Milei se burló de los opositores y anticipó el fuerte crecimiento económico que se viene

De Derecha Diario

«La economía va a subir como pedo de buzo», dijo el Presidente en tono jocoso durante su discurso en la cena anual de la Fundación Libertad. También lanzó críticas hacia Melconian, Alberto Fernández y Kicillof.

El presidente de la Nación, Javier Milei, se mostró muy cómodo al hablar en la cena anual de la Fundación Libertad este miércoles, ante un público complicado, ya que había competido en su contra durante las elecciones del año pasado, pero que esta vez celebró cada una de sus frases.

En su discurso, el mandatario ofreció una exposición sobre la «historia del dinero» para luego abordar la «coyuntura» del país, con el expresidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, además de los ex presidentes de Argentina, Mauricio Macri, y de España, José María Aznar.

En su discurso, Milei mantuvo un tono distendido, descontracturando la clásica cena de la Fundación. En un momento, recurrió a un chiste de la década del ’80 para ilustrar su punto sobre el crecimiento económico: «¿Quieren saber cómo va a crecer la economía? Va a crecer como pedo de buzo«.

Además, Milei se burló de Carlos Melconian, quien estuvo toda la campaña atacando de manera errada e intelectualmente deshonesta al presidente de la Nación, y cuya candidatura a ministro de economía resultó totalmente terminada luego de sus audios difundidos, en los que había presuntas ofertas de cargos en el Banco Nación a cambio de favores sexuales.

«Se equivocó feo«, comentó Milei respecto a las críticas de Melconian, imitándolo en tono jocoso: «Que no hay fideos, no hay tuco«, criticó a aquellos que argumentaban en contra de la dolarización, sugiriendo que era más fácil «tirar volquetes de estiércol antes que reconocer el error«.

El discurso de Milei provocó un murmullo entre el público, y ante esto, el mandatario les hizo un llamado de atención, expresando: «Si los que están murmurando se comieron el verso, lo siento. I’m So Sorry, la vida es así«.

El presidente no dudó en apuntar también contra el ex presidente Alberto Fernández y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quienes habían criticado su política económica. En referencia a Fernández, Milei destacó: «¿Lo escucharon lo del títere? hicimos un ajuste del 7 puntos del PBI y el caradura dice que fue insignificante«.

Hacia el final de la cena de la Fundación Libertad, el Presidente también dirigió sus críticas hacia Kicillof, al que se refirió como «el soviético» e incluso imitó su voz. Además, señaló: «Ni siquiera saben el cálculo de cómo era la inflación, que es exponencial«, en referencia al pronóstico de aumento de precios que había hecho erróneamente el gobernador al inicio de su mandato.

Milei no escatimó críticas al gobierno anterior, al que calificó correctamente como «delincuente«, señalando que emitió un total de 28 puntos del Producto Bruto Interno (PBI), de los cuales 13 puntos se emitieron solo en el último año.

Acusó al gobierno anterior de dejar «implícita una multiplicación de precios por 5 veces» y un Banco Central quebrado, así como un exceso de dinero en circulación. Enfatizó que el resultado de estas políticas sería una inflación en torno al 15.000%. Ese chico, «el soviético» que está en la provincia, decía que era una exageración”, aseguró Milei.

En lo que respecta al Congreso, Milei le restó urgencia a la sanción de la Ley de Bases impulsada por su Gobierno, expresando confianza en que lograrán sus objetivos «a pesar de la política». Destacó el déficit cero anunciado recientemente y señaló que el ministro del Interior, Guillermo Francos, estaba «sufriendo» por la sanción del proyecto en el Congreso, pero le aseguró que los resultados llegarían de todas formas.

Enfatizó que su gobierno logró lo que se consideraba imposible en el primer mes, haciendo hincapié en tres elementos centrales: política fiscal, monetaria y cambiaria. Mencionó la reducción de la brecha cambiaria del 200%, y destacó que a pesar de las críticas anteriores que abogaban por un dólar a 600, ellos lo llevaron a casi 1.000, logrando también reducir la inflación.

Milei continuó su discurso destacando nuevamente la política fiscal, mencionando el logro del déficit cero. Relató una conversación con el ministro de Economía, Luis Caputo, expresando su optimismo ante los números y tranquilizando al ministro Francos, ante la sanción de la Ley de Bases. Subrayó que lograron lo considerado imposible en el primer mes de gestión.

En la cena estuvieron presentes, además de Caputo y Francos, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y ex mandatarios como Mauricio Macri y el español José María Aznar, junto a otros dirigentes liberales de la región.

Agustín Laje explicó en el Congreso argentino organismos internacionales presionan para impulsar leyes con intereses extranjeros

De Derecha Diario

El autor y referente de la derecha expuso por primera vez en su carrera en el Congreso de la República Argentina, donde habló junto a las autoridades de La Libertad Avanza sobre cómo combatir la influencia extranjera en el lobby a los diputados y senadores.

Este martes se realizó en la Cámara de Diputados un evento organizado por Global Center for Human Rights titulado “La influencia de los Organismos Internacionales en la soberanía de los Estados”, en la que tuvo como figura central al autor y referente de la derecha argentina, Agustín Laje.

En el encuentro, Laje buscó exponer, ante funcionarios y representantes del Congreso argentino, cómo los organismos internacionales vulneran la soberanía de los Estados tratando de imponer una agenda progresista contraria a lo pactado entre las naciones.

En detalle, se explicó los mecanismos que emplean, en general ONGs y fundaciones extranjeras, para ejercer presión sobre los legisladores y lograr que se aprueben leyes que no son en el interés de los argentinos.

El evento, que se realizó en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional, contó con la participación del presidente de la Cámara de Diputados, Martin Menem, quien destacó la importancia de promover la defensa de la legislación nacional en el ámbito internacional, respetando siempre la idiosincrasia de cada país.

Por su parte, Laje realizó un recorrido histórico y filosófico sobre el surgimiento del Estado moderno, el concepto de soberanía, la globalización y el globalismo. Para quien es considerado uno de los referentes intelectuales de Javier Milei y de La Libertad Avanza, la soberanía de los estados “está siendo transferida, está siendo succionada por organizaciones que no tienen base territorial, que no tienen demos, o sea, no tienen pueblo, son apátridas”.

El conferencista, que ya expuso sobre este tema en la mayoría de los palacios legislativos de los países latinoamericanos, sostuvo que actualmente los derechos humanos son “progresivos” y tienen por fundamento una ideología política, afirmando que “hoy cualquier cosa es un derecho humano”, y poniendo como ejemplo la educación sexual en las escuelas

Según el politólogo, “cada vez que ellos dicen que algo es un derecho humano lo que están diciendo es que ya no tenemos que legislar eso en ninguna nación” porque ya lo han decidido ellos, y continuó diciendo que lo que estos organismos piden a los países es “adecuar legislativamente o a través de fallos la interpretación que hace un equipo de expertos, comités, comisiones, etc”. 

Frente a este tema, Laje alertó: “Esto es gravísimo. Porque el Estado entonces se convierte en, exactamente, lo que los argentinos han votado para que no sea” y agregó: “Hoy ser libertario es estar por fuera del 95% de las definiciones de derechos humanos que esta gente da”.

Antes de finalizar, el politólogo advirtió sobre los conflictos de interés que enfrenta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte IDH a partir del financiamiento condicionado que recibe, hecho denunciado por Global Center for Human Rights a través del informe «Balance del financiamiento de la CIDH y la Corte Interamericana 2009-2021. Opacidades e influencias en una financiación condicionada».

Durante el evento, la vicepresidente de Global Center for Human Rights, Neydy Casillas; señaló las atribuciones y límites de los organismos internacionales, y su impacto a nivel legislativo. La especialista advirtió además sobre el papel de la representación argentina actual en la ONU y la OEA donde, aún bajo la nueva administración del presidente Javier Milei, está votando a favor del aborto y de una educación sexual de los niños inspirada en la ideología de género

Casillas invitó a los legisladores argentinos a “combatir el autoritarismo de estos burócratas que nadie eligió y que están robando el poder a los legisladores, que sí fueron legítimamente elegidos por el pueblo”.

En el panel final, el procurador general del Tesoro de la Nación, Rodolfo Barra, llamó a no dejarse confundir por estos órganos: “Tanto Naciones Unidas como la OEA, tienen la competencia creada establecida en la Convención. Más allá, no pasan, no pueden pasar”.

Por su parte, Sebastián Schuff, presidente de Global Center for Human Rights, sostuvo que tener una economía floreciente no basta: “Si no enfrentas el tema cultural, todo se cae e incluso, se resiente lo económico”.

Además, instó a los legisladores a ser los “guardianes de la idiosincrasia de nuestro pueblo” y culminó pidiendo “que las leyes que rijan a los argentinos se tienen que hacer en este Palacio y no en ninguna oscura sala de negociaciones de organismos sin rostro y sin alma”. 

El cierre del encuentro estuvo a cargo del Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Nicolás Mayoraz, que contó que recibió una carta “muy amable, pero muy firme a la vez” del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que deslizaba sutilmente que veían aspectos que eran contrarios a la Carta de Naciones Unidas en la Ley de Bases que impulsaba el gobierno argentino.

El diputado explicó al público asistente que de esta forma pudo constatar cómo “se meten con la soberanía de los Estados y se meten con el derecho de los pueblos a dictar sus propias leyes”, y que por supuesto, fue desestimada. 

Asistieron también al evento: el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala; los senadores Ezequiel AtaucheVilma Facunda Bedia y Andrea Marcela Cristina; los diputados Santiago SanturioBenedit BeltránMaría Fernanda AraujoFacundo Correa Llano; el Secretario de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina, Pablo de la Torre, y su subsecretaria, Ana Belén Marmora; el Secretario de Culto, Francisco Sánchez, y el Director Nacional de Culto Católico, Agustín Caulo; entre otros.

También se hicieron presentes representantes de organizaciones civiles como Frente JovenFundación ConcordiaSembrar ValoresUnidad Provida y Argentinos por la Educación.

Peso argentino se consolida como la moneda más revalorizada en el mundo

El peso argentino ha ganado 25% de valor frente al dólar en los últimos tres meses, ello en razón del agresivo programa de ajuste fiscal implementado por el Gobierno del presidente libertario Javier Milei, un valor que supera a cualquiera de las otras 148 monedas sobre las que hace seguimiento Bloomberg.

Según la agencia, se trata de «una estadística sorprendente en un país donde la moneda parece estar en un estado de caída libre interminable», pero que es explicable a partir de las medidas tomadas por la administración libertaria para reducir el gasto público en niveles comparables con el 4% del producto interno bruto.

De acuerdo con cifras oficiales, las iniciativas han traído aparejada la reducción de la demanda en todos los niveles de la economía, «incluidos los dólares» y el control de la inflación, cuyo valor anualizado roza el 300%.

En este escenario, el mercado cambiario paralelo –dólar MEP–, usado con frecuencia por inversionistas y empresas, «está aumentando considerablemente», mientras que en el mercado oficial de intercambio de divisas, donde tienen lugar la mayor parte de las grandes operaciones de exportación e importación, «el peso en gran medida es estable» e inclusive registra valores hacia la baja, apunta el medio.

En la misma línea destacan las intervenciones diarias del Banco Central para comprar dólares destinados a reponer las reservas internacionales, lo que en opinión de los conocedores es indicio del desfase de Buenos Aires en comparación con la conducta de la mayoría de los bancos centrales del mundo, que han hecho lo opuesto en interés de fortalecer sus monedas frente a la divisa estadounidense.

Brasil: Explosivo déficit fiscal y los inversores internacionales ya repatriaron hasta 4.227 millones de dólares de Brasil

De Derecha Diario

El tipo de cambio del real con respecto al dólar ascendió a las 5,27 unidades y marcó una suba del 1,6% al cierre del día martes. Se trata del valor nominal más elevado de los últimos 13 meses.

El dólar acumuló un alza del 8,7% de acuerdo a su paridad con el Real de Brasil desde el comienzo del año. Pero solamente al término de la rueda del día martes, el tipo de cambio se anotó una suba diaria superior al 1,6% y volvió a romper récords nominales.

La paridad del dólar llegó a los 5,27 reales al cierre del martesel mayor valor registrado desde marzo del año 2023. La fuerte depreciación de la moneda brasileña destacó de entre otras divisas latinoamericanas que se vieron duramente afectadas por el accionar monetario conservador que recientemente adoptó la Reserva Federal de Jerome Powell.

La tasa de inflación de Estados Unidos para el mes de marzo superó las expectativas (subió ligeramente al 3,5%), con lo cual es más probable que la FED evite reducir su tasa de referencia en el corto plazo, o en su defecto que lo haga más lentamente. Esto repercutió en todas las divisas de la región, pero Brasil se vio afectado además por factores estrictamente internos.

La política fiscal del Gobierno socialista está fuera de control. El resultado primario del Gobierno federal (sin Estados locales ni municipalidades) marcó un rojo equivalente al 2,55% del PBI en febrero, el más alto desde el estallido de la pandemia. El Presidente Lula da Silva asumió su cargo habiendo heredado un superávit primario de 0,56 puntos del PBI en enero del año pasado.

Contabilizando la pesada carga de intereses que enfrenta el país vecino, el resultado financiero marcó un déficit récord de hasta el 7,7% del PBI en febrero, y no se veía algo semejante desde julio de 2021. Cabe señalar que cuando Lula asumió la presidencia del país, el déficit financiero representaba el 4,32% del producto bruto, casi se duplicó en 13 meses.

El Gobierno socialista cuestionó con dureza la independencia del Banco Central de Brasil, heredada de la administración de Jair Bolsonaro, pero al no poder revertir su autonomía se valió del endeudamiento como vía principal para solventar la brecha fiscal. La carga de intereses por la deuda pública se incrementó del 4,88% al 5,15% del PBI desde enero de 2023.

El descarrilamiento de la política fiscal hace mecha sobre la efectividad de la política monetaria, ya que pese a la autonomía legal, existen serias dudas sobre el sostenimiento del actual margen de déficit con persistente endeudamiento. En consecuencia, se reduce el efecto disciplinario de la tasa de referencia SELIC que aplica la autoridad monetaria, y con ello se proyecta un mayor impacto negativo sobre el nivel de actividad real.

Este contexto adverso provocó que Brasil pierda cada vez más atractivo para la inversión internacional. La firma Goldman Sachs recomendó abiertamente deshacer las posiciones en empresas públicas brasileñas debido a una mayor injerencia política del Gobierno, y como resultado de la falta de credibilidad en el desempeño futuro de Brasil, se registró una salida de por lo menos US$ 4.227 millones (21.000 millones de reales) por parte de inversores extranjeros en el país.

La repercusión de la depreciación del real será mayormente negativa sobre el saldo exportador de las empresas argentinas, más aún en un contexto de fuerte apreciación del peso frente al dólar.

Dinero, precios, coeficiente de caja y ciclos económicos: una respuesta a Juan Ramón Rallo

Por Roymer Rivas, coordinador local senior de EsLibertad Venezuela y teórico del Creativismo Filosófico.

Hacía tiempo que quería hacer esto, pero no me había dado la tarea para, ni había invertido tiempo en, hacerlo. Hoy, tras el mínimo revuelo en las redes por la respuesta del profesor Jesús Huerta de Soto a unos videos del profesor Juan Ramón Rallo, dando más vida el debate sobre si es bueno o no el coeficiente de caja del 100%, me veo en la obligación moral —o intelectual— de escribir estas líneas, pues considero que hay errores y aciertos de parte y parte, en aras de dilucidar mejor el funcionamiento del dinero y los precios en la economía y, por consiguiente, sostener el sistema monetario más sensato en el marco de una sociedad libre. Sin más, comienzo punto por punto.

La deflación no es gris: contra la expresión “no toda deflación es positiva”

Rallo ha expresado que “no toda deflación es buena”, pues la que se produce por “aumento de producción” sí lo es, pero la que ocurre por variación en la demanda de la moneda es mala, en la medida en que no todos los precios de la economía se ajustan a la misma velocidad a la baja y, tal como ha expresado en otros sitios, hay “redistribuciones arbitrarias de riqueza”, dado que “generan recapitalizaciones y descapitalizaciones de algunos agentes económicos que no están vinculados con el valor o la riqueza que generan para el mercado”[1]. Sin embargo, esta diferenciación de “dos deflaciones” es arbitraria y absurda, pues, en el fondo, siempre se trata de lo mismo: subida de la demanda de dinero, independientemente de las razones por las cuales sube dicha demanda.

En principio, cuando aumenta la producción de uno o varios bienes, y la cantidad de dinero —o sustitutos perfectos— se mantiene constante, disminuye, o aumenta menos que la producción, la moneda se aprecia, dado que aumenta su demanda con respecto a los bienes y servicios —ley básica: más oferta de bienes, menos o igual oferta de dinero—. De allí que la deflación sea una ganancia del poder adquisitivo del dinero —siendo la inflación todo lo contrario—. Entonces, si hemos de apegarnos a las premisas de Rallo, no habría que preguntarse: “¿Cuál deflación es mala, que hemos de evitar, y por qué?”, sino que solo cabría hacer una pregunta: ¿Es la deflación —que es una sola— buena o mala? A esto Rallo seguiría respondiendo que es mala, por las razones dadas en el primer párrafo anterior, pero, aún matizando, sus premisas siguen teniendo algunos problemas.

Si imaginamos una economía donde los intercambios voluntarios se fundamenten en el trueque, es decir, donde no hay dinero, nos encontramos con que cualquier variación en la demanda de uno o varios bienes y/o servicios alteraría el precio de los mismos, de cara a los demás bienes o servicios; si en una economía tenemos 100 Papas, 100 Peras y 100 Manzanas con igualdad de demanda —entiéndase que el valor de intercambio de cada uno es exactamente el mismo o, si gusta más, cada una valdrá lo mismo que la otra—, pero espontáneamente aumenta la demanda de la Papa y ésta pasa a costar un 1.25 Manzanas y al mismo tiempo 1.60 Peras —la oferta se mantiene exactamente igual, solo varía la demanda—, nos encontraremos también con que ahora la manzana se ha apreciado con respecto a la Pera, dado que ahora se necesitan 1.28 unidades Peras para adquirir 1 manzana[2]. En este escenario, los poseedores de papas se han beneficiado del cambio de las demandas de los actores en la economía, en perjuicio de los poseedores de manzanas y peras, siendo estos últimos los que peor salieron—, pero ¿Se puede decir que es arbitrario que haya algunos ganadores y perdedores por algo que sucede como consecuencia de la misma dinámica espontanea del mercado? ¿Se necesitaría “inyectar más papas” para mantener los precios relativos “en el mismo nivel”, es decir “estable”, y no “dificultar el cálculo económico” de los actores sociales? En lo absoluto. Pues, lo mismo pasa en un entorno con dinero de por medio.

De hecho, arbitrario sería decir que el proceso espontaneo de creación de precios necesita de algún tipo de ajuste o mecanismo creado por el human para que puede “corregir” estas deficiencias y no hayan “ganadores y perdedores” en los ajustes, puesto que, de aceptar tal premisa, sería igual a decir que cualquier cambio en las valoraciones subjetivas de los actores, que lleve a que los precios relativos se alteren en favor de unos y en perjuicio de otros, son “arbitrarios” y necesitan de alguna especie de mecanismo —sabrá Dios cuál… ¿Emisión ilusoria de bienes y servicios?— para poder “mantener el nivel general de precios”. Un absurdo total. En este sentido, es necesario mencionar que no existe tal cosa como un “nivel general de precios”, esto si es un arbitrio. Nosotros nos podemos encontrar en un país donde un bien cueste 10 unidades monetarias en un lugar, pero a 5 cuadras se encuentre a 50 unidades monetarias, ¿Cómo se puede medir eso en un “nivel general de precios”? Los precios son relativos a las subjetividades que se encuentran sumergidas en un proceso llamado mercado, no a las objetividades —matemáticas o no— de unos cuantos; los datos en el mercado cambian constantemente, y los precios van a ir en función de la demanda de los actores de cada bien o servicio, lo que incluye el dinero —su oferta, demanda, y las expectativas de cada variable que allí converja—.

Sí, es cierto que el cálculo económico puede dificultarse[3] si los precios relativos tienden a subir o bajar, pero es precisamente esto lo que deben prever cada actor en el mercado, y aplica tanto si aumenta la oferta de dinero —inflación monetaria— como si disminuye —deflación monetaria—[4]. Pero la cuestión debatir entonces es si dichos aumentos o disminuciones responden a procesos espontáneos del mercado, en un marco de ética, o si, por el contrario, responden a intervenciones varias o a acciones dentro del mismo mercado que son antiéticas. En adición, hay que tener en cuenta que, cuando no aumenta la cantidad de medios de pago por cuestiones ajenas al mercado —éticas—, la demanda de dinero, por razones cuales sea, no puede crecer infinitamente, sino que crecerá hasta donde lo requiera el mercado —tendiendo al ajuste de precios a un nivel de estabilidad relativa—, por su parte, la demanda sí puede caer hasta el piso, haciendo que los precios no tengan techo en sus subidas. De este modo, la inflación tiene un horizonte de parada más largo que la deflación, por lo que, pasado un tiempo, es incluso hasta más peligroso.

Dicho en otras palabras, el dinero es un bien instrumental que sirve como medio de pago, por lo que su demanda depende de las cosas que puede adquirir para satisfacer necesidades presentes y futuras —en este caso, actúa como reserva de valor y va a los saldos de tesorería—. Por ello, el valor subjetivo del dinero está atado a la utilidad anticipada de aquellos bienes y/o servicios que se esperan adquirir con él. De allí que cualquier variación en los bienes o servicios, incluyendo la moneda, afecte precios en muchos niveles y a distinta profundidad, pero ocurre de forma espontánea y, como parte del proceso de mercado, tiende siempre al equilibrio. Es irrelevante los ganadores y perdedores que hayan en el camino —espontaneo—; yo escucho eso y se me viene a la cabeza un constructo totalitario fundamentado en la eficiencia paretiana, donde no es posible mejorar la calidad de vida de unos, sin empeorar la de otros, y así no funciona el mercado.

Con todo lo anterior, queda refutada la idea de Rallo de que es necesario y/o “ideal” mantener un “nivel de precios” constante —que no existe, ni existirá— para que la economía fluya de la mejor manera posible. Esto es una quimera. También, se infiere que la deflación y la inflación, tanto monetaria como de precios, pueden surgir como resultado de los procesos espontáneos del mercado —no solo la deflación, como parece apuntar Philipp Bagus[5]—, y que queda de parte de cada persona estimar más o menos lo que espera a futuro, en función de sus necesidades, gustos y preferencias.

La evolución de los medios de pago

A todo lo anterior se suma que el hecho de que la idea de mantener “estable” los precios en una economía es peligrosa, porque se estaría interviniendo directamente en el proceso evolutivo de la selección de medios de pagos, que tiende a sustituir el sistema imperante por uno mejor. A modo de ilustración, intentar mantener los precios implica que, si llega acaso un bien que se presenta como un mejor medio de pago, haciendo que la demanda de la moneda en desuso comience a caer y, por consiguiente, que los precios manifestados en esa moneda comiencen a subir, se tendría que limitar la oferta de la nueva moneda y contraer la oferta de la vieja, con tal de “mantener los precios”. Por mucho que no le guste a Rallo, esto si es arbitrario, y pasará aun en un sistema con encaje fraccionario, habiendo o no curso forzoso. Ergo, el debate no debe girar en torno a si se ha de mantener o no “el nivel general de precios” —que no significa nada, y no me cansaré de decirlo—, sino en las acciones éticas que se lleven a cabo en el mercado, en lo que respecta al dinero.

Al respecto de los medios de pago y el mercado

A todo esto, Rallo podría responder que, en efecto, los medios de pagos creados por los bancos en un entorno de encaje fraccionario es algo que no atenta contra la ética y responde al proceso de mercado, agregando que en un sistema con reserva 100% no se puede expandir la moneda. Pero, nuevamente, hay muchos problemas en tales concepciones, aunque no quiere decir que yerre en su totalidad y no tenga razón en algunas cosas —he aquí precisamente donde comenzamos a tocar los errores de los cienporcientistas del ala del profesor Huerta de Soto, Rothbard y Bagus—. Voy a tocar varios puntos aislados, pero en este mismo orden de ideas.

Para empezar, es necesario diferenciar entre “depósitos a la vista” y “préstamos a la vista” —éste último conocido en EE. UU. como “demand loan”—. Si la discusión gira en torno a que los depósitos de bienes fungibles que se destinan a custodia deben o no mantener un encaje del 100%, se acabó las discusión, pues claramente debe tenerlo, apelando a los principios básicos del derecho, en el que apropiarse de un bien ajeno es robo, independientemente de lo que se haga con él, y/o puede constituir un fraude, en la medida en que se dice que se usará el dinero para una cosa —en este caso, cuidarlo—, pero en realidad se usa para otra cosa —prestarlo, invertir—. Ahora bien, no tiene por qué ser igual con los “prestamos a la vista”, que estimo es a lo que apela Rallo cuando habla en contra de la reserva 100%. Si una persona A le presta dinero a un banco B, éste decidirá que hacer con el mismo para rentabilizar y poder pagar cuando el prestatario requiera su dinero de vuelta —con cierta ganancia—, en este marco, Rallo tiene una parte de razón y solo habría riesgo de perdidas y quiebre si los plazos entre el momento que se debe regresar el dinero a la persona A es menor al momento en que el Banco recibe el retorno de su inversión —o del préstamo de dinero a un tercero—. Empero, esto no crearía dinero de la nada, puesto que alguien está dejando de usarlo para que lo use otro —solo se cambia la forma en que se posee y se utiliza el dinero existente—. Si bien es cierto que el deudor puede emitir un certificado de deuda que pueda utilizarse como medio de pago, haciendo que aumente el circulante en el corto plazo —que podría significar también hasta un aumento de los precios relativos—, en el momento en que se cancela la deuda, disminuye el circulante.

