Este martes el Ejército ruso atacó con misiles un restaurante en la ciudad ucraniana de Kramatorsk, situada en la provincia de Donetsk, dejando un balance de víctimas de once muertos, entre ellos tres niños.

«Los cuerpos sin vida de once personas, incluidos los de tres menores, han sido rescatado de debajo de los escombros», ha informado en su último parte el Servicio Estatal de Emergencia, que añade son 56 heridos y siete las víctimas que han logrado rescatar con vida de entre los escombros.

En este sentido, ha subrayado en su cuenta de Telegram que las operaciones de búsqueda y rescate y retirada de escombros continúan», al tiempo que ha indicado que en el lugar trabajan perros especializados en el rastreo de personas atrapadas y psicólogos del organismo para dar ayuda a las víctimas.

Anteriormente, La Policía Nacional ucraniana a través de su cuenta de Telegram ha informado de que Moscú empleó misiles Iskander en el bombardeo. «En la escena de la tragedia hay artificieros, investigadores criminólogos, paramédicos y oficiales que trabajan sin descanso», ha especificado.

La viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Maliar, ha reconocido este martes que todavía no han tomado la ciudad de Bajmut a pesar de las «discrepancias» entre el Ejército ruso y los mercenarios del Grupo Wagner que continúan ahí parapetados.

A traves de su cuenta de telegram ha explicado que «las acciones ofensivas contra Bajmut cumplen su cuarto día» y que los «soldados avanzan por los flancos todos los días», aunque «poco a poco, pero de manera segura».

«Al planificar las acciones ofensivas en el este, nuestro Ejército tiene en cuenta el hecho de las discrepancias entre Wagner y las autoridades rusas», ha señalado la viceministra de Defensa en referencia al enfrentamiento que han estado manteniendo desde hace meses mercenarios y tropas regulares.

Maliar ha explicado que la dificultad para tomar Bajmut radica en la «propia particularidad» de la ciudad, pues está repleta de fortificaciones que, una vez levantadas por las autoridades ucranianas, fueron arrebatadas por las fuerzas rusas cuando se hicieron con el control sobre el terreno.

El gobernador de la región de Dnipropetrovsk, Serhi Lisak, ha informado este lunes de la muerte de dos personas, después de que las bombas lanzadas por las fuerzas rusas cayeran sobre un edificio en la ciudad de Níkopol.

A través de su canal de telegram, Lisak a precisado que «después del almuerzo, los racistas han atacado Níkopol con artillería pesada. Han atacado una empresa privada. Han matado a dos de sus empleados: una mujer de 51 años y un hombre de 50 años».

Asimismo, ha añadido que otro hombre de 49 años ha resultado herido por una mina, así como por metralla. «Ha sido hospitalizado en estado de gravedad moderada», ha contado, ilustrando la información con imágenes del edificio dañado.

Cabe mencionar que Níkopol, así como el resto de la región, han estado bajo el asedio de la artillería rusa casi a diario desde el inicio de la invasión. Recientemente se ha restablecido el suministro de agua para un tercio de los residente de la ciudad, después de que fuera interrumpida como consecuencia del ataque sobre la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka.

Al menos dos personas han muerto tras un nuevo bombardeo de las fuerzas rusas, en esta ocasión sobre una empresa de transportes en la región de Jersón, tal y como ha informado el gobernador, Alexander Prokudin.

«En Jersón, las fuerzas de ocupación han disparado con fuego dirigido hacia una empresa de transporte público. Los trabajadores civiles que realizan actividades vitales para la ciudad han sido golpeados», ha denunciado Prokudin en Telegram.

En un primer momento, Prokudin ha informado de la muerte de un hombre de 55 años en el acto, así como de cinco heridos, uno de los cuales finalmente murió cuando estaba ingresado en el hospital.

«¡No perdonaremos a los asesinos rusos por la muerte de nuestro pueblo!», ha enfatizado el gobernador para cerrar el mensaje.

Cabe recordar que Jersón es uno de los principales escenarios de la guerra entre Ucrania y Rusia, de la que están a punto de cumplirse dieciséis meses.

Por su parte, Ucrania denuncia que las fuerzas rusas continúan bombardeando la región incluso en medio de las inundaciones que provocó la voladura de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka.