Anti-Paz Autoritaria: una clase de lenguaje y análisis político a Ricardo Sucre Heredia

Por Roymer Rivas, un simple estudiante, teórico del Creativismo Filosófico, lo demás no importa.

Hace poco, el asesor de campaña de Manuel Rosales, Ricardo Sucre Heredia, se ufanó porque en el pasado se dobló por la paz en el país. En concreto, dijo que “muchos [se] doblaron por la paz, autoritaria, pero paz.”. Lamentable, pero cierto.

Estas palabras constituyen una clara ilustración de como los políticos que pretenden cambiar el escenario del país son los más incapacitados para hacerlo, pues es imposible cambiar aquello que no se comprende, y más cuando estas pretensiones provienen de ciegos que creen “ver cosas” —siempre a gusto— en un animal desconocido por ellos mismos. A este señor hay que recordarle que todo el camino transitado desde 2012 hasta el presente solo ha desembocado en más represión y control de una sociedad que se sumerge en la miseria, en buena medida porque aquellos en quienes confiaron han demostrado no estar a la altura de lo que requieren las circunstancias[1]. Entonces, en este escenario, ¿Qué espera Ricardo? ¿Qué le agradezcamos por eso? Bueno, he aquí mi agradecimiento dando una clase gratuita por escrito:

Clase de lenguaje: el contexto Venezuela y la supuesta “paz”

De alguna manera, Ricardo señala que el país vive en “paz” al mismo tiempo que está sumergido en un régimen “autoritario”, haciendo énfasis además en su error al destacar que la misma expresión —“paz autoritaria”— dice lo que es. Sin embargo, lo único que se puede sacar de ello es (i) el oxímoron ridículo que constituye y (ii) que no tiene ni el más mínimo vestigio de idea está parado y qué hacer para salir de este problema —como la mayoría de los políticos y “analistas políticos” venezolanos—.

En principio, es un (i) dada la naturaleza contradictoria de los términos, pues la “Paz” se asocia con conceptos como la tranquilidad, la ausencia de violencia, la armonía y la justicia, mientras que el “Autoritarismo” implica la imposición de control y la restricción de la libertad por parte de un régimen contra quienes somete. Ergo, ¿Puede haber algo como “paz” en “autoritarismo”? No, y afirmarlo es caer en un absurdo superlativo. En esta línea, el (ii) es una consecuencia lógica que llega para describir a aquellos que sostienen tal mensaje. Esto queda más en evidencia describiendo bien las cosas, como lo siguiente: (…)

Clase de análisis político: la verdadera situación de Venezuela

Apelando bien al lenguaje, la situación de Venezuela no podría describirse más como una “esclavitud resignada”, “opresión aceptada” o “servidumbre sin rebelión”, cayendo incluso en lo que Étienne de La Boétie llamó y describió en su Discurso sobre la servidumbre voluntaria. Una situación en la que los esclavos son sometidos al control y explotación de sus amos, pero no se sublevan por miedo, aceptando incluso su condición sin cuestionarla ni intentar liberarse —por medios correctos, efectivos, que respondan a las circunstancias y representen verdaderos detonantes de cambios— no puede describirse de otra manera.

Esto no es un asunto baladí, pues, como bien dijo Mario Alonso Puig, “el lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla. Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo”, y ver la situación de Venezuela como “una paz autoritaria” —dejando de lado la estupidez de la expresión— solo denota el conformismo y la adaptación a un régimen “camuflado” que se dirige a pasos de vencedores hacia una Venezuela Nazi[2].

En la antigüedad, algunos esclavos se adaptaban a su condición y desarrollaban una relación de dependencia y respeto con sus amos, sin sublevarse, pues se conformaban con las expresiones de su descontento de manera pasiva o con buscar formas de mejorar su situación dentro del sistema esclavista —que es lo que parece estar haciendo hoy la “oposición” en Venezuela de la que forma parte Ricardo—

Excurso sobre más estupideces manifiestas, parte uno: defensores de Ricardo

No tengo más nada que agregar al respecto, pero sí sobre algunas defensas a la expresión de Ricardo, y voy por partes:

Algunos dicen que la expresión de Ricardo describe la realidad venezolana, que «no es una defensa de la situación» y afirmando incluso que aquellos que lo critican «no saben leer». A estos les respondo: (i) en un escenario donde se apela a la vía electoral «porque es el camino de paz» y donde se reivindica el hecho de que es preferible «una paz autoritaria» a una «guerra», sí, sí se está defendiendo tal postura —que no implica necesariamente defender las acciones del régimen, pero al mismo tiempo implica que no se hace nada relevante para cambiar la situación—; y (ii), en definitiva, esto no va de de una «guerra de interpretaciones», «sino por los hechos mismos», el punto es que los hechos no son lo que describe o pretende describir Ricardo y cómo los idiotas útiles lo interpreten para intentar salvar dicha expresión. Entonces ¿Quiénes son los analfabetos?

Excurso sobre más estupideces manifiestas, parte dos: más expresiones de Ricardo

A veces, para no dar cuenta de su error e imbecilidad, comienzan a imputar en otros su condición existencial. Ricardo me ha mandado a hacer una «proclama de queja» donde «no se salga el rico lenguaje», tomándose la expresión que le imputé: «político al fin», como un insulto —que sí lo es—, pero esto solo demuestra el poco entendimiento que tiene de analizar contextos, en la medida en que (1) debe comprender que «el rico lenguaje» —que debería estudiar— también permite contener grandes mensajes en tan cortas pero acertadas expresiones como las que he usado, y (2) debe dejar de proyectar su condición quejosa —pues, se queja de los abstencionistas y los que «quieren guerra»— y confundirla con la descripción certera de una realidad.

No me queda de otra que decir: Político al fin —el mal de toda la humanidad—.


[1] Al respecto, ver: Roymer Rivas. 2024. Oposición a la deriva: crónicas de un espejismo de cambio. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/oposicion-a-la-deriva-cronicas-de-un-espejismo-de-cambio/ (Consultado el 12 de abril de 2024).

[2] Al respecto, ver: Roymer Rivas. Sobre la chavista ley contra el fascismo: el texto que atornilla al régimen en el poder. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/sobre-la-chavista-ley-contra-el-fascismo-el-texto-que-atornilla-al-regimen-en-el-poder/ (Consultado el 12 de abril de 2024).

Legitimidad, ilegitimidad y montesinos

Por Leroy Garrett [@lerogarrett].

Acabo de terminar un fascinante relato subdividido en varios capítulos, escrito por Mary Beard, a la sazón, la máxima autoridad viviente en lo que antigüedad romana se refiere y profesora de tales estudios en la Universidad de Oxford.

En “los 12 Césares”,  la profesora Beard nos invita a un viaje bien interesante para reconocer la veracidad o inverosimilitud, o ambas simultáneamente del rostro de los Césares, de los primeros doce, cuya fama e infamias son basamento de la conducta política de occidente tanto en sus facetas brillantes, claro oscuras, o bien tenebrosas.

Con asombro encontramos que la imagen de los emperadores romanos —salvo contadas excepciones muy bien documentadas— son una invención del Renacimiento, ese momento de vuelta hacia lo secular sin dejar de ser religioso.

Aunque el rostro de César es producto de una base común habida en la moneda emitida (Inventada) desde entonces, su cara fue adaptándose a realidades políticas y conveniencias sociales desde tiempos del mismo imperio y en lo sucesivo que por seguro desvirtuaron haciendo dudosos sus rasgos y apariencia.

Pero el bestseller de la Doctora Beard conlleva un mensaje a gritos; el de la legitimidad, hija del legado, y madre del poder. ¿Qué se buscaba con incorporar los Césares en la vida cotidiana renacentista o el orden greco romano en la arquitectura que sigue en boga en los edificios donde reposa el poder público?

Para las mentes artísticas renacentistas y sus patrones nobles, hacer regresar a los emperadores de Roma, les otorgaba un sentido incuestionable de ser los poderosos de entonces, los LEGITIMOS, los Medicis o Borgias, eran entonces los herederos de la grandeza pretérita y su justificación para detentar el poder.

Esto ha sido recurrente tanto en regímenes de derecha y escandalosamente de izquierda, el bolchevismo se negó enterrar a Lenin; santo ateo y perpetuo centinela de un régimen que cayó de bruces hace más de 3 décadas, así como debemos recordar por su caída, las estatuas con omnipresencia en cada rincón de la extinta más no desaparecida del todo unión soviética.

Sadam Hussein hizo lo propio, sus brazos que entrecruzaban espadas, daban la bienvenida a Bagdad y su retrato, en cualquier pose y ataviado inclusive a la moda de fiebre del sábado por la noche era presencia íntima entre beneficiarios y víctimas.

Sabemos que el difunto autócrata ha corrido la misma suerte, entre estatuas y hasta disfrazado de médico, aunque su legitimidad no cuaja, ni cuajará como la milenaria inmanencia de los Césares.

Con esto en mente, ¿Qué podemos decir del escenario en Venezuela?

Los últimos días han sido agónicos y repetitivos, para la señora Machado y su “candidata”, cantan como sinrenas en clave de réquiem, ya la dinámica política y la narrativa de los eventos no lo controlan, las abandonaron, la dictadura se salió con la suya y el destapado colaboracionista gobernador del Zulia es el ungido del gran elector quien lo más lejos que llega en su campaña flash es a Cabimas, y eso si por si “lo matan y se muere” y está comprometido en reconocer la victoria irreversible del candidato presidente inclusive antes de ir el mismo a votar

Hay que silenciar a María Corina, y ya se logró, aunque sus apariciones en las redes cada día son más lacónicas, exudan derrota, con ese acento y léxico de “Laura Pérez la sin par de Caurimare”  y protuberante tono depresivo, el régimen le quita de un “guamazo” el metraje de prensa agónico que le quedaba, sorpresivamente sacando a su enemigo público número uno —antes pilar revolucionario— “bajo arresto”.

