Posibles escenarios de la crisis política y criminógena en Venezuela

Por Gervis Medina, abogado, criminólogo y escritor venezolano.

El siguiente análisis es el resultado de un estudio praxeológico, filosófico, económico, sociológico, neurocientífico, y criminógeno, basado en los autores como: Ludwing von Mises, Antonio Gramsci, Milton Friedman, Dietrich Bonhoeffer, Carlo Cipolla.

Mises en la época de 1940 en su libro la acción humana, él explica que gracias a la revolución marginal las ciencias sociales entran lo que él llamó “praxeología”, el cual es el estudio de la acción humana, es decir, que primero vemos el comportamiento de los individuos y a partir de esas observaciones podemos sacar conclusiones. Metodología que he usado para llegar a las siguientes conclusiones:

La crisis política en Venezuela continúa sin resolverse. La sastrería jurídica de Nicolás Maduro (TSJ) convalidó la victoria de Maduro en las elecciones del 28 de julio, usurpando las funciones, del Consejo Nacional Electoral.

Sin embargo, la oposición representativa y participativa aseguran que según el 80% de las actas que pudo recoger, el claro ganador es Edmundo González y reclama al Consejo Nacional la publicación de los resultados. Mientras tanto, la comunidad internacional intenta mediar, pero sus propuestas han sido rechazadas por el momento. Y la vasta mayoría de los venezolanos ven que, como pasó en años anteriores, la crisis humanitaria se puede profundizar si no hay soluciones políticas.

Por eso nos preguntamos, ¿Qué viene ahora? Aunque cada escenario está lleno de matices y puede que incluso se mezcle uno con otro, en este editorial comento tres posibles escenarios hacia los que puede derivar esta situación.

Existen dos formas de llegar a conclusiones de este caso, de la forma keynesiana, en la cual los keynesianos de forma consciente o subconsciente siempre tiende a tener diagnósticos erróneos, por lo tanto, plantean soluciones erróneas que llevan a más crisis sociales, políticas y económicas. Básicamente, las personas de pensamiento keynesiano analizan la situación de forma pragmática. Por ejemplo: mensajes o soluciones esperando que la comunidad internacional venga y resuelva la situación en la cual nos metimos, o, peor aún, llamar a una intervención militar extranjera, o con la marcha de las actas, mientras no se dan cuenta de que hay una marcha de venezolanos hacia el exilio en otros países. Hay que decir que con marchas el gobierno no se marcha.

En cambio, la praxeología analiza la situación de forma deductiva y entendimiento de la acción humana de forma previa a cualquier dato o estadística. El interés de la praxeología no son los objetivos de la acción, sino la acción en sí misma, independientemente de las circunstancias. Esto quiere decir que apunta a los medios y no a los fines. El foco de atención de la praxeología se centra en el individuo que actúa. A partir de dicha observación, genera principios y axiomas que le permiten desarrollar un análisis del proceso de acción.

El primer camino que pongo sobre la mesa es que “todo queda igual como está”; esto quiere decir que la situación se mantenga más tiempo tal y como está. El gobierno de Maduro parece interesado en prolongar el estado actual, vendrán fiestas, vacaciones, elecciones y esto distraerá a la coalición dominada. Nicolás Maduro apuesta a la utilidad marginal decreciente, que no es más que la idea de que cada unidad de un bien pierde valor a medida que incrementa su oferta, es algo deductivo, al igual que la trigonometría y la acción humana. En las ciencias políticas la conocemos como la perdida de efervescencia de la espuma.

Ahora mismo, el poder de Nicolás sigue fuerte, ya que la coalición dominante de fuerzas institucionales que ahí lo mantienen, entre ellas las Fuerzas Armadas, sigue cohesionada. Con esto pretende varias cosas: que la oposición representativa y participativa se refugie ante la presión política, judicial y policial, que la comunidad internacional pierda el interés y que la gente tenga que resignarse a resolver su día a día. Pero para esto el oficialismo necesita ganar tiempo.

En crisis anteriores, el chavismo logró hacerlo, aunque los hay que creen que esta ocasión es diferente. Para muchos, en este momento el gobierno no tiene ya tanta fuerza y está a la defensiva, mientras que la oposición es la que está a la ofensiva. Estos analistas y opinadores dicen que la oposición parece contar con más fuerza que en anteriores ocasiones: está unida, tiene respaldo internacional y publicó unas actas que respaldan su denuncia de fraude.

El gobierno genocida y el Estado deletéreo y criminógeno, prefiere mantener las cosas tal y como están para evitar las reacciones y decisiones que esto podría traer y que aumentarían el descontento entre la población. Mientras tanto, los venezolanos ven como siguen empeorando los servicios, la pobreza, la salud, la educación y la violencia.

