Este fin de semana, la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, ha defendido que los países occidentales se pongan de acuerdo para confiscar los activos congelados rusos para entregárselos a Ucrania antes de las presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
«Los periodos electorales son siempre tiempos turbulentos. Siempre es mejor hacer todo lo posible antes de elecciones importantes», ha dicho Kallas al ‘Financial Times’, en el marco de la celebración de la Conferencia de Seguridad que se llevó a cabo en la ciudad alemana de Múnich.
Es necesario destacar que, entre los socios de Ucrania, Estonia ha sido uno de los principales partidarios de acabar por confiscar los activos rusos.
Por su parte, Francia y Alemania se han mostrado más reacios debido no solo a las implicaciones legales y económicas que podrían acarrear, sino también a las posibles represalias de Rusia.
No obstante, para Kallas «esta es la presión económica» que los socios de Ucrania pueden ejercer «para acelerar el cambio de rumbo en esta guerra».
Por ello, y en muestra de desaprobación, la semana pasada Rusia incluyó a Kallas en su lista de personas buscadas debido, según apuntan medios rusos, a sus políticas para desmantelar los homenajes y monumentos a los soldados soviéticos que liberaron Estonia de los nazis.
Si bien, estas son medidas que han puesto en marcha el resto de los bálticos y también Polonia.
Cabe señalar que, en represalia a la invasión de Ucrania, Rusia ha sido objetivo constante de numerosas sanciones económicas desde entonces; entre ellas, está el congelamiento de sus activos en bancos extranjeros.