La circularidad venezolana y sus analistas ciegos: una respuesta a Fernando Mires y su baile en el círculo

Por Roymer Rivas, un simple estudiante comprometido con la verdad, teórico del Creativismo Filosófico.

Introducción

Desde hace un buen tiempo sostengo que Venezuela es una sociedad del bucle —llagando a decir incluso que era un buen título para un libro: “La sociedad del bucle”…—, porque a sus miembros les encanta ese retorno constante a los mismos procesos y sin sabores, a los mismos discursos, a lo mismo de todo, en cuanto a puntos esenciales de su realidad social y política se refiere. No obstante, también he resaltado que Venezuela no es una “sociedad del bucle” porque comete los mismos errores históricos —aunque es parte importante—, sino porque se ha convertido en un ente que ha internalizado la estructura misma de la repetición como su principio organizador fundamental[1], es la “maldición del mismo proceso”, como, entre otros textos, lo expresé en mi ensayo para las elecciones intrascendentes que se celebraron el 28 de julio[2].

En este marco, “el tiempo, en lugar de avanzar hacia lo nuevo, se curva sobre sí mismo, devorando cada instante en la prefiguración de su retorno. Es un laberinto temporal, una ilusión de progreso que se convierte en el más cruel de los espejismos; se invoca el cambio, se proclaman nuevas eras, pero bajo la epidermis retórica palpitan los mismos órganos ancestrales del Corpus Institutorum Societatis, impulsando las mismas pulsiones, engendrando las mismas frustraciones. Con ello, llega la fatiga. Ya lo he dicho antes, es como ir en una caminadora de hacer ejercicio, pero sin parar y sin alimentarnos”[3], como si un video se reprodujese una y otra vez, pero con diferentes caras en los personajes —aunque su estructura intelectual es esencialmente la misma—.

Por esa misma razón me ha pesado decir que “si esta sociedad no reconoce su situación, no dejará de asistir a una parodia del eterno retorno nietzscheano, aunque despojada de su afirmación vitalista y convertida en una condena a la inmovilidad. El espíritu de esta sociedad, al igual que la cubana y la norcoreana, se marchitará en la ausencia de una verdadera teleología, donde el futuro no es una promesa abierta, sino una sombra espectral del pasado.”[4]

Dadas las circunstancias, algunos parecen haber aprehendido de alguna manera tal situación —¿Por intuición?—, pero sin la profundidad necesaria para captar sus diversas implicaciones y consecuencias, llevándolos a elaborar análisis distorsionados de la realidad política venezolana, sirviéndoles para justificar posturas que adolecen del mismo vicio original. Tal es el caso de Fernando Mires, quien, en un artículo titulado: El país dónde la historia se repite[5], nos presenta una Venezuela atrapada en una recurrencia trágica, un escenario donde los actores políticos han transitado un círculo vicioso, para luego hacer un diagnóstico que choca sin reservas con una dolorosa verdad: su interpretación de las dinámicas electorales, de la “oposición” venezolana que “afrontar la crisis” y, en general, de los diversos eventos que han tenido lugar en —por lo menos— los últimos 20 años, está llena de contradicciones internas, falencias analíticas y subestimación del sistema criminal que rige en el país y que, en lo personal, he expuesto sistemáticamente en diversos artículos y ensayos.

Este ensayo se propone, en primera instancia, deconstruir críticamente los argumentos de Mires referentes a la supuesta eficacia de la vía electoral y la naturaleza de la confrontación política en Venezuela, evidenciando cómo su perspectiva, aunque lúcida en ciertos aspectos —no por nada coincidimos en la naturaleza repetitiva de la crisis en Venezuela, aunque diferimos notablemente en la evaluación de roles y la utilidad de la participación electoral—, termina por sucumbir a un optimismo que la propia realidad venezolana, y su misma narrativa, desmienten —lo cual no hacen más que inferir, que Mires, aunque critica la repetitividad de procesos, se encuentra él mismo bailando en el círculo que crítica—. En segunda instancia, nos adentraremos en la problemática caracterización de los disensos opositores —¿Son traidores o no los electoralistas, después del evento del 28 de julio?—, la matizable necesidad de factores internacionales —¿Debe depender o no el proceso nacional del apoyo internacional? ¿Por qué? ¿En qué grado o nivel? ¿Con qué fines?— y, fundamentalmente, la irresolución del dilema entre “sentar presencia” electoral y el riesgo de legitimar un sistema que perpetúa el ciclo que el propio Mires denuncia. Sin más, comencemos.

La ilusoria noción de “Victoria” y la falacia de la “estrategia probada como exitosa”

Uno de los pilares del argumento de Mires es la aseveración de que María Corina Machado, demostró que, en un escenario electoral, “la oposición unida y organizada, con objetivos claros y precisos está en condiciones de derrotar a Maduro” y que, consecuentemente, la vía electoral es una “estrategia probada como exitosa”, por lo cual es “absurdo” renunciar a ella. No obstante, tales afirmaciones se enfrentan a serias objeciones fácticas —por no decir que también filosóficas y adentrarnos en el fracaso de ese dios que llaman Democracia, no solo en el mundo, sino especialmente en Venezuela; una realidad que, groso modo, explico en la primera parte del ensayo sobre las razones por las cuales no voté el 28 de julio. A mi juicio, lo que sufrimos hoy es consecuencia directa de tal aberración de sistema[6]—.

