El superávit financiero del sector público irlandés llegó al nivel más alto registrado desde el primer trimestre de 2007, mientras que las erogaciones del presupuesto no superan el 21% del PBI. El Gobierno apuesta por una nueva rebaja sobre el impuesto a las Ganancias.
Irlanda se convirtió, y por diferencia, en el caso de éxito económico más prominente de la Unión Europea debido a las reformas estructurales llevadas a cabo en las últimas décadas. El Banco Central Europeo confirmó que el país logró recuperarse plenamente del impacto fiscal de la pandemia, y se registró el superávit financiero más alto de los últimos 16 años.
La brecha entre ingresos y gastos totales marcó una diferencia positiva de más de 2 puntos del PBI, mientras que el resultado primario (antes del pago de intereses de deuda) registró un superávit del 2,68% del PBI respectivamente. No se veían resultados similares desde el primer trimestre del año 2007.
Las erogaciones presupuestarias del Estado irlandés llegaron a representar el 21,2% del PBI al término del primer trimestre del año, uno de los resultados más bajos en la historia del país. De hecho, el tamaño del Estado irlandés es el más modesto observado desde 1948.
La baja partición del sector público en la economía (tanto sobre el consumo y la inversión como desde el punto de vista de las transferencias) no solo se debe al recorte del “Estado de Bienestar”, sino también al vigoroso crecimiento del PBI (el denominador en el ratio) por las reformas estructurales y la apertura al asentamiento de capitales.
En una situación de fuerte holgura fiscal, el Gobierno de Leo Varadkar propone una reforma impositiva responsable para bajar los impuestos sin incurrir en déficit. A estos efectos, se propone una rebaja sustancial sobre el impuesto a las Ganancias para personas físicas.
El ministro de Finanzas irlandés Michael McGrath confirmó que el Presupuesto 2024 (que tiene lugar a partir de octubre de este año) contemplará rebajas impositivas. El primer objetivo es la eliminación de la llamada “Carga Social Universal”, un recargo sobre el impuesto a la renta que varía del 0,5% al 11% introducido en 2011 con un supuesto carácter temporal.
McGrath prometió una reforma para rebajar la carga del impuesto a la renta individual para todos los estratos sociales alcanzados. Irlanda ya cuenta con una forma impositiva significativamente simplificada, marcado por una tasa unificada del 40% para todas las categorías, y una tasa preferencial del 20% con topes de ingresos anuales que dependen de las cargas familiares.
Con el recargo por la carga social universal, la tasa impositiva máxima consolidada de Irlanda asciende al 51% y sigue por encima del promedio de los países que integran la OCDE.
