La Casa Blanca ha anunciado este martes nuevas medidas para impedir que todos aquellos migrantes que crucen la frontera sur de manera ilegal puedan recibir asilo.
De esta manera, se pretende facilitar las expulsiones de quienes no están amparados legalmente para quedarse y reducir el trabajo de las autoridades fronterizas.
No obstante, ha matizado que estas medidas no pueden sustituir a las que siguen debatiéndose ahora en el Congreso, las cuales contemplan un mayor número de efectivos y de fondos que, según ha dicho, sigue parada «por culpa de los republicanos».
No obstante, las medidas no son permanentes y suspenderán cuando el número de migrantes que cruzan la frontera sea lo suficientemente bajo como para que el sistema estadounidense pueda gestionarlo de forma segura y eficaz, e incluyen excepciones humanitarias, como menores no acompañados, víctimas de trata, o personas enfermas.
Así, las autoridades podrán deportar a quienes no cumplan con algunos de estos requisitos cuando se supere la cifra de 2.500 detenciones diarias, en un momento en el que se ha registrado en abril cerca de 4.000 arrestos cada día.
De este modo, los protocolos volverían a relajarse una vez se baje a las 1.500 detenciones durante 14 días, extremo que no se ha registrado desde julio de 2020, en época de pandemia.