Esta semana, Delcy Rodríguez manifestó una supuesta valentía, asegurando que —al genocida régimen chavista que somete a Venezuela— no le interesa el tema de la guerra psicológica impulsada por EE. UU.
Rodríguez declaró específicamente: «Nosotros somos libres y lo demás no nos importa nada. Al carrizo cualquier consideración. No nos importan las guerras psicológicas ni su política de engaño. Estamos muy claros que nuestro porvenir es la libertad y es la independencia.»
Sin embargo, esta postura «altisonancia» y de «guapería» no se corresponde ni con la realidad de las acciones del régimen ni con las declaraciones del propio Nicolás Maduro en días pasados, puesto que han realizado cambios significativos y públicos en su retórica que indican incertidumbre y miedo ante la presión de EE. UU.
En pocas palabras, el régimen venezolano se ha bajado los pantalones; primero, pasaron de los insultos al respeto; luego, del mensaje «anti-imperialismo» a la exigencia de «paz»; y, por último, de las amenazas a la súplica por un «entendimiento».
Esta modificación en el tono, en lugar de ser un acto de valentía, sugiere que la operación psicológica sí les ha funcionado a los americanos porque el régimen «tiene miedo» y ya no actúa con la «impunidad de antes». En lugar de los insultos históricos, ahora se dirigen con respeto o evitan nombrar a la persona en la Casa Blanca.
Entonces, por salir con discursos de «coraje» y brabuconería vacíos, por ucanto no va de la mano con sus acciones previas ni con lo que está diciendo el dictador Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez ha sido seleccionada como Borrego de la Semana.







