El dictador de Venezuela no lo pensó dos veces y está dispuesto a conversar con Trump

Caracas. – Sin pensarlo dos veces, el jefe del «Cartel de los Soles» y genocida dictador que somete a Venezuela, Nicolás Maduro, se mostró este lunes dispuesto a conversar “face to face” con el presidente de EE. UU., Donald Trump, luego que este informara que el narcorégimen chavista «quiere hablar».

Maduro, tras ser consultado acerca de las declaraciones de Trump sobre la posibilidad de establecer “discusiones” entre ambos países, aseguró que “el que quiera hablar con Venezuela, se hablará face to face, cara a cara, sin ningún problema”.

No obstante, según acotó el narcotirano, lo que «no se puede permitir» es que —supuestamente— «se bombardee y masacre» al pueblo venezolano. Hizo un llamado a la diplomacia, y aseveró que el diálogo es el único mecanismo efectivo para que las naciones puedan resolver sus diferencias, esto último a propósito de la fuerte presión que ejerce la Casa Blanca con un despliegue militar a lo largo de las costas venezolanas.

«El diálogo es el camino para buscar la verdad y la paz», aseguró Maduro, quien cuestionó además «firmemente la amenaza del uso de la fuerza o el uso de la fuerza para imponer reglas en las relaciones entre los países».

Cabe señalar que la retórica de Maduro cambió drásticamente en las últimas dos semanas. Luego de enviar amenazas y advertencias sobre ofrecer resistencia ante un posible ataque de EE. UU. contra los carteles de drogas.

Hasta ahora, mientras, por un lado, pide «paz», por el otro se ha dedicado en los últimos días a lanzar clamores públicos por la paz, y a ofrecer un escenario de diálogo con EE. UU., justo cuando las posibilidades de que se produzcan ataques dentro del territorio nacional son inminentes.

El pasado domingo, Trump dijo acerca de la tiranía chaviasta «ellos quieren hablar», dejando entrever que fue su administración la que recibió una solicitud de parte de Maduro. Aunque se mostró dispuesto a recibir los mensajes que deseen enviarle, también aseveró que no descarta ningún método para resolver el problema en Venezuela.

Por criticar al narcorégimen en un audio chavismo sentenció a 30 años a una doctora

Caracas. – Por criticar al narcorégimen chavista en un audio enviado por la plataforma WhatsApp, la doctora venezolana Marggie Orozco fue condenada por el ilegítimo sistema judicial chavista a 30 años de cárcel.

La doctora, de 65 años y oriunda del estado Táchira, difundió tras las elecciones presidenciales en julio de 2024 un audio crítico contra la Narcotiranía, a causa de las crisis que vive el país desde hace años.

La organización Comité por la Libertad de los Luchadores Sociales confirmó la sentencia contra Orozco y señaló que con esta acción “se evidencia la saña del régimen”. La sentencia fue dictada el pasado 14 de noviembre por un tribunal penal tras una denuncia promovida por una integrante de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), estructura bajo control del chavismo, y se justificó bajo cargos de traición a la patria, incitación al odio y conspiración.

Por su parte, el exdiputado César Pérez Vivas también afirmó que Orozco fue señalada por una jefa del CLAP en San Juan de Colón y calificó la sentencia, dictada por la jueza Luz Dary Moreno, como “un acto perverso” contra una paciente con enfermedad cardíaca.

Orozco fue secuestrada por esbirros de la tiranía el 5 de agosto de 2024 en San Juan de Colón (Táchira), y fue recluida en una comisaría de la PNB. Luego, en septiembre de 2024, sufrió un infarto, dentro del centro de detención y requirió atención médica urgente.

Su familia ha alertado que sufre de problemas del corazón, y también de depresión, condiciones que se han agravado con su encierro.

Varias ONG y activistas por los Derechos Humanos se han pronunciado en redes sociales y la web, en contra de la exagerada sentencia contra la doctora Orozco, quien por sus problemas de salud debería gozar de alguna medida humanitaria, que le permitiera ser excarcelada pronto.

Congresista Carlos Giménez dice que Maduro provocará atentados para culpar a EE. UU.

Caracas. – El congresista republicano Carlos Giménez denunció este pasado domingo los planes que tendría el narcorégimen de Nicolás Maduro para crear caos en Venezuela, mediante la ejecución de atentados contra instalaciones y estructuras en el país, para luego achacarle la responsabilidad a EE. UU.

A través de un mensaje publicado en su cuenta oficial en X, Giménez aseguró que está siguiendo informes preliminares que apuntan a que el chavismo podría estar preparando ataques contra puentes, túneles, refinerías y otros puntos críticos del país.

Si bien, aclaró que los reportes no están verificados, aunque consideró que las dictaduras suelen emplear este tipo de acciones o tácticas desesperadas cuando atraviesan por un declive político.

“Estamos siguiendo informes de que el narco-régimen de Maduro podría estar preparando actos de sabotaje contra infraestructura clave en Venezuela, incluyendo puentes, túneles y refinerías, para luego culpar a los EE. UU. o a la oposición democrática”, indicó.

Giménez advirtió que el objetivo del régimen sería fabricar una crisis, generar caos interno y manipular el relato para justificar su permanencia en el poder.

«Estas afirmaciones concuerdan con las tácticas de una dictadura en decadencia. EE. UU. seguirá apoyando firmemente al pueblo venezolano contra la tiranía, la corrupción y cualquier intento del régimen de generar caos o manipular la verdad para su supervivencia política”, expresó.

Cqbe señalar que la advertencia surge en un momento de máxima tensión entre Caracas y Washington, marcada por el poderoso despliegue militar estadounidense en el mar Caribe, cerca de las costas venezolanas.

Trump dice que podría haber conversaciones con Nicolás Maduro

Caracas. – El presidente de EE. UU., Donald Trump, aseguró este domingo que «podría haber discusiones» con el líder del cartel chavista, Nicolás Maduro, «porque Venezuela quiere hablar». Cabe señalar que esta reacción que se da justo en medio de lo que muchos consideran la posibilidad de que se inicie un ataque militar contra el narcotráfico en Venezuela.

«Podríamos tener discusiones con Maduro, y veremos cómo resulta eso. Ellos quisieran hablar.», declaró el mandatario a la prensa desde el Aeropuerto Internacional de Palm Beach en Florida.

Asimismo, las declaraciones se produjeron el mismo día en que el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció que EE. UU. designaría al “Cartel de los Soles” como una organización terrorista extranjera a partir del 24 de noviembre.

