Las autoridades de Rusia han incluido este viernes al movimiento LGBTI, que se encuentra prohibido en el país, en su lista de organizaciones terroristas y extremistas, lo que podría implicar la congelación de cuentas bancarias vinculadas al colectivo.
El Servicio Federal de Vigilancia Financiera de Rusia ha tomado esta decisión después de que el Tribunal Supremo de Rusia avalara la petición del Ministerio de Justicia, que instaba a declarar el movimiento LGBTI como extremista.
Asimismo, la corte falló a favor de prohibir el colectivo y reconoció como «extremista» la división estructural de su organización interna.
En este sentido, aclaró que existían indicios de que el movimiento incurría en «actividades extremistas, como la incitación a la discordia religiosa y social».
Sin embargo, las autoridades rusas han defendido que esta decisión «no viola el derecho de los ciudadanos a su intimidad y no acarrea consecuencias legales negativas» y han puntualizado que el movimiento carece de documentos estatutarios porque nunca fue «fundado».
Así han afirmado que se trata de un trámite para completar el proceso de prohibición completa del movimiento, si bien la legislación rusa establece que aquellos que financien organizaciones extremistas y terroristas, independientemente de la cuantía, son susceptibles de ser condenados a penas de hasta diez años de prisión.
Es necesario recordar que Rusia inició su actual escalada represiva contra el colectivo LGBTI en 2013, con una primera ley contra la ‘propaganda gay’ que, bajo la premisa de proteger a los menores, limitaba los mensajes y actividades.
De hecho, la última reforma constitucional incluye también un veto explícito al matrimonio entre personas del mismo sexo y, a finales de 2022, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó una ley que prohíbe la propaganda LGBTI, la pedofilia y la reasignación de género.