Si bien, hay que tener cuidado con lo descrito anteriormente, porque que le esté dando en buena medida la razón a Rallo no significa que todo lo que dice está bien y que así funciona exactamente el sistema actual. Esto hay que matizarlo más adelante —ver: “El sistema bancario, las reservas y las deudas emitidas”, en este mismo texto—. Por ahora, falta solo decir que la parte donde Rallo no tiene absoluta razón es que el descalce de plazos es la causa el ciclo económico, pues se puede dar el caso donde solo quebrarían aquellas entidades que incurrieron en el descalce de plazos y se verían afectadas solo las personas que tenían sus préstamos en dicha entidad —al menos que todas las entidades se pongan de acuerdo e incurran en el descalce de plazos, que si generaría un problema general[6]—.

En este marco, apelando al sistema contrapuesto, es necesario decir también que, en un entorno de patrón oro, es falso que con reservas del 100% no pueda aumentar la cantidad de dinero que requiera la economía, porque, además de la minería de oro —que es cara, pero que, también para disgusto de Rallo, no representa un problema—, se podría fácilmente emitir billetes por las reservas de plata, u otro bien que se pueda considerar “dinero” en el mercado. Que exista un “patrón oro” no significa estrictamente que las reservas deben ser en oro, sino que la unidad de cuenta de referencia será el oro, por tanto, se puede emitir en base a otros bienes altamente demandados, con encaje del 100%, haciendo paridad con el oro. Este contexto no distaría mucho de un entorno multimoneda, donde surge la Tasa de Cambio (TC) para fijar precio de una moneda con respecto a otra; así, si la cantidad de plata que se reserva para emitir billetes equivale a cierta cantidad de oro, entonces se sigue emitiendo sin necesidad de salir del patrón oro y sin necesidad de que aumente la producción minera. De hecho, también se pueden usar los depósitos a plazos y, para el sufrimiento de Bagus y JHS, se podría hasta emitir deuda sin alterar el patrón, pero esto será abordado más adelante —ver: “El sistema bancario, las reservas y las deudas emitidas”, en este mismo texto—.

Por todas estas razones es que la afirmación de Rallo de que el crédito se vería casi eliminado por completo en una economía del 100% es también errada. Al respecto, suficiente con agregar que, antes de que la reserva fraccionaria se convirtiese en el sistema que pretende coordinar las necesidades monetarias del mercado, los títulos de valores se usaron para satisfacer las necesidades del crédito. Títulos que podrían ser fácilmente también las letras, pagares, o cualquier otro certificado de deuda que podrían ser emitidas por empresas, y no necesariamente por los bancos, pero en este caso, se entra nuevamente en el debate de si el encaje del 100%, o no, de los préstamos a la vista. Vamos a ello.

El sistema bancario, las reservas y las deudas emitidas

Es necesario aclarar ciertos puntos: (i) los depósitos a la vista deben tener encaje 100%, porque ese es el contrato para los bienes custodios; (ii) los prestamos a la vista no necesitan del encaje 100%; (iii) en el marco anterior, intentar limitar las letras que emiten empresas y/o personas con la credibilidad suficiente para emitirlas —con ciertos criterios, porque si no esto se sale de control— significa atentar contra la libertad contractual de los actores que voluntariamente apelen a estos instrumentos, así, se entiende que ni Bagus, ni HDS, son quien para limitar este proceso crediticio. Ahora bien, el diablo está escondido siempre en los detalles, por lo que hay que tener cuidado con la expansión crediticia en base a los certificados de deudas —cualquiera—.

Esto es así porque, en caso de que estas letras comiencen a usarse como medios de pagos, inflando así el circulante en la economía, se podría crear un escenario que no dista mucho del sistema monetario fundamentado en deuda que hoy rige al mundo. A modo de ilustración, imagine que una Persona A hace un préstamo a la vista al Banco A, recibiendo un certificado de deposito por igual cuantía; si el Banco A presta a persona B y este a su vez deposita en el Banco B en forma de “préstamo a la vista”, y sigue repitiéndose una y otra vez el proceso, nos encontraríamos con que puede iniciarse un proceso de expansión crediticia que se podría traducir en inflación y, más importante aún, dar paso al ciclo de auge y recesión.

Estimo que si los plazos de retorno de dinero son menores al primer plazo que originó toda la cadena, habría una expansión de medios de pago que con el tiempo tendería a contraerse, pero que en el proceso ayudó a los proyectos de inversión darse por finalizado, pero, aún así, la expansión de medios de pago se puede traducir en inflación y una posterior deflación, monetaria y de precios, que no me queda muy claro si se trataría de un mero ajuste del mercado o si, por el contrario, nos encontramos de plano en el problema del ciclo económico. Es decir, y para verlo mejor usaremos los depósitos a plazos con un tiempo determinado, imagine que la Persona A deposita en el Banco A 10 unidades monetarias a un plazo de 2 días; este lo presta a persona B, que también deposita el dinero en el Banco B a un plazo de 1 día; cada uno recibiendo un certificado de su depósito que podría usarse fácilmente como medio de pago generalmente aceptado en la economía. En este escenario, nos encontraríamos que, aunque solo se depositaron 10 unidades monetarias en un principio, esto dio paso a que apareciera un certificado de deposito a plazo por 10 unidades monetarias, un segundo deposito a plazo por 10 unidades monetarias y, por tanto, un segundo certificado de depósito a plazo por igual precio. Así, ahora hay 20 unidades monetarias en forma de certificados de depósitos a plazos, aunque cada uno con distintos plazos. En el tiempo inmediato, eso es expansión de medios de pago, que podría traducirse en aumento general de precios, pero al acabarse los plazos y ser necesario devolver los depósitos a sus dueños iniciales, nos encontraremos con que los medios de pago se reducen nuevamente a 10 unidades monetarias[7].

Sin embargo, he aquí el problema, siguiendo la misma línea del ejemplo anterior, pero ahora viéndolo los depósitos como “préstamos a la vista”: al tener esta condición ¿Cómo puede estimar el Banco B en qué momento devolver el dinero a la persona B para que, a su vez, este pueda devolverlo al Banco A y éste a la Persona A? Rallo podría decir que, si lo tiene invertido en “activos muy líquidos”, puede liquidar y regresar en el momento en que se lo pida, pero, ¿Qué son, en este contexto, “activos muy líquidos”? Estamos partiendo de la idea que lo único que hicieron las persona fue depositar a plazo el dinero recibido. Si ponemos en la fórmula los proyectos de inversión emprendidos, y al necesitar estos proyectos más tiempo que la condición de “a la vista” para poder terminar el proyecto, ¿No nos encontraríamos ineludiblemente ante un descalce de plazos que queda a merced de que cualquier persona en la cadena de crédito que vaya a solicitar su deposito requiera que el banco liquide sus inversiones y, por tanto, muy probablemente también tengan que liquidar aquellos que emprendieron los proyectos antes de terminarlo? En caso de tener en cuenta el mercado de valores, ¿No se estaría igual adquiriendo el título valor con medios de pagos fundamentado en deudas, por lo que nos encontramos en un escenario en el que se compran títulos que también quedan a merced de un desplome en la bolsa, sean rentables o no los proyectos, una vez iniciado el ciclo de impagos? —nos encontramos también en el ciclo económico—.

Es más, aún si da tiempo que todos los proyectos de inversión finalicen, en el momento en que se vayan a liquidar los prestamos a la vista, nos encontraríamos con que hay menos medios de pagos y hay mayor producción, haciendo que el dinero se aprecie y, por tanto, en términos reales, ahora los proyectos tengan que pagar más de lo que inicialmente recibieron, pero en un escenario donde sus bienes o servicios se venden más barato de lo que previeron, haciendo que, con el tiempo, muy probablemente, se incurran en impagos, alimentando nuevamente así la cadena de impagos en donde los proyectos tendrán que declararse en banca rota, y los bancos también, y varios etcéteras que conocemos muy bien en este tipo de crisis que atribuimos al ciclo económico —pues, sí, nuevamente nos encontramos en el ciclo—.

Los teóricos de la liquidez pueden decir que es poco probable que las personas vayan a solicitar sus depósitos, porque igual cuentan con un medio de pago de igual valor, dando como resultado que no haya una contracción de los medios de pagos. Sin embargo, aun si esto fuese cierto, no limita que ahora hay medios de pagos que no se sustentan en el ahorro real de los actores —en el ejemplo descrito anteriormente, hay 20 unidades en medios de pago que se fundamentan solo en los 10 unidades del depósito inicial—, lo que lleva a la descoordinación entre ahorro e inversión —que deben caminar en la misma dirección—, que hace caer nuevamente en el problema del ciclo —fundamentado en la teoría del capital de la Escuela Austriaca de Economía, a saber, poco ahorro, más inversión por expansión crediticia, que en el corto se traduce en un auge y en el mediano o largo en una recesión—. De allí que se infiera que la Reserva fraccionaria bancaria, sea por donde sea, tanto si es fundamentada en los depósitos de bienes custodios como en los prestamos —a la vista o no—, permita absurdamente que el ahorro y la inversión tengan sentidos contrarios, es decir, subida de inversión con caída del ahorro.

