Educación y libertad: por una educación con sentido, es decir, sin Estado

Oriana Aranguren estudia Ciencias Fiscales, mención Aduanas y Comercio Exterior, y es cofundadora del capítulo Ladies of liberty Alliance (LOLA) Caracas, desde donde se promueve el liderazgo femenino en el movimiento libertario. También, es Coordinadora Nacional de EsLibertad Venezuela.

La educación, en lugar de ser un espacio para el descubrimiento y la expresión genuina, se ha convertido en un molde que hace uniforme el pensamiento, en muchos casos yendo por el camino del adoctrinamiento, consciente o inconscientemente, porque presenta una visión unilateral del mundo, evitando el debate abierto sobre temas controvertidos o imponiendo una ideología particular

Oriana Aranguren

Vivimos en una época marcada por la transformación tecnológica y mucha complejidad al momento de abordar problemas sociales. Sin embargo, a mi juicio, la educación se erige como uno de los principales que se debe abordar, ya que repercute directamente en el desarrollo humano en libertad. El debate sobre su propósito y metodología es más pertinente que nunca, porque muchas veces es aprovechado por los poderosos, no para “cultivar el alma”, esa concepción sobre “educare” que se tenía de la educación, sino para instrumentalizar y adoctrinar a las personas, con el objetivo de que sean más fáciles de gobernar.

En este contexto, es bueno preguntarse: ¿Debe la educación limitarse a ser un mero instrumento de capacitación para el mercado laboral, o debe aspirar a algo más profundo, al cultivo integral del ser, a la nutrición del alma? En este ensayo defenderé la tesis de que sólo la libertad puede servir como cimiento para una educación auténtica, una que fomente el pensamiento crítico, desate la creatividad innata y permita el florecimiento del espíritu, en contraposición a un sistema educativo que, con demasiada frecuencia, instrumentaliza, coarta la originalidad y, en última instancia, deriva en el adoctrinamiento —orquestado por el Estado para su beneficio, como es de esperarse—.

La crisis de la educación contemporánea

El panorama educativo actual, en muchos contextos, parece haber extraviado su brújula humanista. La presión por resultados medibles, la estandarización de los currículos, y la visión de la educación primordialmente como una herramienta para la empleabilidad, han conducido a una creciente instrumentalización del proceso de aprendizaje, en cuanto se prioriza la adquisición de habilidades técnicas y conocimientos específicos, a menudo en detrimento del desarrollo del pensamiento profundo, la capacidad de reflexión y la exploración autónoma del saber. Como bien se intuye en las críticas a los sistemas tradicionales que impulsaron los movimientos de una “pedagogía libertaria” en el siglo XIX y XX[1], el modelo de “ordeno y mando” y la enseñanza enfocada en la mera transmisión de información generan autómatas en lugar de individuos pensantes.

Asimismo, deriva en una limitación de la creatividad muy peligrosa, porque el énfasis se pone en la respuesta correcta, en la memorización de datos y en la conformidad con métodos preestablecidos, sofocando la curiosidad natural de las personas, sobre todo de los niños, y su capacidad para explorar soluciones novedosas. Así, surge el “miedo al error”, que es inherente a los sistemas evaluativos rígidos que inhiben la experimentación y la asunción de riesgos intelectuales, componentes esenciales del acto creativo.

De este modo, la educación, en lugar de ser un espacio para el descubrimiento y la expresión genuina, se ha convertido en un molde que hace uniforme el pensamiento, en muchos casos yendo por el camino del adoctrinamiento, consciente o inconscientemente, porque presenta una visión unilateral del mundo, evitando el debate abierto sobre temas controvertidos o imponiendo una ideología particular. De hecho, me atrevo a decir que, muy probablemente, muchos de los problemas de las democracias actuales se deban a la sumisión acrítica al orden establecido y a la masificación que anula la persona, que son resultados de una educación que no cultiva el pensamiento crítico.

Un faro de esperanza basado en la Libertad: una pedagogía libertaria

Frente a este panorama, la pedagogía libertaria, aunque a menudo malinterpretada y asociada con el desorden, ofrece una alternativa radical y profundamente humanista, ya que su núcleo reside en una confianza inquebrantable en la naturaleza intrínsecamente curiosa y creativa de las personas —principalmente niños— y en la convicción de que el aprendizaje más significativo florece en un ambiente de libertad.

Partiendo de las experiencias concretas de algunos educadores, la historia de la pedagogía libertaria es un testimonio del poder de la libertad en la formación —fungiendo como un precedente para los diversos modelos educativos en libertad que hay hoy en día, por cierto—. En este sentido, podemos mencionar a los “maestros-compañeros” de Hamburgo en los años veinte, quienes llevaron esta idea a la práctica al permitir que la actividad escolar fuera regida por la voluntad de los alumnos, sin coacción alguna para aprender. Al principio, aunque se condujo a un “caos necesario” del que emergería algo nuevo, su objetivo era vivir fraternalmente con los niños, reconociéndolos como personas completas cuya personalidad debía desarrollarse respetando al máximo su libertad. Para ellos, el único programa era el propio niño, con sus intereses y su visión del mundo.