Dicha designación permite acciones más agresivas contra el grupo y sus asociados, aunque Trump no confirmó si esto implicaba una acción militar inminente dentro de Venezuela. Dijo: «Nos permite hacer eso, pero no hemos dicho que vamos a hacer eso, y podríamos discutirlo.»

Departamento de Estado designará al «Cartel de los Soles» organización terrorista internacional

Caracas. – El Departamento de Estado de EE. UU. anunció este pasado domingo que designará como organización terrorista internacional al «Cartel de los Soles», la red criminal que controla Nicolás Maduro desde Venezuela.

El Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, fue quien informó sobre la medida de designar al citado cartel chavista como una Organización Terrorista Extranjera, y se refirió al «ilegítimo» Nicolás Maduro como su líder.

El Departamento de Justicia de EE. UU. acusa a Maduro y a otros dirigentes del narcorégimen, como el ilegítimo ministro de Interior, Diosdado Cabello, de pertenecer a esta organización criminal.

Cabe señaalr que designar a las organizaciones como grupos terroristas otorga a las fuerzas del orden y a los militares estadounidenses más poderes para atacarlas y desmantelarlas. Según una nota de prensa difundida por el Departamento de Estado, la designación como organización terrorista del Cartel de los Soles se hará efectiva el 24 de noviembre.

Mientras trascurren los días hasta esa fecha, EE. UU. mantiene un fuerte despliegue militar en el mar Caribe, justo frente a las costas venezolanas, con la finalidad de esperar la orden final para ejecutar la «Operación Lanza del Sur», estrategia cuyo objetivo es combatir el narcotráfico.

Cabe recordar que ya EE. UU. ya ha designado como organizaciones terroristas a varios carteles, incluidos el «Tren de Aragua» de Venezuela y otros en México y Ecuador.

Al anunciar la medida, Rubio dijo: «Ni Maduro ni sus compinches representan al gobierno legítimo de Venezuela.», en el marco de la —aparente— campaña de presión que el gobierno de Donald Trump emprendió contra el narcochavismo de Maduro y sus secuaces.

La economía de la paz: tener vecinos más ricos es una excelente noticia

Oriana Aranguren estudia Ciencias Fiscales, mención Aduanas y Comercio Exterior, y es cofundadora del capítulo Ladies of liberty Alliance (LOLA) Caracas, desde donde se promueve el liderazgo femenino en el movimiento libertario. También, es Coordinadora Nacional de EsLibertad Venezuela.

(…) la humanidad progresa más cuando tiende la mano que cuando aprieta el puño. La economía de la paz nos dice que el vecino próspero no es una amenaza, sino una oportunidad. Aceptar esa realidad podría ser la clave para un futuro más seguro, justo y verdaderamente libre de la amenaza de la guerra.

Oriana Aranguren

En el capítulo 3 de la obra “Paz, amor y libertad”[1], titulado: “La economía de la paz: por qué tener vecinos más ricos es una muy buena noticia”, el economista Emmanuel Martin presenta una reflexión potente sobre la relación entre la prosperidad económica y la paz, cuestionando la noción intuitiva —pero errónea— de que en la sociedad los ganadores solo pueden existir a costa de perdedores.

¿Es inevitable el conflicto en un mundo de recursos limitados? ¿O puede la cooperación económica convertir la aparente suma cero en un juego de suma positiva para todos? Este ensayo analiza las ideas clave del capítulo —apoyado en las palabras del propio autor— y desarrolla nuevas perspectivas desde enfoques económicos, filosóficos, históricos y éticos. Veremos cómo la interdependencia económica puede fungir como fundamento de la paz, sin dejar de considerar matices contemporáneos y dilemas que surgen en el complejo escenario internacional actual.

Ganancia mutua vs el mito de la suma cero

Una de las premisas centrales que Emmanuel Martin desmonta es la creencia de que la riqueza de unos proviene necesariamente de la pobreza de otros. Según esta visión simplista —heredera del pensamiento mercantilista clásico— la economía sería un pastel de tamaño fijo donde, si alguien toma una porción mayor, los demás recibirán menos. En este sentido, describe cómo muchas personas aún creen que por cada beneficio hay una pérdida equivalente para otro, lo que implicaría que el progreso de unos implica forzosamente el empobrecimiento de otros[2]. No obstante, con una lógica aplastante, destaca que, si este fuera el caso, el conflicto sería un destino ineludible. En sus palabras: Si ese fuera el único modelo posible de prosperidad, el conflicto social sería omnipresente, y la guerra sería inevitable[3], porque, en un mundo así, la desconfianza y la rivalidad estarían justificadas; la prosperidad ajena sería vista con recelo, incluso con hostilidad, pues se asumiría que cada ganador conlleva un perdedor.

Afortunadamente la realidad económica desmiente esa fatalidad. Existen formas de prosperidad que no implican la pérdida de otros, y ello queda demostrado con la experiencia histórica, donde se observa un “ganar-ganar” en diversos ámbitos: la riqueza global se ha multiplicado y, aunque —señala el autor— persisten desigualdades[4], más personas que nunca viven mejor que sus antepasados[5]. Esto muestra que muchos han podido prosperar simultáneamente, sin condenar a otros a la miseria. De hecho, el progreso tecnológico y el aumento de la productividad han hecho posible romper el techo de la escasez, porque hoy la humanidad en su conjunto produce mucho más de lo que jamás produjo, permitiendo elevar el nivel de vida medio en casi todas las regiones del mundo. Entonces, lejos de ser un juego de suma cero, la economía moderna puede ser un juego de suma positiva donde todos ganan[6].

Este reconocimiento económico tiene un correlato ético importante, a saber: elimina la presunción de que la única manera de enriquecerse es explotando o despojando al prójimo. Si aceptamos que es posible crear riqueza nueva mediante el ingenio, el trabajo y el intercambio libre, entonces la guerra y el saqueo dejan de ser herramientas “necesarias” para prosperar y se revelan como lo que realmente son: tragedias costosas e inmorales[7]. En palabras del economista clásico Jean-Baptiste Say, citado por Martin, “La guerra cuesta a una nación más que lo que efectivamente gasta; le cuesta, además, todo lo que hubiera ganado de no haber habido guerra”[8]. Es decir, el costo de la guerra no se limita al gasto militar, sino que también abarca toda la riqueza que se deja de crear debido al conflicto, por lo cual es en sí misma un juego de suma negativa por excelencia, en el que todos pierden recursos y oportunidades[9].