En principio, cabe preguntarse: ¿Qué entiende Mires por “derrota” y “éxito” en el contexto de un régimen autoritario y que se perfila al totalitarismo? Si “derrotar” se limita a obtener una mayoría en el conteo de votos de los procesos electorales —como Mires parece sugerir con la “apoteósica” campaña de Machado—, estamos ante una concepción de victoria peligrosamente superficial. La historia más inmediata en Venezuela nos ha mostrado que tales “victorias” son pírricas si no se traducen en una transferencia efectiva del poder o una alteración importante de la estructura criminal que domina en el país. Esta es una verdad fulgurante que ensordece cualquier sonido de duda, y es precisamente una de las razones por las que he hablado y calificado a todos estos movimientos “opositores” del pasado y presente como “espejismos de cambio”.

El no comprender el cariz de cada uno de los problemas que hemos enfrentado es lo que ha llevado a millones a creer que se podía ganar de forma pacífica a quienes se dieron a conocer de forma violenta, llegaron al poder con un proyecto criminal, y se instalaron en él aprovechando todas las herramientas que el mismo sistema democrático les brindó.

Entre otras cosas, las elecciones para la consulta de la reforma constitucional del año 2007 y las parlamentarias del año 2015 nos recuerdan que no importa qué pase en las elecciones, quienes ejercen el poder en Venezuela imponen todo lo que se establecen como objetivos, tarde o temprano. A pesar de la aparente “derrota” del régimen en el 2007, lograron instalar un Estado comunal paralelo con leyes orgánicas y otras regulaciones, todo ello sin que la oposición mostrara su desprecio a las leyes que, a todas luces, son inconstitucionales. Y no hablemos del silencio de los poderes públicos sobre el tema y la posibilidad de reelección indefinida que se aprobó en el año 2009. “Es más, muchos de los que hoy se consideran “oposición” estuvieron a favor de algunas acciones que beneficiaban al sistema chavista en su momento, como lo fue el apoyar la ley de desarme de la población —incluyendo María Corina Machado—”[7].

Asimismo, en el 2015, millones de venezolanos celebraron la victoria de una mayoría “opositora” en la Asamblea Nacional, y puede considerarse así en circunstancias normales —énfasis en: “circunstancias normales”—, “pero no pasó mucho tiempo para que, con interpretaciones legales, el régimen desestimara la Asamblea del 2015 dominada por “la oposición”. Van y vienen argumentos de parte y parte, pero, tal como advierte la teoría e ilustra la práctica desde hace mucho tiempo, al final las mayores fuerzas del Estado, el que impone la ley, terminan ganando.”[8] En el año 2017, “el TSJ chavista emite una sentencia de desacato de la AN2015, por lo cual queda sin efecto cualquier cosa que emitiera la institución, y se atribuye a sí misma sus funciones, extendiendo además los poderes del Ejecutivo. La acción que sigue ahora es crear una Asamblea Nacional Constituyente que se colocó por encima de todos los poderes y terminó por aprobar leyes a gusto del régimen para poder reprimir a todo el que se le opusiera, aunque, a modo de chiste perverso, tal constituyente no dio como resultado una nueva constitución, tan solo fue maraña que intentó justificar las arbitrariedades del Estado.”[9]

Estas acciones del régimen son totalmente ilegales, evidentemente; nadie sensato ha de cuestionar eso. Es ilegal e inmoral, incluso si se toman en cuenta las mismas leyes y principios que ellos han creado y dicen promover. Sin embargo, “no podía esperarse otra cosa, de los bárbaros no puede esperarse más que un garrotazo, y es triste que muchos en serio creyeran que le podrían hacer contrapeso al régimen desde el poder legislativo”[10]. Entonces, es sorprendente cómo Mires tiene la osadía de decir que la oposición unida y organizada en torno a un proceso electoral puede “derrotar a Maduro” y que es “absurdo” abandonar lo que se ha mostrado como “exitoso”, porque “los cuatro puntos indican que la oposición para subsistir debe ser democrática, constitucional, pacífica y electoral”.

Aquello que Mires destaca no repara en los hechos de que, aun con la oposición unida, ellos mismos se han mostrado, más que ineficaces, en la consecución de la libertad en Venezuela, como las vitaminas que han fortalecido al régimen por tercamente continuar en una dinámica estancada —que el mismo Mires reconoce, pero que aun así, mágicamente, se olvida del pedazo de la historia que contradice su postura electoralista—. Contrario a lo que sostiene Mires, los hechos ilustran que la estrategia electoral ha fracasado para derrotar al chavismo en el sentido de lograr un cambio de gobierno. Esos supuestos “éxitos” no han trascendido de movilización o victorias contables parciales que el régimen luego ha neutralizado por completo. Esa capacidad de “derrotar a Maduro” electoralmente es una persecución tantálica por la libertad, el cambio y/o la transformación que necesita el país —un suplicio del que difícilmente se saldrá si sigue existiendo el tipo de pensamiento que sostiene Mires, lamentablemente—. La unidad que tanto reivindica Mires se ha mostrado ineficiente, sobre todo porque los medios a los que se han apelado para alcanzar los fines parecen alejarlos cada vez más de ellos.

Lo que sí es fáctico, efectivo, probado, es que la oposición y chavismo viven en una inexorable simbiosis; esa oposición venezolana es el opuesto que necesita su contrario para existir. La realidad no ha indicado otra cosa, más que eso.

En esta línea, destaca la contradicción más flagrante que reside en el planteamiento y la narrativa de Mires, a saber, que tras ensalzar la capacidad de organización y movilización de Machado y la vía electoral, él mismo introduce el desenlace de un “grotesco fraude” perpetrado por el chavismo. En este escenario, surge entonces la pregunta ineludible: ¿Cómo puede una estrategia que culmina en la anulación de la voluntad popular mediante un fraude ser catalogada como “probada como exitosa”? El “éxito” que Mires describe, esa movilización y unificación momentánea de la oposición, es un —discutible— “logro” de proceso[11], no de resultado tangible en términos de acceso al poder o transformación del sistema. De hecho, es un logro del proceso en el que han estado sumergidos en repetidas ocasiones, con el mismo desenlace. Es aquí donde la argumentación de Mires se torna inconsistente: celebra una herramienta cuya ineficacia final él mismo parece constatar, por lo cual, deja entrever que él mismo padece de la circularidad venezolana que pretendió señalar en un principio.