Alexander Sutherland Neill, con su célebre escuela Summerhill, representa quizás un equilibrio dentro de esta corriente. Aunque Neill no se definía como anarquista, su escuela se fundamentaba en la libertad y en la creencia en la bondad infantil. Con este pensamiento, en Summerhill las lecciones eran optativas y los niños podían elegir no asistir durante años si así lo deseaban, porque no existía una vigilancia opresiva: los niños se vestían como querían y se les permitía vivir sin la constante interferencia adulta que, según Neill, solo produce “una generación de autómatas”[2]. La clave estaba en la autorregulación: la disciplina no era impuesta por los profesores, sino elaborada y gestionada por la propia comunidad de alumnos y maestros.

Más tarde, este espíritu encontraría eco en el movimiento de las “escuelas libres” en Estados Unidos, que experimentó un crecimiento notable a finales de los años sesenta y principios de los setenta. En estas escuelas, a menudo fundadas por padres, profesores y alumnos con planteamientos liberales o radicales, buscaban una reforma educativa radical, apartándose de la disciplina tradicional, los horarios rígidos, los exámenes constantes y los planes de estudio inflexibles, desembocando en que, en algunas de estas escuelas, el poder llegara a estar en manos de los estudiantes, quienes contrataban profesores y formulaban la filosofía del centro, demostrando una confianza absoluta en la capacidad y el deseo de aprender de los jóvenes.

Figuras como Ellen Key llevaron la idea de la libertad infantil a sus consecuencias más extremas, llegando a afirmar que “el gran misterio de la educación consiste en no educar”. Más allá de si estamos o no de acuerdo con su postura —que puede parecer exagerada—, lo cierto es que subraya un profundo respeto por la autonomía del niño y su capacidad para auto-dirigir su desarrollo. En esta misma línea encontramos a Ferrer Guardia, en España, con su Escuela Moderna, quien intentó sustraer a los hijos del pueblo de una educación tradicional que generaba servidumbre, buscando la emancipación del niño a través del contacto con la naturaleza y el desarrollo espontáneo.

La Libertad como marco para cultivar el pensamiento crítico y la creatividad

Las experiencias de la pedagogía libertaria, con sus éxitos y con sus fracasos o desafíos, ilustran una verdad fundamental: no se trata de que libertad sea simplemente la ausencia de restricciones, sino en lo que esto se traduce, a saber, en la condición necesaria para el cultivo del alma. Cuando un niño se siente libre para explorar sus intereses, para cuestionar, para cometer errores sin temor al castigo, y para participar activamente en la construcción de su propio aprendizaje, se sientan las bases para un pensamiento verdaderamente profundo. No por nada, como ya mencioné antes, han surgido varios estilos de educación en distintas partes del mundo que han optado por este tipo de enseñanzas, aunque con metodología —fundamentada en la libertad, no limitándola—.

No es de extrañar que en un ambiente de libertad la curiosidad se convierta en el motor del aprendizaje, porque éstos no aprenden porque se les obliga, sino porque desean comprender el mundo que les rodea —son curiosos por fuerza natural, por eso viven preguntando cada momento: ¿Por qué?, ¿Y por qué?, ¿Y por qué?, y después le sigue otro ¿Por qué?—. Esta motivación intrínseca es mucho más poderosa y duradera que cualquier incentivo externo. Es decir, la libertad permite que el aprendizaje sea un acto de descubrimiento personal, donde el conocimiento se integra de manera significativa en la estructura cognitiva del individuo, en lugar de ser una colección de datos memorizados superficialmente —que luego se olvidan, porque no hay aprendizaje real, porque si lo hubiera, no se olvidara. En circunstancias normales, nadie aprende a manejar una bicicleta y luego lo olvida, por ejemplo.—. La creatividad, esa capacidad tan valorada pero tan a menudo reprimida, encuentra en la libertad su terreno más fértil.

Un niño que no está constreñido por la rigidez de un currículo único o por la expectativa de una única respuesta correcta, se atreve a imaginar, a experimentar con ideas divergentes, a combinar conceptos de formas novedosas. Si se elimina la presión de los exámenes estandarizados y las calificaciones constantes, se puede crear un espacio seguro para la exploración creativa, donde incluso el juego, la experimentación y la libre expresión artística y manual se conviertan en herramientas para el crecimiento.

Además, por si fuera poco, la educación en libertad fomenta la responsabilidad y la autonomía, ya que los niños participan en la toma de decisiones sobre su aprendizaje y la vida de su comunidad escolar, desarrollando un sentido de pertenencia y un compromiso activo. ¡Aprenden a gobernarse a sí mismos, a negociar, a resolver conflictos y a asumir las consecuencias de sus elecciones! Es más, esta es una preparación mucho más efectiva para una vida adulta plena y participativa que la sumisión pasiva a la autoridad.

