El Ministerio de Defensa de Rusia ha informado este jueves de la recuperación de las localidades de Martinovka y Krupets, en la provincia de Kursk, contrarrestando supuestamente una incursión en la que Ucrania se habría hecho ya con más de medio centenar de localidades de territorio ruso.
Rusia ha trasladado fuerzas adicionales para reforzar su frontera oeste y recuperar las áreas que han sido tomadas por Ucrania a través de una contraofensiva sin precedentes desde el estallido de la guerra hace ahora más de dos años y medio.
Más de 120.000 personas se han visto desplazadas por la incursión. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Alexander Sirski, contó a principios de esta semana que controlan ya unos 1.000 kilómetros cuadrados de territorio ruso.
Mientras tanto, desde Ucrania han vuelto a señalar que el objetivo de esta ofensiva no es hacerse con la región de Kursk, sino acabar con algunas de las instalaciones desde las que se preparan y lanzan ataques contra su territorio.
«Ucrania no está interesada en la ocupación de estos territorios, pero sí en la destrucción real de muchas instalaciones militares rusas, empujando a los restos de las tropas rusas más allá de las líneas que permiten los ataques contra territorio ucraniano», ha asegurado el principal portavoz de la Presidencia, Mijailo Podoliak.
El portavoz del presidente, Volodímir Zelenski, ha explicado que el objetivo es crear una zona de amortiguamiento desde las que proteger la frontera de Ucrania que, a diferencia de Rusia, «libra una guerra exclusivamente defensiva».
«Ucrania y Rusia libran guerras diferentes (…) Rusia atacó deliberadamente a Ucrania con el objetivo de matar civiles y ocupar su territorio, lo cual es, sin duda, un crimen de guerra», ha dicho.