Para evitar esto, la forma sería en que nunca se cobraran los depósitos a plazos, o en que haya un flujo de depósitos a plazos de igual cantidad que la liquidación de los otros depósitos a plazos, o que en ese tiempo el dinero haya aumentado en cuantía suficiente para responder a todos los depósitos a plazos —lo que significa que no aumenta ni disminuye el circulante, pero si se liquidan las deudas y aumenta el dinero real—, o que, y para ser más creativos, quienes reciban el dinero de tercera mano, esto es, A presta a B, B emprende su proyecto de inversión y para ello compra cosas a C —siendo C quien recibió su depósito de tercera mano—, y todos los que le siguen, no emprendan proyectos de inversión con ello y lo mantenga como un deposito a la vista —custodio— y no como un préstamo a la vista, lo cual se traduce en un crecimiento más lento y en una expansión crediticia super controlada, pero que podría verse en un problema de principios, pues se requiere limitar la libertad de uso de “su dinero”.

Lo cierto es que prohibir de lleno todo préstamo a la vista y fijar plazos, he incluso ver como un deposito a la vista los prestamos con plazos de 30 días —como sugiere JHS— tampoco soluciona estos problemas, porque lo único que cambiaría son los tiempos, pero el mecanismo y/o proceso crediticio descrito seguiría intacto. Y, de plano, prohibir usar los certificados de depósitos a plazo como medio de pago es atentar contra la libertad de los actores. He aquí una paradoja.

Cabe señalar que solo estoy jugando con los escenarios, superficialmente. Al final, y apelando a la paradoja anterior, nos encontramos en un contexto donde, si no se encontrar la forma de regular todo esto para que no se salga de control, al mismo tiempo que se respetan las libertades de cada actor social, ni el encaje 100% ni las propuestas de Rallo evitan el ciclo económico. Así, o hay algo a lo que se puede apelar para controlar todo esto y evitar el ciclo, o los socialistas tienen razón cuando dicen que el capitalismo genera crisis inevitables o, si gusta más, amoldado a este tema directamente, los ciclos económicos son un mal inherente en el capitalismo —aunque no por las estúpidas razones que sostienen, y me atrevo a decir que es una de esas afirmaciones que se hacen y que se amolda a la realidad por mera suerte —.

El error de Rallo con el sistema monetario actual

Rallo defiende que se puede ir a un entorno de competencia bancaria con encaje fraccionario y que lo que debe ser eliminado es el Banco Central, y dice también que, cuando se emiten medios de pago, alguien siempre está ahorrando. Lo que no parece entender es que, en el fondo, los medios de pagos —y sobre todo los fundamentados en dinero fíat— no son deudas reales, sino una estafa. Puede que, a nivel contable, se compute una deuda del Banco cuando se deposita, y una deuda a quien el banco le preste, siguiendo toda la cadena de forma repetitiva, pero el medio de pago per sé, fundamentado en el sistema de Banca Central o no, no es una deuda que se pueda saldar, sino una creación de medios de pago de la nada, de dinero, aunque a Rallo no le gusta esa afirmación—. Y si acaso llegan a ser deudas de algo, son deudas creadas sobre deudas, pues un depósito inicial da lugar a la creación de más depósitos, por lo que, en el fondo, no hay contraprestación alguna —por lo menos no en términos reales—.

Imagine un entorno de encaje 100% para los depósitos a la vista y cada banco emite un certificado de depósito, a la vista o a plazo: si persona A deposita a plazo 100 onzas de oro y el Banco A los presta a persona B, éste compra lo que necesita para emprender su proyecto de inversión a persona C, depositando este además las 100 onzas de oro a plazo en el Banco C, vemos que ahora hay 200 onzas de oro en formas de certificados de depósitos a plazo —que se pueden usar como medio de intercambio indirecto, pero para saldarlos solo hay, en términos reales, 100 onzas de oro en la economía[8].

En adición, si vemos el sistema financiero actual, Rallo podría decir que, en última instancia, el dinero es un pasivo del Banco Central, aunque no convertible. Sin embargo, aun si fuese “convertible”, pregunto: ¿Convertible en qué? ¿Acaso puede ser convertible? El dinero actual, aunque compute como un pasivo del Banco Central, en sí mismo no es un reclamo de nada. Si alguien tiene un activo financiero denominado en alguna moneda fíat, tiene derecho sobre los billetes que emite el Banco Central, pero esos billetes no reclaman nada más. Es decir, lo único que pueden reclamar los billetes fiduciarios son billetes fiduciarios. Sí, es cierto que con ese medio de pago se pueden adquirir bienes, pero eso solo son cosas que se pueden comprar con él, no que se pueden reclamar. Antes de eliminar el patrón oro, los billetes sí constituían un derecho a deuda, porque se podían reclamar la convertibilidad del billete, pero ahora no es así, no se puede reclamar nada al BC con eso. Alguien puede decir: “pero el BC tiene activos que puede liquidar”, y sí, pero esos activos se liquidan y se obtienen y/o compensan en dinero fíat. Allí muere todo. Mientras que los bancos comerciales si tienen deudas con sus depositantes y éstos a su vez activos, no significa que, en última instancia, el dinero fíat per sé sea un pasivo del BC, pues el banco está obligado a responder a sus depósitos en billetes fíat del BC, pero éste último está obligado a responder su medio de pago emitido por nada. En suma, y para no seguir redundando, el tenedor de un billete solo puede exigir que le den un billete igual, el BC no está obligado a tener algún activo con el que hacer frente a la exigencia de devolución del tenedor de sus medios de pago.

Que el BC esté obligado a recibir ese billete como forma de pago es irrelevante, puesto que, si entendemos que un pasivo es la obligación de restituir o remunerar con un activo al tenedor del certificado de deuda —tenedor del billete— en la cantidad que requiere ese certificado, el BC no restituye nada. Ergo, no es un pasivo. Si Banco A tiene credibilidad y emite un Certificado X con la promesa de que recibirá ese Certificado como medio de pago, pero solo está obligado a dar un Certificado X por valor igual al certificado de quienes vengan a solicitar el pago del mismo, lo único que tenemos es una estafa generalizada que se usa como medio de pago. De hecho, los billetes emitidos no tienen fecha de vencimiento, porque se amortiza a voluntad del emisor cuando este quiere. De esto deriva el hecho de que no se puede interpretar, con lógica, que los billetes son un préstamo a la vista, porque eso solo pasa cuando existe la obligación de entregar algo a simple requerimiento. De hecho, se podrían considerar esos billetes como parte del patrimonio neto del BC, pero no abordaré ese tema aquí[9]. Los puntos que se quieren destacar son; en primer lugar, que la premisa de Rallo de que se pueden emitir medios de pagos que en última instancia son ahorro de alguien, en realidad no es el caso, porque, o se ahorra deuda —bonos, letras, etc., que se pueden usar como colateral para recibir más deuda— y, por tanto, no hay ahorro real, o simplemente todo constituye una creación de algo que son activos para algunos, pasivos para otros, incluso hasta patrimonio neto, que se usa como medios de pagos e incrementa a gusto de quienes tienen la capacidad de emitir créditos.

Al respecto de los casos Ecuador y Panamá

En respuesta a JSH, groso modo, Rallo sostiene que el los Bancos de Panamá y Ecuador han sobrevivido precisamente por no contar con, y/o prever la, ayuda de un prestamista de última instancia, lo que los lleva a ser más prudentes. Sin embargo, tanto Rallo como JSH se equivocan. Rallo tiene razón en su crítica a JSH, pero su afirmación de que los bancos han sobrevivido “gracias a su prudencia” es, cuanto menos, cuestionable. Apelando al análisis que hasta ahora se ha sostenido, fácilmente se puede decir que esas economías se han encontrado con un aumento de la demanda de los medios de pago y por la poca tendencia, hasta el momento, de ir a solicitar sus prestamos a la vista, lo que no quiere decir que el sistema esté blindado, sino que vive al borde del precipicio, pero sin caerse aún. Lo que es más, que no haya habido corridas bancarias masivas no quiere decir que se evite el ciclo económico, o que haya una clase que se beneficia de la inflación —baja— causada por la expansión crediticia.

¿Es, entonces, como pregunta Rallo, “el coeficiente de caja 100% el remedio adecuado para evitar corridas?”, a lo que él mismo responde, acertadamente, “No, pues no es una condición necesaria ni suficiente”[10]. El punto en cuestión es que tampoco lo es la reserva fraccionaria y, de hecho, algunas de sus criticas al sistema 100% carecen de fundamento. El problema real no es el sistema cienporcientista, sino que, aun con él, puede haber crisis cíclicas.

En este marco, también habría que diferenciar entre la inflación y/o deflación causada como proceso espontaneo del mercado, que deben prever los actores sociales, que no podríamos decir que hay allí problemas éticos, de aquellas causadas por las entidades monetarias bajo un sistema inmoral, que está configurado para que unos se benefician a costa de otros, no por proceso de mercado. Si ha de haber ciclo inevitablemente —para pensar, no lo doy por 100% verdadero, es mero ejercicio intelectual— el debate giraría entorno, entonces, a la ética detrás de cada sistema.

Al respecto del caso Tether

Rallo pone como ejemplo la empresa detrás de Tether para sostener puede ser factible un sistema de prestamos a la vista, con encaje fraccionario, pero esto no pone en tela de juicio nada de lo aquí expresado. Las personas que apelan a Tether —como yo—, lo hacen porque demandan un medio de pago para poder navegar en el mundo cripto, pero, en el fondo, el sistema funciona igual. Los activos muy líquidos que tiene la empresa detrás de Tether se usan a su vez en el resto de la economía, siendo depositados en bancos que lo usan para emitir créditos —expansión crediticia—, mientras que se usa Theter dentro del mundo cripto. No hay ahorro real. En el caso específico de quien compra Tether, solo hay un cambio en la forma en que se posee un activo —el billete fiduciario es un activo para sus tenedores—, que se usa como bien líquido para adquirir alguna cripto. A lo sumo, el caso de Tether solo ilustra cómo una empresa se puede aprovechar del sistema financiero actual para sacar ganar mucho dinero, lo cual no es garantía de que todos puedan hacerlo, ni menos siempre.

Al respecto de los argumentos consecuencialistas

Habiendo expresado todo lo anterior, tengo que decir que es curioso que Rallo hable de preferir no usar argumentos consecuencialistas, como algunos de los usados por JHS, pero, contradiciéndose —o, mejor dicho, haciendo exactamente lo mismo para sostener lo contrario—, dice que el coeficiente de caja 100% podría generar problemas de ajuste de precios y que, por tal motivo, no es bueno para la economía de mercado. Ante esto, no me queda más que decir que “a veces la vida es una triste ironía”. Rallo usa argumentos consecuencialistas para decir que los argumentos consecuencialistas de JSH no son verdaderos —o por lo menos para explicar por qué no está de acuerdo—.

No tango más nada que agregar, por ahora. Así que apelaré a algunos comentarios en forma de “excursos”.

Excurso primero: Argentina y las reservas de dólares supuestamente congeladas

En un escenario de dinero fíat, Rallo menciona, en respuesta a JHS, con respecto a que “no se mantiene congelada la oferta de dólares en la economía si se lleva a un encaje del 100% de los depósitos a la vista en dólares, pues pueden llegar del exterior en un intercambio con EE. UU., por ejemplo —defiende JHS—, que el hecho de que “la oferta global de dólares no sea rígida, no es incompatible con que sí lo sea dentro de Argentina, en una economía dolarizada y con un coeficiente de caja del 100%, los propios argentinos no serían capaces de crear endógenamente —internamente— sustitutos monetarios pagaderos en dólares que pudiesen abastecer —satisfacer— su demanda de dólares. Y, por tanto, la única forma que tendrían los argentinos de incrementar la cantidad nominal de dólares de la que disponen, no la cantidad real —que aumenta con deflación—, es, efectivamente, con superávit exteriores a su favor”, es decir, cobrando más de lo que gastan en el extranjero —exportando más de lo que importan—. No obstante, para que esto sea posible, es necesario ajustar a la baja los precios internos de la argentina —otra forma seria que las exportaciones argentina sean competitivas, lo que da paso a que las personas puedan trabajar y ahorrar (produciendo más) para atraer más dólares, sin necesidad de apelar a la deflación; pero, si hay mucha demanda de dólares en el corto plazo dentro de Argentina, la forma más común para lograr esos dólares que necesitan —y quieren— es bajando los precios de los productos que exportan —o de los que venden dentro para dejar de importar, lo que se traduce en que no salgan dólares—. Esta deflación interna “puede alterar los precios relativos de la Argentina, y si los altera, generar descoordinaciones económicas”[11]. Sorprendente afirmación sin sentido, muy bonita, pero sin sentido.

Al respecto, dos cosas: (i) aun si es cierto —que no lo es— que la cantidad de dólares en la economía argentina no se pueda expandir por sí sola, a nivel interno, eso no tendría por qué representar un problema por las cosas expuestas en el primer subtema —ver: “la deflación no es gris: contra la expresión “no toda deflación es positiva””—; (ii) ¿En qué mundo es posible que la oferta interna de dólares se mantenga constante, o disminuya, y no haya flujos de cajas positivos para el país? Pues, en uno donde dicho país, y absolutamente todos sus habitantes, sin excepción, esté aislado del resto del mundo, pero ese no es el escenario de Argentina —podría ser el de Corea del Norte, y aún así lo dudo mucho—, por lo que pueden entrar dólares al país sin ningún problema, sea por vía de que exporten más de lo que importen, o por vías menos oficiales. Por mencionar un ejemplo, en la economía venezolana han entrado millones de dólares, fuera del mundo de las importaciones y exportaciones, que han llegado para satisfacer —y se quedan cortas— la demanda de la moneda de los venezolanos. En un mundo globalizado, dificulto mucho que “pueda haber una oferta elástica de [dinero] a nivel internacional, pero una inelástica a nivel nacional”, que el escenario sea posible, no significa que esa posibilidad sea alta. Ergo, ese escenario solo está en la cabeza de Rallo.

Excurso segundo: libre competencia bancaria y reserva fraccionaria

Si Rallo tuviera razón y fuese posible mantener una estabilidad en la economía bajo un sistema bancario de libre competencia y fundamentado en el sistema de reserva fraccionaria, tendría que explicar por qué hubo ciclos de auge y recesión en el pasado, cuando imperaban sistemas parecidos. En concreto, en el periodo de 1814 a 1914.

Excurso tercero: mi respeto para Juan Ramón Rallo, Bagus y Huerta de Soto

Quiero dejar en claro que el hecho de que este servidor no comparta del todo las posturas de Juan Ramón Rallo, Philipp Bagus y Jesús Huerta de Soto, aunque si bien es cierto que este texto giró en gran medida en torno a las premisas de Rallo, no quiere decir que no los respete. Todo lo contrario, a pesar de estas diferencias, y de algunas otras que competen a otras áreas del conocimiento, les agradezco muchos aportes intelectuales. De hecho, doy una enhorabuena y me mantengo de pie ante el trabajo de Rallo con la difusión de las ideas de la libertad, a través de distintos medios; hago lo mismo con Bagus y con JSH. Con respecto a este último, destaco que mi primer encuentro con las ideas de la libertad fue con “Dinero, crédito bancario y ciclos económicos” … he aquí varios años después.

Gracias, por tanto, pero están equivocados en algunas premisas, que estimo hay que corregir en aras de vislumbrar un sistema monetario que evite los ciclos, pero que a su vez respete la libertad de cada individuo. ¿Qué estoy equivocado en mis premisas y sí es posible evitar el ciclo manteniendo alguno de los dos sistemas que defienden Rallo o JSH y sus seguidores? Es una posibilidad. Les invito a demostrarlo.


[1] Juan Ramón Rallo. ¿Es positiva la deflación que defiende Javier Milei?. Publicado en YouTube. Puede acceder a través de: https://www.youtube.com/watch?v=hTQXI_Av4p4& (Consultado el 14 de abril de 2024)

[2] Regla de tres: a los precios dados de 1.25 unidades de manzana igual a 1 papa y 1.60 unidades Pera igual a 1 Papa, tenemos: (i) 1 manzana es igual a 0.8 papa —((1*1)/1.25) = 0.8—; (ii) 1 pera es igual a 1.28 manzanas —((0.8*1.6)/1) = 1.28—; si A=B=C, entonces A=C, por lo que, si 0.8 papas equivale a 1 manzana y a 1.28 peras, 1 manzana es igual a 1.28 peras. De esto se desprende, y lo resalto a modo de comentario, que el total de peras no alcanza para comprar el total de manzanas, al igual que el total de manzanas por sí solo no alcanza para adquirir el total de papas, pero la economía monetaria venezolana me ha enseñado que las cantidades de un bien A necesarios para adquirir un bien B son irrelevantes, pues la demanda de las mismas, dadas unas cantidades, determinará sus precios, una con respecto a la otra, sin importar que el total de uno pueda o no adquirir el total de otro.

