La caída del Gobierno del presidente sirio Bashar al Assad marca un «momento histórico» para el pueblo del país árabe que abre nuevas oportunidades, aunque también trae consigo riesgos e incertidumbre, ha declarado este domingo el presidente estadounidense, Joe Biden.
En una comparecencia desde la Casa Blanca tras reunirse con sus asesores de seguridad nacional, el mandatario calificó la caída de Al Assad de «momento de oportunidad histórica para que el largamente sufrido pueblo de Siria construya un futuro mejor para su orgulloso país».
En este sentido, Biden aseguró que su país seguirá participando en el destino de esa nación árabe y que colaborará «con todos los grupos sirios, incluso dentro del proceso dirigido por las Naciones Unidas, para establecer una transición» hacia «una Siria independiente y soberana» que tenga «una nueva constitución y un nuevo gobierno que sirva a todos los sirios».
Durante este proceso , que «será determinado por el propio pueblo sirio», Washington se compromete a hacer «todo lo que pueda para apoyarles, incluso mediante ayuda humanitaria, para contribuir a la restauración de Siria».
Si bien, Biden advirtió que algunos de los grupos de la oposición armada en Siria «tienen su propio sombrío historial de terrorismo y abusos de derechos humanos».
«Hemos tomado nota de las declaraciones de los líderes de estos grupos insurgentes en los últimos días y están diciendo ahora cosas correctas, pero, a medida que asuman mayores responsabilidades, evaluaremos no sólo sus palabras, sino también sus acciones», dijo Biden resaltando que EE. UU. «permanecerá vigilante» ante esta situación.
«El Estado Islámico tratará de aprovechar cualquier vacío para restablecer su capacidad y crear un refugio seguro», declaró el líder norteamericano.