estado y la Sociedad y no caer en el error histórico de los marxistas.

Su respeto a las actividades económicas termina en aquellas actividades de interés nacional que “requieren” su administración directa, pues, para el socialdemócrata, si el Estado es mínimo, no hay quien ayude a los pobres. Ergo, proponen una progresión tributaria constante que es, por tanto, subjetiva, e incrementan los volúmenes de crédito, todo bajo el ideal igualitario. Por ello, se puede decir que su diferencia con el marxismo está en que, mientras el primero es enemigo del capital, el otro busca armonizar con él.

Consecuencias teóricas de la socialdemocracia

Entre sus intentos teóricos de distinguir Estado y Sociedad —cuestión que consigue al menos en sentido jurídico— se salta la reglamentación del Estado de Derecho al ofrecer privilegios a los que considera desfavorecidos, pues, como dice Carl Schmitt: “la igualdad ante la ley es inmanente al concepto de ley propio del Estado de Derecho”. Al saltársela, existe un árbitro que es el sector público, que beneficia a unos a costa de otros; por ejemplo: los sindicatos y los burócratas en nombre del resto. Es por todo lo anterior que se le llama “capitalismo de Estado”.

La consecuencia de saltarse el procedimiento legislativo del Estado de Derecho es que el legislador puede hacer lo que quiera, y hacerlo en nombre de la “ciudadanía”. No es exagerado seguir a B. de Jouvenel en su afirmación de que: lo que realmente se distribuye es el poder de cada uno de nosotros al Estado. Los beneficiados, entonces, son los que consumen impuestos sin producir algo y, aproximándose al pensamiento de Jasay, se hace una carrera a ver quién compra el consenso con el aumento de la “igualdad” económica en la que se creen beneficiados.

Vale decir que lo no visible de estas acciones es que la socialdemocracia se ve empujada a abusar del poder político de una forma contraria a sus criterios axiológicos, pues, como se verá en el desarrollo explicativo, se instrumentaliza al poder, como si fuese propiedad privada, a través de mecanismos que llevan a la dificultad política y económica de sostener una forma de Estado de este tipo sin contradecir los valores que le definen.

Por lo que respecta a la democracia: “los privilegios —escribe Hoppe en “Progreso y Declive”— están al alcance de todos. Todos pueden participar en el robo y vivir del botín robado si se convierte en un funcionario público”[4]. Todos pueden mover la ley a su favor si participan en el parlamento. La socialdemocracia se vuelve entonces un salto de fe al mandato de los gobernantes en un sistema que genera incentivos para hacer lo que ellos quieran.

De este modo, lo expuesto anteriormente crea una barrera borrosa entre gobernantes y gobernados, barrera que hace dudar de la efectividad temporal en que las instituciones de la socialdemocracia pueden volcarse a un socialismo. Mises, en un ensayo de Planificación para la libertad, demuestra que las políticas intermedias conducen al socialismo. En las políticas de tendencia socialdemócrata, aunque en apariencia tengan la propiedad privada, lo que cuenta es el decreto gubernamental. El capitalismo está degenerado al no ser los consumidores los que terminan de decidir qué se puede producir y cuánto debe producirse.

La libertad fragmentada: El concepto de representación

Bruno Leoni, en su introducción de La libertad y la ley, explica que se ha perdido el concepto de representación como resultado del desligue entre el mandatario y el demandante: el mandatario nombrado hace lo que quiere y el demandante no tiene poder sobre él. La socialdemocracia, en su arbitrio tributario como método para impartir justicia, se expone al error de no representar a los que cree hacerlo. Así, se encuentra frente a una dificultad del orden del conocimiento.

En lo que atañe a la socialdemocracia —y a las democracias puras en general—, la santificación de las leyes con supuestos representantes del pueblo que llevan los experimentos de impuestos con una mano y los principios igualitarios con la otra, lleva a cuestionar: ¿Qué representan? —La mayoría de países tienen millones de personas distintas con códigos de valores distintos y que, además, el supuesto representante no tiene ninguna relación con ellos. Por ello, el representante no puede conocer toda la información de sus votantes—.

Por ende, Leoni, en búsqueda de devolverle sentido a la representación, piensa que habría que minimizar la población o habría que achicar la capacidad donde los políticos intervienen. Puede darse la posibilidad de que esto se haga en grado municipal, pero esta solución no podría ser opción para la socialdemocracia, pues, la información que representan en una ciudad en materia de impuestos y las necesidades igualitarias no serían las mismas que en otra ciudad, y así podrían producirse tratos desiguales por parte de un sistema que busca la igualdad. Parece, en términos de representación, estar frente a una imposible conciliación.

Contradicciones económicas en la socialdemocracia

La consecuencia de la tesis socialdemócrata no queda ahí: el Derecho así visto se somete a las consideraciones económicas. El dinero se vuelve el rector de la moralidad y el impuesto se vuelve un concepto de justicia. Sobre los mecanismos del socialismo que vinculan a la socialdemocracia en materia de valores, recomiendo leer este artículo[5]. Algunos de sus mecanismos, como los impuestos y la inflación —que puede manifestarse como créditos emitidos por el banco central— conducen a cuestionar si el Estado puede o no ayudar a sus ciudadanos y si sus objetivos pueden ser llevados a cabo con ese criterio.

Nuestras oportunidades no las definimos nosotros, las define el Estado

“Los políticos ejercen reciprocidad con algo que no les pertenece”[6], dice Juárez. El planteamiento que habría que hacer es: ¿El ideal del igualitarismo sigue vigente cuando se usa el poder público —las leyes y regulaciones—  como propiedad privada de quienes ostentan el poder?

Uno de sus ejemplos es otorgar privilegios a unos ciudadanos por encima de otros en la satisfacción de necesidades, a través de impuestos destinados a los pobres.

Las intervenciones, tales como la tributación a las grandes empresas para ofrecer oportunidades a los pobres a través de sus ingresos, lleva a la paradoja de que se le limita la oportunidad de abandonar la condición de pobreza y se le frena cualquier intento de conseguir oportunidades. Si una persona pobre intenta emprender contra una gran empresa, la tributación lo consumirá aunque su producto sea mejor que el del rico; este, por tener un mayor “guante” para apostar, puede aguantar más los impuestos que el pobre, para así sacarlo de la competencia. En nombre de la igualdad de oportunidades se frenan las oportunidades de los que más las necesitan.

Además, darle dinero a los pobres por los ricos frena la inversión, ya que los ricos son oferentes que han ahorrado, empresas que habrían generado empleo y subido los salarios. Otro defecto económico es que el trabajo “debe de dirigir algo a la sociedad”, y es un problema en la medida en que no hay ningún incentivo para que los ciudadanos trabajen una vez se les regala el dinero, medida tal utilizada por la socialdemocracia, que termina afectando a todos en la economía.

El mecanismo de crédito: desigualdades en nombre de la igualdad

Otra solución socialdemócrata es inyectar dinero a las zonas económicas más desfavorecidas a través del crédito o la emisión monetaria. Los bancos centrales de reserva fraccionaria utilizan el crédito que se ofrece a los bancos comerciales a cambio de una tasa de interés para multiplicar los depósitos en forma de nuevos préstamos. De esto se despresnde que, si se crea un dólar, habrá alguien que lo use primero. El dinero rebota entre las grandes empresas y el sistema bancario hasta que cae en manos de los consumidores; cuando llega a estos últimos, pueden comprar menos de lo que podían comprar antes de la expansión monetaria.

Este primer grupo hará, por el dinero introducido a la economía, un aumento en los precios a expensas de los que reciben ese dinero de forma tardía. Como no todos reciben el dinero en la misma proporción, unos precios subirán más que otros en muchos sectores muy distintos. Por ejemplo, los dueños de tiendas celulares o de verduras se verían beneficiados más que otros ciudadanos. La política igualitaria termina por perjudicar a un grupo que pagará el precio por el gasto de otros.

Esto se llama efecto Cantillon y termina haciendo a la desigualdad no auto-reversible debido a ganadores que, por revalorización de activos acumulados, tendrán más facilidades para una inversión futura. La distribución de la riqueza desde este método socialdemócrata, contradice su propio principio rector.

Conclusión

Si el Estado socialdemócrata se justifica por el cuidado existencial de los ciudadanos bajo el elemento rector del igualitarismo, y la crítica del artículo vuelve irreconciliable una con otra, como, a su vez, hace cuestionamientos que la comprometen de forma individual, entonces la socialdemocracia no puede asumirse como un sistema político eficiente capaz de conciliar y de cumplir sus objetivos. Por tanto, estas son algunas razones por las cuales no puede asumirse la socialdemocracia, tema que compromete una ideología que ha perdurado en el pensamiento común.

Dudo mucho que este artículo convenza a alguien enfrascado en esta línea de pensamiento de volver lo expuesto un tema de preocupación, sin embargo, sé que uno de estos párrafos, al menos, despertará algo en sus imponderables profundidades o, quizás, cree un espacio de crítica necesario para el compromiso político.


[1] Hoppe, H. (2009) Libertad o socialismo. Universidad San Francisco de Quito, p:68.

[2] Engels, F., Marx, C. (1969). Obras escogidas. Editorial Progreso, p:124.

[3] Negro, D. (2010). Historia de las formas del Estado. El Buey Mudo, p:181. Curvas mías.

[4] Hoppe, Hans-Hermann. (2021). Progreso y declive. Unión Editorial, p: 102.

[5] Roymer Rivas. (2023). Principios inmorales del Socialismo, el sistema más antivalores que existe. Publicado en ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/principios-inmorales-del-socialismo-el-sistema-mas-antivalores-que-existe/ (Consultado el 05 de abril de 2024).

[6] Juárez, M. (2022). La moral de la sociedad de mercado. Revista Átomo (8), p:84.

El Estado voraz

Por Gabriel Chacón, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

¿Se ha perdido la esperanza en una transición democrática en el país? ¿Cómo se ha llegado a este punto? ¿Cómo el Estado y su voracidad ha acrecentado su tamaño y se ha inmiscuido en todas las áreas de la vida del individuo?