El segundo escenario planteado es “la profundización de la crisis económica, la represión y la política” que el gobierno opte por una crisis más aguda. Aunque esto significa aceptar que les apliquen más sanciones económicas, que les impidan la venta de petróleo o los obligue a venderlo más barato, afectando esto a su flujo de caja. También es posible que sus familias en el extranjero sean perseguidas por autoridades internacionales y que, no solo los líderes, sino también militares medios y funcionarios públicos, vean sus propiedades y visas congeladas.

A su vez, si ocurriera este escenario, se podría traducir que el gobierno radicalizara su respuesta. Serían capaces de incendiar el país y gobernar sobre sus cenizas. Pero no solo en contra de la oposición y sus activistas, como ya se denunció estos días, sino hacia la población en general. Caso que vemos hoy día con la detención de menores de edad, hijo del dueño de un equipo de beisbol profesional, personas que fungieron como testigos de mesas, personas que dieron alojamiento a los candidatos de oposición entre otros.

En mi concepto, el gobierno de Maduro está dispuesto a profundizar el autoritarismo, si tiene que hacerlo para tratar de mantenerse en el poder. El análisis praxeológico, sociológico y criminógeno apuntan a que podría llegarse a la situación en que los ciudadanos fueran incapaces de manifestar sus opiniones en público, acceder a redes sociales u organizarse en comunidad para resolver problemas cotidianos, a esto se le define la bóveda del miedo. Y si llegara a producirse esto, creen que significaría un aislamiento casi total de Venezuela y se agravaría profundamente la crisis migratoria, afectando, por tanto, a los países vecinos. Los hay que ven incluso en los casos de Cuba o Nicaragua ejemplos de lo que podría ser una profundización del autoritarismo en Venezuela,  con una oposición anulada y elecciones sin competencia.

El tercer escenario es “una posible transición”, es la opción menos probable hasta el momento, pero no podemos descartar que se acabe produciendo una transición política. Ahora bien, la oposición está apostando a que se produzca un quiebre dentro del gobierno y Maduro se vea obligado a negociar su salida. Hasta el momento parece difícil, salvo que la crisis se deteriore o se produzca un estallido social de la magnitud del Caracazo en 1989. En ese caso, es posible que el apoyo a Maduro entre militares y funcionarios se fracturaran.

Además, en medio de una crisis económica, evitar las deserciones es más complicado. Es entonces donde entra en juego la posibilidad de una transición política y de las negociaciones. Varios personajes de la política nacional e internacional, han propuesto soluciones como unas nuevas elecciones o un gobierno de cohabitación transitorio, pero por el momento tanto el gobierno de Maduro como la oposición han rechazado estas iniciativas. Sin un acuerdo o negociaciones a la vista, parece que la solución política para Venezuela está lejos de descifrarse.

Agonía venezolana: entre la esperanza y la traición

Por Leroy Garrett (@LeroGarrett).

No es el momento de las críticas, personalmente es asumir la irresponsabilidad del fanático en las gradas diciéndole al torero como faenar al toro. Es un ejercicio inútil y hasta estúpido.

Pero no preveer la reacción de la dictadura y —en apariencias— no tener una meridianamente definida estrategia en lo internacional y con actores críticos en lo interno, como el árbitro (CNE) y el sector militar, el no denunciar a tiempo y no asegurar la protección hacen de esta abrumadora victoria electoral otro posible fiasco a lamentar.

Todo confiamos en Maria Corina y luego en el señor González, todos sabíamos que una transición pacífica del poder era en sí misma difícil, que el grado de intervención internacional de ‘manga remangada’ indispensable, asociando condiciones inéditas de una controlada y supranacional transferencia del poder términos absolutos de arbitraje e intervención internacional impretermitibles. Nada de eso se negoció, otra vez fuimos a trocha y mocha a elecciones.

¿Qué ocurrió en Barbados, qué dispositivos se crearon a ser activados ante este anunciado horror? ¿No puedo creer que Maria Corina no sabía que le esperaba? ¡Cómo seguimos siendo guiados a unas elecciones bajo la fatua premisa de sí todos votamos ellos entregan! ¡Hemos pasado un cuarto de siglo repitiendo esa oda a la estupidez!

No me digan Maria Corina y el Señor González —que es impredecible que algún día hable y reclame, en términos de autoridad, que él es Presidente— no sabían lo que la dictadura planeaba hacer con miles de Venezolanos que, en ejercicio de sus garantías civiles, se incorporaron a salvaguardar los votos en las mesas y hoy miles están desaparecidos o en alguna de las variadas ergástulas de la dictadura.

¿Dónde se invocaron la protección antes del evento electoral a esos venezolanos? Señora Machado y Señor González ya la campaña paso y cualquier evento de esa naturaleza es grotesco y un riesgo para la gente.

Hoy los medios y redes recogen la posibilidad de una nueva negociación con la dictadura. Pero, ¿Negociar qué? ¿La ruta agónica a simplemente ahorcar la voluntad popular por seis años más de esta infamia? 

En este marco, no me queda más que terminar usando las palabras de Churchill: “No puedes razonar con un tigre cuando tienes la cabeza en su boca”.

