La invasión a un país donde los invasores ingresan a su territorio sin encontrar resistencia solo ocurre con la complicidad y el consentimiento de las autoridades que están obligadas a proteger su soberanía, ocurrió en Venezuela y está pasando en los Estados Unidos.
En el juego de la política, donde se privilegia el interés partidista al bien común, hay que preguntarse si la peligrosa situación que está ocurriendo en la frontera con México genera algún dividendo positivo para demócratas o republicanos en los Estados Unidos.
El lado oscuro del sueño americano pareciera ser el que produce la receta del Mariel de los años ochenta, en la que se camufló lo malo entre lo bueno. Las redes sociales muestran en recientes videos a integrantes de peligrosas bandas de delincuentes venezolanos informando del ingreso al país de compañeros que ejecutarán acciones; lo que presagia días oscuros para la vida cotidiana de la sociedad norteamericana.
Venezuela fue invadida por una pequeña isla por intereses económicos, políticos y la complicidad y servilismo de quienes tenían el deber de defenderla, hoy pareciera que los Estados Unidos está siendo invadido por el país que está secuestrado por un conglomerado criminal encabezado por Nicolás Maduro.
En la ambiciosa pretensión comunista, se le habrá ocurrido al Foro de Sao Paulo, a la Habana o a algún poderoso hombre de izquierda que pueda elaborar y financiar un plan cuya primera fase, al parecer, está en ejecución y cumpliéndose exitosamente, para que una vez dentro del país los delincuentes camuflados se esparcirán como el mercurio para dar inicio a fases subsiguientes que podrían incluir acciones de desestabilización social, robos, arrebatos de prendas y carteras, saqueos, secuestros, alteración del orden público.
La falta de toma de decisiones y la aseveración de autoridades que está cerrada la frontera sur de los Estados Unidos por donde diariamente están cruzando miles de personas de diferentes nacionalidades, entre las qué hay gente buena, gente necesitada, gente con buenas intenciones, pero también delincuentes y terroristas pone en peligro la seguridad nacional de este país y la paz de sus ciudadanos.
Cnel (GN) Antonio Semprun