Estas preguntas me llevaron a investigar cuales fueron algunas de las causas principales que explican la decadencia del régimen democrático, político, económico y cívico en Venezuela, y me he encontrado con que, a lo largo del tiempo, [RR1] hemos empezado a comprometer nuestra acción y abandonado nuestro derecho a participar en el desarrollo del país a[RR2]  manos de una entidad cada vez más voraz, cuyo tamaño se ha ido acrecentando [RR3] con el paso del tiempo, en [RR4] muchas casos nos creímos beneficiarios del Estado, pero nada más alejado de la realidad, somos sus víctimas[RR5] , porque todo lo que permitimos que el Estado haga por nosotros suele ser casi siempre algo que dejamos de hacer nosotros mismos, es decir, una vez que hemos cedido nuestras decisiones al Estado, su misma naturaleza lleva a que controlarlo todo coaccionándonos, haciendo que se diluya también nuestra capacidad de participar en las grandes decisiones que nos afectan día a día. Nos hemos transformado en un simple factor de producción y cada vez menos en un factor de poder.[RR6] 

La confianza en la providencia del Estado ha sido excesiva y este se ha aprovechado en exceso para consolidar su omnipotencia. Y, en consecuencia, ha llegado la hora de que reflexionemos y tomemos plena conciencia de las razones históricas y coyunturales que nos han conducido hasta esta encrucijada y, buscar entre todos, una salida que preceda a nuestra libertad, acentúe nuestra responsabilidad y afiance los valores y principios del sistema democrático que se necesita con tanta urgencia.

¿Cómo el estado ha avanzado tanto entre nosotros y por qué el individuo ha cedido terreno tan fácilmente[ME7] ? Existe una anécdota narrada por el Conde Segur[1] en sus [ME8] memorias que puede contribuir a proporcionarnos una perspectiva histórica para responder a esta interrogante, estas datan[ME9]  de finales del siglo XVIII y se una excursión a Venezuela, y se cuenta que el Conde Segur,[ME10]  con ayuda de un intérprete,[ME11]  preguntó al indio en cuya casa se hospedaba, que por qu[ME12] é cerca de su aldea no se veían otros cultivos,[ME13]  sino sólo algunas plantas de maíz, a lo que el indio respondió:[ME14]  “¿De qué serviría trabajar una cabaña de troncos de árboles y de hojas de cambur? Nos bastan como casa muéveles y una cama. El calor hace inútil toda ropa, la tierra nos ofrece abundantes frutos. Si cultivamos los campos, no sabríamos a quién vender los productos y, en este caso, el gobierno nos impondría un tributo”.[ME15] 

E[ME16] stá breve historia contiene las claves que ayudan entender nuestra situación actual, pues se [ME17] [YB18] descubre esa naturaleza que [ME19] nos ha adoptado, a la vez de un clima benigno y riquezas naturales abundantes que no exigen otros sacrificio que el de la simple extracción, ha ido estimulando en nosotros lo que se llamaría el “Complejo del Maná”, es decir, la certidumbre de que basta con extender la mano para que el pan llueva sobre ella y por esa vía y la consolidación de políticas públicas y ayudas sociales, esto ha fomentado la irresponsabilidad, la pereza y la sensación de que siempre algún milagro nos rescatará de la miseria, sin necesidad de que ofrezcamos nuestro esfuerzo a cambio.

A lo largo de nuestra historia, hemos sustituido esta naturaleza benigna por el estado providencial, ambos son la imagen del padre que nos alimenta y nos paraliza. La tradición de las encomiendas, de la recluta discriminatoria e injusta, de las abrumadoras cargas impositivas con las que los reyes de España grababan las colonias, los diezmos exigidos por la iglesia, los saqueos de las revoluciones en nombre de la libertad y la igualdad, han provocado en los venezolanos un temor reverencial por el estado depredador. Además, en los primeros ciclos de evangelización la fe católica era un estímulo, una insinuación y recordatorio permanente del respeto al designio de Dios.

Y así Venezuela fue creciéndose entre dos dilemas mientras no [YB20] hacíamos nada porque lo teníamos todo y porque si lo hacíamos estaríamos enriqueciendo con ello el estado que nos oprimía. José Ortega y Gasset ya en sus escritos daba luces de que el estado se vuelve más poderoso cuando menos se comprometen los individuos que lo componen. En un estado todopoderoso los individuos delegan en él todo aquello que no se sienten capaces de realizar por sí mismo. Por ello, Ortega[YB21]  y Gasset advirtió ya por el siglo pasado que la clave del autoritarismo y la tiranía, lo esencial de este fenómeno y el síntoma más original la inacción del individuo, es [YB22] nuestra renuncia y desesperanza de las posibilidades de ser, de expresarnos, de lograr un cambio, lo que ha llevado al eclipse voluntario del individuo al yugo del Estado. Esto surge como una consecuencia de la falta de oportunidades a las crecientes desigualdades, al enriquecimiento de los funcionarios públicos y los cercanos al poder, al nepotismo, a la crisis migratoria, a la debilidad del sistema judicial y la inexistencia la separación de poderes que ya había hablado Montesquieu hace más de 300 años. Es por esto y mucho más que cada vez más[YB23]  personas han hallado un incentivo en ser un engranaje más dentro ese vasto cuerpo estatal, de este que lo devora,[YB24] lo que sirve para acrecentar aún más la omnipotencia del estado. Fue Benito Mussolini [YB25] quien consagró esa omnipotencia al afirmar “Todo para el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”

En Venezuela,[YB26] donde se confunden con frecuencia los términos de estado y gobierno[2], la [YB27] renuncia de los individuos a participar en la conducción de los intereses nacionales ha inducido a los gobiernos a pensar que la participación es una concesión caprichosa del estado y no un derecho inalienable de los ciudadanos. En este escenario, es bueno enfatizar que ninguna democracia es perfecta, [YB28] [YB29] pero la participación de la sociedad civil en lo público es fundamental para el desarrollo y progreso de todo país. Empero, la [YB30] intervención del Estado ha obstaculizado esta participación y proyectado su fuerza creciente, prácticamente no hay ningún área de producción, regulación y fomento sobre la cual no gravite la actividad gerencial del estado.

El estado controla la importación de materias primas, las exportaciones, las investigaciones, proporciona energía, gestiona los servicios públicos en todos sus niveles, dirige el turismo, el deporte, la industria petrolera, las telecomunicaciones en esta frecuente intromisión que ya parece infinita, muestra de ello es la escandalosa cifra de que el estado cuenta actualmente con un poco más de 979 empresas estatales (y ese número no parece que vaya a disminuir[YB31] [YB32] ).

Hay abundantes pruebas de que la tendencia del estado en intervenir en todos los campos de la actividad nacional deriva en la desatención, ineficacia y decadencia de los sectores en los que incurre, cuanto más numerosa sea la responsabilidad de Estado menos eficaz será su gestión. Sumado a esto, existe el problema de que algunas de las mayores empresas nacionales se confían en manos de quienes tienen conexiones políticas más allá de su idoneidad técnica. Prueba de ello es el hecho de que actual presidente de PDVSA es Pedro Rafael Tellechea,[YB33] quien ostenta tuvo una formación militar que nada tiene relación con la dirección de una empresa como PDVSA. Además, [YB34] según un estudio realizado por Transparencia Venezuela[3][YB35]  dictamino que de los 34 ministerios que integran el Ejecutivo Nacional, 11 se encuentran bajo la responsabilidad directa de un militar, lo que representa 32,35% del total. También se evidencio que militares activos y retirados formaban parte de las directivas de 96 Empresas Propiedad del Estado (EPE), de un total de 706 compañías identificadas para ese año. A todo esto, se suman los nuevos hallazgos que indican que, para septiembre de 2021, existen registros de 905 EPE (Empresas Públicas del Estado), nacionales e internacionales, y que 103 de ellas tienen a representantes de las FANB en las juntas directivas. Por otra parte, los militares mantienen su presencia en las empresas básicas centradas en el sector minero y metalúrgico y el holding de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) ha tenido 12 presidentes, de los cuales siete han sido militares activos o retirados.

Otro problema clave que sufre la sociedad venezolana es el incremento de la burocracia que contamina todo el aparato del estado. Al examinar el gigantismo aparato público descubrimos que una de las causas principales que le origina es el compromiso previo que el gobierno asume con sus militantes para asignarles una función o puesto en la estructura del gobierno, como sucedió en el caso de PDVSA,  cuya nómina se triplico entre inicios del 2003 y finales de 2015, a la hora de contratar a un funcionario público no se considera la utilidad ni la idoneidad de este, sino más bien su adición a su partido político[YB36] . De manera[YB37] que todas las decisiones que nos afectan, desde la fijación de precios, los permisos para establecer industrias y hasta ciertas acciones absolutamente privadas como el ejercicio de la patria potestad o la administración de los bienes conyugales,[YB38] están envuelto en una especie de telaraña política,[YB39] en una atmósfera donde la política lo impregna todo y dónde la libertad está condicionada por la maquinaria del estado.

El Estado venezolano ha dilapidado gran parte de sus riquezas.[YB40] 

De acuerdo con una investigación de la ONG Transparencia Venezuela, las obras inconclusas y abandonadas durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han costado al país (hasta 2023), más de 316 mil veinticinco millones novecientos ochenta y cinco mil setecientos cuarenta y ocho millones de dólares, es decir, un total de 10 mil 960 dólares por cada habitante que tiene Venezuela actualmente. Sí, el monto de lo robado en obras que no se hicieron o se hicieron a medias, equivale a que cada venezolano deje de recibir casi 11 mil dólares. El estado se ha desviado de sus fines fundamentales y del principio de separación de poderes, que es uno de los principios básicos del sistema democrático,[YB41] por lo que el sistema democrático establecido en nuestra Constitución va perdiendo cada vez más su eficacia práctica. Buena parte de la actividad cumplida por los funcionarios del Estado debe estar destinada a facilitar la acción de los gobernados, no a imponer límites a sus iniciativas y barreras a su imaginación, sin esos obstáculos habría más ciudadanos dispuestos a crear mayor bienestar y mayor riqueza para el país y habría también muchos venezolanos dispuestos a capacitarse y a perfeccionarse en sus oficios y profesiones en vez de resignarse a que su progreso personal dependa de favores del político de turno.