¿Recuerdan a Montesinos, el arquitecto del aparato policial que capturó a Abimael Guzmán y que se convirtió en arma represiva para tratar de imponer a Fujimori para siempre, y que, por ese minestrone de nazis y estalinistas que sigue siendo el chavismo, se le dio protección hasta que Chávez quiso desviar los ataques de la opinión pública hacia la creación entonces de los círculos bolivarianos y otras medidas que ya asomaban los tiempos que vivimos?

Y después de rotundamente negar que daba posada al esbirro, un buen domingo de Julio del 2001 declaro “ atrapamos a Montesinos “.

Una opinión sobre la educación

Por Diego Mendoza, coordinador local de EsLibertad Venezuela y editor del medio La Ventana Rota.

He decidido escribir este artículo luego de percatarme que en diferentes redes sociales y círculos de amigos ha surgido una interesante y esperanzadora discusión en torno a la situación de la educación en nuestro país, Venezuela.

Actualmente las instituciones educativas estatales, que son las predominantes en número y tamaño, se encuentran cerradas en todos sus niveles: inicial, básica, media, técnica y diversificada, y superior. Debido a la destrucción del poder adquisitivo de la moneda (Bs.) a partir de su grotesca emisión, y de la quiebra del monopolio estatal PDVSA, los presupuestos para el sostenimiento de la educación pasaron a un infra-plano. Ahora mismo, las casas de estudio yacen en su mayoría cerradas y abandonadas a su suerte, por lo que suelen ser objetivo recurrente de destrozos más que de robos, pues desde hace unos cuantos años atrás hay muy poco mobiliario llamativo para extraer. De hecho, en el estado donde habito, a uno de los edificios de la Universidad de Los Andes (ULA) le fue hace años arrancado gran parte de su cableado eléctrico interno, sin poder ser repuesto.

Para añadir complicaciones a este triste panorama, el establecimiento de la cuarentena en marzo de 2020, terminó de apresurar la muerte de la educación estatal, pues al permanecer cerradas las instituciones su deterioro ha sido mayor. El ya escaso personal que hacía vida en estas casas de estudio, se dedicó a otras actividades dentro o fuera del país.

La queja en mayor grado por lo que he podido evidenciar, proviene de los estudiantes universitarios que ya estaban a mitad de sus carreras o habían superado ese punto, los cuales piden un retorno a las actividades, e incluso algunos dicen estar dispuestos a pagar directamente con otra moneda el sueldo de sus profesores, pero llegar a una resolución del problema se ha hecho difícil, pues no depende únicamente de los profesores el regreso a clases, como ya se mencionó, la infraestructura de las instituciones está considerablemente deteriorada, y sumado a ello, no se puede pasar desapercibido que las mismas son propiedad del Estado venezolano, por lo que sus dirigentes pueden decidir entre aceptar un sistema de pago directo, o sencillamente optar por mantener el cierre total.

Una vez expuesta la situación, puedo proceder a desarrollar mi punto, pues considero que nos encontramos en el momento más propicio para cambiar de ideas respecto a la educación estatal, es decir, cuando hemos chocado con la cruda realidad.

Si algo debería a toda costa mantenerse fuera de la tutela del Estado es precisamente la educación; pues si la naturaleza del primero es la rigidez y la coerción, el segundo es su antónimo, necesitando del cambio permanente y la tolerancia.

La educación estatal logra eufóricos apoyos por el sembrado pretexto de que dejándole en libertad, solamente una minoría de la población podría acceder a las instituciones educativas, mientras que la inmensa mayoría nunca podría asistir a una. Este argumento de que en el libre mercado unos pocos se quedarán con todo, mientras que la mayoría se queda sin nada, es  por cierto una especie de plantilla que repiten muchos políticos cada vez que desean que los electores les den luz verde para intervenir algún sector del mercado.

Pero se desmonta rápidamente esta afirmación cuando evidenciamos que han existido y siguen existiendo en el país múltiples instituciones privadas en todos los niveles, cuyos precios de matrícula son bastante accesibles, situación que además tenderá a ser mucho más ventajosa para el consumidor si se generase una apertura real de mercado, pues la acción competitiva inducirá entre otras cosas a la baja de los precios.

Aun así, partiendo de dicha excusa, varios políticos han creado otra idea absurda como lo es darle a la educación el grado de “derecho positivo”, lo que conlleva a que otros tengan el deber de brindar este servicio, en este caso, el Estado a través del dinero que obtiene de los contribuyentes, o del monopolio que sostiene sobre cierta actividad. Por cualquiera de las dos vías se está cometiendo una arbitrariedad, si se acude al cobro de impuestos, se le está extrayendo dinero al individuo que bien éste hubiese preferido tener para gastar en alguna otra apetencia. Y si se acude al monopolio sobre una actividad económica, en nuestro caso venezolano la explotación del subsuelo, se está reduciendo el campo de acción del individuo.

Y nuevamente los hechos comprueban que las personas están dispuestas a pagar voluntariamente por educación en cualquier nivel, incluso por formación específica, de aquí que haya academias de futbol, beisbol, tenis, gastronomía, modelaje, idiomas, primeros auxilios, entre otras. Como lo plasma Murray Rothbard en su ensayo, Educación Libre y Obligatoria:

La ventaja de un desarrollo ilimitado de las escuelas privadas es que en el mercado libre tenderá a desarrollarse un tipo distinto de escuela para cada tipo de demanda.”

Pero siempre hay cabida para otra tesis, y ella es que para poder vivir organizados en un Estado moderno esencial es formar ciudadanos, es decir, individuos que conozcan y respeten las leyes e instituciones. Lo curioso de sugerir esto es que el sistema de Estado moderno fue concebido antes de la instauración de la educación estatal, y en ciertos países como en Inglaterra esta condición se mantuvo durante largos años. No obstante a ello, surgiría la duda de ¿quién decide qué es un buen ciudadano? Si se deja en manos de las autoridades del Estado tal elección, no sería extraño esperar que algún día llegue un mandatario que disponga que un buen ciudadano es aquél que no contradice al Estado, sino que lo defiende en todo momento, y en este sentido exige dirigir la educación estatal, y ya que se le concedió tal poder, no se podría decir que está cometiendo una falta.

También hay quienes dicen que la educación estatal es una forma de brindar las mismas herramientas a todos los individuos para que logren progresar. Pero esta premisa carece de validez ya que en tal caso, el Estado también debería proveer alimentación, vestido, vivienda, transporte, útiles escolares, tecnología, y cuantas cosas el individuo considere necesarias para progresar. En definitiva, una inmensa cantidad de productos y servicios, por lo que los individuos trabajarían día y noche para mantener a otros, todo administrado y dirigido por un Estado omnímodo, donde quien ocupe los altos cargos tendría poder para hacer cuanto desee.

Así mismo, el negocio del servicio educativo en manos del Estado, como cualquier otro, se torna inviable a mediano y largo plazo, por la sencilla razón que el Estado no ejecuta la función empresarial, es decir, su negocio no se basa en saber cubrir las necesidades del consumidor, sino que el dinero es concebido como ya se mencionó, a través de impuestos o la monopolización de algún sector del mercado. De allí que, los costes y la calidad sean dos características pasadas por alto. Lo que comúnmente hace una empresa de educación privada que percibe una reducción de beneficios es replantear el negocio o cerrarlo, pero el Estado no puede actuar de dicha manera porque si decide cerrar una casa de estudio, miembros de la comunidad –por muy pocos que sean- podrían alegar que se le está quitando el “derecho a la educación”, que los mismos políticos constituyeron, por lo que su reclamo tendría procedencia legal. Lo que quiere decir además, que es una medida sumamente impopular, por lo que las autoridades de turno corren el riesgo de no volver a ser elegidos para ocupar un cargo; por esto es que su respuesta es seguir destinando dinero a un saco sin fondo, dinero que en manos de los individuos podría ser de mayor provecho.

Posteriormente, también se ha replicado que una educación estatal sería el camino para consolidar la tan anhelada entelequia de la “igualdad social”. Temo que aquí se comete un grave error, ya que si algo se ha podido demostrar es que las personas mientras más se ilustran, menos parecidas son sus ideas; con total razón, pues al no existir por naturaleza la homogeneidad del pensamiento, el conocer sobre un tema hace que cada quien le analice desde su particular punto de vista. En cambio, dos personas que no saben de algo no tienen más opción que decir: “no sé.” Por tanto, buscar igualar a los individuos a través de la educación sólo podría derivar en un daño, ya que dicha igualación únicamente sería probable hacia la ignorancia.

En este mismo sentido Murray Rothbard en su ensayo Educación Libre y Obligatoria, escribe:

Como habilidades e intereses son naturalmente diversos, una deriva hacia hacer igual a la gente en todos o la mayoría de los aspectos es necesariamente una nivelación a la baja. Es una deriva contra el desarrollo del talento, el genio, la variedad y el poder de razonar.

Aún a sabiendas de esto, se aplica la idea, y algo todavía más asombroso es darle el carácter de obligatoriedad, es decir que no llanamente se está forzando al individuo a poner dinero para el sostenimiento de la empresa, sino que a su vez se le está obligando a recibir el servicio. Esto representa una soez violación a la libertad individual. Muchos consideran que al no hacerla obligatoria, la mayoría de las personas optarán por no educarse; gran desliz, pues nuevamente la evidencia histórica da al traste con esta opinión, demostrando que por naturaleza evolutiva el ser humano ha descubierto las inigualables ventajas del saber. Como bien lo argumenta Carl Sagan en su obra Cosmos:

La evolución nos ha hecho de modo tal que el hecho de comprender nos da placer porque quien comprende tiene posibilidades mayores de sobrevivir.”

También hay quienes dicen que los padres ya no enviarán a sus hijos a las escuelas, otra bárbara mentira, pues darles educación universitaria no es una obligación de los padres, y aun así, la mayor cantidad de ellos corren con todos o parte de los gastos de este nivel educativo, con la intención de que sus hijos se especialicen en alguna ciencia, especulando que los beneficios futuros que se podrán cosechar sobrepasará los costes asumidos en el presente.

La repercusión de hacer de la educación escolar una obligatoriedad para los niños de cierta edad, es que los padres que no puedan o deseen enviar a sus hijos a las escuelas, deberán enfrentar problemas legales como multas o incluso ir a la cárcel. Por lo que en cierta forma se le estaría dando al Estado derecho de propiedad sobre los menores y la conducta de los padres.

Unos padres podrían no estar mandando a su hijo a la escuela por circunstancias económicas o geográficas. Y si al conocer la historia le representa a alguien un disgusto, la solución es sencilla, con su propio dinero puede ofrecer pagar la matrícula del niño, o correr con los gastos de establecer una escuela en la lejana zona donde este reside. Pero lo que esa persona no tiene el derecho de hacer es obligar a otros a pagar su obra de caridad, que es exactamente lo que hace el Estado.

Otros, tomarían la decisión de no enviar a sus hijos a la escuela porque consideran que pueden ellos mismos cumplir con la función pedagógica. ¿Hay acaso algo malo con ello?

Pero aquí en Venezuela, al igual que en muchos otros países, la intervención en materia educativa va más allá, imponiendo un control sobre las materias y los contenidos temáticos que se deben impartir tanto en las instituciones estatales como en las privadas. Hay quienes pueden argumentar que de esta manera se cuidan los contenidos impartidos, y se pasa por una especie de verificación de los mismos. Pero considero que se comete nuevamente un error al quitarle a los padres la autoridad de decidir lo que se le enseña en la escuela a sus hijos, para conferírsela al Estado. Esto significa inexorablemente que las materias y su contenido a impartir dependerán de la subjetividad de los burócratas de turno.

En un sistema de libre empresa habría diferentes pensum, métodos de enseñanza, sistemas de evaluación, horarios, e incluso quedaría a libertad la exigencia o no de un uniforme. Todo ello se les presentaría a los padres, quienes tras analizar la oferta decidirán dónde inscribir a sus hijos. Y si en un momento determinado en la carrera escolar el padre decide que no le convencen los temas, los métodos de enseñanza, o cualquier otra cosa, entonces tiene la posibilidad de optar por una opción distinta.

Actualmente esto resulta imposible, no hay más opción que recibir la educación que determina el Estado, gustenos o no. Se podría cambiar al niño o joven de institución, pero seguiría viendo las mismas materias que hoy son obligatorias, y dentro de ellas se tratarán los mismos temas. Lo único que podría variar sería el método de enseñanza del docente, y esto hasta cierto punto, pues sigue maniatado por los plazos y el sistema de evaluación.

Cabe considerar que al dar al Estado el poder de dictar las materias y los contenidos, no nos podríamos luego quejar si estos no van acorde a nuestras ideas. Si quienes hoy dirigen el Ministerio de Educación piensan que se debe enseñar una cátedra llamada Socialismo de Siglo del Siglo XXI, para glorificar por medio de la misma las opiniones de Hugo Chávez Frías, está legalmente en toda la potestad de hacerlo. E inversamente, si en algún momento llegasen a ser autoridades quienes consideran que debe existir una cátedra llamada Nuevo Ideal Nacional para así promover las ideas de Marcos Pérez Jiménez, también tendrían el derecho. Por consiguiente, la educación estatal siempre tiende al adoctrinamiento en función de los intereses de las autoridades de turno, sin poderse contar con una alternativa.

Abordando desde otro flanco a las universidades estatales, se suscita la problemática del gasto despreocupado de los siempre escasos recursos en el sostenimiento de carreras con baja demanda puesto que, el mercado laboral para los formados profesionales es muy reducido o inexistente. Pero un político podría perfectamente utilizar la apertura de estas carreras para ganarse adeptos, a fin de cuentas, los costes en los que se incurren no los cancela él.

Es por ello que no era extraño para nosotros encontrar a un licenciado en Artes Visuales egresado de la Universidad de Los Andes, manejando un taxi, pues su profesión no contaba con una demanda real en el mercado. Aun así, él habría estado 5 años – puede que incluso más tiempo – recibiendo todas las ventajas que otorga esa universidad estatal: educación, comedor, transporte, beca, residencia. Sin por ello tener ninguna preocupación, pues en definitiva él no era quien pagaba la factura. Si en caso contrario, la universidad fuese privada, la apertura de las carreras obedecerá a una demanda capaz  de generar beneficios.

Esta es en parte la razón por la cual las universidades estatales manejan costes superiores a las privadas.

Una vez expuesto todo este análisis, dejo claro mi compromiso en defensa de una educación privada y no obligatoria, es decir, una educación realmente libre, donde los individuos puedan optar entre palmares de sistemas educativos y contenidos, siendo este panorama campo propicio para que surjan verdaderos debates donde diferentes ideas se comunican y llevan a reflexionar. Tengamos claro que el respeto a la libertad del individuo empieza por su educación.

¡Piénsenlo![*]


[*] Este articulo fue publicado por primera vez en «La Ventana Rota», y puede acceder al mismo presionando aquí.

En la mira: Maduro asesina la libertad de expresión en Venezuela

Por Ricardo Guanipa d’Erizans.

El narcotraficante colombiano fugitivo de la DEA, Nicolás Maduro, por quien las autoridades norteamericanas ofrecen 15 millones de dólares por su captura por crímenes de narcotráfico, terrorismo y lavado de dinero entre otros, ahora es un peligroso criminal que también pretende criminalizar las redes sociales a través de una ley para destruir el reporterismo ciudadano que ha suplantado a los medios tradicionales de radio, prensa escrita y televisión, controlados por periodistas y editores corruptos que se vendieron al régimen a cambio de difusión de noticias falsas y autocensura para no afectar al narco Estado chavista.

Para la agencia de noticias socialista del partido Demócrata de EE. UU. CNN esta ley es un “proyecto de Ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares impulsado por el Gobierno de Nicolás Maduro. El documento quedó aprobado en primera discusión el mismo martes y se espera que en las próximas semanas pase a segunda discusión, informó el Poder Legislativo en un comunicado. La propuesta de ley —conformada por 30 artículos— contempla diversas sanciones para quienes realicen actos que las autoridades consideren fascistas, neofascistas o parecidos. Estas sanciones podrían ser penales (años de prisión), administrativas (multas) o implicar la disolución de organizaciones” fin de la cita.

Pero que dice el diccionario de la Real Academia de la lengua española sobre el significado de la palabra fascismo: «Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con el fascismo». Sinónimos de fascismo: «Autoritarismo, Totalitarismo y Dictadura». Como podemos ver, es totalmente inverosímil que Maduro aplique esta ley cuando esta ley va en contra de su régimen, es decir, es igual que el Cartel de los Soles de Venezuela promulgue una ley antinarcóticos, lo que pasa es que este proyecto de ley fue redactado el por pervertido psiquiatra Jorge Rodríguez, experto en guerra psicológico entre ellos la totalitaria técnica de confusionismo que tiene como objetivo culpar a otros de los que ellos hacen.

En cualquier país del planeta con unas fuerzas armadas, medianamente eficientes, utilizarían esta ley para liquidar una dictadura que los somete como nación y sociedad, pero desafortunadamente los militares en pantaletas de Venezuela no tienen el coraje ni la vocación democrática para detener y extraditar a Maduro y sus lacayos narcotraficantes a los Estado Unidos para que sean sometidos a la justicia por todos sus crímenes y horrores en contra del pueblo venezolano.

Pero para quienes dudan o piensa que exagero al calificar el régimen de Maduro como fascista les ofrezco las estadísticas de asesinatos del 2023 difundida por el Observatorio Venezolano de Violencia “El año 2023 cierra con 6.973 muertes violentas, correspondientes a 1.956 víctimas de homicidios cometidos por delincuentes, 953 fallecidos en acciones de intervención policial y 4.064 muertos violentamente y cuya causa e intencionalidad está en averiguación” fin de la cita.

En el año 2017 el “Observatorio cifró en 23.047 las muertes violentas y ubicó la tasa de homicidios en 81,4 por cada 100.000 habitantes. Esos datos reflejan una disminución con respecto al año 2016, cuando se registraron 26.616 muertes violentas y la tasa se ubicó en 89 por cada 100.000 habitantes. Pese a la disminución en la cifra total de homicidios, la ONG no solo no es optimista, sino que prevé que este año, 2018, Venezuela se ubique como el país más violento de América Latina” fin de la cita.

El régimen cruel y fascista venezolano decidieron ocultar la tasa de homicidios a partir del 2018, como responsable de este crimen es el Comisario General Douglas Rico Director del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas ente responsable de registrar los homicidios en el país e investigar y encarcelar a los responsables, dolorosamente el 80% de los asesinatos en Venezuela se encuentras en estado de impunidad, digamos que son crímenes sin castigos debido a la inmensa corrupción policial y aunque no existen cifras oficiales de los asesinatos en el país en los 25 años de revolución fascista chavista se estima que este por el orden de 800 mil asesinados. Si esto no es un régimen Fascista, dígame usted como lo podemos llamar.


Redes del autor: Twitter @ricardoguanipa | Instagram @guanipar | Email: [email protected]

Vacíos teóricos de la socialdemocracia: por un espacio de crítica

«(…) la socialdemocracia se ve empujada a abusar del poder político de una forma contraria a sus criterios axiológicos

Autor

Por Anthony Parra, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

La afirmación de este escrito no busca imponer un criterio de refutación de la socialdemocracia; de hecho, al decir vacíos teóricos, se entiende que son espacios no llenos y que están en potencia de serlo. Puede ahora comprenderse mejor el objeto de este trabajo: convencer al lector del compromiso teórico de esta teoría política, asunto que la socialdemocracia —que este autor ha experimentado— ha escabullido una y otra vez y, ante disputas teóricas, se postula como una vía que, como se verá, puede tener las mismas consecuencias de pisar un precipicio.