Desafíos de una educación en libertad: quizá una utopía necesaria

Es innegable que la implementación de una pedagogía basada en la libertad presenta desafíos, pues requiere educadores profundamente comprometidos, con una gran confianza en los niños y una capacidad para guiar sin imponer; exige también un cambio de mentalidad en la sociedad y en los propios padres, muchos de los cuales han sido formados en sistemas autoritarios y pueden sentir desconfianza ante la ausencia de estructuras rígidas. Asimismo, las experiencias de Hamburgo, por ejemplo, enfrentaron dificultades económicas, falta de maestros competentes y errores pedagógicos, lo que sugiere que una revolución pedagógica quizás deba ir de la mano de una transformación social más amplia; y en la actualidad, recurrir a modelos educativos con metodologías requiere de un nivel de recursos que muchos no poseen.

Sin embargo, las dificultades no invalidan el ideal. Es posible que, si las personas se hacen conscientes de la necesidad de la libertad en el proceso educativo, en todos los niveles, pero principalmente en las primeras etapas de la vida humana, y se comience a exigir por ello, con el tiempo la libertad sea admitida en las aulas de clases —si es que siguen existiendo aulas—. Esa, sin duda, aunque pueda parecer lejana, es una meta necesaria si aspiramos a formar seres humanos completos, críticos y creativos, capaces de construir un futuro mejor, porque si no, la alternativa es perpetuar un sistema que lleva a la mutilación del espíritu del niño y a la formación de individuos sin pasión, sumisos, indiferentes y sin pensamiento crítico. El trabajo, entonces, no lo tiene el Estado, sino, principalmente, los padres, y los ciudadanos que nos interesamos por una sociedad mejor.


[1] Ver: Carlos Saura Garde. Una pedagogía libertaria. Puede acceder al texto en: https://www.academia.edu/37027300/UNA_PEDAGOG%C3%8DA_LIBERTARIA?sm=b (Consultado el 18 de mayo de 2025). Los ejemplos que se mencionan aquí, son brevemente recogidos en este texto.

[2] Ibidem.

Venezuela: un caso de estudio sobre la educación libre como respuesta a la crisis institucional

Oriana Aranguren estudia Ciencias Fiscales, mención Aduanas y Comercio Exterior, y es cofundadora del capítulo Ladies of liberty Alliance (LOLA) Caracas, desde donde se promueve el liderazgo femenino en el movimiento libertario. También, es Coordinadora Nacional de EsLibertad Venezuela.

La precaria situación en Venezuela ha actuado como un catalizador involuntario para que emerja espontáneamente un orden de educación impulsado por la sociedad civil, redefiniendo el acceso, la calidad y el propósito del aprendizaje, especialmente para las poblaciones más vulnerables.”

Oriana Aranguren

Para nadie es un secreto la crisis institucional que se vive en Venezuela desde hace muchos años, empeorando cada vez más. Dicha crisis que se ve reflejada en cada aspecto de nuestra vida, pero una de las cosas que más resalta es la educación en el país, un sector donde el 54% de la infraestructura no está en condiciones de recibir a estudiantes en las aulas, el 72% de los maestros han desertado debido a salarios precarios y malas condiciones, y la matrícula escolar ha disminuido un 46%[1], por lo cual 2.5 millones de estudiantes se encuentran fuera del sistema escolar. Asimismo, la percepción de la calidad educativa refleja que la calidad es mala, o no se cumple la regularidad necesaria en asistencia a clases, o los profesores no están capacitados para enseñar, y quienes sí están capacitados son muchas veces intimidados por las autoridades escolares y representantes del Ministerio de Educación, matando los incentivos para hacer las cosas bien, entre muchas otras cosas[2].

Más allá de los datos, muchos son los testimonios de directores y maestros a lo largo del país que pintan un cuadro desolador: techos que se desploman con la lluvia, ausencia crónica de servicios básicos como agua potable y electricidad, y carencia total de mobiliario y material pedagógico. En Maracaibo, por ejemplo, se documentan casos de maestras que deben impartir clases bajo un árbol porque las aulas son inhabitables, utilizando pizarras agrietadas y sillas de plástico donadas[3]. Así, nos encontramos en un escenario donde no solo se impide el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que convierte a las escuelas en un entorno de riesgo físico para los pocos niños y docentes que aún asisten, más por amor al arte de enseñar —en el caso de muchos profesores— que por recibir beneficios monetarios por su gran trabajo y esfuerzo.

No conforme con esto, el Estado, que dice velar por el “derecho a la educación”, no proporciona a las instituciones los materiales pedagógicos, deportivos, utensilios de cocina ni mobiliario necesarios para un adecuado desarrollo del sistema educativo[4]. De hecho, cómo ya mencioné, elimina todos los incentivos para el buen desarrollo de la educación —el paupérrimo salario de los docentes, por ejemplo—. Sin embargo, esta es la tragedia, pero no toda la historia.