[3] Digo “dificultarse”, no “eliminarse”. Uno de los errores de los economistas de la Escuela Austriaca de Economía es afirmar que “sin precios no hay calculo económico”, al menos que por “precios” incluyan las comparaciones de valores que no necesariamente se expresan en unidades monetarias. Pero eso es cuento para otro día.

[4] Puede haber inflación o deflación de precios, sin necesidad de que haya aumentado o disminuido la oferta monetaria, si llega a variar la demanda de la misma, más si hay competencia de monedas. Ejemplo de ello es el caso venezolano, donde la demanda del bolívar es tan poca, y la demanda del dólar tan alta, que ha creado un interesante escenario que, por cuestiones prácticas, no desarrollaré aquí, pero sí he vislumbrado en otro lugar, al que puede acceder en: https://contrapodernews.com/hiperinflacion-un-fenomeno-incomprendido-respuesta-al-libro-de-pascualina-cursio/ (Consultado el 14 de abril de 2024).

[5] Philipp Bagus. 2023. Anti-Rallo: una crítica a la teoría monetaria de Juan Ramón Rallo. Madrid, España. Publicado por Unión Editorial., sección: “El origen del dinero y el poder adquisitivo constante”, párr. 1.

[6] Bagus sostiene que el descalce de plazos no representa un problema y no es la causa del ciclo, porque puede darse el caso en el que se renueven los plazos del préstamo, haciendo que de el tiempo suficiente a quienes emprendieron sus proyectos de inversión, o que los nuevos prestamos lleguen para sustituir el que está venciendo. No obstante, es necesario decir dos cosas: (i) aunque puede tener razón en ciertos escenarios, no significa que la economía esté blindada si todas las entidades de intermediación financiera incurren en el descalce de plazos, y (ii) ¿No se incurre en una doble moral el decir que la entidad puede prestar el dinero a un plazo mayor que el plazo en el que le fue prestado a él, solo por “estimar” que el prestatario no va a querer el dinero en ese plazo y “muy probablemente” lo renueve? ¿No es inmoral que el contrato fije un plazo y que, yendo contra el mismo, la entidad use ese deposito para prestar a un tiempo aun mayor? Si ha de defenderse el descalce de plazos en las circunstancias en las que describe Bagus, entonces no habría motivo para acusar de fraude a quienes toman los depósitos a la vista para prestarlo también, porque “muy probablemente” la persona no vaya a retirarlo antes de que le sea retornado el préstamo realizado a un tercero. Con esto, lo que intento resaltar es que tanto la emisión monetaria a través del crédito como el descalce de plazos son problemas, y ambos pueden desencadenar un ciclo, señalando además que queda en tela de juicio la afirmación de Bagus cuando dice que “el descalce de plazos es perfectamente legítimo”. (…) Si desea ver lo que dice Bagus al respecto, donde pretende refutar a Rallo, pero que, a mi juicio, deja mucho que desear —que no significa que Rallo tenga razón—, véase: óp. Cit. Anti-Rallo: una crítica a la teoría monetaria de Juan Ramón Rallo., sección: “5.2 La curva de rendimiento y el arbitraje”.

[7] En este ejemplo, el encaje de los depósitos a plazo es de 0%, lo que se podría prestar para crear medios de pagos que tienden al infinito. Empero, aplica la misma lógica, aunque con más limites en la expansión, con un porcentaje mayor en el encaje.

[8] Dos cosas: (i) aquí caeríamos nuevamente en los escenarios que se describieron más arriba; y (ii) no se está tomando en cuenta que los certificados de depósitos a plazos puedan usarse como aval para solicitar más crédito —que es lo que puede hacerse en la actualidad bajo ese sistema financiero—, haciéndose más patente la “creación de deuda sobre deuda”.

[9] Se pueden usar muchos argumentos para sostener que sí es un pasivo, que es un patrimonio, que es un activo… el billete emitido por el BC, pero esto solo muestra la gran maraña y confusión que ha generado el sistema financiero actual, y que debe dilucidarse en aras de avanzar a un sistema monetario más sano.

[10] Juan Ramón Rallo. Coeficiente de caja 100%: a favor y en contra. Publicado en YouTube. Puede acceder a través de: https://www.youtube.com/watch?v=cjYggzdCF7g (Consultado el 14 de abril de 2024).

[11] Ibidem.

Opinión sobre la interferencia del estado en el desarrollo de una economía naranja

Por Diego Márquez, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

Actualmente he realizado un estudio en el marco de la objetividad, y la opinión que daré a continuación deviene del estudio y de observar el manejo de un tipo de economía en esta parte del continente que, muy lejos de manejarse entre los parámetros de la competitividad y el libre ejercicio el estado ha focalizado y tratar de orientar aun sin contar con las preferencias  mayoritarias de las gentes, a su vez he fomentado una opinión que con sumo detalle voy a redactar y tratar de elaborar dentro del marco de la objetividad en base a la evidencia empírica.

La economía naranja es un tipo de planificación en función de una caracterización a parte de la sociedad que específicamente se enfoca en las artes, se trata de promover la visión artística en un enfoque de mercado para que además de brindar gusto a la labor sea conveniente a la hora de generar ingresos, en pocas palabras es un sistema que incentiva el trabajo artístico para así que deba ser incentivado por los individuos.

Realmente, de esa manera no sería un peligro, porque si mayoritariamente nos decantamos a ese mercado es porque así lo deseamos, y lo puedo tomar desde un punto de vista muy Randiano en el sentido del comercio de las artes, pero lo que se trata de plantear en este trabajo no es el área comercial, sino lo que en mi opinión vendría siendo que el incentivo por parte de subvenciones a particulares , con el fin de potenciar del desarrollo o la aceptación por parte de la sociedad, financiado por el estado en su planificación de políticas públicas, es ineficiente, porque la planificación en el marco de la realidad tiende hacer imprecisa y no necesariamente podría tener el éxito que se espere, o que sean políticas que realmente no devengan en resultados favorables para todos.

Todo indicaría que si el estado “eficiente” (un concepto que se pondría en duda sin cuestionarlo) podría hacer que la inversión en la naranja, o en la verde, que se en enfoca en el entorno ambiental, o azul, que se enfoca en el marítimo, o como puede ser la roja, que trate del consumo desmedido de bienes y servicios, todo deriva en que la implementación de dichos planes no hará de estos una buena ejecución debido a los incentivos que puede haber por medio.

Creo en una economía de libre mercado, en donde la que la lidera no es una institución que determina que es lo que le conviene a la sociedad quitándoles la libertad; creo en la auto regulación acompañada con el sistema de precios fundamentado en la oferta y la demanda, de dicha manera, si en nosotros como seres humanos pensantes está el promover la economía el mercado, encontrará la opción para que esta funcione en nuestro estilo cultural, porque también existe la posibilidad de que esta no sea bien recibida, y así mismo el mercado se auto regule sacándola de por medio.

Esto no quiere decir que siempre será fructífera, ya que eso depende de la demanda de las personas; si el público demanda un auge artístico y cultural, se aceptará sin ningún problema, pero, si no hay demanda, no estoy a favor de que el estado crea que sí y actúe en consecuencia, porque el proyecto podría terminar en un rotundo fracaso.

Esto lo digo porque me apoyo en el concepto de economía de mercado, una economía libre, un sistema de precios libre y donde el valor lo determina la utilidad, en caso de que un estado quiera hacer dicha inversión hay que evaluar su realidad país, en observar si está en condiciones de mantener dicho plan de economía naranja y, yéndonos al contexto de Venezuela, veo sumamente importante que se promueva una economía como la de economía de mercado para generar riquezas, esa que atiende las demandas de la sociedad, y que trae prosperidad económica a las naciones; si el sistema libre determina y pide una economía naranja esta será fructífera porque tiene una demanda a la cual atender.

El tema de la inversión desmedida y el gasto público no debe tomarse a la ligera por ejemplo: en China el gobierno promovió una distribución poblacional gastando millones en infraestructura para así redistribuir a la población y según generar más fuentes de trabajo en aquellas áreas, el resultado fue que no todos se mudaron, que no incentivo al trabajo en aquellas áreas desoladas y debido a esa inversión hay ciudades con muy poca densidad poblacional y no recupero absolutamente nada de esa política, porque desde el estado se pensó que era lo que debía hacerse, y fracasó por ello. Estoy en desacuerdo cuando se trata de incentivar la economía desde el estado porque, en palabras de Ayn Rand: “Cuando el negociante se equivoca con su dinero el pierde, pero cuando lo hace un burócrata perdemos todos”, y con esta idea culmino: estoy totalmente de acuerdo con dicha economía cultural enfocada en las artes y humanidades, solo cuando tenga una demanda a la cual dirigirse.