El problema teórico principal no afrontado por la socialdemocracia es la idea de que es un punto medio que conserva lo bueno de cada sistema, tanto liberal como socialista. Los socialdemócratas son no revolucionarios por el fracaso de las revoluciones y se consideran no marxistas, aunque tienen bases ideológicas iguales y persiguen, como señala Hoppe, “la abolición del capitalismo como sistema social basado en la propiedad privada y el establecimiento de una sociedad nueva”[1].

Autores como Marx señalan el perverso nacimiento de la socialdemocracia. Describe que estos “pequeños burgueses” se vieron mal recompensados en lo material y que la democracia —su garante para conseguir esos intereses materiales— se veía comprometida, así, en 1849  se festejaron reconciliaciones con la Montaña —grupo político de la segunda república francesa— y entre pactos comunes se “les limó la punta revolucionaria y se les dió un giro democrático”. Así nació, para Marx, la socialdemocracia.

A este punto, el autor alemán profundiza refiriendo que: “Por mucho que difieran las medidas para alcanzar este fin, por mucho que se adorne con concepciones más o menos revolucionarias, el contenido es siempre el mismo. Este contenido es la transformación de la sociedad por vía democrática, pero una transformación dentro del marco de la pequeña burguesía”[2].

Por añadidura, muchos consideran que el padre teórico es Eduard Bernstein, pero lo cierto es que el término circulaba antes de la obra de Bernstein y las bases teóricas estaban sentadas antes de ella. La socialdemocracia, que llegó a establecerse como forma de Estado, fue fundada en Alemania por Schmoller, Wagner y otros seguidores como Karl Rennes. En Francia, vale la pena destacar la influencia de Saint-Simon, que —para mi— es la influencia más importante.

La socialdemocracia, como acertadamente aborda Dalmacio Negro, “reconoce y protege las libertades acordes con la legislación y respeta las del Estado de Derecho, siempre que no impliquen desigualdad[3]. Los socialdemócratas justifican su Estado bajo el cuidado existencial al que se refieren autores como Forsthoff, pero respetan el sector privado con cierta inseguridad para distinguir entre el Estado y la Sociedad y no caer en el error histórico de los marxistas.

Su respeto a las actividades económicas termina en aquellas actividades de interés nacional que “requieren” su administración directa, pues, para el socialdemócrata, si el Estado es mínimo, no hay quien ayude a los pobres. Ergo, proponen una progresión tributaria constante que es, por tanto, subjetiva, e incrementan los volúmenes de crédito, todo bajo el ideal igualitario. Por ello, se puede decir que su diferencia con el marxismo está en que, mientras el primero es enemigo del capital, el otro busca armonizar con él.

Consecuencias teóricas de la socialdemocracia

Entre sus intentos teóricos de distinguir Estado y Sociedad —cuestión que consigue al menos en sentido jurídico— se salta la reglamentación del Estado de Derecho al ofrecer privilegios a los que considera desfavorecidos, pues, como dice Carl Schmitt: “la igualdad ante la ley es inmanente al concepto de ley propio del Estado de Derecho”. Al saltársela, existe un árbitro que es el sector público, que beneficia a unos a costa de otros; por ejemplo: los sindicatos y los burócratas en nombre del resto. Es por todo lo anterior que se le llama “capitalismo de Estado”.

La consecuencia de saltarse el procedimiento legislativo del Estado de Derecho es que el legislador puede hacer lo que quiera, y hacerlo en nombre de la “ciudadanía”. No es exagerado seguir a B. de Jouvenel en su afirmación de que: lo que realmente se distribuye es el poder de cada uno de nosotros al Estado. Los beneficiados, entonces, son los que consumen impuestos sin producir algo y, aproximándose al pensamiento de Jasay, se hace una carrera a ver quién compra el consenso con el aumento de la “igualdad” económica en la que se creen beneficiados.

Vale decir que lo no visible de estas acciones es que la socialdemocracia se ve empujada a abusar del poder político de una forma contraria a sus criterios axiológicos, pues, como se verá en el desarrollo explicativo, se instrumentaliza al poder, como si fuese propiedad privada, a través de mecanismos que llevan a la dificultad política y económica de sostener una forma de Estado de este tipo sin contradecir los valores que le definen.

Por lo que respecta a la democracia: “los privilegios —escribe Hoppe en “Progreso y Declive”— están al alcance de todos. Todos pueden participar en el robo y vivir del botín robado si se convierte en un funcionario público”[4]. Todos pueden mover la ley a su favor si participan en el parlamento. La socialdemocracia se vuelve entonces un salto de fe al mandato de los gobernantes en un sistema que genera incentivos para hacer lo que ellos quieran.

De este modo, lo expuesto anteriormente crea una barrera borrosa entre gobernantes y gobernados, barrera que hace dudar de la efectividad temporal en que las instituciones de la socialdemocracia pueden volcarse a un socialismo. Mises, en un ensayo de Planificación para la libertad, demuestra que las políticas intermedias conducen al socialismo. En las políticas de tendencia socialdemócrata, aunque en apariencia tengan la propiedad privada, lo que cuenta es el decreto gubernamental. El capitalismo está degenerado al no ser los consumidores los que terminan de decidir qué se puede producir y cuánto debe producirse.

La libertad fragmentada: El concepto de representación

Bruno Leoni, en su introducción de La libertad y la ley, explica que se ha perdido el concepto de representación como resultado del desligue entre el mandatario y el demandante: el mandatario nombrado hace lo que quiere y el demandante no tiene poder sobre él. La socialdemocracia, en su arbitrio tributario como método para impartir justicia, se expone al error de no representar a los que cree hacerlo. Así, se encuentra frente a una dificultad del orden del conocimiento.

En lo que atañe a la socialdemocracia —y a las democracias puras en general—, la santificación de las leyes con supuestos representantes del pueblo que llevan los experimentos de impuestos con una mano y los principios igualitarios con la otra, lleva a cuestionar: ¿Qué representan? —La mayoría de países tienen millones de personas distintas con códigos de valores distintos y que, además, el supuesto representante no tiene ninguna relación con ellos. Por ello, el representante no puede conocer toda la información de sus votantes—.

Por ende, Leoni, en búsqueda de devolverle sentido a la representación, piensa que habría que minimizar la población o habría que achicar la capacidad donde los políticos intervienen. Puede darse la posibilidad de que esto se haga en grado municipal, pero esta solución no podría ser opción para la socialdemocracia, pues, la información que representan en una ciudad en materia de impuestos y las necesidades igualitarias no serían las mismas que en otra ciudad, y así podrían producirse tratos desiguales por parte de un sistema que busca la igualdad. Parece, en términos de representación, estar frente a una imposible conciliación.

Contradicciones económicas en la socialdemocracia

La consecuencia de la tesis socialdemócrata no queda ahí: el Derecho así visto se somete a las consideraciones económicas. El dinero se vuelve el rector de la moralidad y el impuesto se vuelve un concepto de justicia. Sobre los mecanismos del socialismo que vinculan a la socialdemocracia en materia de valores, recomiendo leer este artículo[5]. Algunos de sus mecanismos, como los impuestos y la inflación —que puede manifestarse como créditos emitidos por el banco central— conducen a cuestionar si el Estado puede o no ayudar a sus ciudadanos y si sus objetivos pueden ser llevados a cabo con ese criterio.

Nuestras oportunidades no las definimos nosotros, las define el Estado

“Los políticos ejercen reciprocidad con algo que no les pertenece”[6], dice Juárez. El planteamiento que habría que hacer es: ¿El ideal del igualitarismo sigue vigente cuando se usa el poder público —las leyes y regulaciones—  como propiedad privada de quienes ostentan el poder?

Uno de sus ejemplos es otorgar privilegios a unos ciudadanos por encima de otros en la satisfacción de necesidades, a través de impuestos destinados a los pobres.

Las intervenciones, tales como la tributación a las grandes empresas para ofrecer oportunidades a los pobres a través de sus ingresos, lleva a la paradoja de que se le limita la oportunidad de abandonar la condición de pobreza y se le frena cualquier intento de conseguir oportunidades. Si una persona pobre intenta emprender contra una gran empresa, la tributación lo consumirá aunque su producto sea mejor que el del rico; este, por tener un mayor “guante” para apostar, puede aguantar más los impuestos que el pobre, para así sacarlo de la competencia. En nombre de la igualdad de oportunidades se frenan las oportunidades de los que más las necesitan.

Además, darle dinero a los pobres por los ricos frena la inversión, ya que los ricos son oferentes que han ahorrado, empresas que habrían generado empleo y subido los salarios. Otro defecto económico es que el trabajo “debe de dirigir algo a la sociedad”, y es un problema en la medida en que no hay ningún incentivo para que los ciudadanos trabajen una vez se les regala el dinero, medida tal utilizada por la socialdemocracia, que termina afectando a todos en la economía.

El mecanismo de crédito: desigualdades en nombre de la igualdad

Otra solución socialdemócrata es inyectar dinero a las zonas económicas más desfavorecidas a través del crédito o la emisión monetaria. Los bancos centrales de reserva fraccionaria utilizan el crédito que se ofrece a los bancos comerciales a cambio de una tasa de interés para multiplicar los depósitos en forma de nuevos préstamos. De esto se despresnde que, si se crea un dólar, habrá alguien que lo use primero. El dinero rebota entre las grandes empresas y el sistema bancario hasta que cae en manos de los consumidores; cuando llega a estos últimos, pueden comprar menos de lo que podían comprar antes de la expansión monetaria.

Este primer grupo hará, por el dinero introducido a la economía, un aumento en los precios a expensas de los que reciben ese dinero de forma tardía. Como no todos reciben el dinero en la misma proporción, unos precios subirán más que otros en muchos sectores muy distintos. Por ejemplo, los dueños de tiendas celulares o de verduras se verían beneficiados más que otros ciudadanos. La política igualitaria termina por perjudicar a un grupo que pagará el precio por el gasto de otros.