El tráfico de influencias se ha vuelto un instrumento común usado en el aparato político del estado al igual que el nepotismo y la corrupción,[YB42] cosa que ha llevado como consecuencia el enriquecimiento súbito ilícito de funcionarios y de amigos de estos,[YB43] ocasionando pérdidas cuyas magnitudes,[YB44] como vimos anteriormente,[YB45] son ridículamente altas y que desangra la economía del país. El pensador austriaco Friedrich Von Hayek establece que “Cuanto más concentrado están los medios de producción en una sola mano, mayor es el poder que esa mano ejerce sobre nosotros. El poder que un multimillonario tiene sobre mí es mucho menor que el del más pequeño funcionario con potestad para manejar la coerción del estado y a cuya discreción estaría sometida mi manera de vivir y trabajar[YB46] ”. En estas palabras se encuentra uno de los puntos críticos de la fuerza omnipotente del Estado, a saber, que [YB47] [YB48] cuando el poder de los funcionarios en quienes ha sido delegado dicho poder cuentan con imperio absoluto sobre la jurisdicción que está a su cargo, no existen los mecanismos de contrapesos, son los cobradores de peaje por derecho divino y al usar este poder perturban paralizan y destruyen algunas iniciativas privadas que podrían ejercer el bien común tanto para el colectivo como para el individuo en sí mismo, pero mucho más grave es que la mayoría de sus daños son irreversibles[4].[YB49] 

En el pasado,[YB50] con el auge de la industria petrolera,[YB51] los gobernantes vieron la oportunidad de generar soluciones rápidas a las demandas y aspiraciones populares y se descubrió un portaestandarte y un chivo expiatorio perfecto, el portaestandarte fue llamado justicia social y el chivo expiatorio[YB52] como ya sabemos fue llamado a empresa privada. Entonces existen dos caminos que se apertura ante nosotros:[YB53] de un lado está el individuo libre que acepta toda la responsabilidad, los esfuerzos de aprendizaje y de la competencia para su desarrollo integral y el de su comunidad. Por el otro lado, está un estado cuya misión [YB54] esencial es el estímulo de esa facultad y la búsqueda del mayor bienestar para el mayor número de personas del otro lado,[YB55] está el estado providencial y autoritario que, en [YB56] nombre [YB57] de la falsa justicia social, confía en los miembros de su estructura a su[YB58]  funcionario de alto o mediano Rango el derecho a controlar intervenir y reprimir las acciones de los individuos.

Esa justicia social que el estado propugna y promociona igual para todo el mundo,[YB59] que premia indiscriminadamente tanto al flojo como al inválido,[YB60]  ha concluido en una pérdida del incentivo a la inversión y a la mejora constante, una segregación de la responsabilidad individual y una política repleta de la demagogia, la injusticia y ninguna de las virtudes propias de un estado de derecho y de Justicia,[YB61] como lo propugna el artículo de nuestra constitución: El estado no proporciona las condiciones para que el hombre pueda valerse por sí mismo, siempre respetando su dignidad y su persona.

El filósofo Ortega y Gasset profundizo sobre este extraño fenómeno de la demagogia moderna a lo que llamó la socialización del hombre, este decía:[YB62] “Es una faena pavorosa porque no se contenta con exigirme que lo mío sea para los demás, sino que me obliga a que lo de los demás sea mío, por ejemplo, a que yo adopte las ideas y gustos de los demás y de todos. Así queda prohibido tu aporte toda propiedad privada incluso esa de tener convicciones para uso exclusivo de uno”.

En base a lo anteriormente expuesto, ¿Qué instrumento [YB63] puede servirse la ínfima potestad de un individuo o de un pequeño grupo de individuos para hacerse huir o valer frente a este estado omnipotente?[YB64]  Lo primero es aclarar que no hay error más grave sobre este hecho que el de la indiferencia,[YB65] ni pérdida más costosa que el de la desunión. Se suele tolerar con cierta condescendencia los errores individuales, esta actitud es responsabilidad de todos porque son nuestras flaquezas y falencias las que alimentan la omnipotencia del estado y las que preparan el terreno para cualquier que el Estado pueda mantener el orden social por la fuerza. Cuando se permitió que se violentara ese orden social democrático, aunque sea de una medida ínfima,[YB66] y no lo defendemos,[YB67] estamos abriendo paso a la acción represora del estado, que en los últimos 25 años nos ha demostrado las nefastas consecuencias que esto ha tenido para el desarrollo del país, de la nación y sobre todo del individuo.


[1] Louis-Philippe, conde de Ségur (10 de septiembre de 1753-28 de agosto de 1830) fue un militar, diplomático, historiador y poeta francés. Fue oficial en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y miembro de la Academia Francesa.

[2] Al hablar del estado nos referimos a la organización política de la sociedad cuyos elementos esenciales para su existencia son: Territorio, población y ordenamiento jurídico. Por otro lado, al hablar de gobierno nos referimos al conjunto de órganos a los que institucionalmente les está confiado el ejercicio del poder político, que tienen como objetivo lograr el cumplimiento de los fines del Estado.

[3]Transparencia Venezuela, 17 de noviembre de 2021 https://transparenciave.org/los-militares-mantienen-su-poder-en-importantes-cargos-de-la-administracion-publica/

[4] Marciel Granier. La generación de relevo vs El estado omnipotente. Publicaciones Seleven C.A. Año 1983 página 11-12.

Sobre la chavista ley contra el fascismo: el texto que atornilla al régimen en el poder

«(…) Si el término ‘fascista’ es usado por los adeptos al socialismo [—incluyendo el chavismo—] como sinónimo de ‘violencia, dictadura, sanguinario, etc.’, entonces el socialismo [—el chavismo—] habría que calificarlo como el sistema más fascista que existe»

Autor

Por Roymer Rivas, un simple estudiante y libre pensador que vive en tiranía, lo demás no importa.

Nota de consciencia:

Estas líneas las escribo, como todas las líneas que escribo en todo lugar, con total consciencia de que puede ser un motivo para que los personajes que ostentan el poder en Venezuela arremetan nuevamente en mi contra, pero, aun así, no guardaré silencio. No hay nada malo en mis textos, ni lo habrá, pero contra barbaros no hay argumento que valga, pues solo entienden de usar sus garrotes para acallar a los demás. En este contexto, resalto algo importante: podrán doblar la rodillas, pero no el corazón de todos; podrán acallar en la muerte algunas voces, pero no la verdad. He aquí una defensa de ella:

Sobre la libertad, el fascismo y el chavismo en los últimos 25 años

El día de ayer se hizo público la “Ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares” que pretenden aprobar los poderosos de Venezuela, en un intento de sumar artilugios que sirvan para impartir miedo a la población, acallando toda voz disidente, y arremeter contra aquellos que, con coraje, no se paralizan por el miedo. En este escenario, el texto no es más que una constitución por escrito de la extensión de un régimen que no solo está dirigido por personas que saben perfectamente lo que es fascismo, pues lo practican todos los días, sino que, como toda tiranía en la historia, apelan a la propaganda, el cambio de discurso y la tergiversación de conceptos para amoldarlo a una cosmovisión que no busca más que criminalizar la verdad a punta de pistola.

En el texto, y solo a nivel retórico, hablan sobre “libertad, igualdad, solidaridad, democracia, responsabilidad social, derechos humanos, ética y pluralismo político”, pero en la práctica, llevan más de 25 años limitando la libertad de los ciudadanos de bien en el país; 25 años siendo solidario solo con ellos mismos y sus allegados; 25 años socavando todas las instituciones de una frágil democracia que recibió su estocada de muerte en diciembre de 1998; 25 años siendo irresponsables con sus acciones políticas —como no puede ser de otra manera— y sumergiendo a Venezuela en la peor crisis existencial a lo largo de toda su historia, teniendo además el peor desarrollo macroeconómico del mundo en los últimos 50 años; 25 años violando todo derecho, en ataque directo contra las leyes de la decencia universal; 25 años de ir contra la ética; 25 años de persecución contra quien piensa diferente, eliminando cualquier vestigio de posibilidad de alternación del poder; y, en este escenario, ¿Hablan de pluralismo político y de “ir contra el fascismo”? ¡Que cinismo tan ignominioso! En un acto sin vergüenza, aluden a los asesinados y heridos del 2014 y el 2017 diciendo: “Entre las víctimas se encuentran personas que fueron quemadas vivas, linchadas o degolladas solo por su color de piel u opinión política”, sin asumir —como también es de esperarse— la más mínima culpa de sus acciones. Puras patrañas.

Entonces, surge una pregunta: ¿Saben ellos lo que es el fascismo? En el artículo 4 del panfleto de mandato con disfraz de ley, se ufanan diciendo que es una “postura ideológica o expresión basada en motivos de superioridad racial, de origen étnico, social o nacional, que asume la violencia como método de acción política, enarbola la cultura de la muerte, denigra de la democracia, sus instituciones y valores republicanos y/o promueve la supresión de los derechos y garantías [de las personas]”. Pero, ¿Y entonces? ¿Acaso no van cada una de estas palabras con sus acciones en los últimos 25 años? La respuesta es clara.

Ahora bien, voy a ir más allá, pues, es necesario que resalte que el origen del fascismo es el mismo Socialismo[1] y que ambos enarbolan la bandera del colectivismo, siendo, de hecho, el Socialismo quien mejor lleva a la praxis el sistema criminal que lleva a la humanidad a la más misera condición humana. Es más, puesto que a estos personajes les encanta hacer calificativos de todo tipo, repito las siguientes palabras: “si el término ‘fascista’ es usado por los adeptos al socialismo [—incluyendo el chavismo—] como sinónimo de ‘violencia, dictadura, sanguinario, etc.’, entonces el socialismo [—y el chavismo, que es lo mismo—] habría que calificarlo como el sistema más fascista que existe”[2] y el más inmoral también[3]. La historia es diáfana e insigne, son hechos que describo objetivamente, no una mera opinión.