Producción, intercambio y enriquecimiento recíproco

Para proponer una alternativa al sombrío paradigma de suma cero, Martin rescata la visión de Jean-Baptiste Say sobre la naturaleza productiva y cooperativa del ser humano. En una economía de intercambio, todos somos simultáneamente productores y consumidores[10]. Say definía producir como “otorgar valor a las cosas dándoles utilidad”[11], y subrayaba el papel crucial del emprendimiento en este proceso creador de riqueza[12], ya que cada nuevo producto o mejora en la eficiencia libera recursos y abarata bienes, lo que a su vez incrementa el poder adquisitivo de la sociedad en general[13]. Así, innovación y ahorro van de la mano: producir más con menos costo permite que los recursos ahorrados se destinen a satisfacer otras necesidades, generando un círculo virtuoso de crecimiento[14]. Incluso actos sencillos —como reorganizar un proceso para hacerlo más rápido, o acercar un producto de donde abunda a donde escasea— crean valor para otros y expanden la riqueza total.

Esta lógica conduce a la célebre Ley de los Mercados de Say, que Martin explica como el fundamento teórico del desarrollo económico autosostenido[15]. Simplificando, la idea de Say es que toda producción genera ingresos equivalentes que se pueden gastar en otros productos. Citando a Say, “es la producción la que abre la demanda de productos”, de modo que “los productos se intercambian por productos”[16]. En otras palabras, cada productor, al enriquecer a otros con lo que ofrece, los convierte en potenciales compradores de la producción de los demás, creando así una especie de “efecto bola de nieve”, en el que el crecimiento de un sector o nación se traduce en más demanda para otros sectores o naciones[17]. Martin lo expresa con meridiana claridad: “Me hago más rico proporcionando más utilidad a mi vecino, y mi vecino se hace más rico proporcionándome más utilidad”[18]. Cuando ambos somos más ricos, cada uno puede ahora comprar más del otro, cerrando un círculo virtuoso.

Este juego de suma positiva del intercambio voluntario constituye el núcleo de la “economía de la paz” a la que alude Martin. En contraste con la lógica depredadora, aquí el éxito ajeno es buenas noticias para uno mismo. Como resume el autor: “En los intercambios voluntarios, el hecho de que mis clientes sean más ricos es una buena noticia para mí. Si, por el contrario, se empobrecen, no es una buena noticia en absoluto, sino mala”[19]. Dicho de otro modo, queremos socios prósperos, no socios arruinados. Esta afirmación, que parece casi contradictoria bajo la lente del nacionalismo económico o de la envidia, es en realidad profundamente racional, porque, por ejemplo, un panadero prospera si sus clientes tienen ingresos para comprar pan, o un ingeniero encuentra más proyectos si las empresas de su entorno crecen y requieren sus servicios.

En suma, la prosperidad es contagiosa en una economía interconectada. Ya para 1750 Montesquieu había observado que “el efecto natural del comercio es conducir a la paz”, pues crea incentivos para la cooperación mutua y suaviza las costumbres violentas[20]. En la misma línea, Kant sostenía que “el espíritu de comercio, tarde o temprano, se apodera de todos los pueblos y no puede coexistir con la guerra”[21]. La lógica es sencilla: si el bienestar de otros me beneficia a mí, buscaré mantener con ellos relaciones pacíficas y fructíferas, en lugar de hostiles.

He de destacar —antes de cualquier tipo de acusación de ello— que esto no se trata de un idealismo ingenuo, sino de un realismo bastante claro. La historia económica moderna ofrece múltiples ejemplos de esta interdependencia benéfica. Por ejemplo: tras la Segunda Guerra Mundial, Europa encontró en la integración económica —la Comunidad Europea del Carbón y del Acero primero, y luego la Unión Europea— un antídoto contra la guerra, pues, al entrelazar las economías de Francia, Alemania y otros países previamente rivales, hacer la guerra dejó de ser “rentable”. Y más recientemente se popularizó la “Teoría de los Arcos Dorados” de Thomas Friedman, según la cual ningún país con un McDonald’s entraría en guerra con otro, ya que alcanzar cierto nivel de desarrollo y clase media volvería a la población reticente al conflicto[22]. Si bien es cierto que la invasión rusa de Ucrania en 2022 —ambos países con abundantes cadenas de comida rápida— contradijo esa regla simplista, el mensaje inicial queda claro. Además, el caso de Ucrania y Rusia en sí mismo refuerza la tesis de Martin, puesto que el ataque bélico trajo enormes pérdidas económicas tanto para Rusia como para Ucrania y sus vecinos, demostrando que la guerra destruye riqueza para todos. Basta con preguntar, sugiere Martin, a un suizo de Zúrich o a un sueco de Estocolmo a qué atribuyen la prosperidad de sus sociedades, y probablemente responderán que “no se destruyeron en dos guerras mundiales”[23], porque fue la paz lo que permitió la inversión, la planificación de largo plazo y la colaboración, mientras que la guerra los empuja a la aniquilación. La paz, en suma, “es la primera condición” del mutuo “enriquecimiento económico” entre naciones[24].

La prosperidad del vecino como beneficio propio

Una de las contribuciones más valiosas del texto de Martin es trasladar estas ideas al plano internacional. Si dentro de un país entendemos que la prosperidad de una región beneficia al conjunto, ¿Por qué a menudo no aplicamos la misma lógica entre países? Martin, apoyándose de nuevo en las enseñanzas de Say, rompe la falsa división entre economías “agrícolas”, “manufactureras” o “comerciales” para enfatizar su complementariedad[25], porque el éxito de un sector se traduce en más mercado para los demás. Citando a Say, “la posición de una nación con respecto a sus vecinos es análoga a la relación de una de sus provincias con las restantes; a una parte le conviene que la otra prospere, con la seguridad de que se beneficiará de su opulencia”[26]. En otras palabras, tener vecinos ricos es una excelente noticia, del mismo modo que para una provincia interior lo es tener una ciudad próspera en las cercanías, o para el campo es ventajoso que florezca un mercado urbano que demande sus productos.

Esta perspectiva desmonta prejuicios muy arraigados en la política internacional, en donde, históricamente, las naciones han desconfiado del crecimiento ajeno, temiendo que la riqueza de un vecino se traduzca en poder militar o influencia a su costa. Sin embargo, la economía de la paz sugiere lo contrario: cuanto más integrado está un país en redes de comercio, inversión y producción con sus vecinos, más gana con su prosperidad y más pierde si éstos colapsan. Bien decía, o así se le atribuye, Frédéric Bastiat: “When goods do not cross borders, soldiers Will”, es decir, si las mercancías no cruzan las fronteras, los soldados lo harán[27].