La educación venezolana al margen del sistema

Resulta que en este colapso sistémico del sistema educativo formal venezolano ha surgido un ecosistema de aprendizaje alternativo, descentralizado y de base comunitaria que abarca desde el homeschooling estructurado hasta, de manera más significativa, la proliferación de “microescuelas” o “casas de tareas dirigidas” en los sectores más empobrecidos, lo cual representa una respuesta de resiliencia social sin precedentes. Es decir, la precaria situación en Venezuela ha actuado como un catalizador involuntario para que emerja espontáneamente un orden de educación impulsado por la sociedad civil —familias que demandan educación y maestras que la ofrecen como un emprendimiento de subsistencia—, redefiniendo el acceso, la calidad y el propósito del aprendizaje, especialmente para las poblaciones más vulnerables. Todo ello ha tenido un impacto inmediato profundamente positivo, a pesar de los desafíos monumentales en términos de regulación, equidad y reconocimiento.

La investigación del profesor Antonio Canova

El profesor Antonio Canova ha denominado a este proceso como un “orden espontaneo” en la educación[5], el mercado en su forma más pura, impulsado por la oferta y la demanda más fundamentales, a saber: padres desesperados por el futuro de sus hijos y la oferta de personas más o menos capacitadas que se niegan a dejar morir a su vocación, beneficiándose ambos lados mutuamente. Si bien es cierto que el fenómeno que emerge en el país no se ajusta nítidamente a métodos de estudios alternativos específicos —como Monntessori, Waldorf, ABP, entre otros—, que a menudo presuponen un nivel de recursos —tiempo parental, capital cultural y estabilidad económica— inaccesible para la vasta mayoría de la población afectada por la crisis humanitaria en el país, en las zonas populares venezolanas se puede observar un modelo híbrido, forjado por la necesidad y la pobreza, que se asemeja a una educación comunitaria de emergencia —más que a un movimiento pedagógico planificado— en el que maestros, habiendo abandonado el sistema público por salarios insostenibles, abren las puertas de sus modestas viviendas para atender a los niños de sus vecinos a cambio de una tarifa mínima, a menudo simbólica[6].

Algunas de estas microescuelas incluyen a los padres en el proceso de aprendizaje del niño, otras no, pero, a pesar de que podría considerarse una tercera vía[7], el punto en cuestión es que se observa una innovación social autóctona como respuesta orgánica al colapso del sistema educativo. Es decir, puede que alguien diga que no se trata de una elección proactiva, impulsada por convicciones filosóficas, pedagógicas o religiosas, sobre la educación fuera del sistema formal, orquestado por el Estado, y hasta cierto punto es cierto, ya que para muchos en Venezuela las microescuelas no son una elección entre una gran cantidad de opciones, sino una consecuencia ineludible, una respuesta reactiva y pragmática ante el vacío absoluto dejado por un sistema educativo que ha colapsado en todas sus dimensiones. Puede que no se trate de familias que rechazan la escuela por convicción, sino de familias a las que la escuela ha abandonado. Pero, a pesar de todo ello, es un avance en la cultura de las formas en que las personas pueden educarse y, sobre todo, una clara muestra de que no se necesita del Estado para satisfacer necesidades básicas, porque el mismo mercado —que son personas con necesidades que interactúan y se coordinan entre sí, es decir, personas como usted y como yo— se encarga de suplirlas[8].

Lo que debería hacer el Estado venezolano

Las microescuelas en Venezuela, por ahora, son un mecanismo de mitigación de daño, ofrecen resiliencia académica a través del aprendizaje personalizado, fomentando habilidades críticas para la supervivencia en un entorno de incertidumbre y proveyendo un refugio psicosocial frente a la descomposición del entorno escolar formal, pero puede extenderse y cambiar el paradigma, beneficiando aún más a las personas en extrema pobreza[9]. La ventaja más inmediata y tangible de estos modelos educativos, desde las microescuelas de Petare o Montalbán hasta el homeschooling estructurado, es su capacidad para ofrecer un aprendizaje personalizado. En un contexto donde los estudiantes arrastran años de escolaridad deficiente, la instrucción masificada y estandarizada es ineficaz, pero las alternativas permiten que el aprendizaje se adapte al ritmo y a las necesidades específicas de cada individuo, enfocándose en cerrar las lagunas fundamentales en lectura, escritura y matemáticas.

De hecho, no son pocos los estudios que muestran que el enfoque individualizado, o en pequeños grupos, mejora significativamente la comprensión, la retención del conocimiento y, crucialmente, la motivación del estudiante, ya que se centra en los intereses y habilidades del niño, haciendo que el aprendizaje, en lugar de experiencia de frustración, se convierta en un proceso de descubrimiento[10]. La educación fuera de las rígidas estructuras estatales fomenta, por su propia naturaleza, un conjunto de habilidades que son cruciales para la supervivencia y el progreso en un entorno de crisis e incertidumbre. Al no estar atados a un currículo obsoleto y a métodos de enseñanza pasivos, los estudiantes desarrollan mayor autonomía, responsabilidad y capacidad de autogestión, promoviendo así el pensamiento crítico y la resolución de problemas, ya que los estudiantes son constantemente desafiados a aplicar el conocimiento a situaciones del mundo real. Asimismo, los padres se ven empujados por el contexto, mucho o poco, a ser partícipe de la educación de su hijo, incentivando la cohesión social. Ante toda esta realidad, el Estado venezolano debería aceptar sus fallas y quitar todos los obstáculos burocráticos al sistema educativo para potenciar al máximo la creatividad innata en las personas que tienen soluciones a estos problemas concretos, más si son en entornos precarios y de mucha incertidumbre. Y, para empezar, sólo para empezar, una forma de hacerlo sería comenzar a reconocer formalmente esta preparación de los niños y jóvenes en los diferentes barrios populares.


