Los precios minoristas registraron un aumento irrisorio en el último mes del año, y la tasa de inflación anual se mantuvo como una de las más bajas del mundo.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) confirmó que los precios minoristas de Brasil registraron un aumento de solo el 0,52% durante el mes de diciembre, en línea con los pronósticos de los mercados y las proyecciones realizadas por el Banco Central.
Brasil recuperó la estabilidad y se encuentra en un sendero de desinflación. La tasa de inflación mensual promedió solamente el 0,02% durante el segundo semestre del año, mientras que en el primer semestre se había observado un aumento promedio del 0,9%.
El ritmo de aumento mensual de los precios minoristas es actualmente similar al promedio observado entre 2017 y 2020, un período en el cual Brasil mantuvo una inflación que no superó el 5% interanual.
La medición de la expansión de precios acumulada en los últimos 12 meses también es evidencia del proceso desinflacionario. La inflación interanual retrocedió al 5,9% en el mes de diciembre, después de haber alcanzado un máximo de hasta el 12,13% en abril. Brasil registra la tasa de inflación acumulada de 12 meses más baja desde febrero de 2021. El resultado efectivamente observado fue muy similar a la proyección de 5,7% realizada por la autoridad monetaria del país.
La inflación interanual de Brasil para el cierre del año 2022 se sitúa por debajo de países como Alemania, España, Reino Unido, Francia, Italia, Estados Unidos, Australia, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Países Bajos, entre muchos otros.
El programa económico de Jair Bolsonaro sentó las bases para recuperar la estabilidad de precios, después de los importantes desequilibrios incurridos en la pandemia o heredados de administraciones anteriores.
Bolsonaro mantuvo una estricta política de disciplina fiscal sobre el Gobierno federal, un hecho que eliminó por completo la posibilidad de monetizar el déficit, y de esta manera dotó de credibilidad y reputación al Banco Central liderado por Roberto Campos Neto.
La totalidad del déficit fiscal de Brasil se explica exclusivamente por el pago de intereses de deuda, pero el Gobierno federal es solvente y es capaz de costear todos sus gastos corrientes con recursos tributarios genuinos, sin la necesidad de acudir a un rescate monetario.
Asimismo, el Presidente firmó la Ley de Autonomía del Banco Central para garantizar independencia con respecto a cualquier poder político de turno, y le dio a la autoridad monetaria las herramientas necesarias para controlar los aumentos de precios.
Campos Neto elevó la tasa SELIC de política monetaria hasta el 13,75% nominal anual desde agosto, y desde entonces no solamente se mantuvo muy por encima de la inflación de referencia, sino que la misma disminuyó en casi 6 puntos porcentuales hasta diciembre.
La economía brasileña se perfila como un caso muy particular a nivel internacional, ya que logró producir un fuerte aumento real de la tasa de política monetaria pero sin incurrir en una recesión. De hecho, la actividad económica mensual aceleró su ritmo de crecimiento desde octubre de 2021 y acumuló una expansión del 4,33% desde entonces.