Un ejemplo contemporáneo de ello es la estrecha interdependencia entre las economías de China y Estados Unidos. A pesar de sus rivalidades geopolíticas, ambos países son mercados cruciales el uno para el otro, y millones de empleos y empresas dependen de que el flujo comercial continúe. Cuando en años recientes surgieron confrontaciones comerciales —aranceles y represalias proteccionistas— quedó en evidencia que ambas partes sufrían pérdidas: exportadores agrícolas estadounidenses perdieron mercados, fabricantes chinos enfrentaron caídas de demanda, los consumidores de ambos lados pagaron precios más altos, confirmando así las palabras de Say y Bastiat, quienes comprendieron que cerrar las puertas al comercio siembra enemistad y miseria, mientras que abrirlas crea amistades de conveniencia que, con el tiempo, pueden convertirse en amistades genuinas cimentadas en la confianza.

Es importante señalar, no obstante, que la interdependencia económica no garantiza automáticamente la armonía política, ya que existen factores extraeconómicos —ideologías, cuestiones de seguridad, ambiciones de poder— que pueden empujar a los gobiernos a la confrontación, incluso a costa de arruinar negocios prósperos. El citado caso de la guerra en Ucrania demuestra que un gobierno dispuesto a asumir costos descomunales puede romper la paz a pesar de los lazos comerciales. Pero, como ya mencioné, incluso en estos casos extremos, la explicación de Martin encuentra una vindicación irónica: el altísimo precio económico que Rusia está pagando por la invasión —sanciones internacionales, colapso de importaciones clave, fuga de inversiones, destrucción de valor humano y físico— podría verse como la confirmación ex post facto de que la guerra empobrece a todos, incluso a los supuestos vencedores.

En contraste, los países que históricamente han privilegiado el comercio y la diplomacia por sobre la conquista han cosechado dividendos de paz. Un ejemplo claro es Japón, que, tras ser devastado en la segunda guerra mundial, renunció a la agresión militar y se enfocó en el comercio global, convirtiéndose así —en pocas décadas— en la segunda economía del mundo, sin disparar un bala. Asimismo, Corea del Sur pasó de ser uno de los países más pobres a una potencia industrial gracias a que se adoptaron políticas de comercio internacional[28], mientras su contraparte aislada, Corea del Norte, permanece en la miseria y la beligerancia. Estos contrastes éticos e históricos refuerzan la tesis de que la riqueza fundada en el intercambio pacífico es más sostenible y humana que la fundada en la coerción.

El espejismo del proteccionismo y las causas del conflicto

Ahora bien, si la interdependencia económica es tan beneficiosa, ¿Por qué persisten políticas que la obstaculizan? Martin explora en su capítulo cómo las barreras comerciales y el proteccionismo suelen justificarse con la misma mentalidad de suma cero que alimenta los conflictos. La idea de fondo del proteccionismo es: “no necesitamos a los extranjeros, podemos producir todo puertas adentro; si compramos bienes de fuera, ‘ellos’ ganan y ‘nosotros’ perdemos”. Pero esta visión de la autosuficiencia total no solo es económica y tecnológicamente inviable en el mundo moderno, sino que además es autodestructiva. Say ya ridiculizaba esa postura con la siguiente analogía: imponer aranceles a las importaciones para estimular la producción interna es como si, en la puerta de cada casa, se impusieran derechos de importación a los abrigos y calzados con el loable propósito de forzar a los residentes a fabricarlos por sí mismos[29]. El proteccionismo, en el fondo, equivale a hacernos la guerra a nosotros mismos, porque encarece los productos, limita la variedad, frena la innovación y genera ineficiencias.

A nivel internacional, el proteccionismo históricamente ha sido origen de tensiones que a veces derivaron en guerras abiertas. Martin señala que la obsesión con la “balanza comercial” —es decir: exportar mucho, importar poco— es una “herencia destructiva del pensamiento mercantilista” que “ha sido la causa de demasiadas guerras”[30]. En efecto, en siglos pasados, las potencias coloniales libraron guerras por mercados y recursos, creyendo que debían asegurarse un excedente comercial a cualquier costo, bajo la errónea premisa de que la riqueza mundial era estática. Y las llamadas “guerras comerciales” actuales —disputas arancelarias, sanciones económicas, vetos tecnológicos—, aunque no implican enfrentamiento armado directo, minan las bases de la confianza internacional y pueden ser antesala de conflictos mayores.

Martin advierte que a menudo estas políticas proteccionistas se emprenden “para proteger los intereses de unos pocos, que son lo suficientemente astutos para que el público confunda sus intereses especiales con los intereses de toda la nación”[31]. Aquí reluce un aspecto ético y político crucial, a saber: el nacionalismo económico puede ser manipulado por élites o grupos de presión que presentan sus ganancias privadas como si fueran el bien común —por ejemplo: un sector industrial ineficiente puede clamar por aranceles “para salvar empleos nacionales”, cuando en realidad busca mantener sus privilegios a costa de encarecer los bienes para todos—. Este “saqueo mutuo” —como lo llamaría Bastiat— genera resentimientos entre naciones y suele desencadenar represalias, cerrando un círculo vicioso de empobrecimiento; en cambio, el libre comercio unilateral que proponía Say —abrir nuestros mercados sin exigir concesiones a cambio— refleja una ética de tratamiento igualitario a todos los pueblos como potenciales amigos. Say desconfiaba incluso de los tratados comerciales exclusivos, porque crear clubes privilegiados implica discriminar a terceros, y eso siembra animosidad[32]. Por tanto, su postura era radical para su época —y quizás también para la nuestra—: abogar por la libertad comercial con todas las naciones, por convicción moral y pragmática de que así se cimenta una paz duradera y se desarrolla un país.

