Por Leroy Garrett (@lerogarrett).
Contra todo pronóstico, más por la reacción gomecista que por la labor de los partidos modernos y entonces nacientes, los cuales, en su tiempo, creaban en la población, pasiones, mística y desprendimiento militantes, el Gobierno de López Contreras se impone y para sucederle ya se piensa en dejar la presidencia a un civil. Allí surge por vez primera la candidatura de Diógenes Escalante.
Diógenes Escalante fue un andino culto y educado, expresión ilustrada de la hegemonía andina, compañero de escuela de López Contreras, estuvo opuesto a la invasión de los sesenta, a quienes enfrentó del lado liberal amarillo. Adepto ulterior a la causa restauradora, fue diplomático destacado, representante de Venezuela en la liga de las naciones, y firmante de la carta de la ONU y jefe de la primera delegación venezolana a la misma.
Es el general Medina por influencia del sector militar gomecista quien sustituye a López.
Medina abre un periodo sin precedentes en nuestra historia, quizá el más democrático jamás vivido por los venezolanos, tuvo que dirigir el país en medio de la guerra mundial, demostró tolerancia a la oposición política, permitió el activismo político organizarse en partidos a lo largo y ancho de la república y siembra la base de un gobierno responsable y progresista.
El enfrentamiento por el liderazgo oficialista lleva a la enemistad a los generales López y Medina, genera una verdadera crisis política, que se acrecienta por la presión de calle ejercida por el partido Acción Democrática quien pide el reemplazo inmediato del sistema electoral imperante de segundo grado por una elección abierta, directa y secreta.
Acción Democrática compra la propuesta del Medinismo de aceptar a Escalante como candidato electo en segundo grado, el cual manejaría la transición hacia el voto popular directo, en el ínterin, y a meses de ser electo presidente, el Doctor Escalante enloquece, agravando así la crisis por el poder post medinista, López pretende regresar a Miraflores, los mando medios del ejército se alzan con AD como socio golpista y se cambia así la historia de Venezuela para siempre.
Hoy, cuando esta dictadura se sustenta en bases constitucionales, quienes mandan en contra del pueblo siempre temen a la historia. Y siendo la historia una ciencia inexacta siempre presenta sorpresas.
Sin embargo, a menos que la presente dinámica política nos madrugue con un cambio, ya la tiranía ganó las elecciones.
María Corina no será presidente, porque así lo ha querido el gran elector, Manuel Rosales declina igualmente porque el repudio popular a lo que el representa es una amenaza a la misma precariedad institucional del chavismo.
Hoy como ayer con Escalante, no es el oficialismo, sino esta oposición hecha a la medida del régimen, quien ha informado que ya se escogió un candidato, se llama Edmundo González, y como Escalante, es otro diplomático de carrera.
Su nombramiento mismo ya promete un sexenio más de chavismo, ¿Por qué? Su candidatura no precede una depuración del registro electoral, se vota en las condiciones de siempre esas donde el triunfo chavista es irreversible.
Las Fuerzas Armadas o lo que se asume que son desde que dejaron de ser apolíticas, y al contrario son de facto el brazo armado del PSUV, no aceptarán a un civil como comandante en jefe que no haya sido primero parte del apparatchik.
El chavismo hace mucho voló todos los puentes institucionales que le hubieran permitido entregar el poder pacíficamente, el chavismo no sale a votos. Entonces, ¿Por qué hacernos ilusiones?