El Ministerio de Salud de Japón ha aprobado este pasado viernes el uso de una píldora abortiva, dando paso a que pueda ser utilizada legalmente en el país, en linea con lo que llaman tener «mayores derechos reproductivos» y tras la recomendación de un comité de expertos.
Curiosamente, esta decisión tiene lugar en un momento en que el Gobierno del primer ministro, Fumio Kishida, está elaborando un plan de acción dentro de un esfuerzo «sin precedentes» para incrementar la natalidad en un país donde, el año pasado, nacieron menos de 800.000 bebés, la cifra más baja desde 1899, cuando las autoridades empezaron a llevar la cuenta.
El Ministerio de Salud habría creado este panel para revisar alrededor de 12.000 comentarios recopilados pidiendo la aprobación de la píldora, que supondría una alternativa al procedimiento quirúrgico que sí está disponible en el país y que es la única manera legal de practicar un aborto actualmente en Japón.
Sin embargo, es necesario destacar que esta revisión responde a la petición de la empresa británica de medicamentos Linepharma, que en 2021 pidió la aprobación del medicamento para abortar que ellos fabrican, Mefeego —el cual incluye dos tipos de medicamentos, la mifepristona y el misoprostol—, para su distribución en el país asiático.
Aun así, la medida no está libre de controversia. El medicamento no estaría cubierto por la sanidad japonesa, por lo que activistas en favor de «los derechos reproductivos» han expresado su preocupación por el alto coste de la píldora.
También es motivo de debate la política actual que obliga al consentimiento del marido en personas casadas antes de comenzar el proceso, algo que el Ministerio ha confirmado sería igualmente necesario con la píldora.
Por su parte, el ministro encargado del plan contra el descenso de la natalidad, Masanobu Ogura, insistió esta semana por su parte que «los próximos seis o siete años serán la última oportunidad de Japón para invertir la tendencia a la baja de los nacimientos».