No se aguanta más: Los salarios reales cayeron sistemáticamente desde que Alberto Fernández asumió la presidencia, pero los diputados y senadores tendrán un aumento del 30%.
Los bloques mayoritarios del oficialismo y la oposición en el Congreso acordaron un aumento del 30% para los sueldos de los diputados y senadores nacionales, que comenzarán a percibir con la liquidación de noviembre. Si bien hay diferencias en los cobros de los legisladores por desarraigo y otros adicionales, en promedio pasarán a cobrar alrededor de $500.000 en la liquidación de la primera semana de diciembre.
Además, se resolvió que los legisladores volverán a quedar atados a las paritarias del personal legislativo, un ajuste automático que habían relegado durante la pandemia para quedar bien ante la población cuando obligaron a 40 millones de argentinos a encerrarse en sus casas.
El personal legislativo este año tuvo un aumento automático del 69%, y recibieron un bono de $30.000 este mes. Los diputados y senadores empezarán a tenerlo este mes, por lo que el aumento será solamente del 30%.
Ambos quedan muy lejano a la inflación de precios al consumidor que tendrá Argentina este año, que se estima entre 85 y 90% interanual. Sin embargo, es un insulto a los sueldos del sector privado que tienen que sufrir el resto de los argentinos, que en muchos casos aumentaron una fracción de la inflación que se acumuló este año.
Los sueldos reales del sector privado se desplomaron con Alberto Fernández. Desde diciembre de 2019 los salarios perdieron constantemente contra el alza de los precios, y acumularon una pérdida real del 1,9% sobre el piso heredado de la gestión Macri.
En otras palabras, la remuneración promedio percibida por cualquier persona en cualquier momento de la administración de Alberto Fernández es inferior, en términos reales, a cualquier salario percibido durante el Gobierno anterior.
Además, el nivel salarial actual (nuevamente en términos de compra) es el más bajo desde enero de 2004, y similar al promedio del último trimestre de 2003. De hecho, es incluso un 15,5% inferior al nivel salarial que había en diciembre de 2001, en medio de una severa recesión económica y el caos político.
El modelo económico heredado por el kirchnerismo, y conservado en gran medida durante la gestión Macri, demuestra claros indicios de agotamiento. A partir de 2011 los salarios reales jamás volvieron a ganarle a la inflación de forma sostenida, y entre mayo de 2013 y mayo de 2022 se redujeron hasta un 27,4%.
Con una inflación interanual cercana a los 3 dígitos para fin de año, los mecanismos de actualización salarial se vuelven poco eficientes ante una suba de precios cada vez más rápida y volátil. La pérdida del poder adquisitivo amenaza con derrumbar el consumo y terminar por sepultar el estancamiento para dar paso a una recesión formal.