Por si fuera poco, el capítulo de Martin ilustra vívidamente el choque entre estas ideas liberales y la realpolitik imperial de su tiempo mediante la figura de Napoleón Bonaparte. Napoleón, cuyo afán de conquista sumió a Europa en continuas guerras, fue un férreo adversario del libre comercio. De hecho, cuando Jean-Baptiste Say publicó su tratado de economía política en 1803 defendiendo el libre mercado, Napoleón, ya entonces cónsul vitalicio, exigió que modificara sus conclusiones para apoyar el proteccionismo y la intervención estatal. Sin embargo, y como es de esperarse, Say se negó a traicionar sus ideas y pagó un precio personal la ser expulsado del órgano legislativo — Tribunat— y censurado; incluso su próspera fábrica textil en las afueras de París fue arruinada en 1812 por las políticas prohibitivas del emperador[33]. En carne propia, Say, sus trabajadores y sus familias “experimentaron las consecuencias prácticas de las malas ideas”[34].

Este episodio histórico refleja cómo el afán de poder de los gobernantes puede imponerse sobre las ganancias mutuas de los pueblos. En su momento, Napoleón veía en el comercio un juego de suma cero, y quería asfixiar la economía británica con su bloqueo continental, aunque ello empobreciera también a Europa continental, mientras que pensadores como Say veían el comercio como un vínculo de paz. La colisión entre ambos enfoques no pudo ser más dramática. Si bien, a largo plazo, la historia dio la razón a Say, porque Napoleón fue derrotado y su imperio se derrumbó, mientras que las ideas de cooperación económica, en mayor o menor grado, quizá con algunas reservas, sobreviven y forman la base del orden internacional del último siglo.

Paz, libre comercio y florecimiento humano

En última instancia, Emmanuel Martin nos invita a reconsiderar las bases económicas de la paz. Su argumento, respaldado por la teoría clásica y la evidencia histórica, es que la paz y el libre comercio se refuerzan mutuamente en un círculo virtuoso. La paz permite que el comercio y la creación de riqueza florezcan; a su vez, las relaciones comerciales densas hacen menos probable la guerra, por lo cual la prosperidad deja de verse como un arma de dominación y pasa a ser un bien compartido. Martin lo expresa de la siguiente manera: “La paz es, obviamente, la primera condición del mutuo enriquecimiento económico entre naciones. La guerra destruye, mutila y marchita vidas humanas; arrasa con la riqueza, genera hambre y desperdicia recursos escasos. Las guerras son juegos de suma negativa”[35].

Más allá del lenguaje económico, hay un mensaje ético claro: la guerra no solo siega vidas y propiedades, sino que viola la dignidad humana al retrotraernos a la ley del más fuerte, mientras que la cooperación en libertad dignifica a las personas como agentes creativos capaces de mejorar su condición sin perjudicar a otros. En palabras de Say, cuando las naciones caen en las garras de la beligerancia, las únicas “ventajas de la victoria” que pudieran aducirse “son por completo ilusorias”, reservadas apenas a los gobernantes, mientras “los ciudadanos en general no reciben beneficio alguno”[36]. Para la gente común, por el contrario, “el mayor beneficio posible es la libertad absoluta de intercambio, que difícilmente pueda disfrutarse si no hay paz”[37].

La afirmación anterior, escrita hace dos siglos, resuena hoy con fuerza, en la medida en que la libertad para intercambiar bienes, ideas y servicios se convierte en una condición indispensable para que las sociedades prosperen material y culturalmente. Y dicha libertad solo puede ejercerse plenamente en un entorno de paz y respeto mutuo.

Cabe aclarar, no obstante, que ver la interdependencia económica como fundamento de la paz no significa ignorar los otros pilares de una convivencia pacífica, como la diplomacia, el respeto a los derechos humanos o la existencia de instituciones justas. Pero la economía crea un terreno común de interés que trasciende diferencias culturales o ideológicas, porque todos quieren alimentarse, vestirse, progresar, y el comercio canaliza esos deseos universales en interacciones constructivas. Como recuerda Wendy McElroy, al comentar las Cartas filosóficas, Voltaire describe la bulliciosa Bolsa de Londres en el siglo XVIII como un espacio donde “judíos, musulmanes y cristianos realizan transacciones como si profesaran una misma religión: la de la búsqueda del beneficio mutuo”[38]. El comercio enseña a cooperar en la diversidad y, a largo plazo, tiende puentes incluso entre potenciales enemigos. Cuando esas conexiones económicas se rompen, suele aflorar la incomprensión y el recelo que alimentan conflictos. Por eso es tan importante preservar y ampliar los lazos comerciales internacionales bajo reglas equitativas. Al final de su capítulo, Martin reafirma con énfasis que la paz y la libertad económica se necesitan mutuamente para lograr, no solo crecimiento material, sino el auténtico florecimiento humano. “La paz y el libre comercio se reafirman mutuamente para producir no solo el desarrollo económico, sino también la riqueza genuina y el florecimiento del ser humano”[39], concluye. Esta idea enlaza la prosperidad con una noción más amplia de bienestar, porque ya no se trata sólo de acumular bienes, sino de crear las condiciones para que las personas puedan desarrollar sus proyectos de vida en plenitud. La paz, cimentada en vínculos económicos saludables, permite dedicar energías y recursos a la educación, la ciencia, la cultura y la mejora social, en lugar de malgastarlos en destrucción. En una época donde nuevamente se escuchan cantos de sirena nacionalistas y proteccionistas en distintas latitudes, las lecciones de Emmanuel Martin, siguiendo la línea de clásicos como Say, son un oportuno recordatorio de que la humanidad progresa más cuando tiende la mano que cuando aprieta el puño. La economía de la paz nos dice que el vecino próspero no es una amenaza, sino una oportunidad. Aceptar esa realidad podría ser la clave para un futuro más seguro, justo y verdaderamente libre de la amenaza de la guerra.


[1] Tom G. Palmer. 2014. Paz, amor y libertad. Publicado por Atlas Network, Cato Institute y Students For Liberty.

[2] Ibidem., págs. 47-49.

[3] Ibidem.

[4] Aunque el autor lo señala en un sentido negativo, como si fuese algo a “corregir” o “solucionar”, lo cierto es que eso no representa un problema. Ya intelectuales como Enrique Ghersi, en Perú, y Roymer Rivas, en Venezuela, entre muchos otros, han destacado que la desigualdad no es un problema, en cuanto todas las personas son desiguales por naturaleza, y el debate no debe girar alrededor de “las causas de la pobreza”, sino en “¿Cuál es el marco institucional necesario para generar riqueza?”, ya que la pobreza no tiene causa, pero la riqueza sí. Al respecto, puede consultar: Roymer A. Rivas B. 2022. Las causas de la pobreza y la desigualdad, un debate sin sentido. Publicado en el portal de ContraPoder News. En: https://contrapodernews.com/las-causas-de-la-pobreza-y-la-desigualdad-un-debate-sin-sentido/ (Cit. 17/11/2025).