Argentina: Milei pronóstica la economía dentro de los próximos 100 días

El presidente argentino, Javier Milei, pronosticó la víspera que, dentro de 100 días, la economía de su país estará «mejor» que ahora y «con menos inflación», a lo que sumó un posible efecto rebote derivado del levantamiento del cepo cambiario.

Al ser preguntado por Ámbito sobre el tema, Milei respondió: «Mejor que hoy, sin dudas; con menos inflación».

Consultado sobre el levantamiento del cepo cambiario, contestó que si se lograba superar ese escollo, «el nivel de actividad rebotará fuerte», al tiempo que las reservas internacionales estarán «mucho más altas» que en el presente.

Tras hacerse público el dato de inflación para precios mayoristas correspondiente al mes de febrero, Milei celebró el valor (10,2%) y lo comparó con la tendencia de esa variable hasta el mes de diciembre, que giró en torno al 50% mensual.

Posteriormente, se hizo eco de un post en el que se alude a un ajuste en el valor estimado de la inflación interanual al cierre de 2024, publicado por HSBC, que pasó de 210% a 176%, todavía bastante elevado.

El Gobierno de Milei eliminó miles de restricciones para productos textiles y calzado

De Derecha Diario

Se eliminan las cláusulas que obligaban a las empresas a transitar por trámites completamente innecesarios y arbitrarios, cuyo único propósito era encarecer tanto las importaciones como los productos nacionales, en detrimento del bolsillo del consumidor.

El Gobierno sigue profundizando el proceso de desregulación para favorecer la competencia, y de esta manera hacer rendir mejor el bolsillo de la gente. La Secretaría de Comercio confirmó oficialmente la eliminación de la “Declaración Jurada de Composición de Producto (DJCP) ”, una decisión que beneficiará a millones de consumidores argentinos.

Esta regulación exigía a los fabricantes nacionales de productos textiles, así como también a los importadores de estos bienes, la presentación de información sobre la composición porcentual y el material de sus productos (cosas que ya estaban perfectamente detalladas en la etiqueta de los mismos y era redundante).

Se estima que solamente con esta regulación absurda, la industria textil absorbió costos equivalentes a los US$ 5 millones cada año, y alrededor de 1 millón de trámites registrados solamente en 2023. También se encarecieron artificialmente los precios de los productos importados.

En última instancia, todos estos costos fueron trasladados a los consumidores finales, que sufrieron una debacle inflacionaria sobre la indumentaria en mucha mayor medida que en cualquier otro rubro relevado en el IPC.

Los requisitos de información no servían para informar a los consumidores (nuevamente, era información que ya aparecía en la etiqueta de los productos), y tampoco para el Estado a los fines de poder recaudar o clasificar los productos en cuestión por razones de nomenclatura comercial. Se trataba de una regulación abiertamente absurda y carente de toda utilidad.

La resolución N° 49/2024 firmada por el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, deja sin efecto las regulaciones normadas por las resoluciones N° 26/96, 850/96 y 404/16. Se verán abaratados los costos sobre una amplia gama de productos, entre los cuales se encuentran los insumos textiles (hilados y tejidos), las confecciones, y finalmente los insumos para la industria del calzado.

La cotización del Bitcoin rompió el techo de los US$ 60.000 dólares y acumuló un alza del 42% en los últimos 30 días

De Derecha Diario

La criptomoneda más famosa del mercado volvió a sorprender con fuertes subas desde finales del mes de enero. Solamente en el último año acumuló un incremento de casi el 160% en dólares, principalmente explicado por las subas de febrero.

El Bitcoin registró un nuevo e histórico repunte que comenzó en la última semana del mes de enero, y se profundizó notoriamente a lo largo de febrero. La criptomoneda más popular del mundo rozó la barrera de los US$ 63.000 por unidad en el día jueves, anotando así una variación diaria positiva de casi el 0,3% frente a la jornada anterior.

Son los valores más elevados registrados desde noviembre de 2021, cuando la criptomoneda había alcanzado sus últimos récords. Llegó a un piso en torno a los US$ 16.800 dólares entre noviembre y diciembre de 2022, y desde ese momento desencadenó un nuevo ciclo alcista que perdura hasta el día la fecha.

Solamente en los últimos 5 días la cotización en dólares del Bitcoin se incrementó en un 18,6%, y hasta un 42,4% en el último mes. Con estos movimientos, la criptomoneda demostró un gran costo de oportunidad para todos los tenedores de dólares (y más aún considerando que la divisa cayó en la mayoría de los mercados alternativos con respecto al peso).

En los últimos 6 meses la cotización del Bitcoin se incrementó más de un 137% frente al dólar (partiendo de un piso de US$ 25.811 en el 1° de septiembre de 2023), y casi un 160% con respecto al 1° de marzo del año pasado.

El Bitcoin demoró casi 3 años en volver a alcanzar sus máximos históricos, y a partir de la presente recuperación podría volver a superarse a sí mismo, como lo hizo sistemáticamente desde su lanzamiento al mercado.

También se registraron subas semanales muy importantes sobre el Dogecoin (50%)Solana (23%)ETH (13%) y Tether (10%)

Milei logra evitar el estallido hiperinflacionario que dejó plantado el kirchnerismo

De Derecha Diario

Todas las variables macroeconómicas del país sugerían una explosión hiperinflacionaria para finales del año 2023. Las medidas de emergencia tomadas por el Gobierno lograron evitar la debacle, y los desequilibrios poco a poco comienzan a ceder.

El Gobierno kirchnerista dejó plantada una hiperinflación que se hizo casi palpable en las primeras dos semanas del mes de diciembre, cuando los precios aumentaban a razón del 1% todos los días. Este ritmo tan violento de remarcaciones convalidaba una variación anualizada en niveles hiperinflacionarios.

La herencia económica del kirchnerismo fue una de las más dramáticas de la historia argentina, y puede resumirse en los siguientes aspectos: desequilibrio de las finanzas públicas (más de 5 puntos del PBI en conjunto con los intereses de deuda), un Banco Central quebrado con una deuda remunerada de 11 puntos del PBI, un déficit cuasi-fiscal por otros 10 puntos y una descomunal deuda comercial con importadores, y finalmente un gran problema de “sobrante de dinero” artificialmente reprimdio por medio de controles y poner el cepo cambiario.

A partir de este escenario caótico, el Gobierno del Presidente Javier Milei ordenó la ejecución de un programa de ajuste ortodoxo con el objetivo de contener el estallido. El INDEC dio a conocer que la tasa de inflación minorista correspondiente al mes de enero cerró en torno al 20,6% con respecto a diciembre del año pasado, y los precios llegaron a aumentar hasta un 254,2% en los últimos 12 meses.

Los precios de ciertos bienes y servicios llegaron a subir no menos de un 44% mensual, como por ejemplo los servicios de corte de pelo y algunos artículos de cuidado personal. Las tarifas de transporte aumentaron un 26% mensual, y este rubro destacó entre los aumentos.

El precio promedio de los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó un 20,4% en enero (ligeramente por debajo del promedio general para el IPC), mientras que los precios de la indumentaria crecieron en un 11,9%, y los servicios de educación solamente aumentaron un 0,4% respectivamente (algo común para un mes de enero).

De no haberse instrumentado un profundo ajuste fiscal y monetario en tiempo récord, tanto la demanda de pesos como la dinámica de los precios habrían desembocado en la consumación de la tercera hiperinflación de la historia argentina. En el mes de enero se observó una ligera tendencia bajista con respecto al alza del 25,5% de diciembre, y más aún si se tiene en cuenta la tendencia estacional propia de enero.

Los desequilibrios macroeconómicos que dejó el kirchnerismo habrían convalidado una tasa de inflación mensual superior al 50% (una hiperinflación) de no haberse producido el proceso de ajuste. Esta vez, el gran esfuerzo que encabeza la sociedad tiene un horizonte por delante.

El Gobierno logró consolidar un superávit financiero (aún después de intereses) de por lo menos $1.206.985 millones en el mes de enero, denotando una estricta disciplina fiscal que el Ministro Caputo resumió como sencillamente innegociable.

Al mismo tiempo, el Banco Central bajo la tutela de Santiago Bausili logró acumular un saldo de divisas por US$ 6.000 millones de dólares desde el 10 de diciembre, consolidó la aceptación de los bonos BOPREAL como un instrumento para retirar pesos y desarmar la bomba de deuda comercial con los importadores, y finalmente se logró que la base monetaria estricta (reservas de encajes y circulante) permaneciera relativamente estable desde diciembre. Los aumentos de precios no tuvieron mayor convalidación monetaria, la inflación pierde el combustible que necesita para seguir perpetuandose