La subsistencia de la oposición que necesita el régimen

En este sentido, hemos de darle otra interpretación a las palabras de Mires cuando dice: “Los cuatro puntos indican que la oposición para subsistir debe ser democrática, constitucional, pacífica y electoral”, pues, es cierto, pero solo a medias. La única parte que podría considerarse verídica en la afirmación es que, efectivamente, la “oposición” venezolana necesita apegarse a esos preceptos para poder subsistir dentro de este sistema. Es precisamente esta adaptación la que la hace funcional o servil al régimen, en contraste con aquella verdadera oposición, que no es la que dice solo “oponerse” al Estado criminal, sino la que entiende realmente dónde está parada y lo que se necesita para salir de ella, esa que no ha subsistido porque ha sido asesinada, maltratada, silenciada, y no reconocida, por ambos bandos.

Es absurdo hacer tal afirmación en un contexto en el que el régimen chavista precisamente no opera consistentemente bajo estos principios con los que pretenden imputarles “éxitos” a la “oposición”. El carácter “democrático” y “constitucional” son amañados a conveniencia del poder establecido; y lo “pacífico” ha sido vulnerado en todos los casos por la represión estatal. Por lo tanto, reactivar estos puntos, sería apelar a un marco que el adversario no respeta o manipula.

Como si esto no fuera suficiente, he de recordar que, si bien los eventos electorales pueden fungir como catalizadores para coaliciones tácticas, la fragilidad y, a menudo, la superficialidad reinan en estas uniones de la “oposición” venezolana. En cada momento, sin excepción, tales uniones suelen enmascarar profundas divergencias estratégicas o, como ya he señalado antes, complicidades ideológicas subyacentes con el estatismo que caracteriza al propio régimen. Ergo, es una unidad insostenible, incapaz de generar un cambio real, pues el mismo demanda una convergencia mucho más profunda en principios y objetivos.

Balas vs votos: la dicotomía insuficiente que no capta la complejidad del poder criminal

Siguiendo con el texto, Mires articula gran parte de su análisis en torno a la dicotomía “la lógica de las balas vs la lógica de los votos”, donde el gobierno posee la primera y la oposición la segunda. Sin embargo, aunque esta formulación tiene un impacto retórico y capta una asimetría evidente, su aplicación como marco analítico resulta una simplificación que no aprehende la complejidad de las estrategias que ha implementado el régimen para su dominación autoritaria. Mires no parece entender que el problema no radica únicamente en que el régimen tenga “las balas”, sino en que también cuentan con la habilidad y los mecanismos para utilizar ese poder coercitivo —y la amenaza latente del mismo, porque por algo no pocos temen votar en este contexto— para distorsionar, manipular y, en última instancia, controlar el terreno donde se disputan “los votos” —que es la “lógica” que posee la oposición—, despojándola de su posible eficacia.

Por todo ello, no se trata de dos lógicas separadas que compiten en igualdad de condiciones, sino de una lógica —la electoral— que opera bajo la sombra y la influencia determinante de la otra —la coercitiva y el control institucional absoluto—. ¿En serio es necesario recordar que el Estado venezolano no es un árbitro neutral de la contienda electoral y que sus instituciones fungen como principales garantes de la continuidad del régimen? Así pues, la afirmación de Mires de que “la lógica de toda política abstencionista solo puede tener como objetivo una salida golpista o una invasión extranjera” constituye una generalización apresurada y una reducción de las motivaciones posibles para la abstención, aunque, he de aceptarlo, es la generalización en la que han caído esos “opositores” a los que él critica, por lo cual —en ese marco— se entienden sus palabras, pero yo no vine aquí a defender a uno y otros, sino a hacer una descripción realista de la situación venezolana, que me lleva inevitablemente a posicionarme en contra de ambos.

En esencia, dado el contexto actual venezolano y los fines que pretenden alcanzar los vendedores de humo seriales que cuentan con las cámaras de la farándula[12], la abstención es un rechazo ético y estratégico a un sistema fraudulento que solo sirve para legitimar al poder establecido, así como una toma de conciencia necesaria que fundamentará las acciones imprescindibles para una transformación más profunda.

Sobre los “traidores”, “posiciones cambiantes” y las circunstancias

En el artículo, Mires aborda la acusación de “traición” por parte de Machado hacia los sectores de la “oposición” que participarán en las elecciones de este mes, argumentando que “en política (…) no existen las traiciones. Solo existen posiciones cambiantes”. Pero, si bien es cierto que el término “traición” es sumamente cargado y que la fluidez es inherente a la política —dentro del mismo espectro del sistema, cabe decir, porque nada se concibe fuera de él, poniendo en entredicho cuan fluido es esa “fluidez inherente a la política” institucional que conocemos hoy—, esta afirmación corre el riesgo de simplificar en exceso la dimensión ética y la profundidad de las rupturas estratégicas en contextos de crisis aguda.

Mires no repara en el hecho de que desestimar por completo la percepción de “traición” en escenarios donde se percibe que se abandonan principios fundamentales o estrategias consensuadas con un alto coste popular, es obviar el componente moral inherente a la acción política. Por consiguiente, no se trata meramente de “posiciones cambiantes” —como quiere venderlo y como si fuesen simples ajustes tácticos en un juego ordinario—. En la Venezuela de hoy, que es la misma de ayer y será la misma de mañana, porque es cíclica, visto desde el foco de todos los que apoyaron el movimiento que desembocó en la participación de las elecciones del 28 de julio del 2024, un viraje estratégico puede interpretarse como la claudicación de una causa común o el menoscabo de la confianza depositada.

En esta línea, a continuación, se debe comprender que la oposición no se limita a errores de cálculo, sino que apunta a una falta de principios firmes. Es decir, la frustración que podría generar la etiqueta de “traidor”, aunque Mires la atribuya a una deriva autoritaria de Machado, es síntoma de una exasperación popular ante lo que se percibe como un patrón incoherente y de claudicación. De esto se infiere que la cuestión no es si el cambio de posición es aceptable per se, sino si dicho cambio se alinea con los fines y principios proclamados, o si, por el contrario, representa una concesión que socava la posibilidad de una transformación que se amoldaba a quienes se sienten traicionados.

Es en este punto en el que destaco que todo es visto desde la percepción de éstos, de quienes “se sienten traicionados” y, naturalmente, los que acusan a los electoralistas de “traidores”, porque, visto con lucidez y en el marco de una transformación genuina, evidentemente todos son traidores, incluyendo a Machado. Lo son porque traicionan el ideal de libertad al apelar a medios que alejan a toda una sociedad de ella, tanto aquellos que la promueven, como quienes los siguen como borregos. Al final, no se puede hablar de lealtad frente a mitómanos patológicos, cuya imaginación es un universo paralelo donde la verdad y la sensatez son turistas despistados, que han dejado la vida de muchos a la intemperie.

La interdependencia internacional, el régimen y el proceso emancipador

Siguiendo con su arranque psicótico, Mires sugiere que uno de los —supuestos— logros de Machado fue demostrar que “no es necesario hacer depender el proceso nacional del apoyo internacional, como intentó hacerlo Guaidó”. Esto es, nuevamente, una media verdad. Si bien es cierto que se puede aceptar la crítica a una sobre-dependencia de factores externos, la idea de una emancipación del contexto internacional en la lucha contra un régimen autoritario consolidado es, desde una perspectiva realista, difícil de sostener.

Para empezar, Guaidó obtuvo un apoyo internacional que hasta el momento no tiene Machado ni Edmundo González. Si falló en lo que decía que conseguiría, esa famosa consigna de “cese la usurpación, transición y elecciones libres”, fue precisamente por las fallas internas, no externas. Entonces, el argumento de Mires se cae por completo, porque el caso Guaidó que cita en su afirmación lo contradice. Con Guaidó, al principio, todos estaban “unidos”, pero no fue una unión en pro de la libertad del país, aunque así lo vendieron, sino para llenar sus bolsillos a costa de la miseria de millones de venezolanos.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta que no estamos en el siglo XIX y XX. En la actualidad, los regímenes autoritarios no existen en un vacío; a menudo se sostienen gracias a alianzas geopolíticas, apoyo económico y diplomático externo. Venezuela es un claro ejemplo de esta dinámica. Por ende, aunque la agencia principal del cambio debe residir en las fuerzas nacionales, ignorar la influencia —positiva y/o negativa— del entorno internacional es poco realista. Pero si se quiere que algunas de esas acciones sean eficaces, es necesario una alineación interna sólida que articule todas las acciones necesarias para la libertad. En suma, es subordinar lo externo a la primacía de la transformación interna. El problema es que, con estos políticos a la cabeza, y con la calidad de seguidores que tienen, eso se presenta imposible.

El dilema irresuelto para Mires: “Sentar Presencia” vs “legitimar la farsa”

Mires expone con claridad el debate perenne dentro de la “oposición” venezolana, a saber: participar para “sentar presencia” y no “regalar” espacios institucionales, versus el riesgo de legitimar elecciones fraudulentas. Los que piden participar, en su relato, argumentan que (i) “la ausencia cuenta menos” y que (ii) “todos los éxitos de la oposición han sido electorales”. Pero, este es el punto en el que relucen los peores errores en su análisis.

Como ya se ha expresado, es falso de que “todos los éxitos de la oposición” hayan sido electorales. De hecho, en todo tiempo y lugar, se han encontrado con el fracaso. En adición, y volviendo el foco al argumento (i), muchos parecen no comprender que el valor de “sentar presencia” es cuestionable si dicha presencia se ejerce en instituciones vaciadas de poder real o fácilmente neutralizables por el régimen. Ergo, cabe preguntarse: ¿Constituye la participación electoral una presencia significativa o meramente simbólica, que contribuye a mantener la fachada de un pluralismo inexistente? Si acaso alguno llega a recibir cuotas de poder, serán bajo el yugo del chavismo, y será un regalo de espacios institucionales en un sistema intrínsecamente antidemocrático en su práctica, por lo cual terminan convirtiéndose en cómplices de sus crímenes.

Causa profunda ignominia que lleguen personas expresando cosas del tipo: “elegimos nuestro derecho a votar”, porque choca frontalmente con el sistema de control —opciones controladas— en el que vivimos. Si el proceso está viciado y las opciones son limitadas o impuestas por el poder, el “derecho a votar” se convierte en una formalidad viciada, una participación en un ritual que no altera las estructuras del crimen. El mismo Mires lo debe reconocer; es revelador que concluya su artículo con una sensación de estancamiento, al decir: “De pronto tengo la impresión (…) que en Venezuela la misma historia se repite sin encontrar jamás una salida. (…) ¿Hasta cuándo? (…) hasta que no se repita más”. Esta conclusión, imbuida de un pesimismo cíclico, socava la fuerza de sus argumentos previos a favor de la persistencia en la vía electoral como estrategia “exitosa” o inherentemente superior.