[5] Óp. Cit. Paz, amor y libertad., págs. 47-49.

[6] Uno más uno puede ser igual a tres, metafóricamente hablando.

[7] De hecho, ya Ludwig von Mises destaca en su obra “Liberalismo” es la cooperación entra las personas lo que hace grande a las sociedades, al permitir que cada individuo vea aumentada la probabilidad de éxito en la consecución de sus metas en la vida. Contrario a lo que señalan sus críticos, que recurren a la caricatura y parten de la incomprensión, si es que acaso lo han leído seriamente alguna vez, no es la “competencia” —visto como la guerra, el conflicto— lo que hace crecer a los países, sino la cooperación. En concreto, Mises dice: “Human society is an association of persons for cooperative action. As against the insolated action of individuals, cooperative action on the basis of the principle of the division of labor has the advantage og greater productivity.” (Ver: Ludwig von Mises. 1985. Liberalismus: in the classical tradition. Tercera edición en inglés. Publicado por The Foundation for Economic Education, Inc. Pág. 18.)

[8] Óp. Cit. Paz, amor y libertad., págs. 47-49.

[9] Ibidem.

[10] Ibidem., págs. 49-50.

[11] En ibidem.

[12] Ibidem.

[13] Ibidem., págs. 50-52.

[14] Ibidem.

[15] Ibidem.

[16] Ibidem.

[17] Ibidem.

[18] Ibidem.

[19] Ibidem.

[20] Ver: Emilio Menéndez del Valle. 2022. ¿Garantiza el “dulce comercio” la paz?. Publicado en el portal de InfoLibre. En: https://www.infolibre.es/opinion/plaza-publica/garantiza-comercio-dulce-paz_129_1344131.html (Cit. 17/11/2025).

[21] Ver: María Gloria Báez. 2024. Immanuel Kant y el nacimiento del idealismo moderno (Parte III – última). Paraguay. Publicado en el portal de Última Hora. En: https://www.ultimahora.com/immanuel-kant-y-el-nacimiento-del-idealismo-moderno-parte-iii-ultima#:~:text=causa%20de%20la%20paz,cosmopolitismo%20necesario%20para%20la%20paz (Cit. 17/11/2025).

[22] Ver: Anne-Marie Slaughter, Ian Shapiro. 2022. Los arcos dorados van a la guerra. Publicado en el portal de Project Syndicate. En: https://www.project-syndicate.org/commentary/ukraine-war-shows-more-than-commerce-needed-for-peace-by-anne-marie-slaughter-and-ian-shapiro-2022-07/spanish#:~:text=WASHINGTON%2C%20DC%2FNEW%20HAVEN%20%E2%80%93%20Despu%C3%A9s,desarrollo%20econ%C3%B3mico%20y%20la%20interconexi%C3%B3n (Cit. 17/11/2025).

[23] Óp. Cit. Paz, amor y libertad., págs. 56-57.

[24] Ibidem.

[25] Ibidem., págs. 52-54

[26] En ibidem.

[27] La frase común en español es: “Donde entra el comercio, no entran las balas”. Si bien no hay documentación sobre si Bastiat dijo tales palabras citadas, compagina perfectamente con su visión del comercio y la libertad. Al respecto, invito a ver el texto de Llewelyn H. Rockwell, titulado: “Guerra y comercio: Bastiat tenía razón”. Puede acceder en: https://www.libertaddigital.com/club/ilustracion-liberal/9/guerra-y-comercio-bastiat-tenia-razon-llewelyn-h-rockwell.html?utm_campaign=url_rewrite&utm_medium=Social&utm_source=Twitter#:~:text=Bastiat%20manten%C3%ADa%20que%20cuando%20los,las%20tensiones%20y%20las%20guerras (Cit. 17/11/2025).

[28] Aunque no podríamos decir, estrictamente, que es “libre mercado”.

[29] Óp. Cit. Paz, amor y libertad., págs. 54-55.

[30] Ibidem.

[31] Ibidem.

[32] Ibidem.

[33] Ibidem.

[34] Ibidem.

[35] Ibid., págs. 56-57.

[36] Ibidem.

[37] Ibidem.

[38] Wendy McElroy. 1998. The origin of religious tolerance. Publicado por la Foundation for Economic Education. En: https://fee.org/articles/the-origin-of-religious-tolerance/ (Cit. 17/11/2025).

[39] Óp. Cit. Paz, amor y libertad., págs. 56-57.

Bolivia 2025: la azarosa experiencia de la transición, entre la esperanza de libertad y los problemas antiguos

Lourdes N. Romero L., líder y defensora de las libertades individuales, económicas y de los principios democráticos en Bolivia y Latinoamérica. Coordinadora local de SFL Bolivia, cofundadora de LOLA Bolivia y Líder Regional para LOLA LATAM. Licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, con formación especializada en democracia, liderazgo, libertad y comunicación política mediante programas acreditados por OEA, KAS y ACEP

(…) Los colectivos sociales y los medios de comunicación independientes constatan que el poder efectivamente no está sólo en el Gobierno, sino que se encuentra en la capacidad de la sociedad civil para controlar, exigir, pero también revertir retrocesos autoritarios, corrupciones, exclusiones.

Lourdes N. Romero L.

I. Un acceso histórico a la presidencia y a un gabinete técnico

Rodrigo Paz tomó posesión de la presidencia el 8 de noviembre, en un acto caracterizado por la aparatosidad de la forma y por un mensaje claro de ruptura. Después de dos décadas de cuota sectorial y de repartición de ministerios, Paz presentó un gabinete «meritocrático», constituido por técnicos y exautoridades que se comprometieron a trabajar 24/7 para afrontar la gravísima crisis económica y recomponer un Estado debilitado y quebrado.

La invocación de la «capitalización humana» y el registro de la cuota sectorial lograron seducir, por un lado, a los sectores medios y empresariales, y, por otro lado, esa misma estrategia disparó la crítica entre movimientos sociales, evistas y masistas, que se sintieron apartados del poder y marginados en el nuevo esquema.

En sus primeras manifestaciones, Paz afirmó que la «descentralización de recursos» (modelo 50/50) sería la solución al problema de la desigualdad territorial. Señaló tres ejes en su arranque: (i) apertura internacional, (ii) capitalismo para todos y (iii) el fin del «Estado tranca», sistema que impidió el funcionamiento de la gestión pública durante años.