Sobre la ambigüedad del panfleto como carta blanca para reprimir a todo disidente

No aceptando su condición existencial, quieren imputar a otros el “ser fascista”, en tanto y en cuanto promuevan posturas “el racismo, el chovinismo, el clasismo, el conservadurismo moral, el neoliberalismo, la misoginia y toda fobia contra el ser humano y su derecho a la no discriminación y a la diversidad”, a lo que suman “neofascismo y expresiones similares”, lo cual, en resumen, se traduce: “todo aquel que no promueva el socialismo chavista y acate todas nuestras órdenes y ose decir la verdad —que no nos favorece— es fascista y arremeteremos contra él”. Con esto hacen más gris un contexto que venía gestándose desde 1992, nace en 1998, se desarrolla en 2002, tropieza en 2007, pero que con fuerza comienza a avanzar a pasos agigantados desde la Constituyente del 2017 y su “ley del odio”, hacia una Venezuela que no tendrá nada que envidiar a la URSS y la Alemania Nazi.

Así estamos, viviendo tiempos cada vez más oscuros, sin luces al final del túnel, con una oposición que enciende yesqueros y los vende como luz solar[4], y con una sociedad llena de miedo, conformismo y que está aprendiendo a vivir en su servidumbre voluntaria.


[1] Roymer Rivas. 2023. Socialismo, máxima expresión del colectivismo. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/socialismo-maxima-expresion-del-colectivismo/ (Consultado el 03 de abril de 2024). Al respecto, ver en específico la sección: “Fascismo nace de las ideas socialistas”. Cabe resaltar que en el texto explico, con datos históricos, que el fascismo, nazismo, socialismo y comunismo comparten sus orígenes y son prácticamente lo mismo.

[2] Ibidem., sección: “El Fascismo y el Socialismo, dos hermanos de la misma madre: colectivismo”, párr. 3.

[3] Roymer Rivas. 2023. Principios inmorales del Socialismo: el sistema más antivalores que existe. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/principios-inmorales-del-socialismo-el-sistema-mas-antivalores-que-existe/ (Consultado el 03 de abril de 2024).

[4] Roymer Rivas. 2024. Oposición a la deriva: crónicas de un espejismo de cambio. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/oposicion-a-la-deriva-cronicas-de-un-espejismo-de-cambio/ (Consultado el 03 de abril de 2024).

En la mira: Venezuela, un Estado terrorista

Por Ricardo Guanipa d’Erizans.

En Venezuela el terrorismo de Estado es la orden del día del régimen de Nicolás Maduro, prueba de ellos fue la detención arbitraria del influencer y periodista Oscar Alejandro, quien fue detenido por la comisión de la corrupta policía judicial CICPC dirigido por uno de los delincuentes más peligroso de Venezuela con licencia para matar, torturar y desapariciones forzosas de nombre Douglas Rico, el principal aliado de la banda terrorista conocida como «el Tren de Aragua», que se ha convertido en el ala represiva de la dictadura chavista dentro y fuera de Venezuela.

Pues, los malandros del CICPC procedieron a la detención de Oscar Alejandro por el contenido publicado hace 8 meses donde explicaba que en la torre de Credit Card en Chacaíto se encontraban todos los servidores de las tarjetas de crédito y debito de Venezuela, en consecuencia, si se produjera un ataque terrorista en contra de las torres ocasionaría un total colapso del sistema financiera del país, lamentablemente cada ladrón juzga por su condición, y en respuesta el Estado terrorista de Maduro procedió a la detención de Oscar Alejandro, quien reside permanentemente en Miami-EE. UU., pero tras un viaje a Venezuela fue detenido por los delincuentes torturadores del CICPC bajo cargos de terrorismo, en vez de agradecer la advertencia del influencer que solo advirtió de la vulnerabilidad del sistema financiero.

A esto hay que sumar que en 8 meses tras la denuncia, ninguna persona ni grupo opositor atacó la torre para afectar el sistema financiero del país y simplemente no se hizo porque los terroristas en Venezuela son los miembros del gobierno y sus psicópatas seguidores que si tienen las manos bañadas de sangre.

Pero el régimen no da puntada sin dedal, según me informan que la detención de Oscar Alejandro tiene dos objetivos: el primero fue complacer al pedófilo dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, a quien Oscar Alejandro había criticado las actividades antidemocráticas del dictador centroamericano, y, por otra parte, Maduro buscó compararlo con el delincuente youtuber chavista de nombre Leito, quien explicaba como robar mercancía en las tiendas por departamento de EE. UU., como estafar al Estado al tener hijos estadounidenses, como obtener dinero sin trabajar, como es de fácil vivir en los autos y asearse utilizando baños públicos y por ultimo como invadir viviendas que se encuentran desocupadas —siendo esto último lo que lo llevó a la cárcel—. Sin embargo, el régimen venezolano, con ayuda de la prensa corrupta de ese país, busca generar una matriz de opinión que en Norteamérica no existe la libertad de expresión.

Desafortunadamente los venezolanos tenemos la memoria muy corta, ya el caso del teniente retirado Ronald Ojeda quien fue secuestrado por un grupo comando del Sebin en Chile y posteriormente asesinado y entregado su cadáver al grupo terrorista Tren de Aragua para desaparecer su cuerpo por instrucciones del régimen terrorista venezolano, dolorosamente eso es tema olvidado, solo la familia del militar aun sigue llorando su asesinato.

Otro caso de terrorismo de Estado fue la arbitraria detención del la abogada y experta en Seguridad y Defensa, Rocío San Miguel quien lleva meses secuestrada por el Fiscal torturador y asesino de Tarek William Saab alias el Libanes, quien luce un aspecto deplorable y matonesco con esos tatuajes tipo Tren de Aragua que ocupan gran parte de su cuello o parte trasera de sus orejas.

No tengo la menor duda que ese Fiscal torturados haya ordenado someter a San Miguel a las más brutales técnicas de tortura, incluyendo ataques sexuales o violación. Irónicamente, Tarek William fue detenido el 12 de abril de 2002 tras la renuncia de Hugo Chávez, pues así lo anuncio ese día el General chavista Lucas Rincón, en consecuencia, como en Venezuela si había Estado de derecho, se le respetaron todas las garantías constitucionales a Tarek, incluyendo su integridad física hasta ser dejado en libertad plena a las pocas horas, bueno esa historia ya la conocemos.

Lamentablemente el Fiscal torturador se ha convertido en el matón del régimen, protegiendo a culpables y castigando a inocentes, sin duda que es un tipo desalmado que no se ablanda ni por su condición de miembro de la comunidad LGTB, por no llamarlo gay, más bien esa condición lo ha convertido en un ser sin piedad y escrúpulos digamos que es el Calígula de la revolución comunista chavista.    


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ELEGIR

Por Leroy Garrett.

A pesar de no estar sujeto a espanto alguno vistos los recientes acontecimientos, donde era más allá de previsible lo que ocurre y lo que viene, este cronista internamente se combate para no ser terriblemente pesimista, pues entiendo que es agregar a estos tiempos más tinieblas a la oscuridad.

Elegir, votar, tener la prerrogativa de seleccionar quien nos gobierna o reina, es intrínseco a la idiosincrasia del venezolano. Demuestra su comprobada vocación democrática. 

La primera elección popular hecha en Venezuela no fue ni promovida por la efervescencia política insurgente a la muerte de Gómez, o impuesta por sus herederos, particularmente se presenta en medio de dos pasiones aún encontradas en el venezolano; el baseball y los concursos de belleza.

Yolanda Leal por voto universal y directo fue elegida reina del equipo venezolano de pelota que también fueron campeones mundiales en 1941.

Pero el estamento de poder siempre se sintió presionado por la alternabilidad, Páez y Soublette, el enroque de los Monagas, aunque hegemónicos y cogolleros todos sentían la necesidad de tener que dejar la silla y controlar el poder detrás de la cortina simplemente era arreglo a las formalidades republicanas y sobre todo mantener la aceptación popular.

En tiempos de los liberales amarillos, la alternabilidad se dio en parte por las mismas razones de la élite desplazada de los Godos y la afición de Guzmán por irse de vacaciones a Paris. 

Después de la Guerra Federal se establece un pacto con los caudillos regionales para que fueran los señores feudales de los “estados”, Guzmán sería el gran elector y sus colaboradores de confianza sus elegibles reemplazos.  Este sistema ha sido adoptado casi completamente por el chavismo. 

Ahora, Guzmán hizo otras cosas, educación gratuita, afrancesó tropicalmente a Caracas, se ensañó con las poblaciones rebeldes como notoriamente ocurrió con mi estado natal El Zulia, pero al igual que los chavistas se creyó dueño de la hacienda pública para desgracia de nuestros ancestros y coterráneos.

Ni Gómez, ni Pérez Jiménez pudieron evadir la alternabilidad, el primero dejando circunstancialmente la administración pública a la versión venezolana de las científicos del porfiriato mexicano, siempre reservándose el control del ejército, y de Venezuela; su hacienda. 

El segundo, Pérez Jiménez, entre robos de elecciones y un fraudulento plebiscito que hartó al país que le derroca aunque luego, de no ser por el veto político de sus enemigos hubiera podido regresar. 

Una vez más,  ni María Corina ni su reemplazo van para el baile. Son las víctimas? La respuesta es NO! En tono rotundo.

Ella sabía el final, ella sabía la maniobra, ella sabía que Rosales sería el candidato, junto a al carnaval que ya se prendió en la calle, que con precisión de relojería montó el chavismo para seguir per secula seculorum.

No puede decir la Machado que estuvo reunida por cinco horas con Rosales y no sabía que la designación de la Profesora Yoris era otro final del teatro de lo absurdo que es la vida pública venezolana.