Conclusión

Entonces, si todos los caminos, el de los participacionistas y el de los abstencionistas, en las formas que se han dado, conducen a la misma repetición, el análisis de Mires, aunque agudo en la descripción del síntoma, no ofrece una terapéutica convincente. Es un analista ciego que cree ver cosas en un animal que no ha aprehendido del todo, incapaz de trascender el círculo vicioso que describe. Mires termina atrapado en su propio buble argumentativo, aunque critica la ciclicidad, sus mismas conclusiones lo llevan al mismo destino criticado en principio.

Esto no se trata de ver quien es más o menos inteligente que el otro, sino de aceptar las cosas tal cual son. Venezuela clama por una visión que trascienda la ceguera analítica y se atreva a explorar senderos genuinamente nuevos, o viejos, pero que sea eficaces, fuera del círculo donde las mismas sombras se proyectan una y otra vez. “Muchos, con la excusa de hacer algo, no ven que a veces no se trata solo de “hacer”, sino de “qué es lo que se hace”; ser útil no significa hacer lo que sea, sino hacer lo que se requiere. Ya va siendo hora de dejar de creerse parte de una solución cuando no es el caso. Luego de un cuarto de siglo deseando “ganar elecciones en tiranía”, sin mayores resultados más que la miseria en represión, véase como parte del problema y no como la solución.”[13]

Como ya lo he dicho antes, también, “Este país tendrá una verdadera esperanza de cambio cuando se apelen a las ideas correctas y vengan acompañadas de las acciones correctas y con las herramientas correctas para un cambio. Esta posiblemente implique unas elecciones —o no—, pero solo como corolario de un gran mecanismo de transición, no una mera improvisación que responde a la supervivencia, sin ninguna garantía de éxito. Es la realidad, y decirlo no es “darse por vencido”.”[14]


[1] Roymer Rivas. 2025. Publicación informal en la red social Facebook. Puede acceder a través de: https://goo.su/r8nzlE (Consultado el 06 de marzo del 2025).

[2] Roymer Rivas. 2024. En defensa de la razón: ¿Por qué no voy a votar el 28 de julio?. Publicado en el portal de ContraPoder News. Puede acceder a través de: https://goo.su/qrR6ui (Consultado el 06 de marzo del 2025).

[3] Op. Cit. Publicación informal en la red social Facebook.

[4] Ibidem.

[5] Fernando Mires. 2025. El país dónde la historia se repite. Publicado en el Blog Polis: Política y Cultura. Puede acceder a través de: https://polisfmires.blogspot.com/2025/05/fernando-mires-el-pais-donde-la.html?spref=tw&m=1 (Consultado el 06 de mayo de 2025).

[6] Óp. Cit. En defensa de la razón: ¿Por qué no voy a votar el 28 de julio?. Parte I: “La Democracia como enemigo de la libertad”.

[7] Ibidem., sección: “1.3. 2007: una “aparente” derrota del régimen, solo aparente”.

[8] Ibidem., sección: “1.5. 2015-2017: “aquí las cosas cambiaron”, la no-oposición en el Congreso.”

[9] Ibidem.

[10] Ibidem.

[11] Señalo que “discutible logro de proceso” porque la valoración de un proyecto se hace en función de los objetivos alcanzados, que a su vez se enmarcan en una meta mayor. Si nos apegamos a ello, entonces tales procesos no fueron un “éxito” y esos logros solo se reducirían a pequeños pasos o acciones que se hicieron de la larga lista de cosas por hacer, como cuando una persona logra levantar alguna pesa contadas veces, pero no completa siquiera la primera serie, ¿Se puede decir que estaba “ejercitándose” o solo fue un intento burdo por ello? Levantar la pesa unas pocas veces puede ser un “logro de proceso” —siendo objetivos, es una mera ejecución parcial—, en la medida en que la acción de levantarla se realizó, pero si no se completa la serie —el objetivo inmediato— y, por ende, no se contribuye al plan de entrenamiento general —que constituye la meta mayor de ejercitarse o ganar fuerza—, entonces no se puede hablar de un “éxito” en términos de ejercicio efectivo, sino de un intento o una acción aislada dentro de un proceso más amplio que no llegó a buen término en cuanto a resultados. Con esto en mente, ¿Se imagina que alguien “repita” el mismo proceso varias veces pensando que tendrá “éxito” en la consecución de su fin? Si sí, o es cuestionable el proceso o lo es el fin.

[12] Buen dice Solitario que “el aplauso es la moneda de pago de quienes no saben distinguir el acto del amago”.

[13] Óp. Cit. En defensa de la razón: ¿Por qué no voy a votar el 28 de julio?. Parte II, sección: “No voto, no participo en una mentira: el espejismo de cambio en Venezuela.”

[14] Ibidem.

España perdió más de USD$ 453 millones del PIB por el gran apagón

El mayor apagón registrado en la historia de España, que se produjo el pasado lunes 28 de abril, habría borrado más de USD$ 453 millones del PIB de la que es actualmente la cuarta economía de la zona euro.

Así lo estima uno de los mayores bancos del país, Caixa Bank, que el lunes publicó una aproximación inicial del coste económico que pudo tener el masivo corte de suministro eléctrico.

En este marco, el informe recoge que el gasto de consumo de los hogares se desplomó esa jornada el 34%, tras un análisis del uso de tarjetas, compras online y retiradas de efectivo de los cajeros automáticos.

Sin embargo, ese descenso inicial fue compensado parcialmente en los dos días posteriores, de manera que la disminución neta se valora en un 15% respecto al gasto habitual de un lunes de este período del año.