II. Crisis económica: urgencia y cautela

La herencia que le toca asumir es de alta complejidad: “una crisis muy profunda” según refiere el equipo que nuevos asumen el gobierno. La falta de combustibles, de dólares y de empleo son la norma casi diaria y la gente tiembla ante un ajuste similar al aplicado en Argentina. Paz, sin embargo, deja de lado los recortes drásticos del gasto y no aplica ajustes fiscales a corto plazo. El objetivo que sostiene su equipo es la de abastecer el mercado, estabilizar las variables básicas y recuperar la confianza social a través de una gestión eficaz y sin corrupción. La gran incógnita, sin embargo, será la capacidad del Gobierno para sacrificar hacia el Congreso unificado y sin mayoría propia, y adelantar las reformas de primera ayuda antes de los cambios estructurales de su programa liberal.

III. Reformas judiciales y convocatoria a Cumbre de Justicia.

Uno de los anuncios más importantes ha sido la futura realización de una “Cumbre de Justicia” en Sucre sobre la agenda de la independencia judicial y para acabar con la cooptación política del sistema judicial boliviano.

Paz dice que su gestión no interferirá en el trabajo de los jueces y fiscales y que buscará el respaldo internacional para hacer la igualdad ante la ley, y acabar con la impunidad, pero sin persecuciones políticas en contra de los adversarios. Es un primer gesto hacia una distancia con la judicialización del anterior y hacia la recomposición institucional a través de acentos derivados de amplios consensos sociales y políticos. Es decir, recomposición institucional a través de amplios consensos sociales y políticos.

IV. Primeras reacciones de los sectores sociales y primera prueba

Las satisfacciones que tiene el nuevo gabinete de Paz y la línea liberal de éste son mixtas. Las organizaciones tradicionales del MAS, una parte de las cuales son los grupos indígenas como los sindicatos u organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres, han empezado a hacer protestas, reivindicando la participación, el respeto a las conquistas laborales incluso reclamando la transparencia de los contratos de litio y de energía.

Las redes sociales hacen crecer las expectativas por la apertura diplomática —EE. UU. anunció hace un par de días el regreso de su embajador tras 17 años de ruptura—, en tanto que continúan también los temores por los recortes y por la pérdida de derechos.

El vicepresidente Edman Lara, en esta composición, mantiene un perfil más bajo, mientras que su «agenda dura» en seguridad hace nacer los debates en los círculos progresistas y académicos.

V. Sociedad de la vigilancia: tensión entre esperanzas y prudencias

No obstante, aun habiendo empezado con un elevado nivel de aprobación de la población, lo destacable es que la dificultad del escenario requerirá una continua vigilancia de la ciudadanía. Los colectivos sociales y los medios de comunicación independientes constatan que el poder efectivamente no está sólo en el Gobierno, sino que se encuentra en la capacidad de la sociedad civil para controlar, exigir, pero también revertir retrocesos autoritarios, corrupciones, exclusiones.

La democracia boliviana es, si bien frágil, resiliente. Pero necesitará del compromiso cotidiano de la ciudadanía para que el nuevo ciclo no se traduzca en la reiteración de viejas decepciones.

VI. Conclusión

Bolivia atraviesa sin duda alguna el periodo más transformador de los últimos veinte años, si bien es preciso establecer que se enfrenta a retos y expectativas desmesurados. Las próximas semanas se dibujan de manera especial para calibrar la resistencia del nuevo ecosistema y la fuerza de las reformas que se deben llevar a cabo y la resistencia de la propia sociedad civil.

La independencia judicial, la efectiva descentralización y el capitalismo para todos son retos que requieren de la atención de los procesos políticos, que, por otro lado, constituyen compromisos.

La pregunta del importante boliviano vuelve a resonar: ¿Podremos esta vez seguir exigiendo y defendiendo la transparencia, la inclusividad y la libertad sin caer en el tedio o hacia el autoritarismo?

La izquierda y la derecha irán a la segunda vuelta de las presidenciales en Chile

La candidata de la coalición oficialista de izquierda, Jeannette Jara, y el candidado de la derecha —Partido Republicano—, José Antonio Kast, disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas tras colocarse como las dos principales opciones del electorado en los comicios celebrados este domingo.

Según los datos del Servicio Electoral de Chile (Servel), la exministra de Trabajo y candidata del Pacto Unidad por Chile ha alcanzado un 26,8% de los votos, mientras que Kast ha aglutinado el 23,9% cuando el escrutinio se aproxima ya el 98%.

Por detrás, y, por tanto, fuera de la segunda ronda, han quedado Franco Parisi, del Partido de la Gente (19,7%); el derechista Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario (13,9%), y Evelyn Matthei, de la coalición Chile Grande y Unido que lidera su formación, la conservadora Unión Demócrata Independiente (12,5%).

Cabe señalar algo: si bien es cierto que las encuestas apuntaban a la presencia de Jara en la segunda vuelta, prevista para el próximo 14 de diciembre, el apoyo de Matthei y Kaiser al segundo candidato frente al oficialismo podría provocar la derrota de la otrora ministra en el Gobierno presidido por Gabriel Boric.

De hecho, ya Matthei, que ha sido la primera de los aspirantes en comparecer una vez han ido trascendiendo los resultados, ha felicitado a los vencedores y ha hecho un llamamiento a sus votantes para que apuesten por Kast en la siguiente convocatoria, subrayando que «es superimportante que no continúe este Gobierno en el poder».

«Tenemos demasiados problemas, problemas en materia de seguridad, en economía, en falta de empleo, en un presupuesto que está totalmente desfinanciado, tenemos además una entrada absolutamente descontrolada de migrantes», ha esgrimido en un discurso recogido por el diario ‘La Tercera’.

En la misma línea, Kaiser ha declarado su respaldo al segundo ganador de la noche electoral y ha prometido «velar porque esos principios que (…) han adoptado otros partidos políticos y que provenían de nuestro programa, se cumplan efectivamente».

«Damas y cabellos, el PNL acaba de llegar, no tiene ninguna intención de irse y va a seguir ocupando su espacio, el espacio que legítimamente se ha ganado en el ecosistema político de nuestro país», ha asegurado, al tiempo que ha defendido el desarrollo «lo más limpio posible» de la campaña electoral.

Por su parte, el mandatario chileno ha felicitado a los dos candidatos vencedores de esta primera ronda en su cuenta de la red social X, donde ha tenido palabras para los cuerpos y fuerzas de seguridad y otras instituciones que «resguardaron el desarrollo de este acto democrático» y al Servel y vocales de mesa por su «trabajo intachable».