Esto se llama efecto Cantillon y termina haciendo a la desigualdad no auto-reversible debido a ganadores que, por revalorización de activos acumulados, tendrán más facilidades para una inversión futura. La distribución de la riqueza desde este método socialdemócrata, contradice su propio principio rector.

Conclusión

Si el Estado socialdemócrata se justifica por el cuidado existencial de los ciudadanos bajo el elemento rector del igualitarismo, y la crítica del artículo vuelve irreconciliable una con otra, como, a su vez, hace cuestionamientos que la comprometen de forma individual, entonces la socialdemocracia no puede asumirse como un sistema político eficiente capaz de conciliar y de cumplir sus objetivos. Por tanto, estas son algunas razones por las cuales no puede asumirse la socialdemocracia, tema que compromete una ideología que ha perdurado en el pensamiento común.

Dudo mucho que este artículo convenza a alguien enfrascado en esta línea de pensamiento de volver lo expuesto un tema de preocupación, sin embargo, sé que uno de estos párrafos, al menos, despertará algo en sus imponderables profundidades o, quizás, cree un espacio de crítica necesario para el compromiso político.


[1] Hoppe, H. (2009) Libertad o socialismo. Universidad San Francisco de Quito, p:68.

[2] Engels, F., Marx, C. (1969). Obras escogidas. Editorial Progreso, p:124.

[3] Negro, D. (2010). Historia de las formas del Estado. El Buey Mudo, p:181. Curvas mías.

[4] Hoppe, Hans-Hermann. (2021). Progreso y declive. Unión Editorial, p: 102.

[5] Roymer Rivas. (2023). Principios inmorales del Socialismo, el sistema más antivalores que existe. Publicado en ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/principios-inmorales-del-socialismo-el-sistema-mas-antivalores-que-existe/ (Consultado el 05 de abril de 2024).

[6] Juárez, M. (2022). La moral de la sociedad de mercado. Revista Átomo (8), p:84.

El Estado voraz

Por Gabriel Chacón, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

¿Se ha perdido la esperanza en una transición democrática en el país? ¿Cómo se ha llegado a este punto? ¿Cómo el Estado y su voracidad ha acrecentado su tamaño y se ha inmiscuido en todas las áreas de la vida del individuo?

Estas preguntas me llevaron a investigar cuales fueron algunas de las causas principales que explican la decadencia del régimen democrático, político, económico y cívico en Venezuela, y me he encontrado con que, a lo largo del tiempo, [RR1] hemos empezado a comprometer nuestra acción y abandonado nuestro derecho a participar en el desarrollo del país a[RR2]  manos de una entidad cada vez más voraz, cuyo tamaño se ha ido acrecentando [RR3] con el paso del tiempo, en [RR4] muchas casos nos creímos beneficiarios del Estado, pero nada más alejado de la realidad, somos sus víctimas[RR5] , porque todo lo que permitimos que el Estado haga por nosotros suele ser casi siempre algo que dejamos de hacer nosotros mismos, es decir, una vez que hemos cedido nuestras decisiones al Estado, su misma naturaleza lleva a que controlarlo todo coaccionándonos, haciendo que se diluya también nuestra capacidad de participar en las grandes decisiones que nos afectan día a día. Nos hemos transformado en un simple factor de producción y cada vez menos en un factor de poder.[RR6] 

La confianza en la providencia del Estado ha sido excesiva y este se ha aprovechado en exceso para consolidar su omnipotencia. Y, en consecuencia, ha llegado la hora de que reflexionemos y tomemos plena conciencia de las razones históricas y coyunturales que nos han conducido hasta esta encrucijada y, buscar entre todos, una salida que preceda a nuestra libertad, acentúe nuestra responsabilidad y afiance los valores y principios del sistema democrático que se necesita con tanta urgencia.

¿Cómo el estado ha avanzado tanto entre nosotros y por qué el individuo ha cedido terreno tan fácilmente[ME7] ? Existe una anécdota narrada por el Conde Segur[1] en sus [ME8] memorias que puede contribuir a proporcionarnos una perspectiva histórica para responder a esta interrogante, estas datan[ME9]  de finales del siglo XVIII y se una excursión a Venezuela, y se cuenta que el Conde Segur,[ME10]  con ayuda de un intérprete,[ME11]  preguntó al indio en cuya casa se hospedaba, que por qu[ME12] é cerca de su aldea no se veían otros cultivos,[ME13]  sino sólo algunas plantas de maíz, a lo que el indio respondió:[ME14]  “¿De qué serviría trabajar una cabaña de troncos de árboles y de hojas de cambur? Nos bastan como casa muéveles y una cama. El calor hace inútil toda ropa, la tierra nos ofrece abundantes frutos. Si cultivamos los campos, no sabríamos a quién vender los productos y, en este caso, el gobierno nos impondría un tributo”.[ME15] 

E[ME16] stá breve historia contiene las claves que ayudan entender nuestra situación actual, pues se [ME17] [YB18] descubre esa naturaleza que [ME19] nos ha adoptado, a la vez de un clima benigno y riquezas naturales abundantes que no exigen otros sacrificio que el de la simple extracción, ha ido estimulando en nosotros lo que se llamaría el “Complejo del Maná”, es decir, la certidumbre de que basta con extender la mano para que el pan llueva sobre ella y por esa vía y la consolidación de políticas públicas y ayudas sociales, esto ha fomentado la irresponsabilidad, la pereza y la sensación de que siempre algún milagro nos rescatará de la miseria, sin necesidad de que ofrezcamos nuestro esfuerzo a cambio.

A lo largo de nuestra historia, hemos sustituido esta naturaleza benigna por el estado providencial, ambos son la imagen del padre que nos alimenta y nos paraliza. La tradición de las encomiendas, de la recluta discriminatoria e injusta, de las abrumadoras cargas impositivas con las que los reyes de España grababan las colonias, los diezmos exigidos por la iglesia, los saqueos de las revoluciones en nombre de la libertad y la igualdad, han provocado en los venezolanos un temor reverencial por el estado depredador. Además, en los primeros ciclos de evangelización la fe católica era un estímulo, una insinuación y recordatorio permanente del respeto al designio de Dios.

Y así Venezuela fue creciéndose entre dos dilemas mientras no [YB20] hacíamos nada porque lo teníamos todo y porque si lo hacíamos estaríamos enriqueciendo con ello el estado que nos oprimía. José Ortega y Gasset ya en sus escritos daba luces de que el estado se vuelve más poderoso cuando menos se comprometen los individuos que lo componen. En un estado todopoderoso los individuos delegan en él todo aquello que no se sienten capaces de realizar por sí mismo. Por ello, Ortega[YB21]  y Gasset advirtió ya por el siglo pasado que la clave del autoritarismo y la tiranía, lo esencial de este fenómeno y el síntoma más original la inacción del individuo, es [YB22] nuestra renuncia y desesperanza de las posibilidades de ser, de expresarnos, de lograr un cambio, lo que ha llevado al eclipse voluntario del individuo al yugo del Estado. Esto surge como una consecuencia de la falta de oportunidades a las crecientes desigualdades, al enriquecimiento de los funcionarios públicos y los cercanos al poder, al nepotismo, a la crisis migratoria, a la debilidad del sistema judicial y la inexistencia la separación de poderes que ya había hablado Montesquieu hace más de 300 años. Es por esto y mucho más que cada vez más[YB23]  personas han hallado un incentivo en ser un engranaje más dentro ese vasto cuerpo estatal, de este que lo devora,[YB24] lo que sirve para acrecentar aún más la omnipotencia del estado. Fue Benito Mussolini [YB25] quien consagró esa omnipotencia al afirmar “Todo para el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”

En Venezuela,[YB26] donde se confunden con frecuencia los términos de estado y gobierno[2], la [YB27] renuncia de los individuos a participar en la conducción de los intereses nacionales ha inducido a los gobiernos a pensar que la participación es una concesión caprichosa del estado y no un derecho inalienable de los ciudadanos. En este escenario, es bueno enfatizar que ninguna democracia es perfecta, [YB28] [YB29] pero la participación de la sociedad civil en lo público es fundamental para el desarrollo y progreso de todo país. Empero, la [YB30] intervención del Estado ha obstaculizado esta participación y proyectado su fuerza creciente, prácticamente no hay ningún área de producción, regulación y fomento sobre la cual no gravite la actividad gerencial del estado.

El estado controla la importación de materias primas, las exportaciones, las investigaciones, proporciona energía, gestiona los servicios públicos en todos sus niveles, dirige el turismo, el deporte, la industria petrolera, las telecomunicaciones en esta frecuente intromisión que ya parece infinita, muestra de ello es la escandalosa cifra de que el estado cuenta actualmente con un poco más de 979 empresas estatales (y ese número no parece que vaya a disminuir[YB31] [YB32] ).

Hay abundantes pruebas de que la tendencia del estado en intervenir en todos los campos de la actividad nacional deriva en la desatención, ineficacia y decadencia de los sectores en los que incurre, cuanto más numerosa sea la responsabilidad de Estado menos eficaz será su gestión. Sumado a esto, existe el problema de que algunas de las mayores empresas nacionales se confían en manos de quienes tienen conexiones políticas más allá de su idoneidad técnica. Prueba de ello es el hecho de que actual presidente de PDVSA es Pedro Rafael Tellechea,[YB33] quien ostenta tuvo una formación militar que nada tiene relación con la dirección de una empresa como PDVSA. Además, [YB34] según un estudio realizado por Transparencia Venezuela[3][YB35]  dictamino que de los 34 ministerios que integran el Ejecutivo Nacional, 11 se encuentran bajo la responsabilidad directa de un militar, lo que representa 32,35% del total. También se evidencio que militares activos y retirados formaban parte de las directivas de 96 Empresas Propiedad del Estado (EPE), de un total de 706 compañías identificadas para ese año. A todo esto, se suman los nuevos hallazgos que indican que, para septiembre de 2021, existen registros de 905 EPE (Empresas Públicas del Estado), nacionales e internacionales, y que 103 de ellas tienen a representantes de las FANB en las juntas directivas. Por otra parte, los militares mantienen su presencia en las empresas básicas centradas en el sector minero y metalúrgico y el holding de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) ha tenido 12 presidentes, de los cuales siete han sido militares activos o retirados.