Los inmorales del cambio: actores antidemocráticos que claman por Democracia

Por Roymer Rivas, escritor venezolano, teórico del Creativismo Filosófico.

Venezuela pasa un momento convulsivo, donde millones se llenaron de esperanzas de un cambio de la mano de María Corina Machado (MCM), junto a todos los políticos de siempre, que vienen vendiendo el mismo cambio desde hace por lo menos 23 años. Empero, contrario a lo que sostienen muchos, estos actores políticos que son protagonistas en el presente no cuentan con algo verdaderamente significativo que pueda causar un punto de quiebre en el régimen venezolano.

Sí, MCM ha dejado en manifiesto el gran fraude del régimen chavista, pero aún no han entendido que los barbaros no entienden más que de garrotes —o lo entiende, pero no tiene como más afrontarlo y apela irresponsablemente a la repetición de procesos—. ¿¡Qué carajos valen unas actas que, aunque verdaderas, toda la maquinaria estatal al servicio del chavismo no acepta!? En esta condición, sin más que apelar a evidencias de la verdad y legalismos, han dejado solo en las calles a miles de venezolanos que han decidido salir a manifestar su rechazo a la dictadura. Nada nuevo, en esencia. No hay nada concreto; se está cifrando la confianza en acciones que se han mostrado fracasadas en el pasado y no hay diferencias en las circunstancias que indiquen que esta vez vaya a ser diferente. Mientras tanto, muchos mueren.

Lo cierto es que las fichas con las que parece contar MCM hasta el momento están jugadas todas —al menos que tenga un plan super secreto que nadie conozca, plan al que muchos esperanzados apelan, pero del que no hay algún vestigio de prueba alguna de su existencia—. Pero, lo cierto es lo siguiente: (i) no hay canalización de las protestas, sino distintos focos de manifestaciones espontáneas sin más fin que demostrar su rechazo, pero no para conseguir armas, o un cuartel, o rodear Miraflores, o hacer un paro nacional de manera pacífica, nada; (ii) aún si las protestas fuesen canalizadas, no se cuentan con las armas suficientes para luchar.

Entonces, ¿Cómo se pretende derrocar a una dictadura así? Para el mal de muchos, objetivos sin planes son solamente deseos que tienen pocas probabilidades de alcanzarse. Ha sido una irresponsabilidad total de MCM permitir que miles salgan a las calles sin tener al menos la seguridad de que eso formaría parte de algún plan objetivamente coherente que apunte a la inflexión. Y fíjense que no estoy diciendo que no es necesario protestar, alzarse contra los tiranos, sino que toda acción que responda a la improvisación impetuosa no puede aspirar a más resultado que el fracaso, uno manchado de sangre de víctimas de un régimen.

Muchos se molestan con quienes resaltan los hechos, están enceguecidos por esperanzas infundamentadas, esperando que haya un levantamiento militar interno, que haya una intervención extranjera, que Dios meta sus manos para ayudar a Venezuela, o una mezcla de estos escenarios —poco probables en este momento—. Así, en su ingenuidad, mandan a callar a quienes difieren de su posición, argumentando una supuesta inacción del otro, pero, aún si eso fuese cierto, no reparan en que ellos tampoco hacen algo relevante, que realmente se pueda traducir en la caída del régimen. Entonces, si ha de darse entrada al minusválido argumento: “Tú no haces nada, no hables”, inclúyanse en la petición, hay que callarse la boca todos.

Es más que lamentable que muchos, “con la excusa de hacer algo, no ven que a veces no se trata solo de “hacer”, sino de “qué es lo que se hace”; ser útil no significa hacer lo que sea, sino hacer lo que se requiere. Ya va siendo hora de dejar de creerse parte de una solución cuando no es el caso. Luego de un cuarto de siglo deseando “ganar elecciones en tiranía”, sin mayores resultados más que la miseria en represión, véase como parte del problema y no como la solución.”[1]

Es más, puesto que les gusta ponerse como autoridades morales a los que no se les puede criticar nada, permítanme hacer comparaciones y decirles que cuando aquellos que me manden a callar hayan sido buscados por el SEBIN, llevando, junto a otros acontecimientos, a tener que salir del país de manera clandestina para que las aguas se enfríen y no exponer la seguridad de la familia; cuando se la pasen construyendo país en las aulas de clase o en espacios donde se hable con la gente, apelando a la concientización del futuro del país, para comprender mejor nuestro entorno, aun cuando las creencias que profesas no son del agrado del régimen y te exponen a ser nuevamente buscado y encarcelado por supuestamente “promover el odio” o el “fascismo”; o cuando siquiera hagan algo más que salir a votar cada cierta cantidad de tiempo, porque así se los pide el sistema y “es lo único que se tiene”; pueden venir a callarme la boca. Si hemos de hablar de “hacer cosas” por cambiar las circunstancias y usarlo como regla moral, entonces la gran mayoría de ustedes siquiera podrían mirarme a la cara, menos decirme que me calle, ni a mi ni a quienes hacen algo de eso, o incluso más. ¡Quédense con eso, ególatras ingenuos! No son más que inmorales que promueven espejismos de cambio; ustedes son los mismos que dicen luchar contra la opresión, pero no escatiman en acallar o arremeter contra aquel que piense distinto a ustedes, independientemente de los argumentos. Son los inmorales que quieren una transición a la democracia, pero en su interior tienen el mismo virus antidemocrático que nos hizo llegar adonde estamos.

