El presidente de EE. UU., Joe Biden, ha subrayado un año después de «la peor matanza de judíos desde el Holocausto» que su Administración sigue «plenamente comprometida» con «la seguridad de Israel y su derecho a existir», lo que pasa también por respaldar su capacidad de defenderse de Hamás (Palestina), de Hezbolá (Líbano), y los rebeldes hutíes de Yemen e Irán.
«La semana pasada, bajo mi mando, el Ejército de EE. UU. colaboró de nuevo activamente en la exitosa defensa de Israel», ha dicho Biden, en alusión al reciente ataque con misiles perpetrado por Irán y ante el que ahora se espera una posible réplica israelí.
De hecho, el propio Biden admitió la semana pasada que había discusiones sobre un potencial bombardeo de instalaciones petroleras.
También, la vicepresidente estadounidense, Kamala Harris, candidata demócrata a la Casa Blanca, ha subrayado que su alianza con Israel es «inquebrantable», lo que pasa por «hacer todo lo que sea posible» para «eliminar» la amenaza que representa Hamás en la Franja de Gaza y por dar a las autoridades y el pueblo de Israel «todo lo que necesitan para defenderse de Irán y de los terroristas» apoyados por Teherán en distintos puntos de la región.
El compromiso de Biden y Harris pasa, además, por trabajar para lograr un alto el fuego en Gaza que permita la liberación de los cien rehenes que siguen en manos de Hamás y el reparto de ayuda humanitaria en la Franja.
«Tanto los israelíes como los palestinos se merecen vivir con seguridad, dignidad y paz», ha señalado Biden.
Cabe señalar que la «solución diplomática» que plantea Washington se extiende a la frontera entre Israel y Líbano, con vistas a que los civiles de ambos lados puedan regresar a sus casas. Empero, ni Biden ni Harris han aludido en sus respectivas notas al contexto de actual escalada que se extiende a otras zonas del territorio libanés.