Otro problema clave que sufre la sociedad venezolana es el incremento de la burocracia que contamina todo el aparato del estado. Al examinar el gigantismo aparato público descubrimos que una de las causas principales que le origina es el compromiso previo que el gobierno asume con sus militantes para asignarles una función o puesto en la estructura del gobierno, como sucedió en el caso de PDVSA,  cuya nómina se triplico entre inicios del 2003 y finales de 2015, a la hora de contratar a un funcionario público no se considera la utilidad ni la idoneidad de este, sino más bien su adición a su partido político[YB36] . De manera[YB37] que todas las decisiones que nos afectan, desde la fijación de precios, los permisos para establecer industrias y hasta ciertas acciones absolutamente privadas como el ejercicio de la patria potestad o la administración de los bienes conyugales,[YB38] están envuelto en una especie de telaraña política,[YB39] en una atmósfera donde la política lo impregna todo y dónde la libertad está condicionada por la maquinaria del estado.

El Estado venezolano ha dilapidado gran parte de sus riquezas.[YB40] 

De acuerdo con una investigación de la ONG Transparencia Venezuela, las obras inconclusas y abandonadas durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han costado al país (hasta 2023), más de 316 mil veinticinco millones novecientos ochenta y cinco mil setecientos cuarenta y ocho millones de dólares, es decir, un total de 10 mil 960 dólares por cada habitante que tiene Venezuela actualmente. Sí, el monto de lo robado en obras que no se hicieron o se hicieron a medias, equivale a que cada venezolano deje de recibir casi 11 mil dólares. El estado se ha desviado de sus fines fundamentales y del principio de separación de poderes, que es uno de los principios básicos del sistema democrático,[YB41] por lo que el sistema democrático establecido en nuestra Constitución va perdiendo cada vez más su eficacia práctica. Buena parte de la actividad cumplida por los funcionarios del Estado debe estar destinada a facilitar la acción de los gobernados, no a imponer límites a sus iniciativas y barreras a su imaginación, sin esos obstáculos habría más ciudadanos dispuestos a crear mayor bienestar y mayor riqueza para el país y habría también muchos venezolanos dispuestos a capacitarse y a perfeccionarse en sus oficios y profesiones en vez de resignarse a que su progreso personal dependa de favores del político de turno.

El tráfico de influencias se ha vuelto un instrumento común usado en el aparato político del estado al igual que el nepotismo y la corrupción,[YB42] cosa que ha llevado como consecuencia el enriquecimiento súbito ilícito de funcionarios y de amigos de estos,[YB43] ocasionando pérdidas cuyas magnitudes,[YB44] como vimos anteriormente,[YB45] son ridículamente altas y que desangra la economía del país. El pensador austriaco Friedrich Von Hayek establece que “Cuanto más concentrado están los medios de producción en una sola mano, mayor es el poder que esa mano ejerce sobre nosotros. El poder que un multimillonario tiene sobre mí es mucho menor que el del más pequeño funcionario con potestad para manejar la coerción del estado y a cuya discreción estaría sometida mi manera de vivir y trabajar[YB46] ”. En estas palabras se encuentra uno de los puntos críticos de la fuerza omnipotente del Estado, a saber, que [YB47] [YB48] cuando el poder de los funcionarios en quienes ha sido delegado dicho poder cuentan con imperio absoluto sobre la jurisdicción que está a su cargo, no existen los mecanismos de contrapesos, son los cobradores de peaje por derecho divino y al usar este poder perturban paralizan y destruyen algunas iniciativas privadas que podrían ejercer el bien común tanto para el colectivo como para el individuo en sí mismo, pero mucho más grave es que la mayoría de sus daños son irreversibles[4].[YB49] 

En el pasado,[YB50] con el auge de la industria petrolera,[YB51] los gobernantes vieron la oportunidad de generar soluciones rápidas a las demandas y aspiraciones populares y se descubrió un portaestandarte y un chivo expiatorio perfecto, el portaestandarte fue llamado justicia social y el chivo expiatorio[YB52] como ya sabemos fue llamado a empresa privada. Entonces existen dos caminos que se apertura ante nosotros:[YB53] de un lado está el individuo libre que acepta toda la responsabilidad, los esfuerzos de aprendizaje y de la competencia para su desarrollo integral y el de su comunidad. Por el otro lado, está un estado cuya misión [YB54] esencial es el estímulo de esa facultad y la búsqueda del mayor bienestar para el mayor número de personas del otro lado,[YB55] está el estado providencial y autoritario que, en [YB56] nombre [YB57] de la falsa justicia social, confía en los miembros de su estructura a su[YB58]  funcionario de alto o mediano Rango el derecho a controlar intervenir y reprimir las acciones de los individuos.

Esa justicia social que el estado propugna y promociona igual para todo el mundo,[YB59] que premia indiscriminadamente tanto al flojo como al inválido,[YB60]  ha concluido en una pérdida del incentivo a la inversión y a la mejora constante, una segregación de la responsabilidad individual y una política repleta de la demagogia, la injusticia y ninguna de las virtudes propias de un estado de derecho y de Justicia,[YB61] como lo propugna el artículo de nuestra constitución: El estado no proporciona las condiciones para que el hombre pueda valerse por sí mismo, siempre respetando su dignidad y su persona.

El filósofo Ortega y Gasset profundizo sobre este extraño fenómeno de la demagogia moderna a lo que llamó la socialización del hombre, este decía:[YB62] “Es una faena pavorosa porque no se contenta con exigirme que lo mío sea para los demás, sino que me obliga a que lo de los demás sea mío, por ejemplo, a que yo adopte las ideas y gustos de los demás y de todos. Así queda prohibido tu aporte toda propiedad privada incluso esa de tener convicciones para uso exclusivo de uno”.

En base a lo anteriormente expuesto, ¿Qué instrumento [YB63] puede servirse la ínfima potestad de un individuo o de un pequeño grupo de individuos para hacerse huir o valer frente a este estado omnipotente?[YB64]  Lo primero es aclarar que no hay error más grave sobre este hecho que el de la indiferencia,[YB65] ni pérdida más costosa que el de la desunión. Se suele tolerar con cierta condescendencia los errores individuales, esta actitud es responsabilidad de todos porque son nuestras flaquezas y falencias las que alimentan la omnipotencia del estado y las que preparan el terreno para cualquier que el Estado pueda mantener el orden social por la fuerza. Cuando se permitió que se violentara ese orden social democrático, aunque sea de una medida ínfima,[YB66] y no lo defendemos,[YB67] estamos abriendo paso a la acción represora del estado, que en los últimos 25 años nos ha demostrado las nefastas consecuencias que esto ha tenido para el desarrollo del país, de la nación y sobre todo del individuo.


[1] Louis-Philippe, conde de Ségur (10 de septiembre de 1753-28 de agosto de 1830) fue un militar, diplomático, historiador y poeta francés. Fue oficial en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y miembro de la Academia Francesa.

[2] Al hablar del estado nos referimos a la organización política de la sociedad cuyos elementos esenciales para su existencia son: Territorio, población y ordenamiento jurídico. Por otro lado, al hablar de gobierno nos referimos al conjunto de órganos a los que institucionalmente les está confiado el ejercicio del poder político, que tienen como objetivo lograr el cumplimiento de los fines del Estado.

[3]Transparencia Venezuela, 17 de noviembre de 2021 https://transparenciave.org/los-militares-mantienen-su-poder-en-importantes-cargos-de-la-administracion-publica/

[4] Marciel Granier. La generación de relevo vs El estado omnipotente. Publicaciones Seleven C.A. Año 1983 página 11-12.

Sobre la chavista ley contra el fascismo: el texto que atornilla al régimen en el poder

«(…) Si el término ‘fascista’ es usado por los adeptos al socialismo [—incluyendo el chavismo—] como sinónimo de ‘violencia, dictadura, sanguinario, etc.’, entonces el socialismo [—el chavismo—] habría que calificarlo como el sistema más fascista que existe»

Autor

Por Roymer Rivas, un simple estudiante y libre pensador que vive en tiranía, lo demás no importa.

Nota de consciencia:

Estas líneas las escribo, como todas las líneas que escribo en todo lugar, con total consciencia de que puede ser un motivo para que los personajes que ostentan el poder en Venezuela arremetan nuevamente en mi contra, pero, aun así, no guardaré silencio. No hay nada malo en mis textos, ni lo habrá, pero contra barbaros no hay argumento que valga, pues solo entienden de usar sus garrotes para acallar a los demás. En este contexto, resalto algo importante: podrán doblar la rodillas, pero no el corazón de todos; podrán acallar en la muerte algunas voces, pero no la verdad. He aquí una defensa de ella:

Sobre la libertad, el fascismo y el chavismo en los últimos 25 años

El día de ayer se hizo público la “Ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares” que pretenden aprobar los poderosos de Venezuela, en un intento de sumar artilugios que sirvan para impartir miedo a la población, acallando toda voz disidente, y arremeter contra aquellos que, con coraje, no se paralizan por el miedo. En este escenario, el texto no es más que una constitución por escrito de la extensión de un régimen que no solo está dirigido por personas que saben perfectamente lo que es fascismo, pues lo practican todos los días, sino que, como toda tiranía en la historia, apelan a la propaganda, el cambio de discurso y la tergiversación de conceptos para amoldarlo a una cosmovisión que no busca más que criminalizar la verdad a punta de pistola.