El final de la Machado no es ajeno a sentimientos colectivos conocidos, es la convergencia de muchos, todos reinantes en el lado negativo de los afectos, habría que ver que significa cuando los chinos mezclan las palabras frustración, tristeza y burla.

No es difícil saberlo, el chavismo no termina con elecciones, ni siquiera sus compañeros ideológicos Lula y Petro se atrevieron a apoyar la extrema inmoralidad ocurrida en Venezuela.

Hay otro habitante en el cementerio de la historia. 

El venezolano está marcado por su propia historia

Por Gervis Medina Abogado, Criminólogo y escritor venezolano.

La sociedad venezolana está a la espera de un desenlace político que acabe con esta larga pesadilla. Sin duda, que el cierre de este ciclo estará por llegar en su momento. El asunto, querido lector, es cómo transformarlo. ¿Estamos preparados para ello?
¡Debemos aprender a apreciar lo que tenemos, antes que el tiempo nos enseñe a apreciar lo que tuvimos!
Es vital ver la transición no como un proceso rutinario de repetir viejas fórmulas y restablecer lo malo, sino como un momento de “transformación” nacional para enterrar el pasado y arrancar la construcción de una República liberal.

La corrupción es un mal inherente a los gobiernos que han pasado en la historia de mi país, la cual no está controlada por la opinión pública. ¡La enorme mayoría de los políticos han hecho dinero de la nada! Llegan pobres a un cargo y luego los ves con dinero y te dicen ¡Ah carajo si he sido comerciante toda la vida! Así ha sido desde decenas de años. La sociedad se acostumbró a aceptar esos sofismas. Entonces nos salió cara la estupidez como sociedad.

El venezolano está marcado por su propia historia. Somos esclavos del pecado (socialismo). Pero falta la clave para comprenderse a sí mismo y, hasta que no lo consigamos, experimentaremos una rebelión consciente e inconsciente contra nosotros mismo, y eso es contra Dios.

Para transformarnos, hace falta la justificación y sobre todo la de cómo aceptarse mutuamente entre personas de orígenes diversos. Porque, como en cualquier otra parte, no fue tan sencillo reunir en una misma comunidad o intención a quienes por cualquier factor se piense diferente. Recomiendo entonces, aceptar nuestras diferencias. La transformación del Ser, servirá para erradicar todo el sistema vigente, imperante, aplastado por sus devociones y tradiciones.

Mi planteamiento de fondo es sumamente sencillo: Venezuela necesita hoy una verdadera “evolución o batalla cultural” ya que el problema es ideológico; para transformar los sustentos más arraigados de su identidad contemporánea y de su formación actual como pueblo, sin los cuales no podremos como nación enfrentar un mundo presente y futuro cada vez más difícil, conflictivo y competitivo. Sin una transformación profunda de la concepción que tenemos los venezolanos sobre nosotros mismos y sobre nuestras instituciones, cualquier intento de cambio en las estructuras económicas o políticas quedará como un falso arranque, tales como los fallidos intentos que hemos protagonizado desde hace décadas. Desde los años setenta hemos experimentado ya al menos cuarenta ajustes económicos fracasados, tres intentos serios de golpe de estado, diversas reformas a la Constitución, y el resultado neto ha sido el de un desarrollo social y económico paralizado, que nos ha llevado de ser el mejor país de América Latina a un fracaso consistente, rotundo, costoso, irreversible, y difícil de justificar.

Planteado así es un prospecto dramático. Hace tres décadas atrás América Latina, estaba sumida en el atraso, la hiperinflación, la pobreza, el autoritarismo y el desmanejo en general de la marcha de las naciones. Venezuela aparecía como una isla de estabilidad, de crecimiento y de progreso social envidiable. Éramos una nación de esperanza, refugio de inmigrantes que buscaron una oportunidad para vivir decentemente. Los venezolanos veíamos con cierto aire de superioridad a las pobres naciones vecinas y ofrecíamos nuestras generosas contribuciones al avance de aquellos países.

¿Qué pasó con nosotros? ¿Cómo pudimos derrochar tantas oportunidades? ¿Cómo pasamos de ser los mejores a estar entre los peores?

Las respuestas a esas interrogantes las debemos analizar a profundidad, en un ambiente donde el reconocimiento de los fracasos no sea asumido como derrotismo. Intuyo que llegó la hora de pasar del diagnóstico a la acción. La salida a la crisis pasa por entender que Venezuela debe asumir la globalización como el gran desafío del presente y del futuro, en un sentido amplio que va más allá de la acción coherente en el campo técnico de la macroeconomía, y toca los aspectos más complejos de la transformación educativa (privatizarla), la transformación social y la transformación y reducción de las instituciones públicas.

Por otro lado, las grandes perspectivas de una venezolanidad angustiada por el pecado y la desgracia, incapaz de liberarse a sí misma, se reducirán a un problema personal: ¿Soy yo realmente libre o soy un juguete del sistema?

Esto nos hará ver que los venezolanos de los primeros tiempos de la democracia, tenían sus debilidades como las tenemos hoy, y que la fe no había eliminado el peso de las realidades sociales.

La comunidad está en peligro. Los promotores de un “cambio” en el país proponen volver atrás valorizando las viejas prácticas partidistas, electorales, clientelismo, crímenes de corrupción, estatismo, populismo entre otros. Una especie de vuelta a la Ley anterior.

Debemos ser propositores a una transformación de valores, conducta y sistema político, forma de gobierno que conduzca a las regiones a desarrollarse desde sus localidades con sus propias leyes, sistema de justicia, pues aún no hemos comprendido o hemos olvidado que ser cristiano no es ante todo practicar una religión, sino más bien vivir la fe esperanzados en la venida caritativa de nuestro “Dios”.

No hemos transcendido como seres, no transformamos ni la materia prima, somos metalistas solo sacamos del suelo y vendemos. Por tanto, hemos perdido nuestra verdadera identidad y desarrollando una identidad de la viveza criolla, populista, el marañero, el pillo, mentiroso y criminal.

Actualmente existe una solidaridad entre grupos políticos en un mundo habitualmente hostil en la cual se juntan para procurarse una seguridad real. Algunos prefieren esta seguridad a la aventura de transformar y los riesgos que ellos corren ante esta nueva tendencia (libertad).

Es necesario, parir una decisión hallada en el corazón de cada integrante de la sociedad y servir con un poder espiritual que no reconoce como tal el fracaso.

No debemos reparar en que la fuerza que debe conceder esta nación la libertad, debe ser la misma fuerza que debe emplearse cada individuo que se decide a hacer algo bajo los principios del deseo, decisión, fe, persistencia y planeamiento organizado. “Si somos los autores de la sociedad, podemos destruirla o transformarla. Basta con tener la voluntad de hacerlo”.

Los conceptos sociológicos de sociedad frecuentemente señalan a un más allá de las voluntades o fuerzas de los hombres, no se atienen a límites claros y describen formas totales que se imponen sobre sus partes. Hace más de dos milenios que el término de origen griego política πολιτικός = “de los ciudadanos” designa el orden de prácticas mediante las que los hombres en libertad disponen del gobierno.

Debemos transformarnos en seres que realmente llenemos la existencia, fortalecidos en espíritu para dirigir el destino de una nave llamada Venezuela.

¡Venezuela debe ser libre a través de la transformación de cada individuo, reduciendo al Estado y el poder del gobierno. ¡Por tanto, la libertad de la patria tiene por límite la libertad sagrada del individuo!

Oposición a la deriva: crónicas de un espejismo de cambio

Por Roymer Rivas, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y Teórico del Creativismo Filosófico.

Anoche, casi a las 8:30pm, después de seguir todos los acontecimientos del día, decidí desconectarme de las redes y dedicarme a leer hasta que me diera sueño. Ya sabía lo que iba a pasar, porque, aunque nadie es profeta, a veces el futuro como que se transparenta lo suficiente para algunos. Esta mañana me levanto solo para probar que, lamentablemente, tenía razón.

Hoy, 26 de marzo de 2024, una vez más, el chavismo se ríe mientras observa los saltos y marañas que intentó y sigue intentando hacer la “oposición”, que se ha presentado incompetente, cual barco de papel a la deriva en el océano y en medio de una tormenta dirigido por personas que no han demostrado estar a la altura de lo que requiere la situación y, en su condición, ruegan por milagros, creyendo a su vez que tienen las riendas del futuro, cuando en realidad han sido su propio verdugo, enemiga de sí misma. No podía esperarse menos, viniendo de la clase política que pretende gobernar el país.

2012: “Hay un camino; hay una esperanza”

En el año 2012, con Henrique Capriles a la cabeza, y sin reconocer la naturaleza del régimen, miles salieron a las calles a “recuperar el país” en vano, tras la aun dudosa derrota electoral del personaje en contra de la Mortadela Galáctica, que padecía cáncer en aquel entonces. Tras muchos días de confrontación, Capriles sale a pedir que bailen salsa y se encierren en sus casas, pues, “quería evitar más baño de sangre en su nombre” —como lo expresó el año pasado en un documental—. Yo no me atrevo a juzgar esto último, lo que sí juzgo, y con todo el peso, es el hecho de creer que tanto él, como toda la oposición y millones de venezolanos que le siguieron enceguecidos, tuvieron alguna oportunidad de llegar al poder por la vía electoral, después de años de atropellos a la ya frágil democracia del país.

La afirmación no es vacía, desde la derrota del referéndum del 2007, el chavismo buscó por todos los medios llevar a cabo todos los cambios que quería sin necesidad de apelar a la consulta popular, ejemplo de ello: el estado paralelo que representan las “ciudades comunales” hoy día. Dos años después, en 2009, tras dar rienda suelta a la reforma constitucional, logran conseguir que Chávez pueda ser reelegido indefinidamente, rompiendo con el principio de alternabilidad del poder que rige a todas las democracias del mundo[1]. A todo esto se suman los eventos del 2002, la censura de canales de televisión, la expulsión de trabajadores de las empresas estatales que no se alinearan con sus ideales, la desinformación transmitida desde el discurso político que solapaba los grandes casos de corrupción que con los años harían más ruido, la burocratización de todo proceso administrativo, la centralización del poder, entre otras cosas que no son más que elementos que solo agregaban una raya más al tigre que desde el año 1992 se presentó voraz contra la institucionalidad del país.

