El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, ha acusado formalmente este martes a Irán de enviar misiles balísticos a Rusia con vistas a que sean utilizados «en las próximas semanas» para bombardear Ucrania, una colaboración inaceptable a ojos de Washington y que se traducirá en la imposición de más sanciones.
Blinken ha indicado que Teherán ya había colaborado con Moscú en materia de drones o de formación del personal militar, pero ahora se habría consumado una «amenaza adicional», la entrega de misiles balísticos, de la que la Administración de Joe Biden ya venía avisando porque implicaba una «escalada drástica».
«Se lo dijimos a Teherán en público y en privado», ha explicado el jefe de la diplomacia estadounidense, que ha comparecido en rueda de prensa en Londres junto a su homólogo británico, David Lammy, con quien precisamente tiene previsto viajar a Ucrania en los próximos días.
Las autoridades norteamericanas acusan a las iraníes de suministrar a Rusia decenas de misiles con un radio de alcance de unos 120 kilómetros, de tal manera que estos puedan ser utilizados para atacar objetivos a corta distancia y que las fuerzas rusas puedan recurrir a su propio arsenal para bombardeos más alejados del frente de combate.
En la misma línea, Lammy ha coincidido en que la alianza armamentística destapada este martes representa «sin duda una escalada significativa» en el conflicto desatado en febrero de 2022, a raíz de la invasión ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre el país vecino.
Tanto Teherán como Moscú se habían desmarcado en los últimos días de las informaciones relativas sobre la entrega de misiles balísticos, mientras que Ucrania convocó el lunes al encargado de negocios iraní para pedirle explicaciones sobre este tema.