En el texto, y solo a nivel retórico, hablan sobre “libertad, igualdad, solidaridad, democracia, responsabilidad social, derechos humanos, ética y pluralismo político”, pero en la práctica, llevan más de 25 años limitando la libertad de los ciudadanos de bien en el país; 25 años siendo solidario solo con ellos mismos y sus allegados; 25 años socavando todas las instituciones de una frágil democracia que recibió su estocada de muerte en diciembre de 1998; 25 años siendo irresponsables con sus acciones políticas —como no puede ser de otra manera— y sumergiendo a Venezuela en la peor crisis existencial a lo largo de toda su historia, teniendo además el peor desarrollo macroeconómico del mundo en los últimos 50 años; 25 años violando todo derecho, en ataque directo contra las leyes de la decencia universal; 25 años de ir contra la ética; 25 años de persecución contra quien piensa diferente, eliminando cualquier vestigio de posibilidad de alternación del poder; y, en este escenario, ¿Hablan de pluralismo político y de “ir contra el fascismo”? ¡Que cinismo tan ignominioso! En un acto sin vergüenza, aluden a los asesinados y heridos del 2014 y el 2017 diciendo: “Entre las víctimas se encuentran personas que fueron quemadas vivas, linchadas o degolladas solo por su color de piel u opinión política”, sin asumir —como también es de esperarse— la más mínima culpa de sus acciones. Puras patrañas.

Entonces, surge una pregunta: ¿Saben ellos lo que es el fascismo? En el artículo 4 del panfleto de mandato con disfraz de ley, se ufanan diciendo que es una “postura ideológica o expresión basada en motivos de superioridad racial, de origen étnico, social o nacional, que asume la violencia como método de acción política, enarbola la cultura de la muerte, denigra de la democracia, sus instituciones y valores republicanos y/o promueve la supresión de los derechos y garantías [de las personas]”. Pero, ¿Y entonces? ¿Acaso no van cada una de estas palabras con sus acciones en los últimos 25 años? La respuesta es clara.

Ahora bien, voy a ir más allá, pues, es necesario que resalte que el origen del fascismo es el mismo Socialismo[1] y que ambos enarbolan la bandera del colectivismo, siendo, de hecho, el Socialismo quien mejor lleva a la praxis el sistema criminal que lleva a la humanidad a la más misera condición humana. Es más, puesto que a estos personajes les encanta hacer calificativos de todo tipo, repito las siguientes palabras: “si el término ‘fascista’ es usado por los adeptos al socialismo [—incluyendo el chavismo—] como sinónimo de ‘violencia, dictadura, sanguinario, etc.’, entonces el socialismo [—y el chavismo, que es lo mismo—] habría que calificarlo como el sistema más fascista que existe”[2] y el más inmoral también[3]. La historia es diáfana e insigne, son hechos que describo objetivamente, no una mera opinión.

Sobre la ambigüedad del panfleto como carta blanca para reprimir a todo disidente

No aceptando su condición existencial, quieren imputar a otros el “ser fascista”, en tanto y en cuanto promuevan posturas “el racismo, el chovinismo, el clasismo, el conservadurismo moral, el neoliberalismo, la misoginia y toda fobia contra el ser humano y su derecho a la no discriminación y a la diversidad”, a lo que suman “neofascismo y expresiones similares”, lo cual, en resumen, se traduce: “todo aquel que no promueva el socialismo chavista y acate todas nuestras órdenes y ose decir la verdad —que no nos favorece— es fascista y arremeteremos contra él”. Con esto hacen más gris un contexto que venía gestándose desde 1992, nace en 1998, se desarrolla en 2002, tropieza en 2007, pero que con fuerza comienza a avanzar a pasos agigantados desde la Constituyente del 2017 y su “ley del odio”, hacia una Venezuela que no tendrá nada que envidiar a la URSS y la Alemania Nazi.

Así estamos, viviendo tiempos cada vez más oscuros, sin luces al final del túnel, con una oposición que enciende yesqueros y los vende como luz solar[4], y con una sociedad llena de miedo, conformismo y que está aprendiendo a vivir en su servidumbre voluntaria.


[1] Roymer Rivas. 2023. Socialismo, máxima expresión del colectivismo. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/socialismo-maxima-expresion-del-colectivismo/ (Consultado el 03 de abril de 2024). Al respecto, ver en específico la sección: “Fascismo nace de las ideas socialistas”. Cabe resaltar que en el texto explico, con datos históricos, que el fascismo, nazismo, socialismo y comunismo comparten sus orígenes y son prácticamente lo mismo.

[2] Ibidem., sección: “El Fascismo y el Socialismo, dos hermanos de la misma madre: colectivismo”, párr. 3.

[3] Roymer Rivas. 2023. Principios inmorales del Socialismo: el sistema más antivalores que existe. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/principios-inmorales-del-socialismo-el-sistema-mas-antivalores-que-existe/ (Consultado el 03 de abril de 2024).

[4] Roymer Rivas. 2024. Oposición a la deriva: crónicas de un espejismo de cambio. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/oposicion-a-la-deriva-cronicas-de-un-espejismo-de-cambio/ (Consultado el 03 de abril de 2024).

En la mira: Venezuela, un Estado terrorista

Por Ricardo Guanipa d’Erizans.

En Venezuela el terrorismo de Estado es la orden del día del régimen de Nicolás Maduro, prueba de ellos fue la detención arbitraria del influencer y periodista Oscar Alejandro, quien fue detenido por la comisión de la corrupta policía judicial CICPC dirigido por uno de los delincuentes más peligroso de Venezuela con licencia para matar, torturar y desapariciones forzosas de nombre Douglas Rico, el principal aliado de la banda terrorista conocida como «el Tren de Aragua», que se ha convertido en el ala represiva de la dictadura chavista dentro y fuera de Venezuela.

Pues, los malandros del CICPC procedieron a la detención de Oscar Alejandro por el contenido publicado hace 8 meses donde explicaba que en la torre de Credit Card en Chacaíto se encontraban todos los servidores de las tarjetas de crédito y debito de Venezuela, en consecuencia, si se produjera un ataque terrorista en contra de las torres ocasionaría un total colapso del sistema financiera del país, lamentablemente cada ladrón juzga por su condición, y en respuesta el Estado terrorista de Maduro procedió a la detención de Oscar Alejandro, quien reside permanentemente en Miami-EE. UU., pero tras un viaje a Venezuela fue detenido por los delincuentes torturadores del CICPC bajo cargos de terrorismo, en vez de agradecer la advertencia del influencer que solo advirtió de la vulnerabilidad del sistema financiero.

A esto hay que sumar que en 8 meses tras la denuncia, ninguna persona ni grupo opositor atacó la torre para afectar el sistema financiero del país y simplemente no se hizo porque los terroristas en Venezuela son los miembros del gobierno y sus psicópatas seguidores que si tienen las manos bañadas de sangre.

Pero el régimen no da puntada sin dedal, según me informan que la detención de Oscar Alejandro tiene dos objetivos: el primero fue complacer al pedófilo dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, a quien Oscar Alejandro había criticado las actividades antidemocráticas del dictador centroamericano, y, por otra parte, Maduro buscó compararlo con el delincuente youtuber chavista de nombre Leito, quien explicaba como robar mercancía en las tiendas por departamento de EE. UU., como estafar al Estado al tener hijos estadounidenses, como obtener dinero sin trabajar, como es de fácil vivir en los autos y asearse utilizando baños públicos y por ultimo como invadir viviendas que se encuentran desocupadas —siendo esto último lo que lo llevó a la cárcel—. Sin embargo, el régimen venezolano, con ayuda de la prensa corrupta de ese país, busca generar una matriz de opinión que en Norteamérica no existe la libertad de expresión.

Desafortunadamente los venezolanos tenemos la memoria muy corta, ya el caso del teniente retirado Ronald Ojeda quien fue secuestrado por un grupo comando del Sebin en Chile y posteriormente asesinado y entregado su cadáver al grupo terrorista Tren de Aragua para desaparecer su cuerpo por instrucciones del régimen terrorista venezolano, dolorosamente eso es tema olvidado, solo la familia del militar aun sigue llorando su asesinato.

Otro caso de terrorismo de Estado fue la arbitraria detención del la abogada y experta en Seguridad y Defensa, Rocío San Miguel quien lleva meses secuestrada por el Fiscal torturador y asesino de Tarek William Saab alias el Libanes, quien luce un aspecto deplorable y matonesco con esos tatuajes tipo Tren de Aragua que ocupan gran parte de su cuello o parte trasera de sus orejas.

No tengo la menor duda que ese Fiscal torturados haya ordenado someter a San Miguel a las más brutales técnicas de tortura, incluyendo ataques sexuales o violación. Irónicamente, Tarek William fue detenido el 12 de abril de 2002 tras la renuncia de Hugo Chávez, pues así lo anuncio ese día el General chavista Lucas Rincón, en consecuencia, como en Venezuela si había Estado de derecho, se le respetaron todas las garantías constitucionales a Tarek, incluyendo su integridad física hasta ser dejado en libertad plena a las pocas horas, bueno esa historia ya la conocemos.

Lamentablemente el Fiscal torturador se ha convertido en el matón del régimen, protegiendo a culpables y castigando a inocentes, sin duda que es un tipo desalmado que no se ablanda ni por su condición de miembro de la comunidad LGTB, por no llamarlo gay, más bien esa condición lo ha convertido en un ser sin piedad y escrúpulos digamos que es el Calígula de la revolución comunista chavista.    


Redes del autor: Twitter @ricardoguanipa / Instagram @guanipar / Email: [email protected]

ELEGIR

Por Leroy Garrett.

A pesar de no estar sujeto a espanto alguno vistos los recientes acontecimientos, donde era más allá de previsible lo que ocurre y lo que viene, este cronista internamente se combate para no ser terriblemente pesimista, pues entiendo que es agregar a estos tiempos más tinieblas a la oscuridad.

Elegir, votar, tener la prerrogativa de seleccionar quien nos gobierna o reina, es intrínseco a la idiosincrasia del venezolano. Demuestra su comprobada vocación democrática. 