Es en este escenario que Capriles y seguidores creyeron que podían llegar al poder. Aún recuerdo aquellas vacaciones de 2012, montado en una bicicleta en las calles de Casanay, Sucre, donde vi a menos de tres metros pasar a Capriles montado en un camión, mientras las cornetas sonaban a todo volumen la música que muchos venezolanos recordarán: “Hay un camino; hay una esperanza”.

Tras regresar las vacaciones, y con el anuncio de la derrota de Capriles en octubre de 2012, ese camino se convirtió en protestas y represión gubernamental a muchos estudiantes y demás personas —fueron semanas en las que intenté ir al liceo en medio de todo ello—, para que al final salieran con “cacerolazos”, “bailar salsa”, y “vayan a sus casas”. La cosa siguió, en mayor o menor medida, en 2013 y 2014, con la única diferencia de que con Nicolás Maduro a la cabeza. Esta esperanza, terminó siendo la primera desilusión sentida a nivel nacional —hubo muchas en el pasado, pero está fue diferente, por lo que muchos pensaron que representaban; yo no me incluyo en ese paquete, pues jamás en mi vida he confiado en políticos—.

2015: “Aquí las cosas cambiaron”

Empeñados en ese camino, en el año 2015 dieron “una derrota electoral” al régimen, al obtener la una mayoría en la putrefacta Asamblea Nacional de Venezuela. Muchos celebraron; aún recuerdo cuando millones de venezolanos salieron a guindar la bandera tricolor con 7 estrellas —u 8, según el gusto y/o la que se tuviera en el momento—, y las palabras de Ramos Allup, quien comenzaría a presidir la institución: “Aquí las cosas cambiaron”, a la cual habían precedido en horas anteriores el haber mandado a sacar las fotos de Chávez y la aberración de imagen “renovada” por el chavismo de Simón Bolívar, y a la cual le prosiguieron unas supuestas “clases de derecho” a los presentes diputados que representaban al PSUV —o afines—.

En un escenario donde no impere el autoritarismo, eso podría haberse considerado una victoria, pero este no fue el caso. No pasó mucho tiempo para que, con interpretaciones legales, el régimen desestimará la Asamblea del 2015 dominada por “la oposición”. Van y vienen argumentos de parte y parte, pero, tal como advierte la teoría e ilustra la practica desde hace mucho tiempo, al final es “El Estado” el que impone al “ley”; el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) chavista emite una sentencia de desacato de la AN2015, por lo cual quedan sin efecto cualquier cosa que emitiera la institución; además, para el año 2017 se crea la Asamblea Nacional Constituyente, que terminó por aprobar leyes a gusto del régimen para poder reprimir a todo el que se le opusiera.

Claramente las acciones del régimen son totalmente ilegales, incluso en la misma ley que ellos han creado, pero, sobre todo, son ilegitimas en lo que respecta a las leyes sensatas de la vida, la verdad y el respeto al prójimo. Sin embargo, no podía esperarse otra cosa, de los barbaros no puede esperarse más que un garrotazo, y es triste que muchos enserio creyeran que le podrían hacer contrapeso al régimen desde el poder legislativo. Para lo único que sirvieron esas elecciones del 2015 fue para dos cosas: (i) ¡Oh, sorpresa!, se le ve otra raya al tigre, ¡Vivimos en dictadura! (…); (ii) ver el show sin rumbo ni resultados —más que corrupción— por parte de la “oposición”.

En este escenario, después de toda la crisis de escasez del 2015 y el 2016 —la época del fororo y la yuca— llegan las protestas de 2017, donde el régimen muestra su peor versión. De estas fechas, recuerdo cuando, tras salir de la universidad, pasé en un transporte —que agarré después de caminar mucho, dadas las trancas por las protestas— en frente de la UNEXPO, en Puerto Ordaz, Bolívar, solo para ver cómo los aparatos de represión del régimen arremetían contra los estudiantes y las instalaciones de la universidad. Esto es algo muy representativo, la presencia de estos funcionarios del mal en las instalaciones de muchas universidades del país transmite un mensaje claro: “no nos importa quienes sean, su edad, sexo, religión, etc., vamos contra todo aquel que se revele” —años después comenzarían a disminuir el presupuesto de estas instituciones, más de lo que ya lo hacían; saque usted sus conclusiones—. Luego de esto, era llegar a la zona donde vivía, donde tenia que pasar caminando sí o sí, porque era zona de guerra cantada contra el régimen —en dos oportunidades casi me agarran a mi—. El final fue mucho peor para los venezolanos: estudiantes asesinados, otros fuera del país huyendo del régimen, e inicia la mayor ola de migración de la historia contemporánea.

2019: El corrupto gobierno interino, con Juan Guaidó a la cabeza

Después de la supuesta victoria del 2015 —y es supuesta en la medida en que no representó victoria alguna—, y la constituyente de 2017, en el 2018 se llaman a elecciones y toda la oposición, por considerar que “el régimen no sale con votos”, llama a abstenerse. En este escenario, ¡Oh, sorpresa! Maduro gana las elecciones, pero se juramenta ante el TSJ, dado que la AN2015 seguían “vigente” —solo en el papel—. Aprovechando el vacío, Juan Guaidó es juramentado “presidente interino” en una plaza de Caracas. El acto es apoyado por toda la “oposición” y por la comunidad internacional, con el entonces presidente de EE. UU., Donald Trump, como padrino. Nuevamente, “hay esperanza”.

Empero, lo único que logró el gobierno interino es llenarse de casos de corrupción y con Guaidó saliendo del país e instalándose en el estado de la Florida, EE. UU., sin dar explicación siquiera de cuales fueron las ONGs que se usaron como medio para administrar los fondos de la “ayuda humanitaria”. A todo esto, se suma que la Asamblea Nacional del 2015 pasó al exilio y, desde allí, ha extendido sus funciones —un sin sentido total—. En el camino, millones de venezolanos siguen yéndose al exilio.

2024: “Nadie nos saca de las elecciones”

Después de tanto, la clase política y millones de venezolanos aun tiene “esperanza” de que el gobierno salga con votos. Aun después de todos los quiebres a los distintos diálogos y acuerdos a través de los años —el más reciente: “el acuerdo de Barbados”— la Plataforma Unitaria, junto a María Corina Machado (MCM), trafican esperanza con una sola consigna: “vamos a elecciones libres”. Algunos se excusan diciendo “en Barinas se pudo”, “en el año 2015 se logró”, así que “solo hay que organizarnos, apelar a la organización ciudadana”, pero donde todos ven rayos de luz, yo solo veo a ciegos que no se dan cuenta de su condición y creen “ver” su entorno.

Aquel personaje que durante años dijo que vivíamos en un régimen criminal —que es verdad— y que “dictadura no sale con votos” —que también es verdad—, desde hace un tiempo para acá dio un giro radical al discurso, en lo que yo entiendo la única diferencia es que antes ella no estaba “liderando a la oposición”, y ahora parece ser que sí. MCM ha sido inhabilitada, el “el régimen tendrá que medirse conmigo y aceptar que solo tiene dos opciones, salir por las buenas o por las malas” —parafraseando—, quedó en solo palabras vacías, porque ni el régimen se medirá con ella y tampoco hay presión para que salga “por las malas” en el escenario actual. En un intento de driblar al régimen, la semana pasada MCM postula a la señora Corina Yoris como sustituta, pero una vez más el régimen impide esta inscripción, solamente porque puede hacerlo.

Ahora, mientras escribía estas líneas, el gobierno dio 12 horas de prorroga para que la MUD pueda postular un candidato, puesto que hasta las 11:59pm del 25 no pudieron, dadas las limitaciones del régimen. Al parecer, lo han hecho, luego de que MCM saliera en vivo diciendo que “nuestra candidata es Corina Yoris, no hay nadie más” —tendrá que tragarse sus palabras—. Todavía existe la posibilidad de que alguno de los candidatos ya inscritos sea cambiado, después de unas que otras acciones juguetonas de la “oposición”, por Corina Yoris —tienen hasta 10 días antes de las elecciones—, o habrá que ver si se mantiene el candidato que ha sido postulado por la MUD el día de hoy, pero esto es, a todas luces, irrelevante. Lo realmente digno de ver es cómo el régimen se divierte con ellos, cual gato que juega con un ratón que cree que puede escapar de sus garras.

El escenario en Venezuela que nadie quiere aceptar

Ninguna tiranía en la historia ha entregado el poder con una sonrisa y ninguna revolución se ha logrado con buenos modales. El camino de las elecciones es solo una cortesía del régimen, porque el resultado, sea cual sea, dado el contexto actual, será el mismo: el chavismo seguirá controlando los hilos del poder, adelante o detrás de la cortina. Solo diré lo siguiente, y con tal expresión queda en evidencia la ingenuidad de toda la ola que defiende “ir a elecciones”: aún si el régimen llega a perder unas elecciones, no van a entregar el poder. Es simple. Es más, aún si entregan la banda presidencial, quienes seguirán controlando todas las instituciones y el aparato delincuencial y/o criminal en el país, serán ellos. Ir a elecciones y creer que se gana, o ganar de verdad, es solo crear un espejismo de cambio en una sociedad que hace ver por qué la “esperanza” es mal vista en ciertas áreas de la mitología —por algo es lo último en salir de la caja de pandora, que contenía todos los males de la humanidad—.

