Los gobiernos de Irán y Sudán han anunciado este lunes la reanudación de las relaciones diplomáticas bilaterales, en un contexto marcado en Oriente Próximo por la escalada de la violencia entre Israel y el grupo Hamás, tras los ataques lanzados el sábado por los palestinos.
En un comunicado conjunto, los dos países han abogado por seguir estrechando lazos en aras de interés común, también con vistas a garantizar la seguridad y la estabilidad regional, según informa la agencia iraní IRNA.
En este sentido, Teherán y Jartum se comprometen a respetar la soberanía de la otra parte, así como a abrir en un futuro embajadas.
Cabe destacar que esto ocurre siete años después de la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Irán y Sudán, cuando éste último cortó contacto después de un asalto a la Embajada de Arabia Saudita.
Así, las cancillerías de ambos países han declarado este lunes la intención de reabrir mutuamente las embajadas en un futuro próximo.
Es necesario mencionar también que Sudán está actualmente en pleno conflicto, desde que en abril comenzara un enfrentamiento entre el Ejército y los paramilitares de las Fuerza de Apoyo Rápido (RSF), en un escenario donde el país permanece gobernado por una junta militar desde el golpe que derrocó en 2019 al régimen de Omar Hasán al Bashir, al que seguiría otro en 2021.
Irán, por su parte, ha salido al paso en las últimas horas de las especulaciones en torno a una posible connivencia en la ofensiva de Hamás y ha amenazado a través de su Ministerio de Exteriores con una respuesta contundente en caso de que haya algún movimiento «estúpido» contra Teherán.
La vicesecretaria de Estado estadounidense para Asuntos Africanos, Molly Phee, viajará este lunes a Etiopía para reunirse con líderes africanos para abordar la guerra en Sudán, desatada el 15 de abril a causa de los enfrentamientos entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
El Departamento de Estado estadounidense ha detallado en un comunicado publicado en su página web que Phee estará en la capital etíope, Adís Abeba, entre el lunes y el martes para verse con «líderes africanos, incluidos representantes de gobiernos de la región y de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) y la Unión Africana (UA)».
«También se reunirá con civiles sudaneses comprometidos con poner fin al conflicto y restaurar la gobernanza democrática en Sudán», ha manifestado, antes de insistir en que «el mensaje de los socios africanos e internacionales de las partes en conflicto sigue siendo claro: no hay una solución militar aceptable a este conflicto».
Por ello, Washington ha pedido de nuevo al Ejército y las RSF que «pongan fin inmediatamente a los combates y que vuelvan a los cuarteles, respeten sus obligaciones bajo el Derecho Humanitario y permitan el acceso humanitario sin restricciones para dar respuesta a las necesidades de emergencia de los civiles».
En los casi tres meses de conflicto en Sudán, la ONU ha reportado, por lo menos, 21 incidentes de violencia sexual contra 57 mujeres y niñas en total.
Altos funcionarios de las Naciones Unidas han expresado su conmoción por el aumento de la violencia sexual contra mujeres y niñas en Sudán, ya que los combates en el país se extienden a casi tres meses.
El miércoles, la oficina de derechos humanos de la ONU en Sudán recibió informes creíbles de 21 incidentes de violencia sexual relacionada con el conflicto contra al menos 57 mujeres y niñas desde que estalló el conflicto el pasado 15 de abril, según una declaración conjunta de las agencias de la ONU. “En un caso, hasta 20 mujeres fueron violadas en el mismo ataque“, dijo el comunicado.
Los jefes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el organismo de la ONU dedicado a la salud sexual y reproductiva (UNFPA), ONU Mujeres y la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidieron el fin inmediato de la violencia, incluida la violencia sexual como táctica de guerra para aterrorizar a las personas.
Además, exigieron que se investigaran con prontitud, exhaustividad, imparcialidad e independencia todas las presuntas violaciones y abusos graves de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, con vistas a que los perpetradores rindan cuentas.
También, hicieron hincapié en que todas las partes deben respetar sus obligaciones en virtud del derecho internacional de proteger a los civiles, incluidas las mujeres y las niñas, lo que incluye permitir el paso seguro para que los heridos sobrevivientes accedan a la atención médica necesaria.
Los jefes de las agencias de la ONU también destacaron la necesidad de ampliar rápidamente los servicios de prevención y respuesta a la violencia de género en Sudán, así como en los países vecinos, donde quienes huyen de la violencia han buscado seguridad como refugiados, para satisfacer las crecientes necesidades.
Volker Türk, secretario general del ACNUDH, dijo que “estamos recibiendo informes impactantes de violencia sexual contra mujeres y niñas, incluida la violación. Y después de tanta crueldad y brutalidad, las mujeres y las niñas se quedan con poco o ningún apoyo médico y psicosocial”. “Debe haber tolerancia cero para la violencia sexual”, añadió.
