Los franceses están llamados a manifestar de nuevo el jueves contra la impopular reforma de las pensiones, la víspera de que el Consejo Constitucional se pronuncie sobre el porvenir de esta ley del presidente liberal Emmanuel Macron.
Desde enero, cientos de miles de personas manifiestan contra el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.
Muestra del malestar todavía presente, la visita de Estado de Macron a Países Bajos ha estado marcada por las protestas aisladas de los opositores a la reforma y, este miércoles, se bloquearon universidades en París, Rennes y Lille.
Macron dijo el miércoles que propondrá a los representantes de todos los sectores sociales un «intercambio que facilitará emprender el camino a seguir teniendo en cuenta las decisiones, las que sean, del Consejo Constitucional» esperadas para el viernes sobre la reforma de las jubilaciones.
«El país debe seguir avanzando», añadió Macron en conferencia de prensa en Ámsterdam (Países Bajos).
El mandatario francés agregó que pese a los «desacuerdos del momento» emprenderá esas conversaciones con «espíritu de concordia y voluntad de seguir adelante cualquiera sea la decisión» del Consejo Constitucional.
Los basureros de París reiteraron también su determinación a hacer huelga a partir del jueves, después que una primera de tres semanas que dejó más de 10.000 toneladas acumuladas en las calles de París e imágenes que dieron la vuelta al mundo.
Las autoridades esperan entre 400.000 y 600.000 manifestantes el jueves en la duodécima jornada de protestas, cuando una parte del país tiene vacaciones escolares, según el medio France Info.
Todas las miradas están puestas en el Consejo Constitucional, que debe decidir el viernes si la reforma es válida y si acepta el referéndum planteado por la oposición de izquierda sobre la edad de jubilación, dos decisiones que marcarán el futuro de un conflicto social enquistado.