[1] El Nacional. 2025. Crisis educativa en Venezuela: Fundaredes revela deserción masiva de docentes y estudiantes. Ver en: https://www.elnacional.com/2025/01/crisis-educativa-en-venezuela-fundaredes-revela-desercion-masiva-de-docentes-y-estudiantes/ (Cit. 19/09/2025).

[2] El País. 2025. El colapso del sistema educativo venezolano: anatomía de una caída. Ver en: https://elpais.com/america-futura/2025-07-23/el-colapso-del-sistema-educativo-venezolano-anatomia-de-una-caida.html (Cit. 19/09/2025).

[3] Ibidem.

[4] Fundaredes. 2024. Informe: Consulta nacional educativa 2024. Ver en: https://www.fundaredes.org/2024/12/17/informe-consulta-nacional-educativa-2024/ (Cit. 19/09/2025).

[5] Canal de YouTube: La Patilla. 2025. Cómo mejorar el sistema educativo en Venezuela con Antonio Canova. https://www.youtube.com/watch?v=iVlPc4PePZ8 (Cit. 19/09/2025).

[6] Tal Cual. 2020. La educación a distancia trajo de vuelta a la escuelita del barrio. Ver en: https://talcualdigital.com/la-educacion-a-distancia-trajo-de-vuelta-a-la-escuelita-del-barrio/ (Cit. 19/09/2025). Y ver: Nicole Kolster. 2022. Escuelas “alternativas” florecen en barrio de Venezuela ante fallas de educación pública y bajos salarios. En: https://www.vozdeamerica.com/a/escuelas-alternativas-florecen-en-barrio-de-venezuela-ante-fallas-de-educacion-publica-y-bajos-salarios/6598748.html (Cit. 19/09/2025).

[7] No es estrictamente homeschooling o unschooling, sino un modelo de microescuelas o casa de tareas dirigidas que fusiona elementos de ambos por pura pragmática de supervivencia. Aunque algunas de estás microescuelas cuentan con el apoyo y la participación de los representantes.

[8] Al respecto, revisar la intervención del profesor Antonio Canova en el Primer Encuentro de la Alianza Nacional Todos por la Educación, recogida por RunRunEs. Puede acceder en: https://runrun.es/el-megafono/449481/canova-es-una-necedad-seguir-planteando-que-sea-el-estado-el-que-nos-eduque/?tztc=1 (Cit. 19/09/2025). El profesor sostiene, con justa razón, fundamentado en sus propias investigaciones sobre el fenómeno en Venezuela, que es una necedad seguir planteando que el Estado debe ser el encargado de educar, cuando los hechos apuntan a todo lo contrario. En las investigaciones del profesor Canova, que no son meramente teóricas, sino empíricas, nos encontramos con que en Moltalbán, una zona pobre en el Estado Carabobo, Venezuela, el pueblo cuenta con 63 microescuelas espontaneas, siendo algo que se extiende a otras zonas del país. Según sus propias mediciones, alrededor del 30% de la población infantil de Venezuela ya estaría recibiendo su educación principal a través de estas escuelas informales. A partir de esta evidencia, el profesor Canova aboga por una conclusión radical: la solución a la crisis educativa no pasa por intentar reconstruir el monopolio estatal fallido, sino por liberar las fuerzas creativas de la sociedad.

[9] El modelo económico que sustenta estas microescuelas es una prueba contundente de la valoración que las familias más pobres otorgan a la educación. Contrario a los socialistas que salen con grandilocuencias para defender la “educación gratis” para favorecer a los más “desfavorecidos”, el caso venezolano muestra que, en un contexto de pobreza extrema, los padres realizan un esfuerzo significativo para pagar cuotas que oscilan entre 1 y 10 dólares semanales por niño, algunas veces pagando en especie, con alimentos u otros bienes. Este intercambio, aunque modesto, permite a las maestras-emprendedoras obtener un ingreso superior al que percibirían en el sistema público, creando un incentivo para permanecer en la labor educativa. De esta manera, el sistema de microescuelas no solo provee un servicio educativo donde antes no lo había, sino que también genera un micro-mercado que revaloriza la profesión docente desde la base.

[10] Gonzalo Velasco, Mónica Guerrero, et al. 2023. La educación personalizada: un enfoque efectivo para el aprendizaje. Publicado en la revista científica Ciencia Latina. En: https://www.researchgate.net/publication/370545019_La_Educacion_Personalizada_Un_Enfoque_Efectivo_Para_el_Aprendizaje (Cit. 19/09/2025).