Volviendo al tema, miles han sido encarcelados, asesinados, amedrentados de una u otra forma, en vano —hasta el momento—, ¿Y piden que todavía confíen en medios espurios para un cambio? Yo pregunto: ¿Por qué se tienen que esperar las épocas electorales para vislumbrar un cambio? ¿Por qué se sigue jugando al juego democrático contra una dictadura? La clase política venezolana y sus seguidores deben asumir la culpa por muchas de las cosas que estamos viviendo ahora, empezando por reconocer el escenario y no esperar algún momento del futuro lejano para coordinar fuerzas en busca de un verdadero cambio. De hecho, todavía pueden reivindicarse y aprovechar todo el movimiento que se ha construido a su alrededor, nuevamente, para ello.

Sin más, les recuerdo que todos queremos lo mismo, y la verdadera discusión es qué acciones son las que mayor probabilidades de éxito tienen en forzar un cambio, y cuales no. ¿Cuál es tu trabajo y el mio, dadas las circunstancias? Aquel que apele a los improperios hacia otros, o la solicitud de su silencio, porque piense que sus máximas son inatacables, no entienden nada de lo que vivimos. Viva aquellos principios que solicita, no pida un cambio de la boca para afuera solamente. Solo así ya habrá dado el primer paso al cambio que tanto desea.


[1] Roymer Rivas. 2024. En defensa de la razón: ¿Por qué no voy a votar el 28 de julio?. Pág. 113. Puede acceder a través de: https://contrapodernews.com/en-defensa-de-la-razon-por-que-no-voy-a-votar-el-28-de-julio-una-reflexion-a-quienes-creen-en-oportunidades-unicas-y-espejismos-de-cambio/ (Consultado el 31 de julio de 2024).

La tarea inaplazable

Por Leroy Garrett.

Yo, como muchos, la subestime, creía que era la que le tocaba el ciclo político paranoide impuesto por el chavismo: nacer, candidatearse y perecer para legitimar a la banda criminal a fórceps de sus precarios sustento legal.

Ella cambio el juego, y lo sigue cambiando, pues logró demostrar que elegir es posible, a pesar de todas las condiciones adversas, todo vimos su determinación, su desprendimiento, su templanza hasta declarado el fraude.

¿Cómo puede sobrevivir la elección y llegar a la toma del poder para beneplácito de la mayoría que se inmola en la calle indignados por el descaro? Maria Corina debe propiciar la creación de un árbitro Electoral Supranacional ipso facto.

Pero, ¿Cómo se fabrica? La ayuda internacional debe ir más allá del cierre de embajadas, al contrario, se deben establecer puentes con la dictadura, constituir un Árbitro Internacional que autentique los resultados y presione hacia una transición del poder, lo más ordenado y menos violento posible.

Por ejemplo, esos expresidentes deben entrar por prodigio de la diplomacia, igual otros técnicos y veedores y dejarlos intervenir, cuantificar y certificar lo evidente, que Edmundo González Urrutia ha sido electo presidente de los venezolanos.

¡No retiren las embajadas por el bien público y por el regreso de la armonía entre los venezolanos, ante un proceso electoral sin árbitro nacional imparcial, la mayor colaboración de las naciones soberanas es proveer uno! 

Y ES URGENTE QUE ASÍ SEA.

En defensa de la razón: ¿Por qué no voy a votar el 28 de julio? Una reflexión a quienes creen en “oportunidades únicas” y espejismos de cambio

Por Roymer Rivas, estudiante, escritor, teórico del Creativismo Filosófico.

Muchos venezolanos saldrán el 28 de julio a votar por un cambio en el país, pero yo sostengo que en realidad votan por un espejismo que se traduce en la perpetuación de un sistema, independientemente de quién se declare ganador de la contienda electoral.

Al respecto, he escrito el siguiente ensayo, donde explico las razones por las cuales no votaré, invitando a su vez a la reflexión de todos los venezolanos, dentro y fuera del país, a quienes les dedico todo el texto.

Presione aquí para acceder al texto en íntegro.

Jaque mate: el nefasto legado del chavismo

Por Víctor Márquez Cassinese, especialista en redes sociales y comunicación digital y analista político.