Martin Griffiths, secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios y coordinador del Socorro de Emergencia, por su parte, dijo que es “inconcebible” que las mujeres y los niños cuyas vidas han sido trastocadas por la guerra “estén siendo aún más traumatizados de esta manera”. “Lo que estamos presenciando en Sudán no es solo una crisis humanitaria; es una crisis de la humanidad“.
“Lo que estamos viendo una vez más es un aumento de la horrible violencia sexual en tiempos de crisis. Es una violación generalizada, pero con demasiada frecuencia oculta, de los derechos humanos, que puede tener impactos físicos y mentales devastadores a largo plazo en los sobrevivientes”, señaló Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF; quién también agregó que “es fundamental diseñar planes de prevención y respuesta que pongan las necesidades de las mujeres, las niñas y todos los sobrevivientes en el centro“.
Incluso antes de que Sudán se viera afectado por la guerra, más de 3 millones de mujeres y niñas en el país corrían el riesgo de sufrir violencia de género, según estimaciones de la ONU. Esta cifra ha aumentado desde entonces a un estimado de 4,2 millones de personas, confirmaron las agencias de la ONU.
El conflicto entre el Ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido ha provocado la muerte de casi 3.000 personas, ha obligado a millones a abandonar sus hogares y emigrar, y ha exacerbado la ya grave crisis humanitaria.
En este contexto, los civiles, quienes han visto pocos avances hacia la paz en su país, se encuentran desprovistos de agua, alimentos, electricidad y medicamentos. “Las necesidades sanitarias de la población son elevadas, el acceso a la atención sanitaria sigue siendo muy difícil y las condiciones creadas por el conflicto en Sudán aumentan el riesgo de que las epidemias se propaguen y maten“, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La OMS haverificado 50 ataques contra la atención sanitaria, incluidos 32 incidentes que afectaron a instalaciones, y 10 muertes y 21 lesiones entre trabajadores de la salud y pacientes.
Adicionalmente, ACNUR instó el martes a las facciones en conflicto a que permitan el paso seguro de los civiles, después de que se confirmara que 28 refugiados acogidos fueron asesinados en Jartum.
“ACNUR está consternado y expresa sus más profundas condolencias a las familias afectadas. Estamos trabajando para ayudar a localizar a familiares y víctimas y proporcionar apoyo psicosocial y de otro tipo”, confirmaron desde la agencia.
Mamadou Dian Balde, director regional de ACNUR, dijo que “una vez más los refugiados y otros civiles son las víctimas inocentes de esta trágica guerra… Todos deben respetar el derecho internacional humanitario y las normas de derechos humanos y dar prioridad a la seguridad y el bienestar de las comunidades afectadas, incluidos los refugiados”.
El Gobierno de Egipto ha anunciado que impondrá un visado de entrada en el país a la población sudanesa que escapa de la guerra, pero ha matizado que se trata de una decisión tomada por motivos de seguridad y que en modo alguno tiene intención de limitar la acogida de la población.
En un comunicado publicado este pasado sábado, el Ministerio explica que la decisión viene dada para impedir «el aumento de actividades ilegales» y que se trata de un mero «procedimiento de regulación basado en la distribución de visados automáticos para enfrentarse a estos crímenes», según el portavoz ministerial, Ahmed abú Zeid.
Zeid añade que «los consulados egipcios en Sudán ya cuentan con la tecnología necesaria para aplicar este procedimiento», destinado a impedir la difusión de documentos falsificados por parte de individuos y grupos que operan en la parte sudanesa de la frontera y que se aprovechan de la gente que quiere entrar en Egipto».
En este marco, el gobierno egipcio recuerda que el país ha acogido ya a 200.000 sudaneses desde el estallido del 15 de abril de los combates entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) y que en modo alguno «esta medida quiere limitar el número de llegadas de los ciudadanos sudaneses», según recoge el diario egipcio ‘The Egypt Independent’.
El número de personas desplazadas por los combates que estallaron a mediados de abril entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) ha superado la barrera del millón, incluidos más de 250.000 refugiados que han huido a países vecinos por unas hostilidades que han dejado cientos de muertos.
La Matriz de Seguimiento de Desplazados (DTM) publicada este jueves por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha especificado que 843.130 personas se han visto desplazadas dentro del país, mientras que 253.591 han huido de territorio sudanés, lo que sitúa el total en cerca de 1,1 millones.
Así, ha indicado que «la estimación actual de desplazados desde el inicio del conflicto es comparable a la recopilada por la DTM Sudán para todos los desplazamientos en 2021 y 2022, sumados», antes de recalcar que «muchas zonas siguen inaccesibles a actores humanitarios».