Se suspenden las ayudas para investigación a la Universidad de California por «antisemitismo» y «sesgos» en el campus

La Administración del presidente estadounidense, Donad Trump, ha suspendido algunos fondos de investigación concedidos a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) debido a preocupaciones relacionadas con muestras de antisemitismo y parcialidad en el campus, según han informado las autoridades académicas de la institución.

«Recientemente, hemos recibido la notificación de que el Gobierno federal suspende ciertos fondos de investigación a UCLA. Esto no solo representa una pérdida para nuestro profesorado e investigadores, sino también para las personas de todo el país que dependen de los avances e innovaciones que se originan aquí», ha lamentado el rector de la universidad, Julio Frenk, en un anuncio en X.

Respecto a la acusación de «antisemitismo y sesgo» como razones para la suspensión de fondos, Frenk ha insistido en que comparte «el objetivo de erradicar el antisemitismo», comportamiento que «no tiene cabida en el campus ni en la sociedad», ha manifestado su «compromiso personal de combatir el fanatismo en todas sus formas».

En este marco, el rector ha advertido de que la suspensión podría poner en riesgo cientos de subsidios procedentes del Departamento de Energía, la Fundación Nacional de Ciencias y los Institutos Nacionales de Salud, entre otras instituciones.

No obstante, el responsable de la institución académica ha aseverado que la universidad «se ha estado preparando» para anuncios gubernamentales como este y ha revelado que cuentan con «planes de contingencia listos» y que están «haciendo todo lo posible» para responder a este «difícil momento».

«Lidero un equipo enfocado en la investigación que se reúne todos los días y estaremos en comunicación constante a medida que avancemos. Este es un momento difícil, pero conozco (nuestro) espíritu. Hemos enfrentado desafíos serios antes, y los superamos porque permanecemos unidos. Somos una sola UCLA», ha afirmado, sin ocultar su preocupación ante una retirada de fondos que afecta a áreas que considera deberían ser «prioridades nacionales».

Así, Frenk ha incidido en que la supresión del financiamiento a «investigaciones que salvan vidas» no es en absoluto la forma de «resolver las acusaciones de discriminación».

«Cada día, la investigación en UCLA salva vidas y sirve a nuestras comunidades. Y las subvenciones que recibimos conducen a descubrimientos médicos, avances económicos, una mejor seguridad nacional y mayor competitividad global», ha agregado.

Universidad de Columbia pagará unos USD$ 200 millones para restaurar los fondos cortados por Trump

La Universidad de Columbia ha accedido a pagar USD$ 200 millones para restaurar los fondos federales que le fueron recortados por la Administración Trump por su —supuesta— violación de las leyes contra la discriminación, en relación con las protestas propalestinas que Washington tildó de antisemitas.

Para la prestigiosa universidad se trata de «un importante paso adelante después de un prolongado periodo de escrutinio federal e incertidumbre institucional», mientras que para el presidente, Donald Trump, es un «acuerdo histórico» que incluye además el fin de algunas «ridículas políticas» de Columbia.

Cabe recordar que, el pasado mes de marzo, Trump canceló USD$ 400 millones en subvenciones al considerar que estaba permitiendo dentro de sus instalaciones manifestaciones antisemitas y la persecución de estudiantes y docentes judíos e israelíes.

Tras ello, Columbia accedió a las demandas que le fueron impuestas a cambio de negociar la vuelta de unos fondos de los que dependían cientos de proyectos de investigación, como prohibir el uso de mascarillas en las protestas, o contratar a más personal de seguridad y a un nuevo vicerrector encargado de supervisar el departamento de Estudios sobre Oriente Próximo.

Estos 200 millones de dólares serán abonados el Gobierno Federal en concepto de multa durante los próximos tres años, además de otros USD$ 21 millones para resolver las investigaciones de la comisión de igualdad de oportunidades, que Trump fija como una indemnización a los «trabajadores judíos que fueron perseguidos».

Trump ha celebrado la decisión del centro y, lejos de dar por cerrado la campaña de presión sobre las universidades del país, ha advertido en Truth Social de que «se avecinan» otras muchas que «han perjudicado a tantos, han sido tan injustas y desiguales, y han gastado incorrectamente dinero federal.

El presidente estadounidense también ha celebrado que con este acuerdo la universidad haya dejado de lado «sus ridículas políticas» de diversidad y equidad y que a partir de ahora solo acepten estudiantes «basándose únicamente en el mérito».

Cabe señalar que varias universidades fueron centro de multitudinarias protestas contra la campaña militar lanzada por el Ejército de Israel contra la Franja de Gaza, entre ellas Harvard, que no ha accedido a las presiones de Trump y denunció al Gobierno por amenazar con quitarle la financiación.