Independientemente del resultado electoral del domingo 28 de julio, el chavismo ya ha ganado esta batalla. Pocas organizaciones criminales y terroristas han logrado enfrentar a millones de ciudadanos, ponerlos en contra y asegurar la perdurabilidad de su legado, incluso cuando su proyecto político parece estar en declive.

Hace unos días, entré a scrollear un poco en X —antes Twitter—, y en mi timeline noté que se estaba librando una pequeña batalla entre aquellas personas que están 100% convencidas de que votar el domingo va a resolver algo y aquellos que, como yo, creemos que la trampa y la continuidad serán los únicos resultados.

Si algo me llamó la atención, e incluso me descolocó, fue el hecho de que varios de aquellos que repiten los eslóganes de la unidad y el perdón manejan el argumento de que quienes llaman a la abstención deben ser silenciados. Así, sin más: “Si no piensas como yo, cierra la boca”. Y es que no importa si el posteo viene de una cuenta con pocos seguidores, que recién empieza en X, o si es la cuenta reconocida de algún analista o “influencer”, los mensajes que se leen son similares: Vota o cállate la boca.

Este fenómeno no es aislado. Al final, el chavismo consiguió algo que le servirá de combustible sin importar si se mantienen o no en el poder: replicar su pensamiento y su accionar en cada venezolano que no ha entendido que disentir es parte importante de la dinámica social.

Quiero aclarar una cosa: yo considero que votar no va a traer ningún resultado distinto a los venezolanos, pero hace tiempo entendí que no gano nada hostigando a la gente para que no vote, o señalando de forma cínica y burlona a los que piensan que el voto los va a ayudar a salir del chavismo. Si usted quiere votar, adelante. Mi mensaje va más por el lado de que hay que prepararse para afrontar lo que sea que suceda luego del 29 de julio.

Sin embargo, algo que noto en el debate sobre la viabilidad del voto como herramienta contra el chavismo es que quienes consideran que el sufragio puede ser útil, aun cuando se ha evidenciado lo manipulable que es el sistema, sienten que su palabra está escrita en piedra y que ningún detractor debería poder opinar o debatir.

Por ejemplo, hace poco me extendieron una invitación a participar en un podcast en el que se hablaría de las elecciones venezolanas. La idea era contrastar ambas posturas: por un lado, a favor del voto y con una firme convicción de que se acerca el cambio, un politólogo venezolano; en contraparte, con una postura escéptica y hasta pesimista, yo. ¡Por supuesto que acepté!

Minutos después, mientras preparaba una pequeña biografía que me solicitó el productor, recibí un mensaje por WhatsApp en el que se me informaba que no se haría la grabación porque el politólogo prefería no contrastar su análisis, pero que seguramente me contactarán para otra edición en la que hablemos sobre los resultados del domingo.

A mí nunca me ha intimidado contrastar mis argumentos. De hecho, creo que es una buena forma de aprender e incluso de corregir posturas en las que podría estar equivocado. Y lo digo en serio, espero estar absolutamente equivocado con respecto a las elecciones del domingo. Anhelo que Maduro sea derrotado y que la transición sea rápida para que Venezuela deje de ser saqueada y los venezolanos dejemos de ser perseguidos.

Si esta es la dinámica que puede llegar a instaurarse en una hipotética transición hacia la democracia, en la que se desestima y silencia a los disidentes, Venezuela no habrá cambiado y se habrá normalizado el nefasto legado del chavismo.

El terror como arma para gobernar

Por Leroy Garrett (@lerogarrett).

El proceso revolucionario francés, de buenas intenciones, creo un infierno. Se pretendía con la caída de los Borbones crear un mundo nuevo, discursos y debates pululaban en los antiguos salones monárquicos, se combatía a las reacciones bélicas de las monarquías europeas, entre ella la Austria de los Habsburgos, quienes querían vengar a Maria Antonieta; la rivalidad de las facciones entre la Gironda y Jacobinos dentro de la asamblea nacional, instancia parlamentaria creada para gobernar la república; a los girondinos, a pesar de contar con la mayoría, fueron diezmados por el control jacobino, a través del Tribunal de Salvación Pública.

En ese periodo de 1793 y 1794, se instauró con Robespierre a la cabeza el llamado Reino del Terror, el símbolo de aquella matanza desatada patrocinada por el estado fue la guillotina, se ejecutó tanta gente, por los más inverosímiles motivos, que la guillotina tuvo que mudarse de su lugar cercano a la actual Plaza de la Concordia, porque fue tal la cantidad de sangre vertida que la misma amenazó con contaminar el suministro de agua potable del Paris de entonces.

El terror terminó con la ejecución de Robespierre el 10 Termidor del año III, el 28 de julio de 1794. Pero, ¿Qué aprendemos de esto?

El Terror es una arma, cuando se usa como herramienta de gobernar, por aquellos regímenes totalitarios, cuando la gente empieza a dejar de temerles, el Terror es un componente extremo para garantizar el orden público cuando otros menos severos mecanismos de represión fallan.

