De Derecha Diario
Las principales potencias occidentales desplegaron paquetes millonarios de asistencia militar y financiera para Ucrania, equivalente a casi cinco veces el monto de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional.
El 24 de febrero de 2022 estallaba definitivamente la invasión rusa de Ucrania, cumpliéndose exactamente un año de aquel dramático acontecimiento. El conflicto desplegó una serie de shocks sobre los precios de las commodities, especialmente en el mercado mundial de granos. Activó un arsenal de restricciones de capital, sanciones económicas y paquetes fiscales de rescate.
Las principales potencias occidentales respaldaron la posición de Ucrania frente a la agresión rusa, y decidieron desembolsar una gran masa de recursos a pesar de que urge estabilizar las finanzas públicas para contener la inflación mundial de la post-pandemia.
Estados Unidos envió hasta 73.100 millones de dólares en ayuda a Ucrania, entre asistencia militar, financiera y humanitaria. Por su parte, la Unión Europea hizo lo propio y lleva enviados 54.900 millones de dólares desde el estallido del conflicto. En total, Occidente debió desembolsar un monto de US$ 128.000 millones en 12 meses. Los datos fueron confirmados y publicados oficialmente por un reciente informe del Instituto de Economía Mundial (IFW).
La ayuda fiscal estadounidense fue más certera y menos vacilante que la respuesta europea, debido al menor grado de exposición de su sistema energético al abastecimiento ruso. El grueso de los desembolsos a Ucrania se produjeron en los primeros 4 meses la guerra, para luego volver a tomar relevancia entre noviembre y diciembre del año pasado.
Solamente en diciembre de 2022 la transferencia de recursos por alegaciones estrictamente militares alcanzó los 24.000 millones de euros, prácticamente el 60% de la totalidad de la masa de recursos asignada ese mismo mes.
Los países europeos decidieron aminorar las transferencias hacia Ucrania para aprobar amplios paquetes de “estímulo” en subsidiar las tarifas públicas locales. Las medidas se anunciaron para aminorar el efecto de la guerra sobre el mercado energético europeo, pero lo cierto es que el mayor desequilibrio en las finanzas públicas presiona aún más al alza de los precios.
Por solo poner un ejemplo, Alemania envió un paquete de asistencia por 13.350 millones de euros a Ucrania desde febrero del año pasado, y al mismo tiempo destinó casi 264.000 millones de euros en subsidios y asistencias sociales en su propio país buscando aminorar el efecto del salto en el precio de la energía.
El impacto económico de la guerra en Rusia y Ucrania
La guerra provocó un efecto evidentemente asimétrico entre los dos países beligerantes, ya que el conflicto se libra en suelo ucraniano. El Fondo Monetario Internacional estima que la economía ucraniana se desplomó un 35% al cierre de 2022.
El PBI ucraniano registró una violenta caída del 15,1% en el primer trimestre del año pasado, 37,2% interanual en el segundo, y 30,8% en el tercero. No sólo fue la crisis más intensa observada a nivel mundial para cualquier país en el mismo período, sino que además fue la depresión más drástica para Ucrania desde el colapso de la Unión Soviética.
Rusia en cambio no se vio significativamente afectada, incluso a pesar de las severas sanciones impuestas sobre su comercio internacional y su integración con el sistema financiero mundial. El PBI ruso cayó un 4,1% en el segundo trimestre de 2022, y hasta un 3,7% en el tercer trimestre. Rusia habría terminado el año 2022 con una recesión equivalente al 2,1% de su nivel de producción en 2021, casi 17 veces menos en comparación al shock que sufrió Ucrania.