El jefe del Ejército y presidente del Consejo Soberano de Transición de Sudán, Adelfatá al Burhan, ha cesado este lunes al ministro del Interior en funciones, Anan Hamid Muhamad Omar, en medio de los combates que estallaron hace un mes con las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
Al Burhan no ha facilitado por ahora los motivos de la decisión de cesar a Mohamad Omar, quien era además director general de la Policía de Sudán, si bien ha nombrado automáticamente a Jaled Hasán Mohiudín como su sustituto al frente de la Policía, según ha recogido la agencia estatal sudanesa de noticias, SUNA.
La decisión ha sido anunciada el día en el que se cumple un mes de los enfrentamientos entre el Ejército y las RSF, que han dejado hasta ahora más de 675 muertos, más de 5.500 heridos y casi un millón de desplazados internos o refugiados a otros países, según la última estimación de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
El Ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) podrían haber firmado un acuerdo preliminar durante las negociaciones que están teniendo lugar estos días en la ciudad saudí de Yedá.
En este «acuerdo preliminar de principios», del que han informado las cadenas saudíes Al Arabiya y Al Hadath, ambas partes del conflicto se habrían comprometido a permitir el paso de ayuda humanitaria, así como facilitar también el movimiento de los civiles que huyen de las zonas calientes de los enfrentamientos hacia lugares más seguros.
Asimismo respetarán las treguas por razones humanitarias, para facilitar el trabajo de agentes nacionales e internacionales y evitar que se produzcan saqueos de los suministros, como denunció el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, que sufrió el robo de varias toneladas de alimentos y material sanitario.
Habrían prometido también respetar las infraestructuras públicas en el país y evitar el daño a trabajadores sanitarios, además de a todos los civiles en general.
El Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han vuelto a protagonizar este jueves enfrentamientos en la capital, Jartum, horas después de que entrara en vigor un acuerdo de alto el fuego que supuestamente iba a estar en pie durante siete días.
Esto ocurre en el marco del fracaso de iniciativas similares desde que el 15 de abril estallaran combates entre ambas fuerzas en pleno proceso de conversaciones para avanzar en el proceso de transición.
Las Fuerzas Armadas sudanesas han señalado que las RSF han atacado sus posiciones en la capital y han recalcado que han dado «un castigo decisivo al enemigo, que se ha dispersado entre muertos, heridos y fugitivos», al tiempo que, ha pedido a la población que no toque material que haya quedado en la zona por motivos de seguridad.
Así, ha detallado que durante los combates han sido destruidos ocho vehículos y ha rendido tributo a los «mártires» entre sus filas, sin pronunciarse sobre un balance de víctimas en los combates.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha emitido este jueves una orden ejecutiva que permitirá a las distintas agencias federales ampliar las sanciones a aquellos individuos que obstruyan la transición hacia la democracia en Sudán en el marco de los enfrentamientos entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
«La situación en Sudán, incluida la toma del poder por parte de los militares en octubre de 2021 y el estallido de enfrentamientos entre las partes en abril de 2023, constituye una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos», ha indicado la Casa Blanca en un comunicado.
En este sentido, ha recalcado que Washington apoya una transición a la democracia y un gobierno civil de transición en Sudán, por lo que las sanciones se extenderán, en virtud de la orden ejecutiva, a todos aquellos que obstruyan dicho proceso limitando la libertad de expresión, promoviendo la corrupción o cometiendo abusos a los Derechos Humanos, entre otros.
«La violencia que tiene lugar en Sudán es una tragedia, y es una traición a la demanda del pueblo sudanés de un gobierno civil y una transición a la democracia. Me uno a las demandas de paz en Sudán y a los líderes de todo el mundo para pedir un alto el fuego duradero entre las partes beligerantes», ha expresado Biden.
El Ejército de Sudán ha asegurado este lunes que ha «reducido» a cerca de la mitad «las capacidades de combate» de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) desde el inicio de los combates, el 15 de abril, unas hostilidades que se han saldado con cientos de muertos.
El portavoz del Ejército de Sudán, Nabil Abdalá, ha indicado en un comunicado que «se ha podido reducir su capacidad de combate entre el 45 y el 55 por ciento» y ha acusado a las RSF de «movilizarse para secuestrar el Estado sudanés y destruir a las Fuerzas Armadas».
«El enemigo se movilizó en la capital para llevar a cabo el plan con enormes fuerzas y gran equipamiento que equivale a 27.135 combatientes, 39.490 reclutas, 1.950 vehículos de combate, 104 vehículos blindados y 171 vehículos artillados», ha explicado.
Así, ha manifestado que el Ejército ha impedido los avances de los paramilitares en varios puntos de Sudán y ha hecho hincapié en que «la situación es estable en todos los estados», después de que ambas partes acordaran una prórroga de 72 horas del alto el fuego.
«Nuestra supervisión de los movimientos del enemigo confirma sus continuados intentos para fortalecer sus posiciones sobre el terreno y nuestras fuerzas continúan haciendo frente a estos movimientos con firmeza», ha recalcado Abdalá.
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