Por Leroy Garrett.
Mientras los venezolanos asumamos nuestros problemas como internos, en vez de entrar en el cuadrante de una lucha de liberación nacional en contra de un invasor, no habrán salidas ni reales ni hipotéticas que valgan.
Esta nota no se va a desgastar en el tránsito de estaciones dolientes que han sido nuestras reclamaciones territoriales sobre el Esequibo, no vienen de la derrota ante Albión ante el Laudo de Paris, vienen de antes inclusive desde la conquista, puesto que el territorio fue apetito dentro de la expansión territorial holandesa en el caribe durante el final de los 1500’s, luego se reafirman como parte de la Capitanía General de Venezuela durante el reino de Carlos III, y en lo concerniente a la toma a la fuerza del Reino Unido, con todo y las reclamaciones de Bolívar —y sucesores— ante el evento, nada podía imponer el deudor de dinero y pertrechos a Inglaterra, además de haber recibido en adición una formidable fuerza militar expedicionaria, curtida en las guerras napoleónicas, que triunfa en Carabobo y rinde al resto de las ex colonias del Sur, a las aspiraciones Mirandinas retocadas y ahora buscadas por Bolívar.
No, no fueron los lanceros de Páez quienes hicieron el prodigio de Carabobo, sino el valor, mística y mérito de los húsares de su Majestad Británica.
El Esequibo fue la prenda ejecutada por los británicos para cobrarse los intereses de la deuda que luego compulsivamente se le cobra a Castro, no permitiendo la primera administración Roosevelt el desembarco material de las potencias europeas en 1902, pero si el embargo de nuestras aduanas, hasta que Gómez paga todo lo adeudado por virtud de la aparición del petróleo —sí, siempre el petróleo—.
Caldera, ese líder democratacristiano cuya inveterada conducta gatopardiana tanto daño hizo a los venezolanos del siglo XX y XXI, acuerda durante su primer gobierno un “diferimiento razonable” del acuerdo de Ginebra, y con ello prácticamente suspender la reclamación en pro de un acuerdo que nunca se logró y, por el contrario, ha venido agregando presión diplomática y frustraciones a las partes en más de medio siglo.
Pero, de vuelta al presente ¿Qué está ocurriendo?
Desde la década de los 2010s, ExxonMobil, la más grande compañía petrolera privada del mundo, sí, esa que fue expulsada por los delirios cardenistas de Chávez una década atrás (2000) comienza una agresiva campaña exploradora en las aguas territoriales del Esequibo y ha conseguido una cantidad de reservas que harían del potencial económico de Guyana algo solo comparable con las reservas más grande el mundo —es decir nosotros—, y eso despierta la avaricia de la Habana y sus secuaces chavistas; recordemos que la dictadura Castrista es versada en el juego geopolítico, estuvo en el centro de la crisis de los misiles en los 60’s, participo en las guerras tribales africanas de los 70s y 80s e inclusive hoy manda jóvenes a morir en Ucrania para complacer a su aliado Putin.
Desde entonces, los 2010s y en adelante, la Venezuela castro-chavista ha venido patrullando el mar territorial, ha venido sobrevolando asentamientos guyaneses en el Esequibo, arrestando pescadores en las aguas que reclamamos e incrementando el nivel de presencia militar a niveles prebélicos en la zona.
La Habana y el chavismo saben por lo que pasa actualmente en el mundo, específicamente en Europa Oriental (Ucrania-Rusia) y El Medio Oriente (Israel-Hamas), entienden que el salvo conducto para mantener al chavismo en el poder es la tenencia de reservas, las que pretende Guyana dentro del Esequibo aseguran aún más dinero y poder. Es cierto, Chávez dio reconocimiento y rompió el código diplomático bilateral o Status Quo en las comunicaciones y relaciones mantenidas con Guyana desde Ginebra, ¿pero eso que le importa a la Cuba CastroStanlinista y sus procónsules venezolanos?
Ahora con el fenómeno María Corina en la calle y los acuerdos de levantar las sanciones que no serán cumplidos y no reclamados por Occidente, por virtud a la inmunidad de facto consagrada en el cheque en blanco a Chevron, entre otras concesiones a ser otorgadas a la franco-malasia Maurel & Prom y otras por venir, garantizan estabilidad, negocios y protección que nada pasara al poder cubano-chavista en Venezuela más allá del reclamo de micrófono. María Corina llegara al final, pero no cambiara su situación habida desde el principio.
¿Buscará el chavismo una salida tipo las Malvinas? Es improbable, Cuba ha tenido excelentes relaciones con Guyana, y una repartición de ganancias, con o sin posesión territorial, es esperada.
Un gobierno en el exilio, con el patriotismo y disciplina esperada cambiaria el destino de un país subordinado a los más oscuros intereses del mundo, una fórmula de autocomposición interna, omitiendo la influencia cubana, y simplemente asegurada con un hipotético aluvión de votos opositores, no vence al fraude, y no garantiza una transmisión pacifica en el poder. Es tiempo de actuar.