EE. UU. investiga la participación de Harvard en el programa de estudiantes de intercambio

La Administración de Donald Trump ha anunciado este miércoles la apertura de una investigación sobre la elegibilidad de la Universidad de Harvard como patrocinador del programa de estudiantes de intercambio, en medio de la campaña del Gobierno estadounidense contra las instituciones educativas bajo el argumento de inacción ante el antisemitismo en sus campus.

«Todos los patrocinadores que participan en este programa deben cumplir plenamente con las regulaciones para visitantes de intercambio, ser transparentes en la presentación de informes, y demostrar su compromiso con el fomento de los principios de intercambio cultural y entendimiento mutuo que fundamentaron el programa», ha dicho el secretario de Estado, Marco Rubio.

A través de un comunicado, el jefe de la diplomacia estadounidense ha subrayado que, «para mantener su privilegio de patrocinar visitantes de intercambio, deben cumplir con todas las regulaciones, incluyendo la realización de sus programas de una manera que no socave los objetivos de política exterior ni comprometa los intereses de seguridad nacional».

«El pueblo estadounidense tiene derecho a esperar que sus universidades defiendan la seguridad nacional, cumplan con la ley y proporcionen entornos seguros para todos los estudiantes. La investigación garantizará que todos los programas del Departamento de Estado no sean contrarios a los intereses de nuestra nación», ha agregado Rubio.

En este contexto, Trump promulgó a principios de junio una proclamación con la que pretende impedir que la Universidad de Harvard admita a estudiantes extranjeros, si bien sus aspiraciones han sido bloqueadas por el poder judicial.

La decisión de Trump obligaba a Harvard a rechazar a los estudiantes extranjeros durante el curso académico 2025-2026, obligándolos a trasladarse a otra universidad «o perder su estatus legal». En este contexto, añadía, para recuperar el certificado antes del próximo año académico, Harvard «debe proporcionar toda la información requerida».

UCV mantiene pruebas internas para nuevos ingresos, pese a medidas del narcorégimen

Caracas. – La Universidad Central de Venezuela (UCV) informó este pasado jueves, que continuará aplicando el mecanismo de pruebas internas para la admisión de nuevos estudiantes, pese a las medidas que el narcorégimen pretende aplicar a través del ministerio de educación superior.

La decisión fue tomada por el Consejo Universitario de la UCV, el cual aprobó continuar con la segunda fase del Sistema de Ingreso por Mérito Académico y Diagnóstico Integral 2025 (Simadi 2025).

La casa de estudios reveló en un comunicado publicado en Instagram que la decisión está fundamentada en el artículo 109 de la Constitución, que garantiza la autonomía universitaria, y en el artículo 26 de la Ley de Universidades, que establece la facultad de las instituciones para organizar sus procesos de admisión conforme a criterios académicos.

En este marco, indicó que los aspirantes que participen en este proceso recibirán oportunamente información sobre su avance a través de los canales oficiales de la secretaría.

Según explicó la UCV, la prueba busca realizar un “diagnóstico de los conocimientos adquiridos”, evaluación que se complementa con «el promedio de notas obtenidas durante su formación en los primeros cuatro años de educación media».

El narcorégimen chavista pretende suprimir todas las pruebas internas de admisión en las universidades públicas del país, para asignar los cupos de nuevos ingresos a dedos, y con ello, incrementar aún más su fallido, pero terrible, control social.

María Corina denuncia las condiciones miserables en las que encuentran los docentes venezolanos

Caracas. – La terrible y miserable situación de los educadores en Venezuela, fue denunciada este pasado jueves por María Corina Machado, quien condenó los bajísimos salarios a los cuales la Narcotiranía chavista somete a los docentes.

En un mensaje publicado en su cuenta de X, Machado lamentó que «un maestro hoy en Venezuela tiene un salario de entre 5 y 10 dólares al mes, más 40 dólares en cestatickets (bono de alimentación) y unos ‘bonos’ —que no generan prestaciones— por el orden de 120 dólares mensuales. Esto significa hambre».

Igualmente, dijo que los educadores se ven obligados a complementar sus ingresos con otros trabajos o simplemente no presentarse a clases. Resaltó que “en muchas escuelas públicas se dictan clases solo dos o tres días a la semana”, una modalidad conocida como “horario mosaico” que ha sacrificado la continuidad educativa.

Sobre las arbitrariedades de las que son víctimas los docentes, la dirigente dijo: «Durante el año escolar 2024-2025, más de 40.000 maestros han sido despedidos y a más de 8.000 le han suspendido arbitrariamente sus pagos en el mes de junio».

También criticó, que “ni en un país en guerra” la educación “queda postrada como está hoy” en la nación caribeña, en donde alertó que las escuelas tienen problemas de infraestructura, en el plan de alimentación y “un déficit enorme de docentes”.

Asimismo, Machado advirtió que millones de niños venezolanos crecen sin educación adecuada, una situación que calificó de “generacional”. “Nuestros niños no reciben educación”, afirmó, refiriéndose al impacto de la crisis en el tejido social y el futuro del país.