«Estimamos que el apagón tendrá un impacto único en el PIB trimestral de menos de una décima de punto porcentual», lo cual representa unos USD$ 453 millones, sostiene la entidad financiera, que advierte de que se trata de una estimación preliminar que podría variar ligeramente a medida que se recopile más información.

Es encesario recordar que el apagón se produjo a las 12:33 horas y dejó a cerca de 50 millones de personas sin electricidad, tanto en España como en Portugal, durante un plazo de entre 6 y 16 horas, lo que afectó al transporte público, telecomunicaciones, comercio e industria.

Por el momento se desconocen las causas de la caída a cero del suministro eléctrico, aunque hay varias investigaciones en marcha. Una de las teorías que mayor fuerza ha ganado es que las políticas de energía llevadas a cabo por los gobiernos socialistas de España y el resto de Europa, que pretende cambiar la energía nuclear por las renovables, se mostró ineficiente —algo que ya venía siendo advertido por expertos en el área—.

A pesar del incidente, se prevé que la economía española crezca este 2025 un 2,6% y que el año que viene lo haga un 2,2%.

Familiares de rehenes políticos pidieron al gobierno colombiano interceder por las excarcelaciones

Caracas. – Familiares de rehenes políticos del narcorégimen se concentraron este lunes frente a la Embajada de Colombia en Caracas para solicitar al gobierno de Gustavo Petro que interceda por la liberación de estos ciudadanos injustamente encarcelados.

La petición hizo énfasis en que la mediación buscara principalmente excarcelar a aquellos colombianos que se encuentran en manos de la tiranía chavista.

La protesta, convocada por el Comité por la Libertad de los Presos Políticos en Venezuela (Clippve), comenzó aproximadamente a las 10:50 am en las adyacencias de la Torre Credival, Campo Alegre (Chacao), y se hizo en el marco de la nueva agenda de protestas denominada «Ruta global por la libertad».

Los asistentes desplegaron pancartas y gritaron consignas, familiares y activistas esperaron por casi dos horas para que los funcionarios atendieran la solicitud, que consistía en la entrega de un documento con las peticiones de ayuda para los colombianos.

En vista de la ausencia del embajador colombiano, Milton Rengifo, fueron recibidos por Jhon Rodríguez, segundo secretario de la misión diplomática.

También recordaron que son 16 los colombianos encarcelados en Venezuela, por quienes el gobierno del vecino país se ha expresado solo en una ocasión, y fue a principios del presente año.

Clippve ratificó que esta semana, entre hoy 5 y hasta el viernes 9 de mayo, los familiares de los rehenes políticos se ubicaran, en las adyacencias de las representaciones diplomáticas de México, Brasil, Japón y la Unión Europea (UE) en Caracas.

Mañana martes, la protesta será frente a la embajada de México, en la Av. Río de Janeiro en la urbanización Las Mercedes.

Estudio muestra que 7 de cada 10 estudiantes promedia apenas 7 puntos de 20

Caracas. – Un informe de resultados del Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL) de la UCAB, señala que 7 de cada 10 estudiantes del último grado de primaria al último año de bachillerato (secundaria), registran un bajísimo promedio que oscila entre los 7,51 puntos y 7,84 puntos en base a un máximo de 20 puntos.

El estudio, realizado en el período 2023-2024, revela que 74 de cada 100 estudiantes reprobaron las pruebas de matemáticas y 70 de cada 100 aplazó en las de habilidad verbal.

En una muestra de 10,000 estudiantes de planteles de Caracas, Miranda y otros cinco estados de Venezuela, se determinó que siete de cada 10 estudiantes reprobaron las pruebas de matemáticas (74,93%) con calificación de 7,51 sobre 20 puntos.

La misma proporción de estudiantes “raspó” la prueba de habilidad verbal (70,10%) con 7,84 sobre el puntaje total.

Los resultados demuestran que los estudiantes de sexto grado a quinto año de bachillerato del país siguen aplazados y no poseen las competencias mínimas en áreas vitales del conocimiento, una realidad ya evidenciada en las cuatro ediciones anteriores del estudio.

También, muestran que los alumnos de instituciones privadas mantienen una leve ventaja frente a sus pares de planteles públicos. Sin embargo, la crisis de rendimiento es generalizada.

Siete de cada 10 estudiantes (74,93%) reprobaron las pruebas del sistema en el área de matemáticas (92,09% en el caso de los públicos y 72,68% en el caso de los privados) y un número similar (70,10%) aplazó en las de habilidad verbal (86,21% en el caso de los públicos y 67,25% en el caso de los privados).

En comprensión lectora, “raspó” el 70,64% de los estudiantes (68,86% en el caso de colegios públicos y 80,55% en el caso de los privados).

José Javier Salas, coordinador de proyectos especiales de la UCAB, señaló en declaraciones a los medios que la situación es muy crítica, al indicar que la tendencia general es a la baja en el rendimiento, siendo más crítica la situación en las instituciones educativas públicas.

«La tendencia es a la baja, sobre todo en los públicos, los resultados son más bajos», afirmó el experto, quién señaló que si bien los colegios privados logran mantener niveles similares, tampoco escapan a una ligera disminución en comparación con las expectativas.

Venezuela celebra el Día Mundial de Libertad de Prensa con 35 comunicadores enjuiciados

Caracas. – Con 35 periodistas enjuiciados, de los cuales 15 están encarcelados, otros 12 sometidos a medidas cautelares y ocho más huyendo, por riesgo a ser secuestrados por el narcorégimen chavista, celebra Venezuela el Día Mundial de la Libertad de Prensa este 03 de mayo.

Así lo denunció el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) en un comunicado que difundió este sábado, en medios digitales y redes sociales, para exponer el grave panorama que enfrentan los profesionales de la comunicación actualmente en el país.