La primera elección popular hecha en Venezuela no fue ni promovida por la efervescencia política insurgente a la muerte de Gómez, o impuesta por sus herederos, particularmente se presenta en medio de dos pasiones aún encontradas en el venezolano; el baseball y los concursos de belleza.

Yolanda Leal por voto universal y directo fue elegida reina del equipo venezolano de pelota que también fueron campeones mundiales en 1941.

Pero el estamento de poder siempre se sintió presionado por la alternabilidad, Páez y Soublette, el enroque de los Monagas, aunque hegemónicos y cogolleros todos sentían la necesidad de tener que dejar la silla y controlar el poder detrás de la cortina simplemente era arreglo a las formalidades republicanas y sobre todo mantener la aceptación popular.

En tiempos de los liberales amarillos, la alternabilidad se dio en parte por las mismas razones de la élite desplazada de los Godos y la afición de Guzmán por irse de vacaciones a Paris. 

Después de la Guerra Federal se establece un pacto con los caudillos regionales para que fueran los señores feudales de los “estados”, Guzmán sería el gran elector y sus colaboradores de confianza sus elegibles reemplazos.  Este sistema ha sido adoptado casi completamente por el chavismo. 

Ahora, Guzmán hizo otras cosas, educación gratuita, afrancesó tropicalmente a Caracas, se ensañó con las poblaciones rebeldes como notoriamente ocurrió con mi estado natal El Zulia, pero al igual que los chavistas se creyó dueño de la hacienda pública para desgracia de nuestros ancestros y coterráneos.

Ni Gómez, ni Pérez Jiménez pudieron evadir la alternabilidad, el primero dejando circunstancialmente la administración pública a la versión venezolana de las científicos del porfiriato mexicano, siempre reservándose el control del ejército, y de Venezuela; su hacienda. 

El segundo, Pérez Jiménez, entre robos de elecciones y un fraudulento plebiscito que hartó al país que le derroca aunque luego, de no ser por el veto político de sus enemigos hubiera podido regresar. 

Una vez más,  ni María Corina ni su reemplazo van para el baile. Son las víctimas? La respuesta es NO! En tono rotundo.

Ella sabía el final, ella sabía la maniobra, ella sabía que Rosales sería el candidato, junto a al carnaval que ya se prendió en la calle, que con precisión de relojería montó el chavismo para seguir per secula seculorum.

No puede decir la Machado que estuvo reunida por cinco horas con Rosales y no sabía que la designación de la Profesora Yoris era otro final del teatro de lo absurdo que es la vida pública venezolana.

El final de la Machado no es ajeno a sentimientos colectivos conocidos, es la convergencia de muchos, todos reinantes en el lado negativo de los afectos, habría que ver que significa cuando los chinos mezclan las palabras frustración, tristeza y burla.

No es difícil saberlo, el chavismo no termina con elecciones, ni siquiera sus compañeros ideológicos Lula y Petro se atrevieron a apoyar la extrema inmoralidad ocurrida en Venezuela.

Hay otro habitante en el cementerio de la historia. 

El venezolano está marcado por su propia historia

Por Gervis Medina Abogado, Criminólogo y escritor venezolano.

La sociedad venezolana está a la espera de un desenlace político que acabe con esta larga pesadilla. Sin duda, que el cierre de este ciclo estará por llegar en su momento. El asunto, querido lector, es cómo transformarlo. ¿Estamos preparados para ello?
¡Debemos aprender a apreciar lo que tenemos, antes que el tiempo nos enseñe a apreciar lo que tuvimos!
Es vital ver la transición no como un proceso rutinario de repetir viejas fórmulas y restablecer lo malo, sino como un momento de “transformación” nacional para enterrar el pasado y arrancar la construcción de una República liberal.

La corrupción es un mal inherente a los gobiernos que han pasado en la historia de mi país, la cual no está controlada por la opinión pública. ¡La enorme mayoría de los políticos han hecho dinero de la nada! Llegan pobres a un cargo y luego los ves con dinero y te dicen ¡Ah carajo si he sido comerciante toda la vida! Así ha sido desde decenas de años. La sociedad se acostumbró a aceptar esos sofismas. Entonces nos salió cara la estupidez como sociedad.

El venezolano está marcado por su propia historia. Somos esclavos del pecado (socialismo). Pero falta la clave para comprenderse a sí mismo y, hasta que no lo consigamos, experimentaremos una rebelión consciente e inconsciente contra nosotros mismo, y eso es contra Dios.

Para transformarnos, hace falta la justificación y sobre todo la de cómo aceptarse mutuamente entre personas de orígenes diversos. Porque, como en cualquier otra parte, no fue tan sencillo reunir en una misma comunidad o intención a quienes por cualquier factor se piense diferente. Recomiendo entonces, aceptar nuestras diferencias. La transformación del Ser, servirá para erradicar todo el sistema vigente, imperante, aplastado por sus devociones y tradiciones.

Mi planteamiento de fondo es sumamente sencillo: Venezuela necesita hoy una verdadera “evolución o batalla cultural” ya que el problema es ideológico; para transformar los sustentos más arraigados de su identidad contemporánea y de su formación actual como pueblo, sin los cuales no podremos como nación enfrentar un mundo presente y futuro cada vez más difícil, conflictivo y competitivo. Sin una transformación profunda de la concepción que tenemos los venezolanos sobre nosotros mismos y sobre nuestras instituciones, cualquier intento de cambio en las estructuras económicas o políticas quedará como un falso arranque, tales como los fallidos intentos que hemos protagonizado desde hace décadas. Desde los años setenta hemos experimentado ya al menos cuarenta ajustes económicos fracasados, tres intentos serios de golpe de estado, diversas reformas a la Constitución, y el resultado neto ha sido el de un desarrollo social y económico paralizado, que nos ha llevado de ser el mejor país de América Latina a un fracaso consistente, rotundo, costoso, irreversible, y difícil de justificar.

Planteado así es un prospecto dramático. Hace tres décadas atrás América Latina, estaba sumida en el atraso, la hiperinflación, la pobreza, el autoritarismo y el desmanejo en general de la marcha de las naciones. Venezuela aparecía como una isla de estabilidad, de crecimiento y de progreso social envidiable. Éramos una nación de esperanza, refugio de inmigrantes que buscaron una oportunidad para vivir decentemente. Los venezolanos veíamos con cierto aire de superioridad a las pobres naciones vecinas y ofrecíamos nuestras generosas contribuciones al avance de aquellos países.

¿Qué pasó con nosotros? ¿Cómo pudimos derrochar tantas oportunidades? ¿Cómo pasamos de ser los mejores a estar entre los peores?

Las respuestas a esas interrogantes las debemos analizar a profundidad, en un ambiente donde el reconocimiento de los fracasos no sea asumido como derrotismo. Intuyo que llegó la hora de pasar del diagnóstico a la acción. La salida a la crisis pasa por entender que Venezuela debe asumir la globalización como el gran desafío del presente y del futuro, en un sentido amplio que va más allá de la acción coherente en el campo técnico de la macroeconomía, y toca los aspectos más complejos de la transformación educativa (privatizarla), la transformación social y la transformación y reducción de las instituciones públicas.

Por otro lado, las grandes perspectivas de una venezolanidad angustiada por el pecado y la desgracia, incapaz de liberarse a sí misma, se reducirán a un problema personal: ¿Soy yo realmente libre o soy un juguete del sistema?

Esto nos hará ver que los venezolanos de los primeros tiempos de la democracia, tenían sus debilidades como las tenemos hoy, y que la fe no había eliminado el peso de las realidades sociales.

La comunidad está en peligro. Los promotores de un “cambio” en el país proponen volver atrás valorizando las viejas prácticas partidistas, electorales, clientelismo, crímenes de corrupción, estatismo, populismo entre otros. Una especie de vuelta a la Ley anterior.

Debemos ser propositores a una transformación de valores, conducta y sistema político, forma de gobierno que conduzca a las regiones a desarrollarse desde sus localidades con sus propias leyes, sistema de justicia, pues aún no hemos comprendido o hemos olvidado que ser cristiano no es ante todo practicar una religión, sino más bien vivir la fe esperanzados en la venida caritativa de nuestro “Dios”.

No hemos transcendido como seres, no transformamos ni la materia prima, somos metalistas solo sacamos del suelo y vendemos. Por tanto, hemos perdido nuestra verdadera identidad y desarrollando una identidad de la viveza criolla, populista, el marañero, el pillo, mentiroso y criminal.

Actualmente existe una solidaridad entre grupos políticos en un mundo habitualmente hostil en la cual se juntan para procurarse una seguridad real. Algunos prefieren esta seguridad a la aventura de transformar y los riesgos que ellos corren ante esta nueva tendencia (libertad).

Es necesario, parir una decisión hallada en el corazón de cada integrante de la sociedad y servir con un poder espiritual que no reconoce como tal el fracaso.

No debemos reparar en que la fuerza que debe conceder esta nación la libertad, debe ser la misma fuerza que debe emplearse cada individuo que se decide a hacer algo bajo los principios del deseo, decisión, fe, persistencia y planeamiento organizado. “Si somos los autores de la sociedad, podemos destruirla o transformarla. Basta con tener la voluntad de hacerlo”.

Los conceptos sociológicos de sociedad frecuentemente señalan a un más allá de las voluntades o fuerzas de los hombres, no se atienen a límites claros y describen formas totales que se imponen sobre sus partes. Hace más de dos milenios que el término de origen griego política πολιτικός = “de los ciudadanos” designa el orden de prácticas mediante las que los hombres en libertad disponen del gobierno.

Debemos transformarnos en seres que realmente llenemos la existencia, fortalecidos en espíritu para dirigir el destino de una nave llamada Venezuela.

¡Venezuela debe ser libre a través de la transformación de cada individuo, reduciendo al Estado y el poder del gobierno. ¡Por tanto, la libertad de la patria tiene por límite la libertad sagrada del individuo!