Pero, prometió que una vez derrotado el narcorégimen, liderará la reconstrucción de sistema educativo del país: «Apenas saquemos a Maduro iniciaremos la construcción del mejor Sistema de Educación Pública del mundo».

Estudiantes universitarios de EE. UU. desconocen figuras históricas

Esta semana, la reconocida organización Prager U se acercó a la Universidad de El Paso, Texas, para cuestionar a los estudiantes sobre ciertas figuras públicas, tanto del presente como históricas, con el objetivo de evaluar si los estudiantes están familiarizados con la historia del país y del continente.

El encargado de realizar las entrevistas fue Franklin Camargo, representante y vocero de Prager U español, quien se valió de un juego de reconocimiento de imágenes para explorar el conocimiento de los estudiantes universitarios de figuras históricas de EE. UU. y la comunidad hispana.

En este marco, Camargo pudo observar cómo la mayoría de los jóvenes están familiarizados con los artistas, músicos o celebridades modernas, pero dudan al momento de responder sobre figuras políticas, históricas y del presente.

Las respuestas a las entrevistas invitan a plantear una profunda reflexión sobre la educación y la cultura, dado que es importante conocer la historia y la política del presente para saber en qué sociedad nos encontramos y, en buena medida, accionar en búsqueda de un mundo mejor.

En última instancia, es saber de donde venimos; en donde estamos; hacia dónde vamos, dadas las circunstancias presentes; hacia dónde queremos ir; y qué acciones llevar a cabo para alcanzar el mundo deseado.

Como bien decía Ortega y Gasset, en su obra: «Historia como sistema», si existe pasado, es siempre presente y actuando sobre nosotros, porque es lo que determina en dónde estamos hoy, por lo cual hay que conocerlo.

Para finalizar, cabe señalar que este reportaje se suma a los numerosos «Man on the Street» (Hombre en la calle) que realiza Prager U con la finalidad de destacar y denunciar el desconocimiento político, económico, histórico y en otras áreas que caracteriza a un sector importante de la población estadounidense. Todos ellos los puede encontrar en su canal de YouTube.

La Administración Trump dice que la Universidad de Columbia incumple estándares de acreditación por antisemitismo

El Departamento de Educación de EE. UU. ha acusado este miércoles a la Universidad de Columbia de violar las leyes antidiscriminación y, por tanto, incumplir los estándares de acreditación de la institución educativa, alegando preocupaciones sobre antisemitismo por las protestas contra la ofensiva israelí en la Franja de Gaza en su campus.

«Tras el ataque terrorista perpetrado por Hamás el 07 de octubre de 2023 contra Israel, la dirección de la Universidad de Columbia ha actuado con deliberada indiferencia ante el acoso a estudiantes judíos en su campus. Esto no solo es inmoral, sino también ilegal», ha señalado la secretaria de Educación, Linda McMahon, que señala que las entidades acreditadoras «tienen una enorme responsabilidad pública como garantes de la ayuda federal para estudiantes».

A través de un comunicado, ha indicado que «los acreditadores universitarios tienen la obligación de garantizar que las instituciones cumplan con sus estándares», razón por la que ha mostrado su esperanza de que la comisión mantenga al Departamento «plenamente informado sobre las medidas adoptadas para garantizar el cumplimiento de Columbia con los estándares de acreditación, incluidas las leyes federales de derechos civiles».

Cabe señalr que, el mes pasado, las autoridades estadounidenses acusaron a la Universidad de Columbia de violar la ley federal de derechos civiles al actuar con «indiferencia deliberada» hacia el acoso de estudiantes judíos en el campus desde el 07 de octubre de 2023.

Trump pide a las agencias federales rescindir los contratos con la universidad de Harvard

La Administración del presidente de EE. UU., Donald Trump, ha pedido este martes a las agencias federales rescindir los contratos que mantengan con la Universidad de Harvard en la medida de lo posible en un nuevo embiste contra el centro educativo, al que ha acusado de ser «antisemita» por permitir manifestaciones a favor de Palestina.

La Casa Blanca ha indicado que ha enviado una carta a todas las agencias pertinentes para que «identifiquen estos contratos y los suspendan o redirijan» a medida que el conflicto se profundiza. Estos podrían constituir una suma de unos USD$ 100 millones, según la cadena NBC.

Esta medida encaja con las palabras vertidas recientemente por Trump, que ha desatado una guerra contra la universidad, a la que ha ordenado suspender las matriculaciones de extranjeros por considerar que los países de procedencia de estos alumnos «no pagan nada».

«Me pregunto por qué Harvard no cuenta que casi un 31% de sus estudiantes proceden de tierras extranjeras y que esos países, alguno de los cuales no son nada amigos de EE. UU., no pagan nada de la educación de sus estudiantes, ni tienen intención de hacerlo», manifestó Trump durante el fin de semana a pesar de que la Justicia haya paralizado de momento la orden.

El lunes, el magnate neoyorquino afirmó que «ganará» la disputa que mantiene con la que es una de las universidades de mayor prestigio del mundo e insistió en la necesidad de que esta deje de aceptar a estudiantes extranjeros.