En la mañana de hoy, Pyongyang presentó a su “monstruo”, el apodo de Hwasong-17, un misil balístico intercontinental (ICBM) capaz de alcanzar las costas de Estados Unidos portando una ojiva nuclear.
El misil voló 1.000 kilómetros a una altitud de 6.100 kilómetros y cayó a 200 kilómetros al oeste de la isla Oshima, en la prefectura japonesa de Hokkaido, en aguas que están dentro de la zona económica exclusiva de Japón (ZEE).
El día anterior, en la previa a otro lanzamiento de un misil balístico de corto alcance, la ministra de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, Choe Son Hui, advirtió que su país daría una respuesta «más feroz» después de que Estados Unidos, Japón y Corea del Sur pactaran reforzar esta semana la cooperación militar trilateral.
El modelo del último misil norcoreano se conoció unas cuantas horas después del lanzamiento, cuando el régimen, como hace habitualmente, publicó su galería de propaganda con un Kim Jong-un cada vez más delgado supervisando la prueba.
El ministro de Defensa japonés, Yasukazu Hamada, ya apuntó que este proyectil podría viajar hasta 15.000 km, suficiente para alcanzar a Estados Unidos.
Aunque, esta vez, el protagonismo fue a parar a un secundario personaje que aparecía por primera vez en las instantáneas cuidadosamente difundidas: la hija secreta del dictador que se cree que lleva por nombre Ju-ae. Se cree que tiene entre 12 y 13 años y que es uno de los tres hijos —dos niñas y un niño— que tiene Kim con su mujer, Ri Sol-ju.
Cabe destacar que, tras el show en fotos de padre e hija supervisando el ICBM, los medios norcoreanos han citado palabras de Kim en las que avisa a Estados Unidos y a sus aliados de que, si continúan con una «política hostil», Corea del Norte «acelerará sustancialmente» el refuerzo de su abrumadora disuasión nuclear.
Desde Washington llevan semanas apuntando a que el régimen de Kim Jong-un está listo para lanzar en cualquier momento una prueba nuclear, que sería la primera desde 2017 y la séptima con un Kim al frente del hermético país asiático.
Tras el último lanzamiento, la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, invitada a una cumbre regional en Tailandia, reunió a varios líderes aliados para discutir los próximos movimientos —más maniobras conjuntas con las armadas de Seúl y Tokio— y presionar para que la comunidad internacional imponga sanciones más estrictas a Pyongyang.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el lunes para discutir de nuevo la cada vez más tensa situación con la amenaza norcoreana. Pero tanto China como Rusia, miembros permanentes del organismo con derecho a veto, que en 2017 respaldaron mayores sanciones contra Corea del Norte por sus programas de armas nucleares y misiles balísticos, las han bloqueado hasta dos veces este año.