«En la conciencia y en el voto libre e informado de cada uno y una de ustedes se juega esta fundamental decisión. La patria, la historia y el destino común que somos se forja día a día, en democracia, hoy, mañana y siempre.», ha reclamado, después de enviar un «saludo» a los electores que acudieron «masivamente» a las urnas, pese a que es obligatorio desde que lo estableciera el Congreso en 2022.

La UE abre todos los capítulos de negociación de adhesión con Albania

Los Estados miembro de la Unión Europea (UE) han acordado este lunes abrir el último grupo de capítulos en la negociación para la adhesión de Albania, por lo que ahora Bruselas y Tirana mantienen contactos sobre todas las cuestiones reformas relativas a su integración en el bloque europeo.

El paso supone que la UE también negociará con Albania su alineamiento en materia de recursos públicos, agricultura y cohesión, capítulos que en concreto están vinculados a la política de agricultura y pesca, seguridad alimentaria y políticas de cohesión.

En rueda de prensa desde Bruselas, el primer ministro de Albania, Edi Rama, ha agradecido el paso dado por la UE, apuntando que ahora el país está en una situación que «era un sueño hace solo poco más de un año». Albania se ha marcado el objetivo de completar todas las negociaciones para 2027 y poder entrar en el bloque europeo para 2030.

El dirigente balcánico ha recordado que hace tan solo unos años Tirana seguía en la cola de espera para abrir negociaciones, punto en el que estuvo ocho años. Según Rama, Albania estaba «acostumbrada a los rechazos y a los golpes en el estómago» de parte de la UE, pero ha valorado que todo el camino recorrido ha hecho «más fuerte y más consciente» al país de la envergadura del proceso de adhesión.

En todo caso, ha llamado a no dar nada por sentado con Bruselas, ya que ha apuntado que a la postre lo que cuenta es mantener el trabajo interno para progresar en la agenda de reformas europeas.

«Así que cuando te sonrían, disfrútalo, pero no lo des por hecho. Puede desaparecer de sus rostros en un abrir y cerrar de ojos. Así que hay que seguir adelante y hacer el trabajo duro, respondiendo en cada circunstancia con humildad y con resultados», ha señalado.

Por su parte, la comisaria de Ampliación, Marta Kos, ha puesto a Albania como un referente en materia de adhesión, insistiendo en que si se mantiene un buen ritmo de reformas se pueden dar pasos en la integración europea.

«Si necesitáramos un ejemplo de lo que realmente es el proceso de adhesión a la UE, solo tenemos que mirar a su país. Se trata de la transformación y de un liderazgo fuerte.», ha apuntado, reivindicando la figura de Rama para el acercamiento de Tirana al bloque.

En todo caso, la responsable europea de Ampliación ha insistido en que el verdadero premio no es abrir los capítulos de negociación, sino cerrarlos. «Los próximos años serán el momento de la verdad», ha asegurado, para recalcar que el éxito de Tirana en la senda comunitaria estará marcado por «lo bien y lo rápido que adopten e implementen la legislación europea».

La ministra danesa de Asuntos Europeos, Marie Bjerre, representante de la presidencia rotatoria de la UE ha valorado el hito que supone abrir todos los capítulos negociadores con Albania en poco más de un año.

«Este es un ritmo récord. Este hito sirve como reconocimiento al duro trabajo de Albania hacia su futuro europeo. El compromiso con las reformas demostrado por el gobierno albanés y su población es realmente impresionante», ha reivindicado, aunque ha recalcado igualmente que queda mucho trabajo por hacer para seguir dando pasos en la adhesión europea.

Zelenski y Macron acuerdan que Ucrania compre un centenar de cazas franceses para los próximos diez años

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha firmado este lunes un acuerdo de intenciones para comprar durante los próximos diez años un centenar de aviones de combate Rafale F4 y equipos de defensa antiaérea y drones a Francia, si bien está por ver si Kiev recibirá los cazas antes de acabar la guerra.

Zelenski y el presidente francés, Emmanuel Macron, han escenificado la rúbrica del contrato en la base militar en la región parisina de Villacoublay. «Este momento es algo especial y verdaderamente histórico para ambas naciones», ha destacado el mandatario ucraniano, según un comunicado de la Presidencia.

El texto prevé que, en los próximos diez años, Ucrania adquiera hasta cien aviones de combate Rafale F4, ocho sistemas de defensa SAMP/T, radares, misiles, bombas guiadas y la colaboración entre las industrias armamentísticas y tecnológicas de ambos países.

Cada avión de combate tiene un coste de fabricación de entre USD$ 80 y 93 millones, por lo que el acuerdo ratificado este lunes por Zelenski y Macron ascendería a entre USD$ 8.000 y 9.300 millones.

Cabe recordar que, a finales de octubre, el presidente ucraniano firmó un acuerdo similar con Suecia para comprar otros 150 cazas.

A la espera de conocer cómo sufragará estas compras millonarias, Ucrania aspira a contar con una flota aérea de al menos 250 aviones modernos. La necesidad de este tipo de aeronaves para combatir la moderna flota aérea rusa ha sido una constante en las demandas armamentísticas de Zelenski durante la guerra.

Macron ha explicado que se trata de un acuerdo «necesario» a corto, medio y largo plazo, incluso si la paz con Rusia se firma «mañana», ya que «la garantía de esta paz es la presencia de un Ejército ucraniano fuerte y capaz de resistir».

Ya en el Palacio del Elíseo, ambos líderes han ofrecido una rueda de prensa en la que Zelenski ha agradecido a Francia su apoyo a lo largo de estos años. «Ucrania no esté sola en su defensa», ha dicho ante un Macron, que se ha comprometido a estrechar la colaboración entre las industrias bélicas de los dos países.

«La regeneración del Ejército ucraniano es un elemento crucial de nuestra seguridad colectiva», ha incidido Macron, quien confía en que se pueda alcanzar la paz antes de 2027, a pesar de que ha acusado a Moscú de no querer solucionar el conflicto. «Solo Rusia elige continuar la guerra», ha afeado.

Por otro lado, el presidente francés también ha hecho referencia a las sanciones de Estados Unidos sobre la industria petrolífera rusa como «un punto de inflexión» siempre y cuando se agudicen las que Europa ha impuesto a la conocida como ‘flota en la sombra’, con la que Moscú «financia más de un tercio» de la guerra.