El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió de nuevo el miércoles prohibir los fusiles de asalto, durante una emotiva ceremonia conmemorativa de la matanza en la escuela de Sandy Hook, ocurrida hace diez años, en la que encabezó un minuto de silencio.
Biden volvió a pedir que se resucite una ley que expiró en 2004, que prohíbe los rifles de estilo militar con cargadores de gran capacidad.
Esto incluiría el rifle AR-15, que es un éxito de ventas entre los entusiastas de las armas, pero que aparece regularmente como el arma elegida en los tiroteos masivos. Recordando que Estados Unidos prohibió las armas semiautomáticas entre 1994 y 2004, el demócrata de 80 años dijo: «Funcionó».
«Se salvó un número significativo de vidas», aseguró, cuando asistía a la décima «Vigilia nacional anual por todas las víctimas de la violencia armada» en la iglesia episcopal de San Marcos de Washington.
«Podemos hacerlo de nuevo», dijo Biden, en un discurso teñido de tristeza, añadiendo que los cada vez más frecuentes tiroteos masivos están destruyendo el país.
Según el Gun Violence Archive, se han producido más de 600 tiroteos masivos (con al menos cuatro personas muertas o heridas) en Estados Unidos desde principios de este año.
Biden ha aprobado por decreto medidas de regulación. Pero la mayoría de los congresistas republicanos y la NRA, poderoso lobby de armas, se oponen a cualquier legislación verdaderamente vinculante, argumentando que sería inconstitucional.