Este miércoles, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, se han enzarzado en un enfrentamiento en diferido ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York con motivo de la 78 sesión de la Asamblea General del organismo a cuenta del derecho de veto de Moscú.
«Es imposible detener esta guerra porque todos los esfuerzos se enfrentan al veto del agresor o de quienes apoyan al agresor», denunció Zelenski en la que fue su primera intervención presencial ante el Consejo de Seguridad, el órgano más importante de la ONU, destacando en este sentido que esto es prerrogativa que permite a Moscú bloquear cualquier solución a su invasión de Ucrania.
Así, Zelenski pidió a los miembros de la ONU que retiraran a Rusia el derecho de veto en el Consejo de Seguridad, vinculado a su puesto de miembro permanente que heredó de la extinta Unión Soviética como potencia vencedora de la Segunda Guerra Mundial.
En palabras del mandatario ucraniano: «El derecho de veto en manos del agresor está bloqueando a la ONU».
Todo esto mientras, por su parte, el representante permanente de Rusia, Vasili Nebenzia, escuchaba con atención a escasos metros.
Luego, Zelenski abandonó la sala y, unos minutos después de la intervención del secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, accedió Lavrov y respondió a Zelenski que el derecho de veto es un instrumento jurídico «legítimo» que corresponde a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
«El uso del veto es una herramienta absolutamente legítima estipulada en la Carta de Naciones Unidas con el objetivo de evitar decisiones que conduzcan a la ruptura de la ONU», insistió el ministro de Exteriores ruso, quien cargó con dureza durante los siguientes 20 minutos contra Ucrania, a cuyo Gobierno acusó una vez más de haber promulgado leyes «racistas» contra los rusos y de estar en manos de «neonazis».