Cuando el terror impera, no hay garantías ciudadanas, ese ejercicio brutal del poder hacia el ciudadano común es una debilidad intrínseca de los represores y con una acertada estrategia y operación política puede completamente revertirse su violencia y miedo a sus ejecutores.

Con esto en mente, y enfocándonos en Venezuela, los últimos días de esta “campaña electoral” han sido de terror para los opositores, quien colabore con Maria Corina en la logística más insignificante, va preso o por lo pronto no aparece.

¿Cual es la estrategia? ¿Procurar un medio colectivo el cual si se abstiene y hace subir el porcentaje de abstención de donde algorítmicamente el chavismo busca rebanar votos ficticios conversos al fraude? Eso se sabe. Entonces, ¿Que contrapeso institucional puede evitar eso?

No creo ninguno, sea  peso o contrapeso, en un reino totalmente controlado por el chavismo, me cuesta creer que sus jefes, con prontuarios de búsqueda internacionales por crímenes flagrantes, negocien una salida en Paz. Pero los procesos históricos son sorpresivos y difíciles, eso habitualmente se confunde con esperanza, y definitivamente a eso nos aferramos una vez más este 28 de julio.

Demanda del pueblo venezolano a la FAN

Por Antonio Semprún, Coronel de la Guardia Nacional (GN).

El próximo 28 de Julio, los venezolanos acudirán a las urnas de votación decididos a volver a vivir en libertad y terminar con veinticinco años de una tiranía genocida que ha destruido el país y la paz de los venezolanos, y esperan de ustedes un comportamiento honorable, constitucional, cívico y respetuoso de su mandato.

Señores venezolanos en uniforme, desde hace más de dos décadas la familia venezolana, incluida la de ustedes, vive en estado de miseria e indefensión por decisión de un grupo de individuos ambiciosos de poder, por lo que lo único que pide de ustedes es respetar y “hacer respetar» su decisión de retomar la senda democrática.

Hay que saldar la deuda moral e institucional que tiene la Fuerza Armada con Venezuela, el saqueo del que ha sido objeto, el oprobio, la humillación a la que ha sido sometida la familia venezolana ha estado sustentada por las bayonetas, es hora de lavarle la cara a la institución, es hora de devolverle a los venezolanos la paz y el respeto que merecen.

Los venezolanos demandan su imparcialidad en cumplimiento de lo que establece  el artículo 328 de la Constitución Nacional.

Los venezolanos han decidido volver a vivir en democracia y esperan que ustedes no empuñen las armas contra su propio pueblo, que solo está exigiendo sus derechos de manera cívica y pacífica.

El pueblo venezolano solo pide respeto al sentimiento de libertad que grita en las calles y rincones de todo el país, el silencio y la omisión de quienes tienen los medios para hacer respetar la decisión de los venezolanos los hace cómplices, porque les asiste la ley al actuar apegados a ella.

Ustedes son consientes de la realidad que se respira en las calles de Venezuela, eso les da dos opciones, continuar siendo los verdugos de sus familias o seguir protegiendo a quienes han destruido y saqueado a Venezuela.

¿Por qué los intelectuales son socialistas y odian el capitalismo?

Por Gervis Medina, abogado, criminólogo y escritor venezolano

Esta interrogante se lo plantea Bertrand de Jouvenel (1903-1987), en el libro “Los Intelectuales europeos y el capitalismo”.

Desde la antigua Grecia, los filósofos griegos no entendieron el orden espontáneo del mercado, a diferencia de los juristas clásicos romanos. Empezando por Sócrates, Platón y Aristóteles. Veían con recelo todo lo que oliera a actividad mercantil, empresarial, artesanal o comercial.

Hoy día, desde los actores de cine, periodistas, literarios etc., la mayoría son contrarios a la economía de mercado, cómo la mayor parte de los intelectuales, quienes plasman su labor creativa en obras literarias generalmente también en contra del capitalismo. Todos ellos contrarios al proceso de mercado, todos ellos socialistas, todos ellos de izquierdas.

Bertrand de Jouvenel desarrolló un artículo precioso explicando las razones por las cuales el intelectual generalmente, y salvo honrosas excepciones, está siempre orientado en contra del proceso de cooperación social basado en el mercado, y describe tres motivos para ello:

1) Desconocimiento teórico del proceso de mercado.

El orden social empresarial, dice Hayek, “es el más complejo que hay en el universo”. Este trabajo de análisis para comprender como funciona el proceso espontáneo del mercado, que solo puede proporcionar la teoría económica, por desgracia, brilla por su ausencia en la mente de la mayor parte de los intelectuales. Estos se dan muchísima importancia, piensan que han estudiado mucho, pero la mayor parte de ellos son unos completos ignorantes, en lo que se refiere a la ciencia económica.

2) La soberbia.