Si bien, ha llegado el momento de decir por qué hasta el momento he dicho “oposición”, entre comillas, pues lo cierto es que nos encontramos en un país donde hay personas que se oponen al régimen de Nicolás Maduro, pero que, en esencia, no se oponen a muchos de sus ideales, que es lo que verdaderamente ha sumergido al país en el abismo donde se encuentra —Venezuela no es un país tercermundista ni “subdesarrollado”, sino uno abismomundista y sin desarrollo—. Esta “oposición” no se opone a nada en el fondo, y por ello constituyen el opuesto que el régimen necesita. Aquel que crea que hay gobernabilidad en este escenario, sea quien sea, y que las cosas van a cambiar para bien con estos personajes, no solo es un supino ingenuo, sino que no ha comprendido nada de lo que pasa en su entorno y, por tanto, aprendido algo de ello.

Muchos, con la excusa de hacer algo, no ven que a veces no se trata solo de “hacer”, sino de “qué es lo que se hace”. Estos años solo se han parecido a un atleta que corre en una caminadora sin parar, sin tomar agua ni alimentarse, donde no se llega a ningún lado, más que a la fatiga y las fallas musculares. Este país tendrá una verdadera esperanza de cambio cuando se apelen a las ideas correctas y vengan acompañadas de las acciones correctas y con las herramientas correctas. Esta posiblemente implique unas elecciones —o no—, pero solo como corolario de un gran mecanismo de transición, no una mera improvisación que responde a la supervivencia, sin ninguna garantía de éxito. Es la realidad, y decirlo no es “darse por vencido”.

“Y tú, ¿Qué propones?”

Algunos se ofenden, y en su desesperación comienzan a atacar a quienes no nos dejamos llevar por las masas y seguimos a personajes porque “ese es el hombre” o “esa es la mujer”, y la pregunta con la que creen ganar todo debate es: “Y tú, ¿Qué propones?”. Estos no entienden que el meollo del asunto no es “proponer cosas nuevas”, sino dejar de apelar a aquellas que se han demostrado ineficaces hasta el momento. En principio, podríamos comenzar por dejar de seguir a las masas y comenzar a tener criterio propio, dejando de defender a los políticos como si fuesen mesías y fueses a solucionar nuestros problemas, y mucho más cuando estos son corruptos y han hecho igual daño al país que aquellos que tienen el monopolio de las armas. Empero, aun en un escenario donde no se tengan respuestas a todas las preguntas, la apelación a la ignorancia no es un argumento para invalidad la crítica al superlativo fracaso que ha obtenido la población venezolana en todos estos años.

Aquellos que se fundamentan en las supuestas luces del pasado, a saber, «se ganaron algunas elecciones», no entienden que la misma naturaleza de aquello que somete a Venezuela no repara en «elecciones». Lo que algunos ven como un «ejemplo» y una «prueba» de que se puede derrotar a la tiranía con elecciones, yo solo veo un ejemplo de que, independientemente de ellas, éstos siempre se impondrán por la fuerza. Entonces, ¿Quién de nosotros se acerca más a la realidad? La fe, contrario a lo que piensan muchos, no es ciega, es una «expectativa segura» de lo que vendrá, tiene un fundamento real, lo contrario es solo un absurdo deseo.

También, hay otros que salen diciendo que aquellos que criticamos no somos agentes de cambio en la sociedad y que no hacemos más que burlarnos de “todos los venezolanos”, cuantas falacias en tan cortas expresiones. La burla real es vender unas expectativas que no pueden cumplir, quienes se burlan de verdad son aquellos incapaces de ver más allá de sus narices, a saber, ustedes. Esto no va de cuentas ganas queremos que las cosas cambien, sino de apelar a las acciones correctas, y las elecciones por si solas no lo son. Y es que, no solo es que la clase política no ha estado a la altura de lo que se necesita, sino que la sociedad venezolana misma no lo ha estado. Si bien, esto último no es un reproche, es una mera descripción de los hechos.

No tengo nada más que agregar, voy a sentarme a ver cómo continua el circo armado hasta el 28 de julio del presente año, vislumbrando una nueva ola de migración masiva tras la victoria, de aure o de facto, del régimen que somete a Venezuela… “Venezuela”, un término que ya no significa más que dolor, el recuerdo de que somos seres sin patria, aun dentro del territorio.


[1] Quiero dejar en claro que yo no soy “demócrata”, pues el sistema democrático está lejos de ser el mejor de los sistemas posibles y, de hecho, se le pueden achacar todos los males del país sin ningún tipo de reparo. Para entender mi postura, leer: “Monarquía, democracia y orden natural”, que es la edición nueva de “Democracia, el dios que fracasó”, escrita por Hans-Hermann Hoppe. Si bien, también aclaro que no comparto al 100% la postura de Hoppe, solo resalto la critica que hace a la democracia. En definitiva, tal sistema solo puede llevar al socialismo, cada vez más radical, por más que muchos intenten defender una postura contraria.

En la mira: Maduro es un colombiano que viola la constitución de Venezuela

Por Ricardo Guanipa d’Erizans.

Nicolás Maduro, —como si fuera poco—un narcotraficante fugitivo de la DEA, quien ofrece 15 millones de dólares por su captura, no es venezolano de nacimiento, ya que nació en Cúcuta Colombia, violando los sagrados decretos constitucionales que establecen que para ser presidente de la Republica es mandatario haber nacido en el territorio Nacional.

Son muchas las mentiras de Maduro, no existe ningún documento que revele que estudio educación primaria en Venezuela, tampoco secundaria, el otro mentiroso es Vladimir Villegas, quien asegura que estudio secundaria en el ciclo diversificado de humanidades en Caracas con Nicolás, pero esto absolutamente falso, ya que una testigo de nombre Betty Giusti estudio cuarto y quinto año con Vladimir Villegas y me aseguro que era el único alumno de sexo masculino en el salón de clase, lo único que existe de esa época son una fotos de Maduro en Cuba cuando recibía adoctrinamiento comunista en la isla como agente del MININ, me refiero a comienzos de la década de los ochenta.

Pero ¿Quiénes afirman que Maduro es colombiano? Pues:

El expresidente de Colombia Andrés Pastrana en el pasado afirmó que “ya no existe ninguna duda” acerca de la nacionalidad colombiana de quién encabeza el régimen impuesto en Venezuela. En respaldo a sus aseveraciones, Pastrana presentó el acta de bautismo de Teresa de Jesús Moros Acevedo, madre del titular del Palacio de Miraflores. Publicó el periódico de Miami El Diario de las Américas.

El rotativo además agregó que “En conversación telefónica desde Bogotá con DIARIO LAS AMÉRICAS, Pastrana sostuvo que “la señora Teresa Moros era ciudadana colombiana y, por lo tanto, Nicolás Maduro también es colombiano, no importa donde haya nacido, de acuerdo con el artículo 96, inciso 1 A), de la Constitución Política de Colombia”.

En el documento que da fe del bautismo de la progenitora de Maduro, puede leerse: “En la Parroquia San Antonio de Padua de Cúcuta, Norte de Santander, el diecinueve de octubre de mil novecientos veintinueve [1929], el presbítero bautizó a una niña nacida en el día uno de junio de mil novecientos veintinueve [1929], a quien llamó Teresa de Jesús Moros Acevedo”. Concluye el periódico.

Otra investigación revela que “Los diputados venezolanos Walter Márquez y Abelardo Díaz realizaron una investigación sobre la nacionalidad del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Después de un año de indagaciones, los parlamentarios aseguran que Maduro nació en Bogotá y no en Caracas, situación que lo inhabilitaría para ejercer la presidencia del vecino país. La Señal de la Mañana habló con Márquez acerca de las pruebas que sustentan su hipótesis.

Según el diputado, hay una gran confusión sobre el acta de nacimiento del mandatario venezolano, pues existen al menos cinco versiones diferentes respecto del lugar de su natalicio. Esta situación motivó la investigación de los parlamentarios, en la que testigos que conocieron a la familia de Maduro y al mismo presidente en su infancia insisten en que éste es oriundo de Bogotá.

La misma confusión torna las actas de nacimiento de sus padres y su registro civil de matrimonio. Sin embargo, de acuerdo con los testimonios recogidos por Márquez y Díaz, sumados a sus indagaciones en las notarías de la capital colombiana, el registro de nacimiento de Maduro debió originarse entre las notarías uno a diez de la ciudad, donde hay “hojas mutiladas e índices que desaparecieron, según contó Márquez a Señal Radio Colombia.

De confirmarse el origen colombiano de Nicolás Maduro, el mandatario estaría inhabilitado para ejercer su cargo, debido a que la Constitución de Venezuela exige a su presidente ser venezolano de nacimiento y no contar con más nacionalidades.

Según Márquez, no se ha encontrado el documento que ratifique su denuncia, pero Maduro tampoco ha mostrado ningún título que despeje las dudas y aclare cuál es su verdadero lugar de nacimiento.

Ante lo anteriormente expuesto, lo más vergonzoso es que Maduro siendo extranjero y un narcotraficante fugitivo de la DEA es el comandante en Jefe de las Fuerzas Armas venezolanas, además, maneja el Tribunal Supremo de Justicia, integrado por incompetentes y corruptos abogados, como si fuera su bufete de abogados pero a todo esto hay que sumar que el Consejo Nacional Electoral es una institución que esta al servicio de Maduro y su familia y no de los venezolanos por lo que la salida electoral del 28 de julio se ha negado.

Solo a los venezolanos nos queda organizarnos para derrocar a Maduro como los patriotas derrocaron a Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958 con la diferencia que a Maduro hay que arrestarlo y entregarlo a la DEA para que sea judicializado en EE. UU., donde es acusado de cometer delitos de narcotráfico, lavado de dinero y actividades terroristas.

El Chavismo Filosófico: una respuesta a la grave injuria de Miguel Pérez-Pirela

Por Roymer Rivas, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y teórico del Creativismo Filosófico.

“Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”, dijo en una oportunidad el gran filósofo humanista Michel de Montaigne, y son palabras que, sin duda, se pueden aplicar para mal en Miguel Pérez Pirela. Es claro que todos podemos decir cosas que son poco inteligentes o acertadas, pero el problema real llega cuando se hace fuerte énfasis en el error, haciendo que la estupidez sea tan insistente —como es el caso de este personaje—, al punto de volverse un agravio o infamia para la verdad y sus defensores.