«Entonces ¿Cuál libertad?», es la interrogante que plantea la SNTP en su escrito, sobre lo que debería significar esta fecha para quienes ejercen la labor de informar en Venezuela.

En el texto, el sindicato alerta sobre «sobre el sistemático deterioro de las condiciones para el ejercicio de la libre prensa en Venezuela», pero, además, califica de «gravísimo» al «uso ilegal y arbitrario de las leyes antiterrorismo como herramienta para silenciar las voces críticas».

En este marco, advierte de la «desaparición de los medios impresos, el cierre de cientos de estaciones de radio en los últimos años y el bloqueo de más de 60 medios de comunicación en internet, han reducido la pluralidad informativa en más de un 80%».

Esta represión sistemática ha conducido a lo que el SNTP denomina una devastación del ecosistema de medios en Venezuela.

También, alerta haber detectado en 2025 «un patrón de persecución focalizada contra periodistas que cubren temas relacionados con la seguridad ciudadana, evidenciando la intolerancia hacia la fiscalización del poder y la transparencia en un área sensible para la sociedad».

Finalmente, el sindicato exigió la libertad inmediata de los comunicadores encarcelados, la derogación de aquellas leyes que «criminalizan la libertad de expresión», y el cese inmediato de los cierres aplicados a distintos medios de comunicación.

Igualmente, exige en su comunicado promover un clima de respeto y colaboración, para con los medios de comunicación, así como implementar «políticas que garanticen la seguridad de los periodistas y trabajadores de la prensa en el ejercicio de sus funciones».

Informe de Espacio Público revela un incremento alarmante de la represión en 2024

Caracas. – Un incremento alarmante de la represión y de violaciones contra la libertad de expresión en 2024 en Venezuela es la conclusión más relevante del informe anual presentado por la ONG Espacio Público este pasado viernes.

Las cifras presentadas en el estudio contabilizan 99 detenciones efectuadas el año pasado, solamente por “expresar opiniones” en Venezuela, lo que representa un aumento del 254% respecto a 2023, cuando documentó 28 casos.

Asimismo, el documento precisa que 71 de los detenidos fueron «particulares» y 24 «entre periodistas y trabajadores de la prensa», mientras que el «resto de las víctimas estuvo distribuido entre miembros de ONG y trabajadores públicos».

Este informe describe como fue la situación del derecho a la libertad de expresión e información en Venezuela en 2024, al cual definió como un año electoral marcado por una política de represión y «persecución inédita» que alcanzó a periodistas, dirigentes sociales y políticos, y ciudadanía en general.

La organización contabilizó el año pasado 311 casos, relativos a 619 denuncias de violaciones a la libertad de expresión y derecho a la información. En comparación a 2023, el número de denuncias se incrementó 61%.

De esas denuncias recibidas, la mayor cantidad correspondió a situaciones de intimidación (32%), que encierra impedimentos de cobertura, restricciones de acceso a determinados espacios y detenciones; censura (20%); y el hostigamiento judicial y verbal (12%).

Otro punto importante revelado en este texto de Espacio Público, fue sobre la «masificación de prácticas de delación» relacionadas con la difusión de contenidos en redes de mensajería instantánea, especialmente en el periodo de protestas poselectorales, lo que condujo a detenciones arbitrarias y judicializaciones con base en legislaciones como la Ley contra el Odio.

La ONG denuncia que estas «delaciones» fueron utilizadas por el narcorégimen chavista como una «herramienta de control social» sobre la población. Muchos de los injustos secuestrados ejecutados por los organismos represivos, durante las protestas postelectorales, fueron a consecuencia de los «soplones» afectos a la tiranía chavista.

Informe ubica a la Venezuela chavista entre los peores países para ejercer el periodismo

Caracas. – Como uno de los peores países para el ejercicio del periodismo en América está considerada la Venezuela sometida por el régimen chavista, según lo advierte el reciente estudio realizado por la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) que dio a conocer este viernes.

El informe comprende la situación en cuanto a la libertad de prensa en 180 países, y los datos de RSF indican que Venezuela, debido a la reciente represión desatada por el narcorégimen chavista, descendió del puesto 156 al 160, clasificación que la ubica entre las peores naciones sobre el tema.

Venezuela ocupa el antepenúltimo lugar en América Latina, solo por encima de Cuba (165) y Nicaragua (172). En este sentido, RSF describe que, después de que Nicolás Maduro accediese al poder, las medidas gubernamentales en contra de la pluralidad de los medios se acentuaron.

Asimismo, mencionan la desaparecieron las ediciones en papel de un centenar de periódicos en todo el país, el cierre de más de 200 emisoras de radio y el bloqueo a los contenidos informativos en Internet, que afectan “gravemente” a los medios digitales no oficialistas. De hecho, denunció que durante las protestas postelectorales, al menos ocho periodistas venezolanos fueron encarcelados.

Cabe recordar que, el pasado 15 de abril, el Colegio Nacional de Periodistas (CNP), seccional Caracas, denunció que el país se convirtió en “un lugar hostil para los periodistas” por el peligro de ser detenidos y encarcelados sin condena ni juicio “porque el gobierno los considera sus enemigos”.

El secretario general del CNP, Édgar Cárdenas, expresó “profunda preocupación del gremio profesional por las detenciones arbitrarias de periodistas en Venezuela a quienes se les inventa todo un expediente con falsas acusaciones sin ningún tipo de prueba”.

También, la ONG Espacio Público registró 13 violaciones a la libertad de expresión, así como tres detenciones de personas relacionadas con este derecho durante el mes de febrero de 2025.

Cabe señalar que el estudio de RSF critica el funcionamiento en general de la libertad de prensa en toda América Latina y no posiciona a ningún país de a región entre los 30 primeros. Solo Costa Rica, que se encuentra en la casilla 36, tiene la posición más favorable en todo el continente.

