Caracas. – El narcotirano de Venezuela, Nicolás Maduro, por cuya captura Estados Unidos ofrece USD$ 50 millones, expresó este pasado lunes temer por traiciones internas, y de un quiebre del chavismo, debido a supuestos agentes infiltrados en su aparato criminal.

Maduro, líder del «Cartel de los Soles» chavista, admitió la posibilidad de que grupos infiltrados en su red criminal le hagan daño, al punto que confesó no poder dormir por ello.

«Nosotros no dormimos, pero el imperialismo tampoco. Los últimos hallazgos, de grupos infiltrados que tienen años simulando ser chavistas, que tienen años poniéndose las franelas con los ojos de Chavez y empiezan a trabajar, descontentos naturales, se arropan con una ONG, como está demostrado, reciben miles de euros y dólares, inclusive se da el caso no solo que reciben plata de la USAID (…)», dijo durante un acto político televisado.

En este sentido, agregó: «La USAID, que es el instrumento del imperio norteamericano para desestabilizar y tumbar gobiernos progresistas en el mundo, para infiltrar sectores políticos, para gobernar el mundo, la USAID y otros instrumentos».

Por el caso de las filtraciones, acusó a la Fundación Rosa Luxemburgo, con sede central en Alemania, de financiar a personas que fueron alguna vez de izquierda o que, aseguró, simulan serlo para «atacar desde adentro» a su narcorégimen.

«Rosa Luxemburgo es nuestra heroína, nuestra, de los socialistas auténticos, de los revolucionarios auténticos, pero entonces crearon una fundación, ONG Rosa Luxemburgo, para captar y financiar gente que alguna vez fue de izquierda o que simula ser de izquierda (…) y le dijeron, mantente en el discurso de izquierda para atacar desde adentro y destruir a Maduro», admitió el tirano revelando su temor.

Asimismo, dijo que hay una investigación en «pleno desarrollo» por lo que, sostuvo, no podía dar más detalles de esta información.

«Mucho cuidado con el entrismo, el divisionismo y el [dinero] que ponen las potencias europeas y el imperialismo para tratar con un discurso de izquierda, tratar de horadar la unión popular que nosotros debemos solidificar de manera permanente con la verdad, con el trabajo, con la lucha, con el sacrificio y con las soluciones de los problemas de nuestro pueblo», advirtió finalmente Maduro, sobre una de las amenazas que se cierne sobre el sistema delictivo que controla.

Caracas. – El líder de la organización terrorista «Cartel de los Soles», Nicolás Maduro, amenazó este pasado lunes con desplegar 4.5 millones de milicianos en todo el país, así como a armar a obreros del chavismo, en respuesta a los recientes movimientos militares realizados por EE. UU. para contrarrestar a su red criminal.

Maduro se atrevió a asegurar que su país enfrenta amenazas “extravagantes” y “estrafalarias” por parte de EE. UU. “Esta semana voy a activar un plan especial para garantizar la cobertura con más de 4,5 millones de milicianos de todo el territorio nacional”, dijo durante un acto político televisado.

Criticó las decisiones tomadas por Washington tras la designación como organización terrorista del cartel del narcotráfico que dirige, pronunciamiento tras el cual la administración Trump tomó la decisión firme de combatirlo.

“Salieron adelante con sus fusiles, sus misiles, sus tanques, sus aviones…”, se quejó el jefe narcotraficante, sobre las movilizaciones ordenadas por el Gobierno estadounidense.

Igualmente, dijo: “nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras la defendemos nosotros” y añadió “ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela”. También aseguró que todavía no le pedirá a Colombia unir los ejércitos de ambos países.

Maduro convocó, además, a conformar milicias campesinas y obreras para la defensa de la soberanía. Ofreció armar con fusiles a los trabajadores afectos al chavismo, para que defiendan con «sus vidas» a las empresas del Estado y al aparato criminal que él representa.

Cabe recordar que, por información que conduzca a la captura de Maduro, el Departamento de Estado estadounidense ofrece la suma de USD$ 50 millones, la cifra más alta —hasta ahora— ofrecida por ese país por una figura considerada enemigo público número uno.