El Ministerio de Exteriores de Corea del Norte ha asegurado este domingo que responderá «a cualquier opción de las fuerzas hostiles con una contraofensiva más fuerte», advirtiendo de que aumentará su capacidad nuclear para hacer frente «a la temeraria red de confrontación nuclear impulsada recientemente por los gánsteres militares de EE. UU. y Corea del Sur».
«Los hechos demuestran que el plan nuclear de EE. UU. para someter a Corea (…) está evolucionando en una dirección extremadamente grave. La escalada unilateral de la amenaza nuclear y la modificación provocadora de la postura nuclear, por una parte, ponen de relieve la necesidad de que la otra parte refuerce la disuasión nuclear de autodefensa y perfeccione los preparativos para una guerra nuclear», ha indicado el Ministerio en un comunicado recogido por la agencia estatal KCNA.
Las autoridades norcoreanas han denunciado que los «provocadores actos» de Estados Unidos han dado lugar a un «preocupante ambiente de seguridad» en la península (…) sin tener en cuenta la paz y la estabilidad globales y el entorno de seguridad regional».
Así las cosas, Pyongyang ha subrayado que su objetivo no es otro que «defender los intereses de seguridad del Estado, así como la paz y la estabilidad regionales».
«Es deber constitucional de las fuerzas nucleares de Corea del Norte disuadir los ataques nucleares de cualquier forma y escala que planifiquen o intenten los Estados hostiles y defender la soberanía nacional y la integridad territorial del incierto entorno de seguridad actual y futuro», agrega la mencionada nota.
En este contexto, Exteriores ha aseverado que el Gobierno norcoreano «está dispuesto a tomar las medidas más necesarias para garantizar su soberanía y sus intereses de seguridad» y ha instado a EE. UU. y a «sus seguidores» a «asumir toda la responsabilidad por las catastróficas consecuencias que traerá su imprudente acción».
Cabe señalar que estas declaraciones llegan después de que los Ejércitos de Corea del Sur y de EE. UU. concluyeran este jueves tres días de ejercicios militares conjuntos cuyo objetivo era integrar las fuerzas convencionales surcoreanas con las capacidades nucleares estadounidenses en lo que se trata de las primeras maniobras de este tipo en un momento de máxima tensión militar en la península coreana.