¡Miguel Pérez-Pirela es un imbécil! No se le pueden atribuir otras palabras a alguien que llega diciendo que “el chavismo es una propuesta epistemológica, semántica, estética y una cosmovisión”, intentando dar alguna especie de profundidad filosófica a algo que claramente no lo tiene, usando mal los conceptos, dicho sea de paso, y pasándose toda la historia y Corpus Teórico de la filosofía por el putrefacto tracto digestivo inferior —que constituye una manifestación de su alma entera—. Empero, puesto que al señor le gusta hablar de “filosofía” —o eso vende, porque su ignorancia del asunto es supina—, hablemos en ese lenguaje para refutarlo. Comencemos aclarando conceptos:

Algunos conceptos filosóficos explicados de forma simple

La epistemología se encarga de estudiar el conocimiento, y lo que en ello converge: ¿Qué es el conocimiento? ¿Cuáles son sus diferentes formas? ¿Cómo se adquiere? ¿Cuáles son sus fuentes? ¿Qué papel juegan la experiencia, la razón y la percepción en ello? ¿Cómo podemos saber si algo es verdad? ¿Cuáles son los criterios a evaluar para que el conocimiento pueda ser considerado “verdad”? ¿Qué podemos y no podemos conocer y por qué? Entre otras preguntas que pueden converger allí y que lleva a la necesidad de unir lógica, metafísica, ciencia, historia, etc., en mayor o menor medida, con el fin de que podamos aprehender mejor la realidad. De hecho, los avances científicos se deben a que siempre se ha intentado responder a estas preguntas con algún método que se muestre más acertado —he aquí el método científico, aunque no se escapa de críticas; si bien, que algunos postulados sean cuestionables más bien es bueno, así es la filosofía—.

La estética, por su parte, estudia la naturaleza de la belleza y la percepción de la misma, lo que se ha traducido en un estudio del arte y sus cualidades, pero que no se reduce a ello. De allí que se busquen responder preguntas del tipo: ¿Qué es lo bello? ¿Qué es el arte? ¿Qué distingue lo bello de lo feo? ¿Cuáles son las diferentes formas de lo bello y/o el arte? ¿Qué es la experiencia estética? ¿Cómo se diferencia de las otras experiencias? ¿Qué papel juegan los sentidos en esta experiencia? ¿Es la belleza objetiva o subjetiva? ¿Cómo podemos evaluar la belleza de una cosa o una obra de arte? ¿Por qué es importante el arte? ¿Qué valor tiene para la sociedad y para las personas? Entre otras preguntas. Esto lleva, también, a que se apelen a otros campos de estudio para poder dar respuesta a las preguntas: convergiendo en la epistemología, la ética, la metafísica, historia, psicología, etc.

La semántica, sin embargo, está atada a la lingüística y estudia el significado de los signos lingüísticos —palabras, frases—, es decir, busca comprender cómo se crean los significados en el lenguaje y cómo estos son interpretados por las personas. Por ello, estudia el significado que tienen las palabras en sí mismas —léxico—, el que se crea por la forma en que se combinan las palabras —gramatical—, el que se crea por el contexto en el que se expresan las palabras —contextual—, y el que se crea con intencionalidad de quien expresa el mensaje, que comparte conocimiento o contexto con otros iguales —pragmático—.

Por último, una cosmovisión hace alusión a un modo de ver el mundo. Este término fue acuñado por el filósofo alemán Wilhelm Dilthey (1833-1911), quien unió los términos alemanes “Welt”, que significa ‘mundo’, y “Anschaues”, que significa ‘ver, observar’, con el cual aludía al conjunto de paradigmas que forman los humanos para explicar el mundo que les rodea —su realidad—. Así, una cosmovisión sería una especie de modelo que muestra o explica la realidad, una forma de “ver” al mundo.

Con esto en mente, podemos pasar al siguiente nivel, donde me limitaré a apelar a la reflexión lógica:

El chavismo, un monstruo anti-epistemológico y anti-estético

Suficiente con dos preguntas:

  1. Si la epistemología tiene que ver con la definición, construcción y descubrimiento del conocimiento, ¿Cómo podría ser una propuesta epistemológica aquello que se dedica a destruir el conocimiento y tergiversar la realidad con un discurso que solo busca controlar la verdad y mantener el poder? El chavismo, al igual que todo movimiento socialista en la historia, no le importa el conocimiento, mucho menos la verdad, y en el camino la destruye —suficiente con ver la persecución a aquellos que intentan transmitir la verdad, la quema de libros varios y la censura absoluta y control de “la verdad oficial” de este tipo de regimenes—.
  2. Si la estética tiene que ver con lo bello, ¿Cómo podría ser una propuesta estética aquello que funge como caldo de cultivo para sacar lo peor de la humanidad, manifestando esa putrefacta corrupción humana en todos los campos donde accionen? Es muy estético ver las calles de Puerto Ordaz, que alguna vez fue la “ciudad más planificada del país”, donde el zamuro se ha convertido en el ave estatal y la basura florece por todos lados; muy estético ver las acciones corruptas a la que empuja todo el sistema que somete al país; muy estético ver los ojos del Comandante Supremo Intergaláctico Optimus Chávez en los edificios y salones de clases; muy estético las instalaciones de cualquier edificio administrativo o cualquier calle del país —en la que no se hayan inyectado millones de dólares, con el fin de sacar unas cuantas tajadas mientras se “arreglan y embellecen” las cosas—; muy estético los repugnantes arreglos de las plazas públicas en Caracas u otros del país; en suma, es de una sublime estética superlativa, al punto de ser extralingüísticamente hermoso, las condiciones en las que se encuentra el país actualmente, a saber, sumergido en la peor crisis política, económica, social, cultural, etc., de su historia.

Nada que agregar, más que la sí epistemológica y estética afirmación: “el venezolano no ha vivido algo más anti-epistemológico —donde entra lo contracientifico— y anti-estético que el sistema que lo somete ahora: el chavismo.”

El Chavismo, una bestia semántica, cuya cosmovisión es ilusoria

En lo único que medianamente acierta Pérez-Pirela es en decir que el chavismo es “una propuesta semántica”, pues, en definitiva, con el conjunto de símbolos y toda la maquinaria propagandística que usa para transmitirla, lo que busca es tergiversar la realidad, siempre con el fin de seguir sometiendo al pueblo venezolano, constituyendo así una “cosmovisión” criminal. Las camisas rojas, el discurso revolucionario, el culto al héroe, la “historia oficial” —que no es la historia real—, entre otras cosas, son todos elementos que convierten al chavismo en un excelente ejemplo del manejo de la semántica para someter a un pueblo a una cosmovisión que les perjudica, sea o no por vía de la violencia —aunque tarde o temprano tienen que acudir a ella cuando su discurso se muestra limitado y mentiroso—. Ahora bien, esto no es nada nuevo, pues toda tiranía en la historia apela a lo mismo para llegar y mantenerse en el poder, de allí que Pérez-Pirela solo tenga “medianamente” la razón, porque la “propuesta semántica” y la cosmovisión no provienen del chavismo, sino desde mucho antes, por lo cual es solo un calco poco original de símbolos e ideas ajenas.

Pérez-Pirela, ser lleno de títulos, pero con poco contenido bueno

Al final, lo expresado por este personaje solo demuestra una de estas tres cosas: (i) el limitado conocimiento que tiene sobre filosofía e historia, acompañado de pocas facultades para pensar con criticismo; (ii) lo vil que puede ser una persona cuando, aún sabiendo la verdad, decide no transmitirla y tergiversarla para beneficiar a unos pocos, con tal de recibir algunos beneficios en el camino; o (iii) una combinación, en mayor o menor medida, de las dos anteriores. En todo caso, no me atrevería yo a emitir un juicio de cuál de estas tres condiciones es peor, pues todas describen a un ser carente de un alma virtuosa, en el sentido aristotélico. A lo sumo, lo único que logra demostrar Pérez-Pirela es que la imbecilidad no escatima entre personas con títulos o sin ellos, pues estos no definen el grado de conocimiento que tenga una persona —he aquí un mundo donde se encuentran doctores con una incultura indignante y personas sin bachillerato con una cultura envidiable—. En este marco, recuerdo las también acertadas palabras que se atribuyen a Franz Kafka, quien dijo —parafraseando— que algunos son tan idiotas que por su misma condición se sienten seguros de sí mismos y de lo que dicen, y Pérez-Pirela se ve muy seguro de lo que dice.

Empero, mi fin no era denigrar al personaje, mucho menos hacer que él cambie de opinión, pues entiendo que su misma condición intelectual es denigrante y que, tal como dijo Goethe, contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano, sino solo describir un hecho y, en el camino, enseñar a quienes lean estas palabras algo de filosofía, en contraposición a los discursos vacíos de estos personajes que se mueven en el mundo político y pasan como camaleones en el académico.

Excurso para los posibles “buscadores de falacias”

Algunos podrían decir: “el autor tiene un lenguaje agresivo e incurre en falacias ad-hominen contra Pérez-Pirela, por lo que su argumento queda invalidado”.

A estos les respondo: no intenté minusvalidar la afirmación de Pérez-Pirela porque la dijo él desde su supina ignorancia, sino que expliqué lo que es realmente cada término que él busca atribuir como “propuesta del chavismo”, y a partir de allí refutarlo o explicarlo como realmente son los hechos y deben entenderse los términos —en aplicación al chavismo—. En este sentido, hago énfasis en que la mera descripción de un hecho no es una falta de respeto —decir la verdad nunca ha sido una falta de respeto— y, por tanto, como es verdad que este personaje no sabe de lo que habla, las palabras usadas que pueden considerarse “contra él”, en realidad son una descripción de su condición existencial, es algo así como decir “el agua quita la sed”, un hecho comprobable de forma empírica, y decirlo es solo una consecuencia de mi compromiso con la verdad. En su lugar, más bien buscaría estudiar más. Y en el lugar de quienes quieren adjudicar una falacia ad-hominen donde no la hay, también buscaría estudiar y comprender bien las falacias lógicas.