Javier Milei ha vivido un mes de noviembre muy relevante en el plano internacional. Primero fue su visita a EE. UU. donde participó en la ceremonia que sirvió como celebración de la victoria de Donald J. Trump en las elecciones presidenciales del país norteamericano.
En este Escenario, Milei compartió protagonismo con el magnate empresarial Elon Musk, quien ha afirmado que tomará como modelo las políticas de desregulación aplicadas en Argentina para guiar su función en el futuro gobierno de Trump, a quien asesorará en materia de simplificación y desregulación.
También, la visita a EE. UU. ha servido para avanzar a Trump su propuesta de reordenar los pasivos acumulados por los anteriores gobiernos con el Fondo Monetario Internacional, com la idea de contar con el apoyo de Trump a la hora de mejorar las condiciones ofrecidas a Argentina, en el marco de un programa de compra de bonos soberanos que «rescató» al país suramericano de la quiebra a cambio de suscribir obligaciones por valor de USD$ 44.000 millones.
Después llegó el paso de Milei por la cumbre del G-20 celebrada en Brasil, un encuentro durante el cual se desmarcó de la Agenda 2030 y defendió sin complejos la adopción de una agenda de capitalismo y libertad económica como mejor forma de reducir la pobreza y mejorar el desarrollo humano a nivel global.
«No cuenten con nosotros», advirtió el mandatario libertario a quienes esperen que su país se sume a la agenda intervencionista que defienden otros gobernantes como Lula da Silva, el presidente socialista brasileño con el que mantuvo un frío y breve encuentro protocolario de escasa duración.
En medio de estos compromisos, la actualidad doméstica también ha dejado buenas noticias para su gabinete, pues, por ejemplo, ha trascendido que Fitch revisará al alza la calificación crediticia del país del Cono Sur. La nota pasará de CCC a CC como muestra de «una mayor confianza en la capacidad de pago de la deuda soberana».
El estudio de la agencia de rating destaca «la repatriación de capitales favorecida con la amnistía fiscal», que ha movilizado más de 18.000 millones de dólares, y aplaude «el surgimiento de nuevas vías de captación de inversión foránea», aunque destaca lo importante que es seguir resolviendo el desaguisado monetario heredado por el actual gobierno tras la trayectoria de hiperinflación que dejó el peronismo.
En lo que respecta a la inflación de precios, los últimos datos divulgados por el gobierno han dado alas a los más optimistas, puesto que el IPC de octubre fue el más bajo desde 2021, con un incremento mensual de 2,7% que se sitúa muy por debajo de los crecimientos del 25% que heredó el actual gobierno.
En este marco JP Morgan cree que, a finales de 2025, el IPC anual habrá descrito un repunte anual del 25%, un notable avance en comparación con el 190% que se estima para los doce últimos meses, en los cuales ha empezado a alcanzarse la ansiada desinflación.
Cabe señalar que, para contener la inflación, el gobierno ha acumulado diez meses de superávit presupuestario que se traducen en un saldo positivo equivalente al 0,5% del PIB. Si todo continúa como hasta ahora, 2024 será el primer año en el que Argentina no tiene las cuentas en números rojos desde el ejercicio 2008.
En paralelo, el gobierno ha anunciado que quiere facilitar la exploración de los yacimientos de gas y petróleo de Vaca Muerta, con ánimo de generar hasta USD$ 30.000 millones anuales de actividad adicional por esta vía.
Precisamente es este tipo de propuestas las que están contribuyendo a apuntalar la reducción del riesgo país, que ya ha caído por debajo de los 800 puntos y sitúa la prima de riesgo 1.130 puntos por debajo de las cotas que heredó Milei cuando llegó a la presidencia el pasado diciembre.