El intelectual piensa que sabe mucho más que el resto de sus conciudadanos, porque ha estudiado mucho. Logrando obtener títulos en diferentes carreras o por que ha leído muchos libros, porque va a muchas tertulias y conferencias. Se cree la persona más inteligente y el más listo. Cae en la fatal arrogancia con gran facilidad, hasta el punto que piensa ser más legitimado que nosotros mismos para decidir lo que tenemos que hacer; se ríe de los ciudadanos de a pie, le parece una ofensa a su fina sensibilidad que le contraríen, vomita ante la ignorancia de otros, de alguna forma se escandaliza de la falta de cultura de todos los demás y él puede criticar y pontificar porque se cree más listo que nadie.

Detrás de cada intelectual existe un tirano en potencia, que a poco que se descuide va a caer en la tentación de querer arrogarse del poder político para imponer a todos los demás sus peculiares puntos de vista. Se consideran que son los mejores y más refinados y más cultos.

Ahora, si a la ignorancia le sumamos la arrogancia fatal de que saben algo más que los demás, que son más cultos y refinados, estamos perdidos. No es raro de extrañar que detrás del tirano de la historia, un Hitler, Stalin, Chávez, Maduro, exista una cohorte de intelectuales aduladores que han tratado de darle base y legitimidad, desde el punto de vista ideológico, cultural, filosófico, etc. Cómo es el caso de Venezuela, un Rangel, Adolfo Esquivel, Luis Brito, Ignacio Ramonet, Román Chalbaud, Pérez Pirela, Noam Chomsky, entre otros.

3) El resentimiento y la envidia.

Bertrand se da cuenta de que el intelectual se encuentra en una situación muy incómoda en el mercado. En la mayor parte de las circunstancias observa que el valor del mercado de lo que él aporta al proceso productivo es muy reducido, es decir, dice que ha estudiado muchos años, lo ha pasado muy mal, ha viajado a París y resulta que hace unos cuadros, escribe unos libros y no lo compra nadie. Algo mal está en la sociedad capitalista cuando no se valora como debe lo que hace. Y en todo caso, aunque tenga suerte, aunque se ponga de moda, nunca es suficiente, nunca se le paga lo suficiente.

Teniendo en cuenta todo lo que hace como intelectual, sobre todo en comparación con la basura que lo rodea. Lo que no puede resistir es que un «superignorante», un burdo, un inculto empresario, gane diez o cien veces más que él. Esa es una sociedad injusta, dice el intelectual, no se nos paga lo que valemos, pero personas como Elon Musk, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Steve Jobs son unas basuras delante de ellos porque nunca estudiaron en una academia letrada, porque se dedicaron a producir algo que las masas ocultas demandan.

El mundo de los negocios es para el intelectual un mundo de valores falsos, de motivos bajos, de recompensas mal dirigidas, para él es una perdida, es el resultado natural de la devoción a algo que debe hacerse, mientras que el beneficio es el sometimiento a las opiniones de la gente.

Si al resentimiento y envidia le añadimos la soberbia y la ignorancia, no nos debe extrañar que la cohorte de hombres y mujeres de cine, periodistas, literarios, modelos, escritores, investigadores etc., actúen de manera sesgada en contra del proceso empresarial del mercado al que estamos incorporados nosotros, que sean profundamente anticapitalistas y siempre se presenten como los adalides del socialismo de la progresía de la justicia social y la redistribución de las riquezas.

La batalla de las ideas

Por Valentina Gómez, economista y coordinadora local senior de EsLibertad Venezuela.

Karl Marx utilizó la expresión «la batalla de las ideas» durante la década de 1840 para criticar la filosofía alemana moderna, una filosofía que defiende la libertad y la autonomía, los representantes creen principalmente en el progreso humano como una «expansión del espíritu y la razón». Tanto Hegel como Kant, principales defensores de la filosofía, creían que para evolucionar el ser humano necesitaba comprender la realidad a través de la historia, la lógica y la ética. De ahí que introdujeran un enfoque historicista en la comprensión de la realidad y el pensamiento humano.

Para Marx, aquella filosofía se preocupaba más en la elaboración teórica que por la aplicación práctica en la transformación social, nunca entendió que primero debes comprender el comportamiento humano antes de aplicar y hacer de la sociedad parte de un experimento. Es como sentarte a comer antes de hacer las compras en el supermercado ¿Qué vas a comer si no hay nada? ¿Cómo estar seguro de que tus propuestas para la sociedad son las mejores si no conoces el comportamiento humano? O incluso peor, abrir primero el cuerpo y luego abrir el libro de medicina, en este segundo ejemplo pones en riesgo la vida de otra persona. Así funciona cuando haces un experimento con la sociedad, pones en riesgo la vida de millones de personas.

Marx comienza a desarrollar su propia filosofía al diferir de los filósofos alemanes modernos. Se aparta del grupo y, al encontrarse con Friedrich Engels, consigue el apoyo suficiente para elaborar una perspectiva distinta. «… Ponen de manifiesto cómo no hacen otra cosa más que balar filosóficamente» redactaron Marx y Engels en el libro «La Sagrada Familia» de 1844. En ese libro critican a los hegelianos, acusándolos de realizar críticas meramente teóricas y abstractas, sin implicaciones prácticas o revolucionarias reales. Es en estas primeras críticas cuando comienza la batalla de las ideas.