ONG denuncia filtración de datos de 3.2 millones de usuarios de Movistar

Caracas. – La ONG VE Si Filtro denunció este miércoles que los datos de 3,2 millones de usuarios de la empresa Movistar fueron filtrados y dados a conocer sin el consentimiento de estos, aparentemente por la misma telefónica.

A través de redes sociales, la organización confirmó que entre los datos filtrados se encuentran números de cédulas, nombres, área geográfica y números de teléfono de los usuarios.

«Luego de una revisión preliminar, hemos podido confirmar la veracidad de la información expuesta en un foro público especializado, donde más de 3,2 millones de usuarios de Movistar estarían afectados. Aunque no podemos evaluar si los datos fueron obtenidos directamente de Movistar, o de otra fuente», explicó la ONG en su publicación.

Asimismo, explicó que la filtración se dio a conocer el 27 de abril, «después de que un usuario anónimo ofreciera una base de datos de usuarios supuestamente extraída de Movistar Venezuela a cambio de dinero en un foro conocido por la venta y divulgación no autorizada de datos. Sin embargo, el 29 de abril, este mismo usuario hizo público un fichero con 3.250.000 usuarios de Movistar».

La ONG hizo un llamado a los usuarios de la empresa de telefonía a mantenerse alerta a mensajes y llamadas sospechosas. Además, exigieron a Movistar Venezuela que informe de manera transparente sobre lo ocurrido, notifique a los usuarios afectados y comparta las medidas que están tomando.

«La obtención y publicación de estos datos es un delito. Viola los derechos a la privacidad y pone en riesgo de robo de identidad, suplantación, fraude y spam a los usuarios afectados», recordó VE Sin Filtro.

«Exigimos a @MovistarVe que informe de manera transparente sobre lo ocurrido, notifique a los usuarios afectados, comparta las medidas que están tomando», publicó la organización finalmente.

Estudio revela que 3,4 millones de hogares venezolanos estaba en pobreza extrema en 2024

Caracas. – Un estudio de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), elaborada por la UCAB, reveló que un total de 3,4 millones de hogares venezolanos vivía en pobreza extrema —con ingresos insuficientes para comprar alimentos— en 2024.

La encuesta, difundida este pasado martes, reveló que un 56,50% de los hogares permanecía el año pasado en pobreza multidimensional —otro indicador que «combina los ingresos con otros factores como servicios, educación, vivienda y empleo»—, lo que significó un 2,40% menos que 2023.

Asimismo, este estudio destacó que la percepción de inseguridad alimentaria disminuyó en 2024, ya que el 78,1% de los encuestados manifestó preocuparse porque los alimentos se acabaran, frente al 82,7% de 2023, aunque sigue siendo extremadamente alta.

A pesar de esta reducción, el informe de ENCOVI advierte que «aún quedan focos territoriales y de estratos, los cuales alcanzan aproximadamente hasta 1/3 del país, donde la inseguridad alimentaria moderada y severa sigue estando presente».

El estudio también resalta que las cifras actuales están muy lejos de las que el país exhibía en 2014, fecha de la primera medición de ENCOVI. Para entonces, menos de la mitad de los venezolanos (48,40%) estaban en condición de pobreza; 23,60% vivía en pobreza extrema; y 39,30% en pobreza multidimensional.

Aunque las cifras siguen siendo alarmantes para 2024, ENCOVI indica en el estudio que, durante el primer semestre de 2024, la pobreza cayó como «resultado de la estabilidad cambiaria, la reducción de la inflación y el crecimiento económico». No obstante, advierte que «la volatilidad del segundo semestre 2024 y lo que será 2025 puede que ya esté mostrando una realidad muy distinta».

De hecho, cifras presentadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe de perspectivas económicas globales difundido este mes, revelan una contracción del producto interno bruto (PIB) real de Venezuela de 4% para 2025 y de 5,5% para 2026. Asimismo, estima una inflación de 180% para el cierre de este año y de 225% en 2026.

La alerta sobre una falla eléctrica «severa» en España se emitió hace dos meses

El apagón masivo que tomó por sorpresa a los españoles al mediodía del lunes no era una posibilidad remota, según lo indica una alerta emitida hace dos meses por la Red Eléctrica, el operador semipúblico que está a cargo del sistema nacional.

Según refiere El País, un informe de 2024 advertía de los riesgos asociados al aumento de las renovables para la estabilidad del suministro. En esa línea, se planteaba el peligro de que hubiese «desconexiones de generación» que afectaran de manera «severa» el servicio y, por ende, la reputación de la compañía.

Las razones principales de ese riesgo, según el informe, eran la fragilidad de las instalaciones de autoconsumo y el descarte de alternativas más antiguas —carbón, gas o nuclear—, que proporcionaban más estabilidad al sistema.

De este modo, el informe divulgado en febrero advertía sobre la posibilidad de «desconexiones de generación por elevada penetración de renovables sin capacidades técnicas necesarias para el adecuado comportamiento ante perturbaciones».

En su momento, las alarmas se dispararon ante el informe, por lo que la propia Red Eléctrica emitió un comunicado en redes sociales a principios de este mes con un contundente mensaje: «No existe riesgo de apagón».

En su memoria, la empresa destaca que la disminución de las capacidades de generación convencional, impulsada por los requisitos regulatorios, ocasionan mayores retos para la operación del sistema, debido a factores como «la reducción de potencia firme».

De acuerdo a los datos aportados por la empresa, en 2024 las renovables constituyeron 56,8% en el sistema eléctrico, es decir, un 10% más que en el año anterior. En ese cambio, la eólica está a la cabeza con un 23%.