De la crítica filosófica a la batalla política: Marx, Engels y la influencia en la era Thatcher

Decenios más tarde, esta noción de una batalla de ideas resonaría en la política británica con Margaret Thatcher, quien, como Primera Ministra entre 1979 y 1990, defendió vigorosamente las ideas conservadoras mientras el socialismo y las políticas de izquierda ganaban terreno. Thatcher abogaba por la libre empresa, la privatización de industrias estatales, la reducción de impuestos y la promoción del individualismo y la responsabilidad personal. Su enfoque de gobierno buscaba estimular la iniciativa privada y fortalecer la competitividad económica.

Para Thatcher, la «batalla de las ideas» no solo representaba una lucha por el poder político inmediato, sino también por el futuro del modelo económico y social británico, así como por el papel del gobierno en la vida de sus ciudadanos.

Recientemente, se ha materializado el escenario que Thatcher intentaba evitar: un primer ministro laborista en el poder. Keir Starmer, líder del Partido Laborista, fue elegido, marcando la primera vez en 14 años que los laboristas retoman el poder en el Reino Unido. Esta elección refleja un cambio significativo en la política británica y subraya la continuación de la dinámica de la «batalla de las ideas» que ha definido el paisaje político desde los tiempos de Marx y Thatcher hasta la actualidad.

Fuente: Statista

Así luce el mapa en 2023 en Latinoamérica: los países en rojo indican gobiernos de izquierda, aunque algunos como Argentina han vuelto a ser azules. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para recuperar la educación como el mejor camino hacia la prosperidad. La educación no solo fomenta la creatividad y el trabajo inteligente, sino que impulsa avances tecnológicos y contribuye al progreso social sostenible, reduciendo la pobreza y promoviendo el respeto por el medio ambiente y los derechos humanos.

No conforme con esto, hoy nos encontramos con un entorno donde se han creado los aparatos más distractores y ladrones de nuestra capacidad analítica. Durante muchos años creí que ser multitasking era una virtud, pero en realidad era falta de concentración. No era realmente multitasking porque no lo hacía con un objetivo, como ahorrar tiempo, sino por la ansiedad de no estar perdiéndome algo. Mi mente se acostumbró a recibir información constante y a saltar rápidamente entre tareas, pero esto no significaba eficiencia, sino ansiedad. Hoy, lucho por mantener mi mente tranquila frente a la avalancha de tecnología que, si bien nos conecta globalmente, también genera ansiedad. Pilar Quiroga Méndez de la Universidad Pontificia de Salamanca, España, explica que:

La atención parcial continua implica una vigilancia y global que no es característica de las tareas múltiples. Con la CPA (Continuous Partial Attention) se busca una activación constante, filtrando oportunidades, observando diferentes pantallas, y yendo con rapidez de un lugar a otro. La CPA crea un sentimiento artificial de estar en crisis, de estar siempre en alerta máxima. Desde el punto de vista del procesamiento de la información pretende y consigue mantener una prioridad atencional en el foco, mientras que al mismo tiempo se explora la periferia para no perderse otras oportunidades. Este funcionamiento cognitivo puede ser la mejor estrategia de atención en momentos determinados y es seguramente adaptativa (por ejemplo: si estamos en la selva acosados por peligros indefinidos que pueden venir de cualquier lado), pero cuando se convierte en el principal modo de afrontamiento cognitivo, como sucede con el uso continuo del ordenador, tiene una enorme parte negativa.

Más allá de los impactos personales, estamos inmersos en una batalla constante donde la manipulación de la información y las promesas políticas contradictorias generan crisis económicas y sociales. En esta dinámica, es crucial mantener la racionalidad por encima de las emociones y evitar caer en extremismos ideológicos que dividen y polarizan. ¿Cuál nos da prosperidad económica? ¿Cuál soluciona los conflictos sociales? En palabras de Friedrich Hayek:

En palabras de Friedrich Hayek:

El socialismo ha sido un intento de reformar mediante la planificación el modo de producción que había surgido en el curso de siglos de evolución espontánea. Lo que hace de Marx un precursor del socialismo moderno no es su plan para una economía socialista, sino su insistencia en que el socialismo debe ser establecido por la fuerza.

Para cambiar el mapa del 2023 hacia la libertad, es esencial resistir la tentación de dejarse llevar por ideologías extremas y mantener un enfoque crítico y racional. Esto implica priorizar la educación integral, resistir las distracciones digitales y tomar decisiones informadas basadas en hechos concretos, no en promesas vacías. La libertad, en su verdadero sentido, no puede ser sacrificada en el altar de experimentos ideológicos fracasados que solo perpetúan el humo de ilusiones efímeras.